Pedro L. Cascales López
El que esto suscribe, que por motivos profesionales o de otro tipo, ha tenido la suerte, y la desgracia en algunos casos, de tener que tratar con muchos alcaldes, de poblaciones grandes y chicas, de más allá y de más acá, creo ya conocerlos al primer golpe de vista y saber, dicho figuradamente, de qué pie cojean. Y no suele haber sorpresas, y si alguna vez hay alguna, suele ser para mal, y máxime en estos tiempos que corren en que a la política, salvo honrosas excepciones, solamente llega lo peor de cada casa, lo más inútil, ignorante y otras cosas. Y yo no soy una excepción pensando esto, cada vez hay más gente que piensa lo mismo, ya creo que somos millones, aunque sea una mayoría silenciosa acobardada. Basta ver un telediario o leer un periódico, y eso que normalmente los llamados famosos “medios de comunicación” (menudo sarcasmo) están viviendo, y bien, con el sobre bajo mano.
Y viene todo esto porque mira por dónde, que ahora en Alcantarilla nos encontramos con una sorpresa. Yo la estaba viendo venir, me daba esa sensación, pero no me fiaba ni me lo creía; a mí ya solamente los hechos pueden convencerme y más aún después de la experiencia, desgraciada experiencia, de los últimos casi treinta años en Alcantarilla (y en casi todos los sitios, cuando todo comenzó a malvarse). La diferencia entre la mayoría de los alcaldes de hace algunos años y la mayoría de los de ahora suele ser sencillamente abismal. Para mal, desde luego.
Pues bien, resulta que llega a la alcaldía de la población de Alcantarilla un señor que no presume y dice que va a hacer esto o lo otro, sino que coge y de pronto va y lo hace. Sorpresa total, y ya creo que van cinco sorpresas: El acueducto, la Casa de Precioso, el túnel romano, el Museo de la Conserva y ahora la excavación del Cabezo del Agua Salada (esto que yo sepa, porque posiblemente haya algo más), según publica el diario La Verdad con fecha 12 de mayo de este bendito y maldito año de 2023.
Ante esto, algo tan insólito, no cabe más que mostrar el más absoluto apoyo a este hombre y presentar, desde el punto de vista de la Historia de Alcantarilla, un breve esquema sobre lo que anteriores alcaldes han hecho en este aspecto y las expectativas que se nos presentan que no pueden ser más interesantes, ya que el conocimiento de la historia se consolida y los hallazgos arqueológicos que se produzcan nos pueden llevar a grandes sorpresas.
Ese logo que el Ayuntamiento dice de Alcantarilla que es “Donde la huerta nace”, ya está prácticamente demostrado con el hallazgo de los restos de mortero de cal y cantos rodados en el lugar previsto del antiguo canal romano, solamente falta ahora unos minutos de pala excavadora para descubrir el túnel (que al igual que el canal, se sabe exactamente por dónde pasaba) y lograr así que ese dicho sea ya irrefutable.
Puede verse:
2019 – Artículo nº 23. El túnel romano de Alcantarilla. 16 páginas. En:
Lo que ya se publicó hace más de 20 años por primera vez, la hipótesis de que los famosos túneles citados por al-Hamyari no fueran otra cosa que un canal romano que captaba el agua en una presa ubicada en el Río Segura, un poco más arriba de la actual, está prácticamente confirmada, sólo faltan quince minutos de excavación con una pala para demostrar sin lugar a dudas que Alcantarilla fue realmente el inicio de toda la Huerta de Murcia hace 2.000 años, 800 años antes de que se fundara Murcia y más de 1.000 años antes de que los árabes iniciaran sus redes de acequias ya que hasta entonces venían sirviéndose de la red romana, en concreto de la hoy llamada Acequia del Turbedal.
Puede verse:
2000 – Libro. Topografía y evolución urbana de Alcantarilla. 258 páginas. Edita: Pedro L. Cascales López. Imprime: Artgrafic-Alhama. En:
Siendo ampliado todo esto años después. Puede verse:
En varias ocasiones, en algunos de los artículos que se han ido publicando, ya se ha comentado que el interés por el conocimiento de la pequeña historia de Alcantarilla es algo relativamente reciente. Podemos decir que hasta la Guerra Civil nadie pensaba que esta población tuviese historia. La única historia que existía era la de la cercana Murcia, que esa sí venía siendo tratada por diversos autores desde siempre, eclipsando la que podía existir en los lugares de su entorno, aunque a veces, si había suerte, se dedicaban un par de líneas, siempre de manera somera e inconcreta, a algún pequeño y segundón lugar como Alcantarilla.
