Pedro L. Cascales López
Durante trescientos años, la zona
con mayor sabor histórico de Alcantarilla ha sido posiblemente el llamado
“Huerto de los Frailes”; y aunque ya hoy en día, al desaparecer la causa, ese
concepto ha desaparecido en las nuevas generaciones, no lo fue así hasta hace
pocos años, y la visión de un convento casi en ruinas en lo alto de una pequeña
loma en las afueras de la población, una ermita cerrada frente a una gran
plaza, una tapia que rodeaba una gran extensión de terreno con decenas de
pequeñas parcelas, historias que circulaban sobre frailes enterrados en las
paredes, extraños ruidos nocturnos, sombras blanquecinas por las dependencias
interiores, galerías misteriosas que traían el agua desde no se sabía qué sitio,
y mil cosas más, producían un halo de misterio y fomentaban la creación de una
fantasía tras otra.
Pero poco o nada hay de misterioso.
Todo lo que ocurrió a lo largo del tiempo en el Huerto de los Frailes no pudo
ser más natural y normal, y así lo relata Pedro Montesinos Ortuño en su libro “Convento de San Francisco de Paula de la
Villa de Alcantarilla (Convento del Mercado)” (2003), un trabajo muy
importante y exhaustivo que resulta básico si se quiere conocer la historia de
ese antiguo convento y de los frailes que lo habitaron.
Portada del libro de Pedro Montesinos Ortuño
Montesinos acaba su trabajo cuando
el convento y sus propiedades anexas son adjudicados en pública subasta tras la
desamortización de Mendizábal en los años 1841 y 1844, pero desde esas fechas
hasta hace pocos años, la imagen del convento y de su huerto cambió poco, o
mucho, según se quiera, la diferencia solamente estaba en que ya faltaba la
vida conventual. Que no es poco. Después llegó la gran transformación, el gran
cambio, y con ello su desaparición.
A principios del siglo XVIII
llegaron a Alcantarilla dos frailes de la Orden de San Francisco de Paula o
Padres Mínimos con el único objeto de ayudar a necesitados y enfermos. Sus
nombres eran los de fray Miguel
Fernández y Bohórquez y fray Alonso
de Mena. Sin duda su llegada debió tener una buena acogida tanto entre los
habitantes de la población como entre los administradores del municipio, que
verían en ellos una importante ayuda ante los problemas de pobreza y de sanidad
con los cuales sus convecinos les acuciaban.
Así, se les entrega, en el año 1704, la que era iglesia de la antigua
población de Alcantarilla, denominada en esos años “Convento de la Salud” y
situada junto al actual Puente de las Pilas, entonces “Puente de la Salud”.
Esta iglesia y sus anexos, descrita
por Fulgencio Saura Mira (Boletín Municipal nº 8, año 1972), es considerada por
Juan Torres Fontes, Salvador Frutos Hidalgo y otros, como la primera iglesia de
Alcantarilla, reedificada o acondicionada sobre una posible mezquita existente
en la primitiva población musulmana. Se encontraba en el paraje del Chantre
Cabero y no en el del Agua Salada como por error alguna que otra vez se ha
dicho.
Convento de la Salud en el plano de 1728 (el plano está
orientado al sur), y la ubicación
sobre fotografía aérea actual (Google Maps)
El lugar no parecía reunir las condiciones
necesarias, tanto con respecto al estado y dimensiones de la construcción como
en cuanto a su ubicación, algo alejada de la población, ya que ello no les
permitía conseguir su objetivo de crear un Convento-Hospicio con Iglesia anexa
y unas edificaciones suficientes para poder atender al alto número de enfermos
y necesitados de Alcantarilla y su entorno. Por ese motivo, rápidamente
iniciaron los trámites para construir un edificio en un lugar más cercano a la
población, sobre un alto en el que se encontraba un Vía Crucis, y ya en el mes
de junio de ese mismo año de 1704 delimitan un terreno con una extensión de
99.264 m2 en el entonces denominado pago de La Cañada, cedido por el
obispado y ayuntamiento, que posteriormente sería cercado por un muro que
resistiría en pie, como imagen característica, casi trescientos años.
