Pedro L. Cascales López
Todo el mundo conoce el Puente de
las Pilas, y todo el mundo ha oído sobre ese pequeño puente toda clase de
historias que, como suele ocurrir en estos casos, tienen más de fantasías que
de realidades. Se ha dicho que ese puente lo hicieron los romanos, que fue el
origen de Alcantarilla, que era el lugar a donde las mujeres del pueblo iban a
lavar y fregar, que era parte del Camino Real, que su nombre se debe a las
pilas en donde las mujeres lavaban, y hasta que en ese puente se apareció la
Virgen. Pero lo curioso es que todo esto siempre lo dicen los mismos, uno o
dos, pero que sirve, como todo lo malo, para extender rápidamente el contagio.
Parece que no falta nada o que falta
poco por decir sobre él, sin embargo, fuera de todas esas suposiciones casi
siempre fantasiosas, existe una realidad contrastada, y conviene que esa
realidad se imponga porque ya estamos asistiendo a que, incluso en medios de
comunicación como la prensa escrita o la televisión, se propagan como ciertos
unos hechos que no lo son.
Da la sensación de que en
Alcantarilla no tenemos bastante con las brujas o con la Inquisición, hacen
falta más cosas para alimentar la fiesta.
Este puente, que se suponía debía
estar protegido desde hace mucho tiempo, resulta que no lo estaba, y que de
esta situación legal del puente se dio cuenta Alejo García Almagro, que el 8 de
enero de 2015 presentó escrito ante la Consejería de Cultura para solicitar la
incoación de expediente como “Bien de
relevancia cultural” a favor del Puente
de las Pilas.
Este expediente ha seguido su
procedimiento, demasiado lento, como todo, pero lo importante es que se acerca a
su culminación, y es de esperar que esa clasificación implique la existencia de
una adecuada y necesaria restauración. Que así sea.
La construcción de la acequia de la
Alquibla o de Barreras tuvo lugar en el siglo XII cuando ya Alcantarilla era un
asentamiento importante de la huerta de Murcia, citado ese mismo siglo por
Al-Idrisi al hablar de la ruta Murcia-Granada.
Alcantarilla no era por lo tanto un
lugar más de la huerta, sino que era posiblemente la población que seguía en
importancia a la propia Murcia. Más o
menos igual que hoy. Las cosas han cambiado poco en 900 años.
La importancia de Alcantarilla
provenía esencialmente de tres factores: su enclave en un cruce de caminos que
implicaba además el oficio de arrieros de sus habitantes; su cercanía a los
extensos campos de cereal del Guadalentín y del propio Segura, y su colindancia
a una zona de regadío, la primera de la huerta, proveniente de una hipotética
estructura creada por los romanos y que tenía como eje la acequia del Turbedal.
Y esta importancia todavía se vio
acrecentada con la construcción de la acequia madre o mayor de la Alquibla que
discurría junto a sus casas. Alcantarilla se encontraba así en el mejor enclave
posible.
Aunque no existe unanimidad en los
historiadores, el paso del Segura debió realizarse en la época romana con un
puente de barcas. No lo sabemos, pero fuese de esa manera o fuese mediante un
puente de madera, lo que sí es cierto es que esa ruta pasaba por Alcantarilla y
formaba parte del eje de comunicaciones este-oeste. Este paso del río debió
mantenerse en el tiempo ya que no existía motivo ni alternativa alguna para que
se propiciase un cambio; y así, cuando se construyó la Alquibla (con unas
dimensiones menores de las que tiene ahora) fue necesario que el camino que
provenía del vado o paso de la barca del río salvase ese obstáculo. Y debió
construirse entonces el actual –u otro puente más primitivo– Puente de las
Pilas, a la vez que también tuvo que construirse otro puente para salvar la
acequia en la ruta de Murcia por la margen derecha del río, y que también
servía para enlazar con el paso del Segura mediante un puente, en aquellos
momentos en los que ese puente existía y no había sido pasto de cualquier
crecida. Este puente –u otro más antiguo– es el ahora llamado Puente de Don
Pedro.
Y estos puentes, al estar situados
en ambos extremos de la aldea, resultaban, lógicamente, de una gran utilidad
para sus habitantes. Es decir, Alcantarilla existía antes que los puentes y
antes que la acequia; no que los puentes, y en concreto el de Las Pilas (¿y por
qué no el de Don Pedro, que era más importante?) dieran nombre a Alcantarilla.
Aparte de referencias documentales
sobre este puente, con respecto a los datos cartográficos, el Puente de las
Pilas no aparece en ningún plano y menos en ningún mapa, ni siquiera en el
importante plano realizado en el año 1897 por el Instituto Geográfico y
Estadístico y que fue el primer plano del término de Alcantarilla realizado con
aparatos topográficos y por funcionarios topógrafos.
