Pedro L. Cascales López
El pasado día 11 de agosto de este año 2021, el diario La Verdad publicaba un remitido de la Asociación Legado de Alcantarilla sobre la propuesta realizada al Ayuntamiento de Alcantarilla respecto a “Una iniciativa pionera que pide blindar los nombres de 24 calles históricas” de la población.
Bien, parece que nadie puede tener duda en apoyar algo semejante; ahora bien, en esa nota de prensa existe una relación de calles que no son todas las que están ni están todas las que son.
Volveremos sobre esta Asociación Legado más adelante, sobre el rigor de sus actuaciones y el porqué aceptan sin más, como lo hacen, los dos cambios de nombres de calles que ya parece que se propone hacer el Ayuntamiento de forma inmediata (Palmera y Moreno). Previamente vamos a ver algo que llama la atención, y es la contestación de la portavoz municipal al expresarse en estos términos: “Siempre se ha intentado que las modificaciones sean las menos posibles. Pero nuestro término municipal es pequeño y nuestro casco urbano también”… “En el caso de tener que cambiar el nombre a una calle, siempre se ha escogido aquella que cuenta con una denominación común, nunca aquella que se haya puesto en honor a una persona”.
No dice nada y lo dice casi todo, analicemos sus palabras:
1.- “Las menos posibles”. Se supone que no se debe hablar de posibles, no habría que cambiar ninguna; y solamente por causas de fuerza mayor, urbanística o de obras que afectasen a una calle, se podría justificar su cambio de nombre, traslado o desaparición. Los problemas que se causan a los vecinos en todo caso son enormes.
2.- “El término municipal es pequeño”. ¿Y? Sencillamente no se entiende que tiene que ver la extensión de un término municipal con cambiarle el nombre a una calle, porque las calles están en el casco urbano y no fuera de él. De todas maneras, tras la ampliación del término, Alcantarilla dispone de más del 60% de su suelo sin urbanizar. Parece que caben muchísimas calles.
3.- “Nuestro casco urbano también”. Resulta que el casco urbano de una población de 45.000 habitantes y 507 calles es “pequeño” para esta señora portavoz.
4.- “Se ha escogido aquella que cuenta con una denominación común”. No se acaba de entender muy bien este concepto. ¿Qué es común? ¿Podrían ser “comunes” las denominaciones de estas calles que relaciono a continuación y que están contenidas en el padrón oficial municipal?:
5.- “Se haya puesto en honor a una persona”. ¿El nombre Moreno no es de una persona? ¿No tenía honor? A esta persona se le puso su nombre a esa calle a mediados del siglo XIX por motivos justificados al ceder parte de su propiedad para abrir una nueva calle y crear un ensanche en el cruce con la Calle de los Carros, no por nada arbitrario, y una portavoz municipal debería conocer esos motivos; en toda la truculenta historia de los cambios de nombres de calles, esta Calle Moreno nunca fue cambiada. Si seguimos esta sabia medida, dentro de unos años será normal el cambiar el nombre de las calles que hoy se ponen porque los políticos de turno que vengan, dentro de su previsible y sin duda vasta cultura, no sabrán quién es el que aparece nominado en esa calle; por lo tanto: ¡fuera ese nombre, pongamos el nuestro! Y así sucesivamente generación tras generación.
Nota de prensa en el diario La Verdad de 11-08-2021
Uno tenía la esperanza de que las nuevas generaciones tuvieran más cultura y conocimientos sobre su pueblo de los que tuvimos nosotros, que no nos quedó más remedio que partir prácticamente de cero; pero después de ver lo que antecede y de oír algunos de los disparates que me dicen que publican los “eruditos” locales en ese filón de cultura que llaman “redes sociales”, pirateando además fotografías que otros han publicado poniéndolas como suyas a la vez que le pegan tremendas patadas a la ortografía, apaga y vámonos. Me dan los nombres de un tal Ramón Ramón (¿?) Martínez Arias y de una tal Teresa Gil, entre otros, que sistemáticamente, sin el menor empacho ni vergüenza, “roban” fotografías, hechas y pagadas por otros, colocándolas como si fueran suyas en una red social que presuntamente es de la Asociación Legado o de alguno de sus dirigentes que a sabiendas lo permiten. Si todo lo que saben hacer es eso para presumir de que son “alguien”, ¡pobres!, seguro que se les ha olvidado lo que les decían sus padres y maestros de que está muy feo quitarles las cosas a los demás y que infringir las leyes es todavía peor.