Ubicaciones del Convento de la Salud y del nuevo Convento
de los Padres Mínimos. En la fecha de este plano de 1728
todavía
no estaba terminado el convento, y el autor del plano
dibujó una
fachada de la iglesia con dos torres laterales que
todavía no existían,
tal y como los frailes debieron de informarle que tenían
proyectado realizar
El terreno elegido estaba formado por un alto en donde se
proyectó
el edificio, una amplia vaguada o cañada que cruzaba de
oeste a este
flanqueada por unas suaves pendientes. El desnivel inicial
total era de unos
diez metros. El terreno limitaba por el norte con una senda
que unía el Camino
Real de Madrid con el de Javalí Nuevo; por el sur con una
explanada,
cima de la loma, situada en el límite del caso urbano de
la población;
por el este con el camino de Javalí Nuevo; y por el oeste
con el Camino Real a Madrid y a la vez vereda de ganados
a Mula
La
escasez de medios económicos y sobre todo los problemas internos que tuvieron
que sufrir desde el propio entorno eclesiástico no fueron obstáculo para
impedir que las obras comenzasen y así, en el año 1729 pueden ya ocupar aunque fuese precariamente el nuevo convento
en construcción, con una ermita provisional mientras tanto no se construía la
Iglesia; pero las obras prosiguen muy lentas, los frailes dan prioridad en el
gasto de sus ingresos a ayudar a pobres y enfermos, y lógicamente no quedaba
mucho dinero para continuar las obras, ya que además, al contrario que ocurría
en otros casos, no puede decirse que gozaran del necesario y lógico apoyo de la
iglesia. Todo lo contrario.
Relación entre el convento y su huerto con la población de
Alcantarilla
en el año 1756. Puede observarse el citado convento,
dibujado según
proyecto, la ermita de San Roque, la iglesia de San Pedro
y el convento
de la Salud junto al Camino Real a Murcia
En los siguientes cien años a partir
de la ocupación del convento por los Padres Mínimos no fue posible el terminar
las obras, pero sí fue posible el realizar una intensa actividad de
beneficencia para con los vecinos de Alcantarilla. Y todo ello por sus propios
medios y la pobre ayuda de algunos feligreses. En su publicación, Montesinos
describe esa actividad que tanto agradecimiento generó por parte de la
población hacia los franciscanos.
No obstante, los tiempos andaban
revueltos y la reina Isabel II firmó las leyes de Desamortización en los años
1835 y 1836 subastándose los bienes de los Padres Mínimos de Alcantarilla en el
año 1841 (las casas) y 1844 (el convento).
Montesinos
describe la existencia de 6 casas, con los números 1, 2, 5 y 6 que se las
adjudica en el año 1841 un tal Diego
Moreno; y las números 3 y 4 que se las adjudica Ginés Guzmán. No hay más datos descriptivos, por lo que no es
posible identificar su ubicación con un parcelario actual, aunque su número
coincide con las ahora existentes. El convento con todo su huerto se lo
adjudica tres años después el citado Diego
Moreno.
Fachada del convento a la Plaza de San Francisco según
debería encontrarse
en el momento de la desamortización y su paso a manos
privadas
NOTA: El anterior dibujo, en lo concerniente a alturas de edificación, cubiertas y fachada de la inconclusa fachada de la iglesia, estaba basado en la actual existencia de dos tipos de cubiertas realizados en distinta época y con distintas pendientes que hacían suponer que la derribada tercera planta no cubría toda la longitud de la fachada. Igualmente era de suponer que la fachada de la iglesia no había sufrido alteraciones tras el derribo de esa tercera planta. Sin embargo, la aparición de un dibujo realizado al parecer a principios del siglo XX altera esas suposiciones ya que en él aparece una tercera planta que sí se extendía a lo largo de toda la fachada del convento; y también la fachada de la iglesia resultaba ser de una mayor altura (1.5 m aprox.) habiendo desaparecido toda la cornisa superior y una imagen que existía sobre la puerta de entrada. Se rectifica por lo tanto este dibujo y se aporta a continuación el correspondiente a los nuevos datos existentes. 30-5-2019
La
historia conventual termina y comienza una etapa de casi cien años en la que el
convento sufre un total abandono con la excepción de la ermita de San Francisco
y del solar de la proyectada iglesia, que es utilizado como mercado de la
población. Las tierras del huerto son arrendadas a diversos agricultores y la
vida discurre con total normalidad, si puede decirse así, mientras que la
propiedad va cambiando de manos pero sin que ello altere el interior ni
exterior del recinto.