Plano de Alcantarilla de 1897 a Escala 1/25.000. El
Puente de las Pilas no está recogido
El puente aparece por vez primera en
el plano de catastro de rústica realizado en el año 1923, como un paso sobre la
acequia de Barreras que conduce al Camino del Vado, paso de la barca, antes de
que se hiciese el puente de hierro sobre el Segura.
Plano parcelario catastral del año 1923 a escala 1/5.000
Entre los años 1927 y 1930 el
aviador Julio Ruiz de Alda, que luego sería fundador, junto con José Antonio
Primo de Rivera, de Falange Española, protagonista del vuelo del Plus Ultra y
fusilado en Madrid en agosto de 1936, realizó un vuelo sobre el Río Segura por
encargo del entonces Ministerio de Agricultura al cual pertenece esta
fotografía en la que puede apreciarse el Puente de las Pilas conducente al
Camino del Vado.
El
camino para la conducción de los transportes de pólvora por la margen izquierda
de la acequia Mayor todavía no se había construido.
En esta fotografía, dado que las carreteras no estaban
asfaltadas resalta su trazado en blanco y puede apreciarse perfectamente la
importancia de cada puente: el de las Pilas, que conduce al río y se acabó. El
de Don Pedro que conduce a la Ñora y a Murcia por el puente sobre el Segura, el
mismo que también conduce a Murcia por La Puebla de Soto y La Raya.
Los restos de la antigua
Alcantarilla eran conocidos por todos hasta hace pocos años, pero el paso de
las generaciones trae el olvido y con ello llegan las elucubraciones sin
fundamento. Hasta los restos de escombros que jalonaban formando hormazas el
Camino del Vado han sido ya enterrados por el avance de la empresa Hero con el
visto bueno del alcalde Pedro M. Toledo Valero (de insigne memoria). Pero todo
no está perdido, y los restos de las cimentaciones y seguramente de cientos y
cientos de objetos están esperando una necesaria excavación. Se tratará sin
duda de cosas menores, pero no por ello menos interesantes, porque hay que
tener en cuenta que el traslado de la población fue paulatino y durante decenas
de años esos terrenos no pasaron a ser cultivables, por lo que pudieron ser
objeto de continuas búsquedas. Pero hay algo que es lo más interesante:
descubrir la trama urbana de aquella aldea. El plano.
Camino del Vado con los restos de la antigua Alcantarilla
usados como hormas de bancales
Plano general de la ubicación de la primitiva
Alcantarilla
Situación antes y después de construir la nueva carretera
a La Ñora y de rellenar la empresa Hero el soto del río afectando al Camino del
Vado y a parte del solar de la antigua Alcantarilla
Así ha pasado la vida, sin pena ni
gloria, sobre este puente, hasta que la falta de mantenimiento y el inexorable
paso de los años está provocando el que su posible derrumbe sea cada vez más
inminente.
Ese puente que todos conocían, y que
todos pensaban que estaba ahí, como siempre y que no corría peligro alguno,
resulta que ya ha llegado un momento en que sí lo corre. El puente está en
peligro, y de ahí la acertada iniciativa de Alejo García Almagro.
El puente en marzo de 1976, con agua y en marzo de 1978
en época de la monda
Y las voces de alarma
surgen, aunque parece que no en la dirección adecuada. En el periódico La Opinión de fecha 14-9-2015 el
Cronista Oficial de Alcantarilla, Don Fulgencio Sánchez Riquelme dice:
“Días
pasados fue publicado en el BORM la incoación como B.I.C. con categoría de
monumento el Puente de las Pilas”.
No, no es un BIC, Bien de Interés
Cultural, sino un Bien de Relevancia Cultural. La diferencia es muy importante
sobre todo en el tema económico y de protección, Llama la atención que el señor
Cronista no sepa diferenciarlo.
“Este
cronista, en septiembre de 2004 ya pidió su incoación por el mal estado de
conservación del mismo”.
Entonces, ¿qué pasó? Sería
interesante conocer qué ocurrió. ¿Qué o quién falló?
“En el llamado soto del Río Segura,
precisamente donde estuvo la primitiva Alcantarilla”.
Pues no, Alcantarilla nunca estuvo
en un soto porque habría durado quince días, ya que los sotos eran inundables,
Alcantarilla estaba en un alto a más de ocho metros de altura sobre las aguas.