O sea, que este tema del cambio de nombres de calles que yo pensaba que había pasado a la historia gracias a la supuesta mayor cultura y sensibilidad histórica de los políticos de ahora, pues ¡vuelve de nuevo! Parece que no tuvimos bastante con la república, la posguerra, la política y la transición. ¡Pobres calles y pobres vecinos!
Bueno, haremos un rápido aporte de datos. Al menos, si los nombres se quitan físicamente, la historia de cómo se hicieron esos cambios permanecerá.
A estas alturas parece que no resulta necesario incidir en la importancia que para la historia de las poblaciones tiene la toponimia inicial o primitiva, es decir, el nombre de sus calles, parajes, acequias, caminos, montes, ramblas ríos, etc. La antigua toponimia marca, desvela y dirige investigaciones que llevan casi siempre a conclusiones de mayor o menor importancia sobre la historia de una población, y siempre aportan algo. Y sobre todo le dan identidad y personalidad a un casco urbano antiguo.
Pero para desgracia de la historia, si existe algo que atrae más a los mandamases de turno, es el acudir como las moscas a la miel, a manipular los nombres de las calles. Eso los vuelve locos. El poner o quitar el nombre de una calle les resulta como una prueba ante sus vecinos de su poder y el de los “suyos”. Quito a este y pongo a este otro, que o bien es de “los míos”, o “es amigote”, o “le debo algún favor”, “o nos bebíamos una arroba de vino juntos”, o vaya usted a saber el porqué. Porque la mayoría de las veces: ¿Existen causas objetivas para poner el nombre de una calle a alguien? Rotundamente No.
Y de esta manera comenzó a destruirse un importante patrimonio histórico a la vez que se causaba y se causa un tremendo problema a vecinos y administración cada vez que el nombre de una calle se cambia por otro. Y sobre este serio problema, generalmente, los políticos no suelen pensar o les importa muy poco, como tampoco les debe preocupar el que un vecino tenga que “soportar de por vida” en sus cartas, documentos, etc., el nombre de alguien que no puede ver ni en pintura, o que sabe que es un inútil que de ninguna manera merece que su nombre figure ahí, o que tiene ideas políticas muy diferentes a las suyas, o mil cosas más. El poner el nombre a una calle es, debería ser, algo muy meditado.
Tras la destrucción de la antigua Alcantarilla el nuevo pueblo comienza a edificarse de forma concéntrica a una iglesia construida sobre una pequeña elevación del terreno junto a la antigua vía o Camino Real a Lorca.
En este punto, existía un cruce de caminos: el citado de Lorca y el que partía hacia el caserío de la Voz Negra. Estos dos caminos se convirtieron en sus inicios en calles. Fueron las primeras calles del pueblo: Mayor y San Sebastián, aunque aún pasarían muchos años para que tuviesen nombre, posiblemente hacia finales del siglo XVI o principios del XVII.
Alrededor de este núcleo central cada vecino comenzó a construir sus viviendas sin planificación alguna, los linderos entre propiedades solían ser los ejes de las calles que se dejaban para un uso exclusivo de ellos mismos, aún no había llegado el “trazado a cordel” y la intromisión administrativa del siglo XVIII y posteriores.
Así, las construcciones comienzan a realizarse en la que luego sería llamada Calle Mayor entre la también luego Calle Turbinto y la Calle de la Palmera en la acera norte, y entre el Callejón del Val (por donde pasaba, pasa, la cequeta y se recogían las aguas pluviales) y la Calle Procesiones en la acera sur.
En el Camino de la Voz Negra, actual Calle de San Sebastián, las construcciones llegan hasta la actual Calle del Rosario, y se crea la Plaza del Olmo.
Se van formando las entradas a las calles Cura, Empedrada, Ánimas, Osario (hoy Ánimas), Solares y Palmera. El Camino de Lorca o Calle Mayor se comunica con el Camino de Mula por la Calle del Cura primero y por la Calle Palmera después (porque no tenía cuesta), ya que tras el traslado del cauce de la cequeta más hacia el oeste (en un primer momento discurría a levante de la iglesia) esta calle adquiere protagonismo por discurrir por su lateral de poniente la citada cequeta, llegando a ser en años posteriores fielato para las mercancías procedentes de la zona norte y más tarde ubicarse en ella la lonja de verduras municipal.