Sobre el Cerro Ibérico a partir de hace unos 20 o 30 años ya comenzaron a publicarse diversos sueltos en revistas culturales, lanzando unas hipótesis que el tiempo y las excavaciones van confirmando.
Puede verse:
2020 – Artículo 27. Publicaciones sobre Alcantarilla – 1ª parte. En: http://historiasdealcantarilla-murcia.blogspot.com/2020/02/publicaciones-sobre-alcantarilla-1-parte_12.html
2020 – Artículo nº 28. Publicaciones sobre Alcantarilla – 2ª parte. En:
2020 – Artículo nº 29. Publicaciones sobre Alcantarilla – 3ª parte. 157 páginas, 1ª+2ª+3ª. En:
Tras la guerra, no eran momentos de pensar en “historias” sino de recuperar la vida normal y acabar con las imperiosas necesidades de trabajo, comida y vivienda. Nadie hablaba, ni le importaba, si el pueblo tenía historia o no, y lo único que se decía es que la población se trasladó de sitio por una inundación y que había túneles “secretos” bajo todo el pueblo, desde la Voz Negra hasta Javalí Nuevo, y que habían sido hechos por los “moros” o por los “frailes” del convento; depende de quién lo contara, así era el cuento. Aunque como todas las “historias” del boca a boca de generación en generación, siempre en el fondo, a veces puede existir algo, y se “algo” no puede ser otra cosa que el túnel romano que estuvo abierto hasta hace unos 200 o 300 años.
Ya han pasado más de ochenta años del final de la guerra y el escenario es muy diferente por lo que al estudio de la historia y la cultura de Alcantarilla se refiere, y para poder llegar a este punto ha sido muy importante la labor que han desarrollado, a veces sí y a veces no, los sucesivos alcaldes y concejales de cultura de la Villa.
En 1940 Alcantarilla tenía sobre los 9.000 habitantes, y en 1973 cuando se publicó el primer trabajo sobre la historia del pueblo la población era de unos 17.000. En sólo treinta años sus habitantes se habían duplicado gracias a la existencia de industrias madereras y conserveras, aparte de muchas pequeñas industrias, artesanales de gran prestigio en su gran mayoría, que significaban la creación de muchos, y muy especializados, puestos de trabajo. El alcalde Ángel Galindo había traído el agua potable y Fulgencio Pérez Almagro había completado la red de alcantarillado. Y ya sí que se comenzaba tímidamente a hablar de que Alcantarilla tenía una “historia” más antigua e importante de lo que se suponía. De hecho, su historia parece arrancar 3.000 años antes que la de Murcia capital. Esperemos que próximamente estos datos se confirmen gracias a las excavaciones arqueológicas.
Juan
Martínez Beltrán
Como ya se ha comentado, el interés
y la labor de algunos de los regidores ha sido fundamental en lo referente a la
historia de esta población. Juan Martínez Beltrán fue el primer alcalde que
conocí (1954-1960), pero por la edad no tuve mucho trato con él. Era una
persona seria, competente y con las ideas muy claras: había que acabar con la
humillante situación de muchas familias viviendo en cuevas en condiciones
infrahumanas. Se impuso esa labor, que ya había sido objeto de preocupación en
sus antecesores, pero fue él el que consiguió por fin soluciones concretas y en
muy poco tiempo para un problema de esa envergadura y de esa gravedad. Como
dato curioso puede señalarse el hecho de colocar altavoces por todo el pueblo
para informar a los vecinos de bandos, datos, hechos o lo que fuese necesario.
Juan Martínez Beltrán
Las familias tenían que tener un techo, una vivienda digna. Y se llevó a cabo la construcción de dos grandes polígonos: las llamadas “Casas de Solís” en la entonces Avenida de Calvo Sotelo, ahora Calle Mayor, con 140 viviendas, y el de “Ramos Carratalá”, luego “San José Obrero”, con 200 viviendas, a unos costes muy asequibles para todos. El gravísimo problema de las cuevas prácticamente desapareció en Alcantarilla.