“El antiguo nombre de la villa era Qantara-Ascaba
que en árabe quiere decir puentecillo o puente estrecho, ya que por dicho
puente pasaba el Camino Real”
Qantara-Ascaba
no quiere decir en árabe “puente estrecho o puentecillo”, sino “puente de
barcas” (y no es árabe). Hay una gran diferencia. El señor Cronista puede
consultar, entre otros autores, el capítulo V del último libro publicado por
Salvador Frutos sobre la historia de Alcantarilla. Una población de la que este
señor es Cronista. Y el Camino Real no pasaba por ese “estrecho” puentecillo,
precisamente por eso, por ser estrecho y además por no estar en la “ruta”.
Pasaba por el cercano puente de Don Pedro. El de las Pilas era un “desvío” en
caso de verse cortada la ruta principal y ser necesario el paso con la barca
por la ruta de la margen izquierda.
“Llamamos El Ranero o barrio del Beato
Andrés, ya que en dicho barrio pasó su infancia y juventud el Beato Hijo de
Alcantarilla”.
No
parece que eso pudiese ser posible. Alcantarilla sufrió la inundación que la
hizo cambiar de ubicación en octubre del año 1545. El Beato Andrés nació en
Murcia en el año 1534 y marchó a Valencia hacia 1549. O sea, que su infancia la
pasó en la antigua Alcantarilla, no en el barrio del “Ranero” de la nueva
población, y posiblemente ni pisó este barrio, porque tras la inundación y
quedarse sin casa, e irse a Valencia cuatro años después, sus padres parece que
se refugiaron en Murcia y enviaron a su hijo casa de su tío. Lo de su juventud,
todavía menos posible, estaba en Valencia.
“La denominación del Puente de las Pilas
se debe a que en el pasado siglo (el XX) cuando no existía en la población
servicio de agua potable en las viviendas, las señoras iban a realizar la
colada en unas pilas existentes en las márgenes de la acequia”.
El señor Cronista solamente tiene
que consultar las Actas Capitulares de su propio ayuntamiento para darse cuenta
que nada de lo que dice es cierto, o bien que consulte el artículo de este
mismo blog denominado “Lavaderos y
abrevaderos de Alcantarilla” o el anexo adjunto a continuación con el
escrito presentado a Patrimonio con fecha 14-10-2016, para no extendernos aquí.
O que simplemente utilice el sentido común. Demasiadas veces lo que
sistemáticamente viene publicando esta persona, cargo oficial municipal no hay
que olvidarlo, está sobrepasando todos los límites de lo tolerable porque se
está engañando a la población y sobre todos a los más jóvenes.
“Se colocó una pila de piedra
antiquísima que meses más tarde sería sustraída, y todo ello a instancias del
que esto escribe”.
No acaba de entenderse muy bien para
qué se colocó esa pila y si él mismo fue el que la sustrajo.
“En los siglos XV, XVI y XVII existía
muy cerca de dicho puente el Monasterio de Santo Domingo el Real, donde tenía
culto la Patrona de la villa”.
Bueno, hasta ahora parece ser que la
única iglesia que había cerca del puente era la antigua iglesia de Alcantarilla
que siguió abierta al culto tras la inundación, y que en el siglo XVIII fue
ocupada temporalmente por los frailes Mínimos hasta su traslado al nuevo
convento de Alcantarilla, y aparece en el plano de 1728 con el nombre de
Convento de la Salud. Y que el Monasterio de Santo Domingo el Real es el
existente en la plaza de Santo Domingo en Murcia y que arranca de la época de
la reconquista con bastante documentación al respecto. Por lo tanto queda la
incógnita de a qué monasterio se refiere el señor Riquelme. Porque un
monasterio tan importante debe dejar huella.
El preocupante caso de este señor,
designado porque sí por la anterior corporación como Cronista Oficial de
Alcantarilla (tenemos también a Fulgencio Saura Mira en el mismo cargo) y al
que además se le ha puesto su nombre a una plaza (¿por?) fue denunciado ante el
ayuntamiento mediante escrito de fecha 21-9-2015, nº 12.789, sin que haya
existido respuesta alguna.
De una manera o de otra, a esta
situación habrá que darle una solución porque desde un cargo oficial no se
pueden estar vertiendo informaciones manipuladas o falsas un día sí y otro
también desde hace ya demasiados años. Se está haciendo mucho daño siendo el
ayuntamiento el responsable último de todo ello.
Tras este necesario inciso
aclaratorio, volviendo al Puente de las Pilas, el pasado día 10 de octubre, por
cita del Servicio de Patrimonio Histórico, se consultó la documentación del
expediente que parece llevar muy buen camino y es de agradecer todo esto, no
obstante, se presentó escrito con fecha 14 sobre algunos aspectos de esa
documentación que no parecían ser correctos y podría ser conveniente su
aclaración. Se adjunta a continuación el escrito presentado porque además
completa algunos datos más sobre el puente.
Lo
importante es que al final pueda verse el puente restaurado y a salvo.