Caminos existentes en el momento de la creación de la nueva Alcantarilla
Entorno de las primeras construcciones
La existencia de la cequeta lleva consigo que en la zona en la que luego estaría la lonja de verduras y posteriormente la fábrica de conservas de Cascales existiese una arboleda de grandes plátanos y palmeras. La última de ellas sobrevivió hasta 1979.
Lonja de Verduras en la Calle Palmera con un avión Junker-52 volando sobre ella (Ejército del Aire, 4-11-1948)
La última palmera de la calle de ese nombre, de más de 20 metros de altura. En la foto José Carrasco Pellicer (hoy párroco de El Carmen y ecónomo de la Diócesis) y Francisco Lorenzo Gómez sobre el tejado de una de las naves de la fábrica de conservas de Cascales (PLCascalesL. Mayo 1963)
Por lo tanto, en orden de antigüedad, podemos considerar en esos primeros momentos de la creación del pueblo las siguientes calles:
Mayor
Pasamos al Catastro del Marqués de La Ensenada en el año 1756 y nos encontramos con la siguiente relación de calles:
Parte norte de la Calle Mayor:
Parte sur de la Calle Mayor:
El casco urbano en el año 1756
La destrucción del archivo municipal a manos de los ilustrados franceses y el saqueo posterior de padrones municipales por no se sabe quiénes, impiden el obtener más datos, aunque sean parciales, hasta que vuelven a existir las Actas Capitulares.
Parte norte de la Calle Mayor:
Simón el Mariscal (Marqueses de Aledo)
Amargura
Mula
San Roque
Tropel
Los Jaras
Del Yelo
Ánimas
Turbinto
Pasos
Zamplana
Cuartel
Pastora (Desconocida)
Nueva (Desconocida)
Almazara de Ortuño (Desconocida)
Los Mira (Desconocida)
Parte sur de la Calle Mayor:
Iglesia
San Sebastián
Rosario
Huertos
Carros
Raso
Eras
Procesiones
Moncada
Moreras
Cartagena
(*) Se observa la falta de algunas calles como las plazas del Olmo, del Beato y la calle del Osario, unas porque no tenían viviendas y otras porque quedaban englobadas en las calles colindantes.
Con una mayor exactitud y rigor tenemos el padrón del año 1867 (2º semestre), y en él nos encontramos la siguiente relación:
Parte norte de la Calle Mayor (inclusive):
Parte sur de la Calle Mayor:
(*) Faltan pequeñas calles sin viviendas como la actual Calle San Pedro, Apóstoles (Huertos) o Plaza del Beato (Huertos y Solares). La antigua Calle del Osario pasa a integrarse en Ánimas y la Plaza del Olmo se integra en Calle Rosario.
Calles que figuran en el padrón de 1867
Al llegar a esta fecha, finales del siglo XIX, y contrastando esta relación con el perímetro del casco urbano que realiza el Instituto Geográfico y Estadístico en el año 1898 podemos ya aventurarnos a hacer una lista, bajo criterio cronológico, con las denominaciones de las calles que podemos considerar “históricas” y que por lo tanto deberían haber sido objeto de alguna protección (con algunas y evidentes excepciones *).
1.- Calle Mayor
En rojo las denominaciones que se considera no deberían de haber cambiado.
(*) Resulta obvio que no todas las denominaciones de calles reúnen unas características que puedan aportar un cierto interés histórico, o bien al cabo del tiempo ya han sido conocidas bajo otro nombre, o su escasa entidad no aporta nada, o bien pueden existir fundadas razones para proceder a su cambio por el sentido de su nombre. Ejemplos: Solares, Sin Salida, Los Amigos, subida y salida de San Francisco, Cementerio, Aire, Zamplana…
Ya en épocas anteriores vemos como han desaparecido, por la propia dinámica de la población, denominaciones circunstanciales y no consolidadas, como son los casos de Osario, Cuatro Esquinas, Tío Pencho, Almazara de Ortuño, Pastora, Los Mira, Los Jara, del Yelo (Hielo), Diego Lorente, Nueva…
También hay que valorar el caso que ocurre en todas las poblaciones, no sólo en Alcantarilla, cuando aumenta la extensión de su casco urbano y quedan englobados en esa trama los caminos que partían de ella y que contaban con una clara denominación. En este caso el cambio no afecta evidentemente al trazado físico y su origen histórico. El primer cambio que se hizo en Alcantarilla fue el de Camino Real de Lorca por Calle Mayor y el segundo el de Camino de la Voz Negra por Calle San Sebastián. Aquí por lo tanto el criterio es amplio y poco hay que decir. Pienso que el sentido común y la denominación tradicional es lo que debería primar, pero no puede ni debe haber una regla fija.