Las
tierras del huerto, para las cuales los frailes consiguieron ya en sus inicios
una cierta dotación de agua, ven aumentar esa dotación a finales del siglo XIX
y principios del XX, lo que supone el aumentar también los movimientos de
tierras mediante la traílla (eso que ahora un arqueólogo dice que son
“aluviones”) a fin de que las tierras estuviesen niveladas y fuese posible el
riego.
La
captación de aguas de la cequeta se realizaba mediante una aceña que funcionaba
12 horas seguidas desde las 12 del mediodía hasta las 12 de la noche los días 2
y 17 de cada mes, auxiliada por otra que se encontraba al otro lado del Camino
de Los Arcos o de Javalí Nuevo, la contraceña.
Según
avanza el siglo aumenta también el número de esas aceñas en el huerto, y al
final, estas tierras cuentan con cuatro de esas norias que permiten el que toda
la extensión de la finca pudiese ser de regadío. Los cultivos son de moreras,
olivos, frutales diversos, hortalizas, viñas y una ladera en la parte sur,
junto a las edificaciones, con paleras o nopales.
Es
en esta época cuando la propiedad –convento, casas y huerto–, es adquirida por
un ingeniero de minas de Cartagena, Guillermo
López-Bienert y María, casado con Luisa
Soler Abellán que tuvieron cinco hijos: Gabriel, Bartolomé, Luisa,
Querubina y Guillermo López-Bienert Soler.
Plano catastral del año 1923 en el que el Huerto de los
Frailes
aparece como un propiedad única, con varios tipos de
cultivos,
una pequeña casa para labradores en la parte NO de la
finca,
cuatro aceñas y una era para el trillado de la mies.
Todavía no se había
construido la carretera de “la pólvora” ceñida a su muro
norte, pero sí se
contemplan el antiguo Camino Real a Madrid por el lindero
de poniente
y el Camino Viejo de Javalí por el lindero este
En el año 1928 fallecía Luisa Soler
Abellán que ya se encontraba en estado civil de viuda tras el anterior
fallecimiento de su marido Guillermo López-Bienert, y la propiedad fue heredada
entonces por sus cinco hijos que mantuvieron la explotación agrícola de las
tierras con diversos arrendamientos rústicos, e incluso alguno de ellos fijó su
residencia en el huerto, bien en antiguas dependencias conventuales, bien
edificando una construcción de nueva planta.
Fotografía aérea realizada por Julio Ruiz de Alda en el
año 1929.
En ella se aprecian perfectamente los diferentes usos del
suelo con
cultivos diversos. La carretera de “la pólvora” sigue sin
hacerse,
por lo que los convoyes siguen pasando por la Calle Mula
de Alcantarilla con el peligro que ello representaba.
Todo el entorno sigue
manteniendo su antiguo paisaje
La Guerra Civil trajo consigo en el
año 1936 el asesinato por fusilamiento de uno de los hermanos: Guillermo López-Bienert Soler, soltero,
que dejó heredera a su sobrina Margarita
Cervantes López Bienert, hija de su hermana Querubina y su cuñado Juan
Cervantes Martínez. Y en el año 1945 falleció Gabriel López-Bienert Soler, soltero, que dejó herederos a sus
hermanos Bartomé, Luisa y Querubina.
Tras
estos acontecimientos, los tres hermanos restantes deciden resolver el
proindiviso de la propiedad y encargan al perito agrícola de Alcantarilla José
Hernández Jara la resolución física de la misma con la excepción de dos
parcelas urbanas que eran propiedad de María Antonia Moreno, heredera del adjudicatario
de la subasta de 1844 Diego Moreno, la correspondiente a la esquina entre las
actuales calles de Padre Damián y Pepe el de Santos, entonces Calle del
Cementerio, adquirida por Alfonso Martínez Mercader, y una casa en la Plaza de
San Francisco que a su vez fue adquirida por Francisco Costa García.
En
el año 1946 se realiza la oportuna partición por el perito quedando la
propiedad dividida en cuatro lotes, ya que a los lotes de los tres hermanos
vivos había que añadir el correspondiente a Margarita Cervantes, hija de
Querubina, como heredera de la parte de su tío Guillermo.