Anexo.
Escrito presentado ante Patrimonio el 14-10-2016
Murcia,
a 14 de octubre de 2016.
N/ref.: CCT/DGBC/SPH/MAA/ig/t_audiencia/igs
N/expte.:
DBC 000002/2015
PEDRO
L. CASCALES LÓPEZ, con DNI 12.345.678.A, y domicilio postal a estos efectos en
el Apartado de Correos nº 3, Código postal 30820 de Alcantarilla-Murcia, correo
electrónico info@plcascales.com,
ante ese Servicio de Patrimonio Histórico comparece y
E X P O N E
Que con fecha 10 de octubre he
tenido acceso al expediente sobre “Bien catalogado de relevancia cultural”
referente al denominado Puente de las Pilas de Alcantarilla, y a tal
efecto se considera oportuno realizar las siguientes manifestaciones:
1º.
Mostrar mi agradecimiento, y estoy seguro que el de toda la población, a D.
Alejo García Almagro por haber iniciado la apertura del citado expediente, así
como a ese Servicio de Patrimonio Histórico por haber llevado a cabo el
oportuno expediente de protección. Si finalmente se consiguiera restaurar y
mantener este puente, Alcantarilla tendrá siempre una deuda de gratitud hacia
ambas partes.
2º.
Mi escrito de fecha 21-9-2015 no va dirigido evidentemente a ese Servicio, tal
y como acertadamente expone en su informe de fecha 1-10-2015 D. Ángel Iniesta
Sanmartín, sino que simplemente se da cuenta del dirigido al ayuntamiento de
Alcantarilla a causa de las presuntas irregularidades detectadas en la
administración de temas históricos y el daño que este comportamiento
está produciendo a causa de la información sesgada y a veces absolutamente
falsa que se está transmitiendo a la ciudadanía desde un cargo oficial nombrado
por ese ayuntamiento y hasta desde la propia página digital municipal; y lo que
es más grave, se está adoctrinando a las nuevas generaciones con falsedades y banalidades.
Me reitero pues completamente en su contenido.
3º.
Sin embargo, no puedo más que mostrar mi desacuerdo con la afirmación contenida
en el citado informe de que “la relación
con las lavanderas del puente ha sido reiterada al técnico que suscribe por
cuantos le acompañaron a ver este singular inmueble, la primera vez hace ya más
de 20 años. En cualquier caso, no se afirma que se trate de una verdad sino de
una tradición oral, y ésta existe, ya que nos ha llegado una y otra vez, sin
que entremos a dilucidar de dónde proviene”.
No
dudo, por supuesto, de que alguien “una y otra vez” dijera que allí iban las “lavanderas a hacer su trabajo en unas
grandes pilas y de ahí su nombre”. Pero sí puedo asegurar que eso es
absolutamente falso. Y por encima de la mal llamada en este caso tradición oral
está la realidad y por lo tanto, la verdad. Y desde luego que debe ser muy
complicado el explicar “de dónde
proviene”. Se entiende. Debe ser realmente complicado.
Se dice que el puente “se apoya sobre dos grandes machones”,
es decir, sobre “dos grandes pilas” según la Real Academia de la Lengua, pero
no pilas de lavar, pilas de las otras. Que no es lo mismo. Y en eso este puente
sí es característico.
Sería
interesante como cuestión previa establecer qué se considera como “lavadero
público” o “lugar puntual adonde las mujeres van a hacer la colada (por lo
visto los platos no se fregaban)”. Porque si lo consideramos como que unas
mujeres acudan a una acequia o a un brazal cercano a sus casas para lavar ropa
o vajillas, en ese caso, todos los cauces de la huerta de Murcia son
“lavaderos” y allí van las “lavanderas”, haya puente o no y haya “pilas” o no.
Recuerdo, por ejemplo, la carretera
de Alcantarilla, que estaba bordeada por enormes plátanos a cuyos pies
discurría un brazal por cada lado y que eran usados por las mujeres para lavar
y fregar. Era una imagen cotidiana. Sobre todo después de comer. Y eso no era
un lavadero. Y ese ejemplo es aplicable a toda la huerta.
Pero otro caso es el que nos ocupa,
que es el decir que en este lugar del Puente de las Pilas existía un lavadero o
un lugar “puntual” adonde acudían las mujeres de la población a lavar. Y eso nunca.
Lo que sí existió en ese lugar fue un pequeño abrevadero para las
caballerías que transitaban por el Camino Real y que se instaló allí para
impedir que esas bestias y quienes las conducían, que iban de paso,
entorpecieran en el abrevadero situado unos metros más adelante en la acequia
del Turbedal y que era utilizado por los vecinos de Alcantarilla, por lo que
podían existir conflictos. Y el agua para ese abrevadero era subida por los
arrieros y carreteros desde la acequia.