Por lo tanto, de las 55 calles (dos de ellas se dividen en dos tramos) y plazas relacionadas podemos considerar de interés el mantenimiento de su denominación primitiva a 44, y de estas, 8 ya han sido alteradas.
Puede compararse esta relación con la aportada por la Asociación Legado en la que incluso se incluyen nombres de calles creadas hace pocos años y otras cuyo cambio no podría ser procedente nunca, no hace falta por lo tanto ningún tipo de “protección pionera”. No voy ni a poner ejemplos ni extenderme, solamente mostrar mi pesar porque una asociación que en teoría podía ser una herramienta muy útil para mantener los temas históricos de la población, más bien parece un trampolín para vanidades personales, amplios y reiterados golpes mediáticos, ansias de protagonismos (¡somos los pioneros!), hacerse la foto, y todo ello bajo una tremenda falta, no ya solamente de rigor, sino simplemente del más elemental conocimiento de la historia de este pueblo.
Un solo ejemplo: Hace unas fechas asistimos con vergüenza ajena a un bombardeo en la prensa ‒otro más‒ sobre “el hallazgo de una villa romana en el desvío”. Y se designaba el lugar como El Potrofo.
Vamos a ver, todo parece indicar que pudo existir una villa romana a medio camino entre el Javalí y Alcantarilla, en una primitiva loma entre dos vaguadas que ya no existen en la actualidad y a un nivel de unos 6 metros superior al actual. Este lugar se encuentra perfectamente localizado topográficamente. Hace más de cien años que esos terrenos fueron explanados, las vaguadas rellenadas y los posibles restos repartidos con la traílla desde la Rambla de las Zorreras hasta la Rambla del Potrox ‒POTROX, no POTROFO: “POTROX”‒, son lo que se llama restos “desplazados”. Pero es que antes de ocurrir todo esto, de esa posible villa romana no debería quedar prácticamente nada porque había servido de cantera para las construcciones de Javalí Nuevo y de Alcantarilla. Y si quedaba algo lo aprovecharon los frailes Mínimos para su convento o un vecino para pavimentar la Calle Empedrada. Y el ya célebre y cómico nombre de “Potrofo” tiene su origen en que cuando llegó a este pueblo Daniel Serrano encontró en superficie, en la Rambla del Potrox, pequeños restos cerámicos. Nada más. Daniel lo publicó con ese nombre y tuvo un error y así se lo dije, y se había producido al no entender Daniel bien el nombre citado correctamente por un agricultor de la zona ‒creo que fue Juan El Placeta porque era el que cultivaba esa finca‒.
En todas las publicaciones históricas siempre aparece correctamente el nombre de Potrox, ¿es que estos doctos legados historiadores no lo han visto nunca?, ¿una asociación histórica no sabe eso? Excelente nivel. Pues bien, resulta que la tribu morisca de los Beni-Potrox fue desplazada desde sus tierras de regadío a otras de secano ubicadas entre las líneas de aguas de las lomas que forman precisamente la cuenca de esa rambla. Y de ahí le viene el nombre a dicha rambla, también llamada de los Cascales. Y punto final.
Sigamos con el callejero.
El primer golpe contundente al nombre de las calles antiguas vino de mano de los que iban a traer a España la cultura y salir del oscurantismo: la II República.