Pero también es necesario hacer constar que tras la guerra comenzó una gran migración desde los pequeños pueblos a las pequeñas y grandes ciudades, especialmente a Madrid y Barcelona, cuyos extrarradios se llenaron de chabolas en las cuales las condiciones de vida eran inadmisibles. Y el gobierno actuó de forma rápida y contundente (ya sé que eso parece increíble con estos que hay ahora, pero pasó, y hasta algunos se compraban un solar y se hacían su casa en los fines de semana sin ningún problema), y se crearon miles y miles de viviendas sociales que acabaron con esa lacra. Simplemente en la cercana Murcia se crearon los polígonos de Vistabella, Santa María de Gracia, Los Rosales y el Espíritu Santo entre otros, aparte de muchas actuaciones de menor envergadura en barrios y pedanías.
Y en Alcantarilla, ¿cómo se hizo Campoamor?, ¿y Sangonera la Seca? Un trabajador con su sueldo podía comprar un solar, irse haciendo la casa a ratos, y dejarla preparada para elevar luego plantas para los hijos.
Puede verse:
2019 – Artículo nº 21. Las casas cueva de Alcantarilla. 39 páginas. En:
Por lo tanto, Juan Martínez Beltrán puede considerarse como un alcalde cuya actuación pública fue muy importante para Alcantarilla. Hay que recordarlo y con todo merecimiento hacerlo figurar en esa lista de alcaldes importantes dentro de la historia de esta población.
Diego Riquelme Rodríguez
Diego era una persona con muchos
contactos y de un trato mucho más cercano que su antecesor. Fue el primer
alcalde que podemos decir que “sentía” la historia de Alcantarilla y la cultura
en todas sus facetas. Durante su mandato (1960-1970) se comenzaron a asfaltar
las calles de la población, que en algunos casos, como el de la Calle Mula o
Ramón y Cajal, eran verdaderos e intransitables barrizales en su parte baja.
Aunque a todo el mundo no le gustó mucho la idea de eso del asfalto (me
incluyo), porque evitaba que los críos pudieran hacer guas para jugar a las
bolas o simplemente poder tener piedras para apedrearse unos a otros.
Diego Riquelme Rodríguez
Pero la gran obra de Diego fue el Museo de la Huerta, fue su empeño personal, ideado y alentado por su gran amigo Diego Sánchez Jara, sobrino del escritor Pedro Jara Carrillo. Fue también el primer alcalde que publicó libros (El Beato, El Sabio Lorente, El alcalde de Zalamera, El Museo de la Huerta ‒dos tomos‒, sobre las Cofradías, y muchos artículos), era sin lugar a dudas el alcalde con una mayor cultura de los que hasta entonces habían accedido al cargo. Y ya con él podía comenzarse a hablar de que había que investigar todo lo posible sobre la historia de Alcantarilla, porque intuitivamente se tenía el convencimiento de que había mucho por descubrir, y en su ayuda llegó al Ayuntamiento el buenazo de Fulgencio Saura Mira como Secretario.
De vez en cuando recuerdo largas reuniones con el pintor Mariano Ballester y con el periodista e historiador Serafín Alonso Navarro. Excelentes personas los dos. La gran ilusión de todos era el poder ajardinar el entorno del Museo y desenterrar el acueducto que doscientos años antes había sido enterrado por los agricultores para nivelar las tierras y poder regar. Por eso, cuando hicimos el Plan de Ordenación en 1980 se adoptaron las medidas urbanísticas oportunas para que algún día, algún alcalde pudiera hacerlo, pudiera desenterrarlo. Y resulta que ya está hecho, aunque por desgracia, la mayoría de los que querían eso ya no lo han visto terminado. O sí. Luego trataremos sobre ello y sobre este alcalde que se ha atrevido a hacer esto.
Diego Riquelme además fue un buen alcalde, apreciado por todos, que realizó numerosas obras de alcantarillado, aguas potables, alumbrado y jardinería.