En
aquellos momentos, lógicamente, no se tuvo en cuenta que el terreno pudiese
albergar algún día expectativas urbanísticas, valorando el suelo únicamente en
función de su rentabilidad agrícola y de los arrendamientos existentes. De
todas maneras, aun en el caso de haber considerado esta opción, la partición
habría sido muy complicada e incierta. Quince años después todo había cambiado.
Así,
el LOTE nº 1 correspondió a Querubina
López-Bienert Soler (en color amarillo); el LOTE nº 2 a Luisa López-Bienert Soler (en color azul); el LOTE nº 3 a Bartolomé López-Bienert
Soler (en color verde) y el LOTE nº 4
a Margarita Cervantes López-Bienert (en color rojo).
Plano del perito agrícola José Hernández Jara con la
disolución
del proindiviso de la zona rústica
Plano realizado a partir del llevado a cabo por el perito
agrícola
José Hernández Jara con la disolución del proindiviso de
la zona
urbana. La parcela A corresponde a la propiedad de
Francisco Costa García, y la parcela B a la de
Alfonso Martínez Mercader
Fotografía aérea correspondiente al llamado Vuelo
Americano realizada
el día 1-8-1946. Puede observarse que ya ha sido
construida
la carretera “de la pólvora” que discurre colindante al
muro norte
de la propiedad tras haber pasado bajo el acueducto de la
noria para
luego continuar por la Calle Madrid hasta la estación del
ferrocarril. El
huerto se encuentra en plena producción agrícola
Desde la desaparición de los
frailes, y su paso a manos privadas, estos terrenos agrícolas habían sido
objeto de arrendamientos rústicos por parte de los diferentes propietarios, y
en el momento de la partición, los arrendatarios existentes en los diferentes
lotes eran los siguientes:
Lote nº 1 – de Querubina
López-Bienert Soler
Gabriel Férez Ros
Jesús Escolar Martínez
Juan Roque López Menárguez
Antonio Montesinos Romero
Carmen y Tomasa Mercader Mengual
Luisa Sandoval Martínez
Isabel Menárguez Cazorla
José Carrillo Mercader
Tomás Chumillas Vivancos
Tomás Férez Ros
Josefa Férez Ponce
Diego Bernal Pérez
Antonio Menchón Hurtado
Fulgencio López Cascales
Carmen Cascales Pacheco
Lote nº 2 – de Luisa
López-Bienert Soler
Gabriel Férez Ros
Tomás Férez Ros
Emilio Mercader Mengual
José Mercader Mengual
Luis Férez Ros
María Salud Montesinos Férez
Luisa Sandoval Martínez
Francisco Férez Ponce
Antonio Montesinos Menárguez
Juan Roque López Menárguez
Lote nº 3 – de Bartolomé
López-Bienert Soler
Josefa Carrillo Martínez
Josefa Férez Ponce
Pedro Cascales Cascales
Carmen Cascales Pacheco
Antonio Montesinos Menárguez
Juan Aroca Bermejo
Simón Zapata Cascales
Fulgencio López Cascales
Lote nº 4 – de Margarita
Cervantes López-Bienert
Francisco Zapata García
Juan Antonio Zapata García
Carmen Cascales Pacheco
Josefa Bernal Jara
Francisco Cascales Cascales
Ángel Férez Ponce
Pedro Cascales Cascales
Josefa Férez Ponce
Pedro Férez Ponce
Tras la partición de 1947, Bartolomé
vende la zona rústica a Miguel Mengual
Grau (Lote nº 3) y posteriormente la zona de urbana del convento a Francisco Pacheco. Querubina y su hija
Margarita venden en 1956 las zonas rústicas a Antonio Marín Ponce (Lotes nº 1 y 4) y las zonas urbanas a Francisco Pacheco, a quien también le
vende la zona urbana Luisa.
En ese año de 1956 comienza la
desaparición del Huerto de los Frailes. Por vez primera desde su fundación, su
característico muro de cerramiento es derribado en dos lugares: uno al norte,
en todo su lindero, debido a las obras del desvío de la población que cruzan el
huerto; y el otro en su parte de poniente, debido a la construcción de una
vivienda aislada por parte de Margarita Cervantes López-Bienert. También, ya
nos encontramos que en la Calle Madrid, entonces General Sanjurjo, se han
edificado unas viviendas unifamiliares, las primeras, en suelo sobrante de vía
pública, que se adosan por su parte de levante al muro del huerto.