No hemos podido por la premura identificar todas las calles cuyo nombre fue alterado, pero esta es la incompleta relación:
Calle Rosario – Alejandro Lerroux
Calle San Sebastián – Capitán Galán
Plaza de San Pedro – Plaza de La Libertad
Calle Cura – Jaime Vera
Calle de San José – Álvaro de Albornoz
Calle Ramón y Cajal – Mula
Calle Cuartel – Luis Fernández
Calle San Antonio – Nicolás Salmerón
Calle de los Carros – 14 de Abril
Calle Eras – Manuel Llaneza
Calle Cartagena – Marcelino Domingo
Calle Mayor tras paso nivel – Avenida de la República
Calle del Cuartel – Luis Fernández
- Blasco Ibáñez
- Emilio Castelar
- Azaña
- Martínez Barrio
- Largo Caballero
- Capitán García Hernández
- Torrijos
- Pablo Iglesias
- Dolores Ibárruri
Acabó la guerra y vino el régimen de Franco, y durante cuarenta años, vuelta a lo mismo. Es lo que anteriormente hemos comentado: todo cargo público tiene un deseo irrefrenable, superior a sus fuerzas, de cambiar y cambiar los nombres de las calles y luego poner nombres a las nuevas calles en forma arbitraria y subjetiva.
Estos eran los cambios que nos encontramos en las denominaciones de calles que estamos considerando históricas en el año 1978:
Calle del Aire – Cura Ildefonso Carrillo
Al igual que anteriormente, se marcan en rojo las calles que se consideran no debían haber cambiado de nombre.
El maremágnum en determinado momento era tal, que existieron calles que cambiaron de nombre hasta tres veces en un año. Correos, Policía Municipal, y servicios de todas clases, incluidos los vecinos que eran los más afectados andaban locos.
El que ahora esto suscribe se lo decía así al Ayuntamiento regido por Fulgencio Pérez Artero, familiar político del solicitante pero que de poco le servía.
Carta abierta publicada en el diario La Verdad el 22-9-1978
Así estaban las cosas cuando la Policía Municipal me pidió “por lo que más quisiera” que les hiciese una especie de callejero o algo para poder entenderse porque con las notificaciones o las informaciones a los vecinos no había “ni dios que se aclarara”.
Me puse a la faena y a finales de 1978 la imprenta de Cristóbal terminó el callejero, el primero que se hacía de la población, y que se reproduce a continuación a fin de que puedan conocerse no solamente las calles del casco antiguo, sino todas las que en esos momentos existían en Alcantarilla.
Portada del callejero del año 1979
Plano que acompañaba al callejero
En total tenemos 322 denominaciones, pero descontando nombres de carreteras, caminos, parajes, carriles y sendas, nos queda la cifra de 290 nombres designados por el Ayuntamiento.
Nos llegó mandado y votado el cambio político y con él necesariamente tenía que venir ‒otra vez‒ el cambio de los nombrecitos de las calles. Se esperaba lo peor. Si ganaban los socialistas y los comunistas ya nos veíamos a la Calle Mayor como Avenida de Lenin, la Iglesia como Casa del Pueblo y el Cinema Iniesta como Teatro de La Pasionaria.
Es broma. Las personas que aparecían en todas las listas en principio ofrecían todas las garantías de seriedad y eficacia de gestión, dejando en segundo término los nefastos ideales políticos. Y la cosa funcionó. No hay comparación posible con lo que ha ocurrido en España en los últimos tiempos con la llegada de esta plaga de niñatos del tres al cuarto sin oficio ni beneficio con los que el diccionario se queda impotente para encontrar adjetivos. Gobierno y oposición se pusieron juntos a trabajar, y sobre todo a gestionar, porque ante todo un Ayuntamiento debe ser más un órgano de gestión que político, con las únicas miras puestas en el beneficio de la población. Alcantarilla comenzó una etapa de mejoras en todos los aspectos gracias a que no se perdió ni un minuto de tiempo en discutir estupideces.
Y más o menos al año de ser elegido alcalde Francisco Zapata Conesa, llegó el momento de la publicación del correspondiente Bando. Había que cambiar el nombre a casi todas las calles del pueblo, y para llevar a cabo este peliagudo asunto Zapata designo al concejal Manuel Martínez Pérez.
Manuel ‒“Manolo el de los tebeos”‒, había sido factor en la RENFE y en su casa frente a la estación nos vendía y alquilaba tebeos a los críos hacía ya unos cuantos años. Era la bondad personificada y todos lo apreciábamos mucho, antes, durante y después de ser concejal, pero sobre todo cuando te fiaba la peseta del tebeo.