Además, el lavar ropa o vajillas
requiere un cómodo acceso a una corriente de agua renovable y un cierto soporte
de fábrica, y éste no es evidentemente el caso. Las mujeres no podían estar
subiendo y vertiendo continuamente el agua desde una acequia bastante profunda y
peligrosa hasta un supuesto lavadero estanco y desde luego poco o nada limpio.
Yo no conozco el Puente de las Pilas
20 años, lo conozco más de 60, colaboré con Diego Riquelme cuando le dio por
hacer el Museo de la Huerta, luego con Mariano Ballester, luego con Saura Mira,
y mucho con Serafín Alonso Navarro y otros, y creo que conozco Alcantarilla, y
también conozco lo que es la “tradición oral” y los peligros que ello conlleva,
porque siempre hay alguien dispuesto a decir lo que quieres oír, crear fábulas
para hacerse el importante o buscar protagonismo de “historiador” ante los que
vienen “de la capital”. Y eso no es tradición oral. Hay que llevar cuidado. A
veces el simple sentido común es muy importante.
Jamás he conocido que nadie dijese
que en ese lugar existía un lavadero público o un lugar detectado a
dónde acudían “presurosas las lavanderas de Alcantarilla con su colada”
(buscadores de protagonismos aparte).
Y en estos mismos momentos, se
está generando una “tradición oral” errónea y dañina porque alguien que lea
lo que algún cronista de pacotilla escribe en los periódicos y que son
auténticas falsedades, e incluso lea alguna afirmación puntual que ese Servicio
ha publicado en el BORM, puede decir dentro de algunos años o ya mismo: “Sí, eso es verdad, lo he oído decir,
y está publicado que fulano o mengano oyó decir o le dijeron…”.
Y ya está hecha la historia con mayúscula. Hemos convertido un “me han dicho” en un hecho histórico
publicado y documentado.
Y
eso es lo que hay que evitar. No es lo mismo que un disparate como los que se
han dicho sobre este asunto lo diga fulano a sus vecinos, o en la barra del
bar, o que lo diga cualquier aspirante a “historiador” de turno pueblerino, que
ese mismo disparate lo diga un políticamente nombrado Cronista Oficial o un
Servicio de Patrimonio Histórico.
Y
no son supuestos, todo esto ya ha pasado y se ha publicado y ha sido transmitido
por televisión.
4º.
Pero además, con independencia de lo que alguno quiera decir o soñar, tenemos
la realidad histórica (puede verse www.plcascales.com).
El
traslado de la población desde su antiguo al actual emplazamiento a partir de octubre
de 1545 supuso un cambio en cuanto a sus recursos hídricos se refiere.
En su ubicación inicial,
Alcantarilla se encontraba limitando con el Río Segura por la parte norte,
mientras que por la parte sur limitaba con la acequia mayor de Barreras a
partir de que ésta fuese construida (primero fue la Aljufía). También la aldea
o alquería limitaba con el Río Guadalentín por el poniente, cuyo caudal en
aquella época, debía de ser apreciable si bien algo intermitente.
Esta cercanía a diferentes cauces le
supondría, sin duda, el poder desarrollar un sistema de abastecimiento de agua
a la población constante y abundante.
El cambio de ubicación supuso el que
ese abundante acceso a recursos hídricos se viese mermado. El único cauce que
pasaba cercano a la nueva población era la cequeta de la noria construida cien
años antes (con alguna variación posterior) y que discurría colindante y a
poniente del nuevo solar de la aldea. También se podía disponer de las aguas de
la cercana acequia del Turbedal, pero ésta discurría a unos cien metros de los
límites de la aldea por su parte de levante, y sobre todo existía el problema
de que se encontraba a una cota inferior.
Sistema hídrico de la nueva Alcantarilla con sus
acequias, abrevaderos, lavaderos y llenadores. El lavadero grafiado “moderno”
corresponde a 1916. Queda patente que los lavaderos públicos daban servicio a
la población y que resulta fuera de lugar y sin base alguna el decir que las
mujeres, cargadas a veces con bastante peso, se desplazasen entre 800 y 1300
metros, ida y vuelta, y no digamos en verano, hasta el ya famoso Puente de Las
Pilas cuando tenían un lavadero cerca de su casa, tenían la propia cequeta
que cruzaba el pueblo, algo muy importante, e incluso el abrevadero del
Turbedal. Seamos serios
La cequeta permitía el que las
viviendas pudieran surtirse de agua para sus pozos y sus necesidades simplemente
levantando un tablacho. Faltaban todavía muchos años para que esa población,
creciendo hacia el oeste, sobrepasara la línea de ese cauce y por lo tanto
tuviese mucho más complicado el tener acceso al agua.