Fotografía del Vuelo Americano del día 3-5-1956 en la que
se aprecian las
obras del desvío de la población que invaden una franja
de
terreno del huerto de parte a parte, dejando de limitar
ya la propiedad
por su parte norte con la carretera de “la pólvora”.
También por la parte SO, en la actual Calle de Pepe el de
Santos,
se encuentra la vivienda construida por Margarita, y en
la Calle Madrid
se han edificado las primeras viviendas unifamiliares,
unas cuatro,
colindantes y adosadas al muro de cerramiento del huerto
Camino Viejo de Javalí Nuevo hoy Calle Ntra. Sra. de la
Salud. La
fotografía está tomada desde lo alto de la llamada Cuesta
de
Mareo, junto al muro del Instituto. El camino es de un
ancho de
10 palmos (2 metros) y por su parte izquierda está
flanqueado
por el muro del huerto, que ya presenta signos de
abandono
(Hacia 1955. Miguel Pagán Ocaña)
El mismo camino un poco más adelante, aproximadamente en
el hoy
cruce de la calle de Ntra. Sra. de la Salud con la Calle
Gran Capitán.
A la derecha se aprecia el camino de entrada a la casa
del guarda de la rueda
(Hacia 1955. Miguel Pagán Ocaña)
Los cambios afectan también a la
fachada del convento, y en un momento dado que habrá que documentar, el edificio
pierde su alta espadaña y la planta superior, a la vez que se comienzan a
construir naves industriales por parte de Pacheco entre las calles Subida de
San Francisco y Manuel Durán según se aprecia en la fotografía a través del hueco
de la puerta de parador de entrada al huerto.
Fachada del convento, entrada al huerto y casas anexas
hacia 1959
(Archivo Histórico Municipal. Composición P. Cascales.
Cedida por Matías Ramón Sánchez Manzanera. Autor desconocido)
La salida de la carrera constructiva en el Huerto
de los Frailes la da Antonio Marín Ponce
edificando un bloque de viviendas colectivas en la entonces calle Víctor
Pradera, hoy Pepe el de Santos, esquina a la calle Juan de la Cierva. Es el
primer edificio de ese tipo que se construye dentro del huerto, seguido por
otro en la calle General Sanjurjo, hoy calle Madrid, esquina a la calle General
Moscardó, hoy calle Huerto de los Frailes, pero en este caso, solamente la
mitad del edificio se encuentra dentro del huerto, ya que la otra mitad se
encontraba sobre suelo sobrante de vía pública. De forma simultánea se
construye un grupo escolar, también a caballo entre suelos del huerto y de vía
pública, y también se construyen algunas viviendas unifamiliares dentro del
recinto del huerto.
Perspectiva del Huerto de los Frailes. A la derecha, la
nueva Sección Delegada
del Instituto Alfonso X de Murcia en suelo de Luisa
López-Bienert Soler. A la izquierda
los bloques de viviendas edificados por Antonio Marín
Ponce.
Todavía se mantiene la actividad agrícola. 6-12-1965. P.
Cascales
Los dos primeros bloques construidos. El primero
íntegramente dentro
del huerto, y el
segundo a mitad entre el huerto y vía pública según se aprecia
observando la continuidad de la línea del muro.
6-12-1965. P. Cascales López
Los dos bloques, las viviendas unifamiliares y las
escuelas con vista desde poniente.
6-12-1965. P. Cascales López
El muro del huerto corta por mitad al bloque 2, que se
construye sobre el huerto y
sobre el sobrante de vía pública, paso de ganados hacia
Mula. Se señalan las escuelas,
el bloque 1 y la casa de Margarita Cervantes. 6-12-1965.
P. Cascales López
Sección Delegada del Instituto Alfonso X el Sabio de
Murcia, grupo escolar
y naves de Pacheco. Puede observarse la construcción de
esas naves
en la anterior fotografía de la fachada del convento de
hacia 1959.