El trabajo que había por delante no era fácil, había que evitar el herir a nadie, también el dejar para los libros de historia los enfrentamientos civiles y los nombres de los cargos políticos de carácter nacional o provincial. Había también que tener muy en cuenta la historia de la población y era necesario recuperar los nombres originales de las calles antiguas que habían sido eliminados, así como pensar en los vecinos que al fin y al cabo eran los verdaderos “sufridores”, o no, del nombre que se le pusiera a su calle. Y algo muy importante: se intentaba que aunque pasara el tiempo, viniera quien viniera, no tuviera motivos para cambiar otra vez el nombre de ninguna calle. El ambiente era muy propicio no sólo entre los concejales de todos los partidos, también entre la propia población.
Zapata me dijo que colaborara con Manolo y así lo hice, aunque yo en esos momentos estaba a tope de trabajo con la confección del Plan General Municipal de Ordenación Urbana y el Urbanismo en el Ayuntamiento de Murcia.
Así, el día 7 de julio de 1980, siguiendo un acuerdo plenario del 30 de octubre anterior, se dicta un Bando de Alcaldía con los primeros cambios de los nombres de calles. Evidentemente no fue perfecto. El criterio de no herir susceptibilidades prevaleció sobre el criterio de recobrar la historia, y así la mayoría de las calles del casco antiguo no recobraron sus denominaciones originales. De hecho, en este primer Bando solamente se recobraron los nombres de las calles Mayor, Madrid, Cuartel y la plaza de San Pedro.
Visto desde hoy parece que se perdió una oportunidad histórica, pero repito que en aquellos momentos de colaboración y entendimiento político no se pudo o no se debía hacer otra cosa. Los cambios sí fueron más profundos en aquellas calles más modernas, nacidas durante el régimen de Franco y que estaban cargadas con más connotaciones políticas; algunas muy justamente, pero toda la operación se basaba en pasar página, no olvidar pero sí avanzar más aún en algo que hacía ya mucho tiempo que socialmente iba por muy buen camino. Al fin y al cabo ese fin también era lo que pretendía el pasado enfrentamiento civil, la unión de todos, por lo tanto se entendía que se cumplían los objetivos de unos y de otros.
Bando del 7-7-1980 con el cambio de nombre de las primeras calles
La segunda fase en los cambios de nombres vino mediante un Bando de fecha 8 de marzo de 1982. Pero de nuevo no se tocaron determinadas calles del caso antiguo y solamente afectó a la Calle Zamplana que pasó a su denominación popular de Tranvía, así como a la Calle de la Nona.
En las dos fases de cambio de nombres puede observarse que no existe discriminación alguna de nadie por razones de ideario o de situación social.
Bando del 8-3-1982
Quedaban unas diez calles todavía en el casco antiguo cuyo nombre primitivo se quería recuperar, pero se fue individualizando cada caso e incluso se hablaba con los afectados buscando soluciones alternativas a fin de que el acuerdo fuese consensuado.
Hacia 1985 ya se había solucionado la vuelta a sus orígenes de las calles Aire, calle y plaza, Carros 2do. tramo, Comercio, Eras, Los Garcías, Moreras, Palmera, Raso, Solares y Tropel.
Y de nuevo volvíamos a tener un gran problema con el cambio de nombres de calles tal y como ya había ocurrido unos años antes. Por esa razón le propuse al alcalde editar un nuevo callejero actualizado, a un tamaño más cómodo de manejar que el anterior y con plano general de todo el término a color.
Este callejero vio la luz en el año 1986 y por su posible interés en caso de cualquier búsqueda se reproduce a continuación.
Portada del callejero del año 1986
Plano que acompañaba al callejero
En total tenemos 351 denominaciones, pero descontando nombres de carreteras, caminos, parajes, carriles y sendas, nos queda la cifra de 334 nombres designados por el Ayuntamiento.
Y con respecto a los nombres del casco antiguo (53 denominaciones, anteriormente relacionadas), nos encontramos con tres situaciones:
1.- Aquellas denominaciones que se presume que no existe inconveniente en su cambio e incluso podía ser recomendable debidamente justificado, y que son:
2.- Denominaciones de calles restituidas a sus nombres originales:
3.- Las calles restantes no habían sufrido alteración si exceptuamos el caso ya comentado de la Calle Cayuela renombrada como Alcalde Damián Lorente.