Fulgencio
Pérez Artero
Fulgencio era hijo de otro alcalde: Fulgencio Pérez Almagro. Fue un alcalde que tuvo que afrontar el rápido crecimiento de la población y resolver por lo tanto el asunto del inaplicable y defectuoso Plan Comarcal de la Huerta de Murcia que tenía la construcción paralizada en el pueblo, con los graves problemas y el malestar que ello estaba causando. Su estancia en el cargo (1970-1979) se vio muy afectada por el cambio político, que incluso le afectó personalmente en su salud. A ello se sumó el fiasco de haber confiado en ciertas recomendaciones y encargar el Plan de Ordenación propio de Alcantarilla a un equipo madrileño que lo único bueno que esto produjo es que Fulgencio, de acuerdo con el alcalde de Murcia, llevara a cabo la realización de un plano aereofotogramétrico (primero de la población, 1973) de un enorme valor entonces y más hoy, y más cada año que pase.
Todas estas circunstancias le
amargaron la legislatura y no pudo llevar a cabo todo lo que en otras
condiciones podía haber hecho.
Fulgencio Pérez Artero
No fue por lo tanto un alcalde que tuviese las manos libres para actuar con la necesaria dedicación al verse sometido a los acosos políticos propios de aquellos años, algo que sus antecesores en el cargo no habían tenido. Aún así llevó a cabo numerosas obras y tal vez una de las mejoras cosas que hizo fue el publicar el libro de Salvador Frutos Hidalgo “El Señorío de Alcantarilla”, primer libro que sobre la historia de Alcantarilla se publicaba. La tan deseada “Historia de Alcantarilla” ya existía.
Puede verse:
2022 – Artículo nº 43. Salvador Frutos Hidalgo. 16 páginas. En: http://historiasdealcantarilla-murcia.blogspot.com/2022/01/salvador-frutos-hidalgo.html
Francisco
Zapata Conesa
Francisco Zapata llegó a la alcaldía rodeado de una gran incógnita debido a que tras cuarenta años existía un cambio político de incierto recorrido, pero desde un primer momento Zapata supo ganarse a los habitantes de Alcantarilla, y su falta de preparación administrativa supo compensarla con un gran pragmatismo, cercanía a todas las personas fuesen quien fuesen, y tener unas ideas muy simples pero muy claras.
Se ganó a todos los funcionarios desde el primer momento e incluso yo confié en él, que ya es decir.
Francisco Zapata Conesa
Lo primero que acometió fue el tema urbanístico solucionando en muy poco tiempo algo que llevaba casi quince años causando graves problemas y parecía irresoluble. Se aprobó un Plan de Ordenación que por cierto todavía está vigente, cuando tenía que haberse revisado hace más de 25 años (menudo “éxito” de los alcaldes que vinieron después). Con ese Plan se obtuvieron de forma gratuita suelo para jardines, colegios y edificios de carácter histórico, y la construcción sufrió un enorme incremento aumentando el parque de viviendas y creando muchísimos empleos. También se incrementaron las obras de urbanización en toda la población y se instaló un enorme colector de ovoides a lo largo de la Calle Mayor.
Pero por lo que Francisco Zapata (1979-1987) tiene ya un puesto en la Historia de Alcantarilla es por haber logrado la ampliación del término municipal. No se pudo conseguir todo lo que se quería por la oposición de los vecinos de Sangonera la Seca, muchos de ellos hijos de Alcantarilla pero que querían ser ahora “gente importante de la capital” fue un grave obstáculo, a pesar de lo ya dicho, de ser muchos de ellos procedentes de Alcantarilla, y tener unos negocios que también funcionaban gracias a Alcantarilla, no de gente de “la capital”. Todo esto también repercutió en el necesario ajuste de límites con Javalí Nuevo.
Ampliación no consolidada en el trienio constitucional
Ampliación conseguida en 1987
Callejero de la nueva Alcantarilla
Puede verse:
2019 – Artículo nº 9. Cartografía histórica y evolución urbana de Alcantarilla. 105 páginas. En: http://historiasdealcantarilla-murcia.blogspot.com/2019/03/cartografia-historica-y-evolucion.html
Pedro Manuel Toledo Valero
Poco o nada puede decirse de este alcalde en la Historia de Alcantarilla, salvo la casi total destrucción del poblado iberorromano de la Avenida de Santa Ana.
Pude verse:
2020 – Artículo nº 24. Los “San Esteban” de Alcantarilla. 13 páginas. En:
Lázaro
Mellado Sánchez
Ídem anterior.