No existe ninguna fuente documental que
haga mención a qué lavaderos o qué abrevaderos existían en la población
anteriormente al siglo XIX, por lo que necesariamente habremos de recurrir a la
lógica y a las costumbres con respecto al agua en la huerta de Murcia.
La cequeta discurría a cielo abierto
desde la noria hasta la pedanía murciana de Nonduermas, y solamente el paso del
tiempo dio lugar a que se cimbrase en algunas zonas e incluso, ya más
tardíamente, se llegase a edificar sobre ella hasta hacerla desaparecer por
completo a la simple vista.
A finales del XIX Alcantarilla se
abastecía de agua de dos formas según que las viviendas se encontrasen por
debajo o por encima del nivel de la cequeta. En el primer caso, se podía
incluso tener permiso para contar con una captación de agua para pozos, usos
domésticos y riego de huertos de la propia vivienda. En el segundo caso había
que recurrir a los lavaderos y abrevaderos públicos o bien contratar los
servicios de los aguadores que a su vez tomaban el agua de la propia
acequia en los llamados “llenadores” realizando una labor fundamental para el
pueblo.
Las Actas Capitulares permiten
conocer qué sistema de abastecimiento existía en Alcantarilla en esos finales
del XIX y principios del XX. En total existieron 4 puntos de servicio y
abastecimiento: en la Calle de la Cuesta y colindantemente en la Calle Mula
(dos); en el Camino Real al salir de la población en la acequia del Turbedal
(el Turbial, en lenguaje de la calle) y en la Calle San Sebastián solamente
como lavadero. Fuera de la población, y para servicio de los transeúntes por
el Camino Real, existía un pequeño abrevadero, que no lavadero ni llenador,
incompatibles por no ser agua corriente, en el Puente de las Pilas.
De siempre existió un lavadero que
llamaban “de la Calle de la Cuesta”, pero no ha sido posible localizar
documentación alguna que pruebe su exacta ubicación, solamente en el Acta de
31-10-1897 se dice que “los vecinos de la
calle de la Cuesta se quejan de que el agua se encharca en la calle porque el
lavadero impide que las aguas salgan a la calle Mula”. Esto implica que el
lavadero debía encontrarse en esa calle, en el tramo comprendido entre la
cuesta y la Calle Mula, y dentro de ese tramo solamente hay un trecho de unos
cien metros en el que la cequeta discurre por esa calle, porque luego,
siguiendo el nivel del terreno, cruza la manzana para salir a la calle de La
Palmera.
De hecho, a principios de 1916 un
informe del inspector municipal de sanidad Pedro Legaz Pérez certifica que “el lavadero de la Calle de la Cuesta”
no reúne condiciones y produce lodazales y barrancadas “en la calle”, siendo necesario echar grava. “El lavadero tiene 21 metros de largo dando servicio a 6.000 almas”
(no habla de abrevadero ni de llenador). El ayuntamiento acuerda que se
construya otro lavadero en la Calle San Sebastián y que “se repare éste”. Parece no existir duda, por lo tanto, de que el
lavadero se encontraba en la Calle de la Cuesta, y que en la Calle Mula existía
el llenador llamado de La Boquera, de unos 6 metros de largo, que prácticamente
ha sobrevivido hasta los años 70 sirviendo de lavadero para muchas mujeres que
acudían a él a lavar ropa y menaje una vez que sus funciones como llenador
habían dejado de existir por la llegada del agua potable hacia 1925. Yo mismo
he conocido el paso de esas mujeres a media mañana o a media tarde con barreños
en la cabeza o calderos en las manos portando la ropa o los platos al lavadero.
Y recuerdo los nombres de muchas de ellas.
El lavadero de la Calle de San
Sebastián estuvo en funcionamiento muy poco tiempo por lo ya aludido de que
Alcantarilla fue dotada de una instalación de agua potable que llegaba a la
mayoría de las viviendas, instalándose además fuentes en la parte alta de la
población.
5º.
Se afirma también en este informe que existe una “discusión historiográfica ya vieja sobre la exacta ubicación
de la primitiva Alcantarilla y sobre el puente que cruzaba el Segura”.
De nuevo tengo que manifestar el no estar de acuerdo con esa afirmación y sentir
preocupación por tratarse de quien se trata el que la expone. Además, no se
entiende entonces cómo se dice que el Puente de las Pilas “sería un elemento fundamental para acceder a la villa”. O sea, que
el puente estaba junto a la aldea. ¿Sí o no?