15-5-1966. P. Cascales López
En primer término el Camino Viejo del Javalí, la Sección
Delegada y una nave
construida dando fachada al desvío en terrenos de Luisa
López-Bienert. Al fondo
se distinguen las nuevas edificaciones y todavía no se ha
abierto la comunicación
entre la calle Madrid y el camino del Javalí con la que
sería calle del General
Moscardó, ahora calle Huerto de los Frailes. 15-5-1966.
P. Cascales López
Fotografía vertical en la que se identifican las primeras
viviendas unifamiliares construidas en la
Calle Madrid, realizadas fuera del huerto pero lindando
con el muro de ese huerto, los dos primeros bloques, el grupo escolar, el
instituto, las viviendas unifamiliares dentro del huerto, el desvío, la
carretera de la pólvora y el Camino Viejo del Javalí; y se observa el inicio de
la primera calle, la del General Moscardó, luego Huerto de los Frailes. Foto
Paisajes Españoles. 18-8-1968
La calle Huerto de los Frailes ya está abierta para
tráfico rodado. También se inicia
la calle Santo Ángel, y el ayuntamiento construye una
nave para servicio de obras
en la calle Madrid esquina a la calle Gran Capitán. Los
cultivos ya van desapareciendo,
pero todavía subsisten en la parte norte y sur del
huerto. Hacia 1970. Foto Geofasa
Alcantarilla
vivió unos años complicados urbanísticamente hablando entre 1960 y 1980,
primero a causa de su inclusión en el llamado Plan de la Huerta de Murcia, y
posteriormente a causa del fallido primer Plan General de Ordenación promovido
por el ayuntamiento que solamente sirvió para complicar más la situación. Los
propietarios del huerto ya sabían que la agricultura no tenía futuro y que
solamente quedaba la solución urbanística, por lo que de acuerdo con el
ayuntamiento se realizó un estudio de alineaciones de toda la zona mientras que
se cedían los terrenos para la necesaria ampliación del Instituto. No obstante,
los vaivenes urbanísticos paralizaron toda actividad en aquellas zonas que
todavía no habían sido urbanizadas y se entró en un compás de espera que sin
duda duró más de lo aconsejable, pero que sin embargo sirvió al final para que
la urbanización del Huerto de los Frailes resultase de una mayor calidad
urbanística que la inicialmente prevista.
Plano del catastro de urbana de 1972. El catastro recoge
las alineaciones marcadas
por el ayuntamiento pudiéndose observar que mientras que
en la zona de
poniente existe una cierta actividad de parcelación, la
zona central, de levante
y norte permanecen intactas a la espera de soluciones
urbanísticas
La necesidad de acometer la labor de
redactar un Plan de Ordenación trajo consigo que el ayuntamiento obtuviera un
excelente plano fotogramétrico a escala 1/2.000 con altimetría de 1 metro que
significó el poder contar, por primera vez, de una cartografía muy adecuada de
todo el término municipal. Podemos así observar toda la nivelación del huerto
así como edificaciones, senderos, brazales y aperturas de nuevos viales. Este
plano sirvió de base para la redacción del Plan de 1975 y posteriormente para
el Plan General de 1982 todavía vigente.
Plano fotogramétrico a escala 1/2.000 del Huerto de los
Frailes. La fecha de los planos
es de noviembre de 1973, pero el vuelo debió realizarse a
finales del año 1972
o principios de 1973
Los cultivos han desaparecido en el área que cubre la
fotografía con la excepción
de la parcela de Margarita Cervantes López-Bienert. Ya se
ha construido
la ampliación del Instituto pero la actividad urbanística
se encuentra paralizada.
11-8-1973. P. Cascales López
En esta fotografía también se detecta la existencia de un
huerto de agrios
en la parte norte, junto a la casa de labradores, que
junto con la parcela
de la fotografía anterior forman los únicos restos de uso
agrícola
que permanecen. 11-8-1973. P. Cascales López
Fotografía centrada en la parcela de Margarita Cervantes,
todavía con uso
agrícola, ubicada entre las calles de Santo Ángel y
Manuel Abizanda Vera.