Joaquín Buendía Gómez
Joaquín Buendía Gómez
Y aquí llegamos a la actuación de este alcalde, Joaquín Buendía Gómez, que motiva estos renglones, al encontrarnos ahora con la citada noticia del inicio de la excavación del Cabezo del Agua Salada (por Dios y por la Virgen, vamos a acabar ya con lo de “Salá” de los panochos de pandereta) y los indicios de que su antigüedad puede ser muy superior a la que se le suponía.
Transcripción:
“LAS EXCAVACIONES EN EL CERRO ÍBERO SACAN A LA LUZ CERÁMICAS Y ESTRUCTURAS DERRUIDAS
Alcantarilla
Los expertos desarrollan nuevas prospecciones en seis puntos de este bien de interés cultural
Juan Ruiz Palacios
Los sondeos arqueológicos en el yacimiento del Cerro Íbero, situado frente al Museo de la Huerta de Alcantarilla, arrancaron esta semana. El entorno contiene fragmentos escultóricos y arquitectónicos datados en época ibérica y elementos de las edades del Bronce y del Hierro. En las primeras catas, ya han aparecido varios restos de cerámica de la época iberorromana y el derrumbe de una posible estructura constructiva, cuya antigüedad 'está todavía por determinar'.
Los sondeos de esta primera fase se llevan a cabo en seis parcelas de tres metros cuadrados cada una. Participan dos arqueólogos y una retroexcavadora, durante las próximas cinco semanas, en colaboración con la Dirección General de Patrimonio Cultural. El espacio se encuentra en una finca de 10.500 metros cuadrados, que fue adquirida recientemente por el Ayuntamiento, con el objetivo de recuperar y proteger los restos, que ya fueron catalogados en las primeras intervenciones arqueológicas de 1981 y 1992. Aquellas prospecciones determinaron que el yacimiento estuvo habitado desde el siglo VII a.C. hasta el VI d.C.
El Cerro Íbero se encuentra ubicado junto a los arcos del Acueducto de Alcantarilla, en el Cabezo del Agua Salá (y dale que dale con lo de 'Salá'), y está catalogado como bien de interés cultural (BIC). Además es yacimiento arqueológico desde el año 1990. Ya en 1794, el canónigo Lozano indicaba en sus escritos la presencia de monedas romanas, barros de Sagunto y otras antigüedades en la zona.
Plan Director
Los directores de las excavaciones son José Manuel Crespo, Francisco Ramos y Miguel Sánchez Mondéjar. 'Empezamos las prospecciones esta semana por encargo del Ayuntamiento, que quiere poner en valor este yacimiento. El objetivo es llevar a cabo seis catas en distintos puntos con el fin de documentar los restos que encontremos y profundizar en ellos', explica Crespo. Los trabajos se desarrollarán a lo largo de un mes. Después los expertos analizarán los restos y realizarán un inventario con los materiales hallados. 'Una vez que los limpiemos y se haya hecho el inventario, redactaremos una memoria con los resultados de las intervenciones. Este documento tendremos que presentarlo al Ayuntamiento y a la Dirección General de Patrimonio, ya que las actuaciones se están desarrollando en un BIC', recuerda.
'Aunque ya se llevaron a cabo excavaciones en los años ochenta y noventa, el programa que tenemos puesto en marcha ahora es mucho más amplio de lo que se hizo entonces. Uno de los objetivos es crear un plan director que programe más excavaciones', relata Crespo.
Las seis catas se llevan a cabo en puntos donde ya se realizaron excavaciones. 'Vamos a ver qué nos encontramos, porque estamos seguros de que vamos a hallar muchos elementos. Ya han salido a la luz estructuras derribadas y piezas de cerámica, pero queremos saber más acerca de este entorno', concluye el arqueólogo.
Y hasta aquí lo publicado y lo que sabemos, pero hay algo muy importante, aunque por lo pronto haya que acogerlo con todas las reservas: se habla de restos del Bronce y del Hierro, y eso supondría una antigüedad habitacional, de confirmarse, mucho mayor que la que hasta ahora se ha venido manejando. Lo del siglo VI es meramente anecdótico porque también habrá restos del siglo XX de la familia Sampedro que habitaban las casas cuyas ruinas todavía existen en la cima.