Yo no conozco ninguna discusión
–fuera de las inevitables elucubraciones sin fundamento alguno de cualquier
buscador de protagonismo– sobre la primitiva ubicación de Alcantarilla. No voy
a reproducir aquí lo escrito, desde Méndez Silva hasta Torres Fontes pasando
por González Simancas, sobre la antigua Alcantarilla. Y no existen dudas ni discrepancias.
Pero además existen tres cosas fundamentales y definitivas, que no admiten
discusión: el espacio físico y topográfico, los restos sobre el terreno y
la antigua iglesia.
Primero. Alcantarilla
solamente podía ubicarse en un lugar, no en dos. No existe ningún otro lugar
que reúna las condiciones de altura sobre el Segura, cercanía al mismo y al
Guadalentín, colindancia con área regable y cruce de caminos. Ninguno. Si
alguien no está de acuerdo que muestre otro lugar y que lo pruebe sin elucubraciones
ni fantasías.
Segundo. Si se decidiese
sacar todos los restos de escombros de piedras y yesos existentes en este lugar
harían falta unas largas caravanas de camiones y muchos días. Si alguien puede
encontrar otro lugar en la huerta lleno de escombros que lo muestre.
Tercero. Hasta el siglo XIX
existieron en este lugar los restos de una iglesia que Torres Fontes considera
la primitiva iglesia de Alcantarilla construida en el siglo XIII (aparece en el
plano de 1728 como Convento de la Salud). Que alguien justifique buscando en
los archivos eclesiásticos que esa no era la iglesia de Alcantarilla. Y desde
luego en este plano no aparece el Puente de las Pilas, sino el Puente de
don Pedro (citado así desde principios del siglo XIX), en el Camino Real.
6º.
El Boletín Oficial de la Región de Murcia (4-7-2015) se supone que debe ser
algo serio, y desde luego no se entiende que sus páginas acojan, sobre este
tema, una serie de manifestaciones ajenas por completo a ello. No se entiende qué
tiene que ver el pleito de 1436, ni el Cabezo del Agua Salada, ni Hero, ni
los testigos, etc. con el Puente de Las Pilas.
Ese
pleito, como tantos que ha tenido Murcia con Alcantarilla (puede verse http://historiasdealcantarilla-murcia.bolgspot.com.es),
no es más que un tema de jurisdicciones de suelo rústico (de riego y de
secano), de saber “por dónde” discurre la línea de límites jurisdiccionales y
en este caso por el importante tema de las salinas de Sangonera. No puede
argumentarse que “los testigos dicen
dónde está Alcantarilla” como si un pueblo no se viese e hiciese
falta que alguien dijera: “¡Ahí está el
lugar de Alcantarilla”. No se debería decir eso en ningún informe (1-6-2015)
y menos en un Boletín Oficial. No se debería “cortar y pegar” sin saber qué se
corta y qué se pega, y menos desde un organismo como el Servicio de Patrimonio
Histórico.
Y
es que en el apartado de “Breve reseña histórica” puede leerse que: “lo afirmado sobre la exacta ubicación de la
antigua alquería al día de hoy no puede ser confirmado por los vestigios
arqueológicos por falta de éstos, a la espera de futuras intervenciones
programadas, pero sí a través de fuentes documentales que han dejado rastro de
ello, destacando entre ellas la del pleito por la jurisdicción e Alcantarilla
cuya sentencia definitiva se dicta en el año 1436”. Sigue sin entenderse
muy bien qué pinta el dichoso pleito y el “que no está confirmado” por “vestigios
arqueológicos”, no viendo o no queriendo ver lo que cualquiera puede ver
sobre el terreno; y a la vez se dice que un simple pleito sobre límites
jurisdiccionales sí que deja “rastro”, confundiendo, una vez más,
población con jurisdicción, y
pareciendo que el único documento que existe en este mundo es ese importante
pero improcedente para este caso, amojonamiento de 1436 y 1437.
Y
no puede identificarse el Puente de Lizaja con el de las Pilas, cuando el
único puente importante sobre el que discurría el Camino Real de la margen
derecha y también recogía el tránsito del Camino Real de la margen izquierda
tras cruzar el río por un puente, mientras que las riadas no se lo llevaban,
era el llamado Puente de Don Pedro. Y este puente es el que aparece en
todos los mapas, no el de las Pilas.
Y no se puede estar rebatiendo una y otra vez, día tras día, una falsedad
cuando las pruebas, la realidad y la verdad son evidentes. Ya cansa. No
hay discusión posible. No puede
afirmarse que el Puente de las Pilas dé nombre a Alcantarilla cuando
Alcantarilla existía antes que la acequia y antes que el puente, porque
estas cosas al final conducen a que hasta salgan en televisión unos cutres y cursis
supuestos escolares haciendo esa afirmación entre bailoteos. Paremos esto ya.