11-8-1973. P. Cascales López
Vista desde el mediodía, teniendo en primer término la
Plaza de San Francisco
y el convento. 11-8-1973. P. Cascales López
Fotografía realizada desde la esquina de las calles Santo
Domingo y Ntra. Sra.
de la Salud. A la izquierda se aprecia el muro de contención
de la parte
antigua del Instituto. Febrero de 1978. P. Cascales López
Calle Felipe II en formación. A mitad de esta calle se
encuentra en la actualidad
la Plaza de las Flores; y al final, la calle atraviesa el
colegio público
de Nuestra Señora de la Salud. Al fondo, los dos bloques
de viviendas
situados entre la calle Madrid y el ferrocarril, fuera
del Huerto de los Frailes.
Febrero de 1978. P. Cascales López
Fachada del convento. Febrero de 1978. P. Cascales López
Torre de la parte norte o posterior del convento. Febrero
de 1978. P. Cascales López
Enero de 1979. Detalles de la fachada de la inconclusa
iglesia de los
Padres Mínimos. Desde luego, los desperfectos que se
detectan
no parecen deberse a causas naturales. Enero de 1979. P.
Cascales López
Callejero municipal del año 1979
Se encuentran trazadas, de izquierda a derecha, las
calles de Museo de
la Huerta, Gran Capitán y Felipe II a la espera de una
solución
urbanística. En esos momentos ya se estaban iniciando los
trabajos para el nuevo Plan General Municipal de
Ordenación. Cualquier
rastro de actividad agrícola ya ha desaparecido en esta
zona.
Junio de 1979. P. Cascales López
En esta otra fotografía se observa la última zona con
actividad
agrícola en la parcela que era de Margarita Cervantes
López-Bienert.
Junio de 1979. P. Cascales López
Solar del futuro colegio de Ntra. Sra. de la Salud. A la
derecha, la
antigua carretera de “la pólvora” con la que antes limitaba
el Huerto de los Frailes.
Junio de 1979. P. Cascales López
Aprobado el Plan General en el año 1982, las ocupaciones
de suelo “de facto”
determinaron que solamente se pudiese actuar sobre menos
de la mitad
del suelo (en amarillo), en concreto, en la ordenación de
volúmenes de la parte NE
y en las cesiones para el colegio en la parte NO. La zona
2b implica edificaciones de 4 plantas, la zona 3
aprovechamiento de
1´2 m2/m2, la zona 6 equipamientos colectivos y la zona 7
verde público.
Con ello, el Huerto de los Frailes acababa su ciclo
agrícola existente
desde 1704 y pasaba a ser un nuevo barrio de la
población,
debiendo posiblemente ignorar la mayoría de sus
habitantes la pequeña
historia del suelo sobre el cual se asientan sus
viviendas
Enero de 1983. Última vista aérea antes de que comenzase
la actividad
urbanística. P. Cascales López
Callejero municipal del año 1986
Callejero municipal del año 1999
10-11-2002. Vistas aéreas finales de un Huerto de los
Frailes ya colmatado
con edificaciones, equipamientos y zonas verdes. P.
Cascales López
Superposición de foto aérea actual (Google Maps) con los
antiguos
lotes que resultaron de la partición de la finca
Evolución urbanística del Huerto de los Frailes a través de
los años
31-5-2001. El autor con su amigo Miguel Pagán Ocaña en el
vestíbulo abovedado de
su casa en el convento del Huerto de los Frailes. Miguel
estaba casado con
Guillermina Durán López-Bienert, hija de Luisa López
Bienert y Manuel Durán Piñero
y nieta del propietario del Huerto Guillermo
López-Bienert y María y de Luisa Soler Abellán.
Miguel era hijo de Eduardo Pagán Madrid que a principios
del siglo XX instaló una
fábrica de jabones en la calle de La Cuesta, que luego
vendió a Juan Antonio López Martínez
–abuelo de Fausto y Juan Antonio Vicent López y
constructor de la casa modernista del
Jardín de la Constitución– que construyó también un
edificio para refinería de aceites que
luego vendió al marido de su sobrina Miguel Cascales para
fábrica de conservas,
así como la llamada Fábrica de La Esencia, mientras que
Eduardo Pagán
construyó una fábrica en la carretera de Murcia cuya
chimenea todavía
se conserva junto a la gasolinera. Miguel Pagán fue el
promotor de la sala de fiestas Casablanca,
que tuvo un notable éxito (y “escándalo”), siendo luego el
local cine de verano y de invierno.
En la actualidad es un aparcamiento público entre las
calles de San Fernando y Ferrocarril
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