Este pequeño cerro siempre ha llamado la atención por su topografía y su ubicación, pero en el siglo XVIII su propietario consiguió una dotación de agua de la noria construyendo la arcada que fue destruida en 1956 cuando se realizaron las obras del desvío de la población. La obtención de esa dotación de agua llevó implícito el abancalamiento en terrazas del terreno y por lo tanto la destrucción superficial del yacimiento, sin embargo, al no existir desplazamientos, lo destruido sigue allí, aunque haya que interpretar su ubicación original.
Acuarela de Andrés Navarro. Los dos acueductos. El camino de la pólvora pasa bajo la arcada
26-11-1966 – Cultivos en el Cabezo
18-08-1968 – Foto de Paisajes Españoles del Cabezo
Su topografía por lo tanto se vio afectada y afortunadamente tenemos el plano de 1973 con curvas de nivel de equidistancia de metro aunque su escala sea algo grande (1/2.000).
Plano de 1973 del Cabezo con curvas de nivel de 1 metro
Fue al poco de llegar Daniel Serrano Várez a Alcantarilla cuando José Riquelme Marín y Jesús Fernández Palmeiro (todos profesores de los colegios) le hablaron a Daniel del lugar del Cabezo del Agua Salada y en una rápida inspección ocular detectaron rápidamente que el lugar parecía haber albergado un asentamiento ibérico.
A partir de ahí ya vinieron los contactos con la Universidad, con la profesora Ana María Muñoz Amilibia, y tiempo después llegaron las primeras catas y alguna pequeña excavación que dio mucho más de lo esperado. Ya se tenía una certeza. Existían pruebas. En ese lugar había existido un poblado pre-romano, el único del valle, ya que topográficamente los únicos lugares en que podía haber existido un asentamiento que son el Rincón de Beniscornia y la actual capital, no han dado jamás el más mínimo indicio, y además, su ubicación en zonas pantanosas de almarjales insalubres no reunía la excelente situación y topografía que sí tenía el poblado de Alcantarilla.
Publicación en 1999 de Daniel Serrano Várez sobre el Cabezo
Algunos de los restos arqueológicos hallados
Agosto de 1973 – Perspectiva del Cabezo
Nos encontramos pues ante una actuación por parte del alcalde de Alcantarilla que puede cambiar no sólo la historia antigua de Murcia (se negaba siempre que hubiese algún asentamiento dentro del valle; para los “doctos” sólo existían las de las costeras), y como anteriormente ya se ha dicho, queda lo del túnel romano, queda la antigua Alcantarilla, que podría contener restos romanos y queda el poblado de la Avenida de Santa Ana. Ya sé que es mucho, que demasiado se está haciendo, pero hay que decirlo.
Y lo que sí está claro es que Joaquín Buendía Gómez, con lo que ya ha hecho, aunque no hiciese nada más, ha pasado a la historia de Alcantarilla, como han pasado los alcaldes que anteriormente se han citado por hacer cosas excepcionales, cosas importantes, cosas que trascienden para siempre. Y eso no es fácil de lograr, no hay cosa que pase más fácilmente al olvido que un político que no haya hecho nada más que calentar un sillón, pavonearse, cobrar lo que nunca soñó que cobraría y recibir las adulaciones de los chaqueteros. Que por cierto son los primeros que luego dicen que no lo conocían de nada. A los hechos me remito.
Vamos a terminar reproduciendo algunas imágenes de este bien llamado ahora Cerro Ibérico que tanto puede significar para la historia de Alcantarilla y Murcia.
Plano topográfico en el que puede apreciarse la privilegiada situación del Cabezo, junto al río, a salvo de riadas, junto a amplias zonas cultivables y de pastos y la cercanía del Río Guadalentín
Dibujo de la zona que hice para Daniel Serrano Várez
Imagen del poblado del Cabezo en el libro Historia Ilustrada de Alcantarilla de Pedro Hurtado
Recreación, en el mismo libro, de un guerrero ibérico a caballo según los hallazgos realizados, y que afortunadamente pudimos darle a Daniel Serrano la reproducción de esta hoja antes de su fallecimiento
Puede verse:
2020 – Artículo nº 30. Historia Ilustrada de Alcantarilla. 4 páginas. En:
Foto actual de Google Maps de la zona
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