Es falso. Es una vergüenza. No engañemos más a nadie y no falseemos la
historia.
7º.
Anecdótico es el tema de que aparezca en la documentación una fotografía del
Puente de las Pilas (Fotografía nº 1) y se diga que es una fotografía “antigua”,
pero no es exactamente así. Esa fotografía la realicé yo en marzo del año
1978 junto con otra en los días de la monda. Y en marzo de 1976,
realicé otra con agua en la acequia, y el coche que aparece es el mío, y la
regleta que aparece para comparar todavía la conservo y tiene 30 centímetros.
Estas son las fotografías
8º.
Menos anecdótico es que en el expediente se presenten unos planos en los que se rotula el Puente de Don Pedro como
Puente de las Pilas, cuando ello es evidentemente falso. El Puente
de las Pilas solamente aparece en uno de ellos (precisamente el dibujo
isométrico realizado por mí hace un tiempo sobre la Alcantarilla medieval) pero
cambiándolo por el Puente de don Pedro. En los demás planos el Puente de
las Pilas ni aparece por carecer de entidad para ello y por no conducir
a ninguna parte, solamente a la barca. El error es tan evidente que
cuesta trabajo y causa preocupación el que ese Servicio no lo haya detectado.
Se trata de las imágenes nº 1, 3, 5
y 6.
Ubicación real de los dos puentes. Uno es hoy visible (el
de las Pilas); el otro está bajo el asfalto
9º.
Por lo tanto, con respecto al Puente de las Pilas se considera que:
A.- Se trata de un indudable bien de
relevancia cultural que es necesario restaurar y proteger. Resulta muy
adecuado y muy de agradecer la iniciativa de D. Alejo García Almagro y el
expediente abierto por ese Servicio de Patrimonio Histórico.
B.- No se trata de un puente
importante en cuanto a que no está integrado en la red general de caminos que
podríamos denominar reales ni reúne características para ello. Su valoración
arquitectónica queda a futuro estudio y criterio de ese Servicio.
C.- Presenta una cierta
característica que es el producir un estrechamiento de la acequia con unos
machones o pilas.
D.- De esos machones o pilas procede
su nombre de Puente de las Pilas.
E.- Su uso era únicamente para
acceder al paso de la barca en los momentos en que el puente de madera
sobre el Segura estaba inutilizable por cualquier causa, y el Camino Real con
Murcia por la margen izquierda, que pasaba por el Puente de don Pedro
quedaba cortado.
F.-
También sirvió para acceso a los sotos del río una vez que estos comenzaron a
cultivarse cegando el lecho del río y dando origen con ello a graves
inundaciones. La eterna avaricia.
G.- En ningún momento existió en ese
lugar un lavadero público para la población de Alcantarilla, y sí un
abrevadero al encontrarse a la orilla de un Camino Real de Murcia a
Granada.
H.- Lógicamente su construcción
estuvo ligada a la construcción de la acequia de la Alquibla o Barreras, mucho
más tardía que la Aljufía o acequia norte.
I.- La construcción de esta acequia de
la Alquibla fue posterior a la existencia de la alquería de
Alcantarilla.
J.- Por lo tanto, el nombre de
Alcantarilla no puede deberse a la existencia de ese puente.
Por todo ello
S O L I C I T A
Que por ese Servicio se culmine el
expediente y, si procede, el puente sea restaurado y protegido, algo que se
apoya y agradece.
Que el contenido de este escrito sea
valorado igualmente por ese Servicio por si en la resolución definitiva
considerara oportuno recoger cualquiera de las manifestaciones contenidas en
él.
Que ese Servicio, en aras del rigor
y de la verdad histórica, controle todas aquellas informaciones o valoraciones
de fuentes poco fiables, generalmente acompañadas de excesos de protagonismos o
simple ignorancia, porque el daño que se puede infringir es mucho y muy difícil
de subsanar.
Que no se vuelva a utilizar en los
textos oficiales del expediente, especialmente del BORM, todo aquello que
significa una alteración de los hechos y una falta al rigor histórico que
solamente puede causar daño, confusión y falta a la verdad.
Reiterando mi agradecimiento por la
labor desarrollada, quedo a la entera disposición de ese Servicio de Patrimonio
Histórico.
En Murcia, a 14 de octubre de 2016
Una vez más vuelvo a quedarme anonadada por la cantidad de datos y argumentos que viertes en tu texto para sacar a la luz la verdad sobre nuestro pasado. Para alguien como yo, que no soy historiadora, es muy de agradecer que gente como tú y como Alejo se esfuercen por poner las cosas, los puentes, los datos y los nombres en su sitio, que es donde deben estar, por encima de suposiciones y leyendas.
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