En 1988 se logra la ampliación del término municipal y se incorpora al callejero de Alcantarilla una parte del Polígono Industrial Oeste con una serie de calles ya bautizadas en su día por el Ayuntamiento de Murcia, así como pequeñas agrupaciones de viviendas clandestinas junto a Las Tejeras, Camino de la Silla, Carretera de Barqueros y Camino Viejo de Pliego.
En el año 1999, ante la nueva situación territorial, el que suscribe, editado por el Ayuntamiento, realiza un nuevo callejero adaptado a la nueva situación.
Portada del callejero del año 1999
Plano que acompañaba al callejero con la ampliación de término
En el siguiente año de 2001, el amigo Ángel Palazón Cerón, prematuramente fallecido, editó un completo trabajo sobre las calles de la población: “Por las calles de Alcantarilla”, en el cual, a lo largo de 477 páginas analiza los orígenes de los nombres de cada una de ellas, aunque su premura por publicar el trabajo le impidió contrastar algunos datos. Su inesperado fallecimiento le privó a Alcantarilla de poder contar con más trabajos de este hombre que dedicaba el tiempo que tenía y el que no tenía en investigar cosas sobre su pueblo. Los amigos no lo olvidamos, y el nombre de una calle con el que cuenta hará que también le recuerden los que no le conocieron.
Portada del libro y Ángel Palazón Cerón
Francisco Zapata dejó la política en el año 1987, sucediéndole Pedro Toledo y después Lázaro Mellado. Alcantarilla sufrió en estos años un gran crecimiento, pasando de unos 28.000 habitantes a unos 39.000. Ello trajo consigo la creación de nuevas zonas urbanas y por consiguiente la creación de nuevas calles.
Evolución de la población de Alcantarilla
Utilizando los datos del padrón municipal en cuanto a callejero de la población, en el año 2017 Alcantarilla contaba con 507 denominaciones según la siguiente relación:
Para conocer el número de calles tenemos que deducir carreteras, caminos, sendas, etc., así como todas aquellas correspondientes a los terrenos objeto de ampliación de término a fin de poder contar con datos comparativos respecto a épocas anteriores.
Esto supone el desestimar 19 calles o avenidas, quedando el número total correspondiente al antiguo término de Alcantarilla en 488 denominaciones totales y de ellas, las correspondientes a calles, plazas, avenidas, etc., suman 480 nombres, por lo tanto en el período de 1987 a 2017, se había aumentado el callejero en 146 nombres.
Plano callejero del padrón municipal
De este callejero actual pueden extraerse algunos datos y conclusiones. Lo primero y que más nos interesa es la situación de esas 44 calles antiguas cuya denominación era interesante conservar y de las cuales 8 ya podemos decir que son irrecuperables, por lo que nos quedan 36.
Resulta muy esclarecedor el tener una estadística de qué tipo de nombres se han otorgado a las calles de este pueblo. Veamos por grupos:
1.- Relacionados con la religión… 76 nombres
Existen otros de aspectos muy minoritarios.
Este repaso del callejero deja sin lugar a dudas, y hablando en lenguaje vulgar, que la adjudicación de nombres de calles en los últimos años, cuando “reinaban” los señores Toledo y Mellado, parece que ha sido un verdadero cachondeo en los que se repartían los nombres de calles como churros a amigotes, colegas, deudos o serviles.
Con este historial y antecedentes a las espaldas, ahora quieren hacer desaparecer dos calles históricas. ¿Es que no tenían donde elegir? ¿Y encima nos dicen que el casco urbano es pequeño? ¿Y no sé qué del honor? ¿Estamos de broma?
Pedro me ha gustado mucho este estudio que haces de las calles. Hace ya muchos años vi como una barbaridad que se cambiara el nombre de la calle Empedrada para ponerle el de Ignacio López Lacal. Se podía haber puesto una placa con el nombre de este médico, indicando que había habitado en esa casa de la calle Empedrada, y titular con su nombre otra calle en otro lugar. Ahora veo, por tu estudio, que los atentados al patrimonio histórico de Alcantarilla, en el tema de las calles, son muchos más.
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