Juan
Cánovas Orcajada
Ya no quedan casas-cueva en Alcantarilla, pero
existieron, y a decenas, desde el último cuarto del siglo XIX y hasta las
últimas décadas del XX, casi un siglo. La conversión industrial atrajo a cientos
de trabajadores, en un principio de pueblos y pedanías cercanas, seguido más
tarde por familias procedentes de provincias limítrofes y sobre todo de
Mazarrón y La Unión tras el cierre de las minas. Pero ni
en el pueblo sobraban viviendas, ni los empresarios contaban con alojamientos
para la cantidad de desplazados que comenzó a engrosar el padrón
municipal.
No tenemos la dudosa exclusiva de
enorgullecernos de la capacidad del hombre para proveerse de un techo sin más
herramientas que la imaginación y la fuerza; varias localidades de la región
(Molina de Segura, Cieza, Lorca, Alhama de Murcia, Puerto Lumbreras, La Unión y
otras) también tuvieron en su suelo construcciones de este tipo, hoy fuera de
uso. En nuestro caso, la orografía de nuestro municipio, con múltiples cabezos
rocosos, se ha prestado a ser socavado sin temor a derrumbes, aunque nuestras
casas-cueva, a diferencia de otras localidades, han sido en su gran mayoría del
tipo subterráneo.
Los habitantes de Alcantarilla, desde que a
mediados del siglo XVI se habían trasladado al nuevo emplazamiento de su villa,
seguían siendo en su gran mayoría agricultores y ganaderos, desarrollando
además todos los oficios complementarios que esas dos actividades precisaban.
Pero la modernización y la industrialización,
desde que se deja sentir en las grandes urbes de nuestro país, tarda muy poco
en mostrarse en nuestra población, teniendo en cuenta que Alcantarilla siempre
ha sido un nudo importante de comunicaciones. Los ministros del ramo ponen la vista
aquí, y allá sobre el año 1863 ya funciona la línea ferroviaria M.Z.A (Sociedad
Madrid-Zaragoza-Alicante), que cruzaba la villa por su parte de poniente. En
1879, el convoy ferroviario que traía al rey Alfonso XII a Murcia, con motivo
de la riada de Santa Teresa, tuvo que hacer parada en Alcantarilla para que se
apeara por la imposibilidad de continuar hasta la capital.
Plano para la construcción de la Estación M.Z.A. en Alcantarilla –
Diciembre 1863
A principios del siglo XX, el nudo ferroviario
que forman la línea M.Z.A Albacete-Murcia con enlace en Chinchilla, y la de
Alcantarilla-Lorca y Lorca-Baza, con su estación de Campoamor, y sobre todo la
incipiente industria conservera local, hacen necesaria la construcción de una
estación adecuada para viajeros, y sobre todo una terminal de carga para
mercancías con muelle, además de una rotonda giratoria para locomotoras
Locomotora en la placa
giratoria. Del libro “Imágenes
para recordar” de Juan
Antonio Cánovas Mula. Águilas 2011
Croquis de las líneas de
la estación Alcantarilla-Villa.
Del libro MZA. Marcha de
los trenes. Nº 64. Madrid 1933
Al iniciarse el pasado siglo, nuestra población
contaba con alrededor de 5.000 almas. El alumbrado público, que todavía era de
gas, se cambió en 1906 por veinticuatro farolas eléctricas, pero solamente para
la Calle Mayor. Habría que esperar un cuarto de siglo para extender la
iluminación al resto de avenidas importantes del pueblo. Las viviendas
particulares debieron esperar otro tanto para poder disfrutar de tal invento, y
poder relegar el carburo o el quinqué al trastero.
Con la modernidad de un transporte como el del
ferrocarril, que permitía vender los productos con más agilidad que la que
hasta ese momento se realizaba, sobre todo la fruta de temporada, proliferaron
los almacenes de fruta, las fábricas de conserva, y las serrerías de madera
para elaborar los envases con que vender esos productos. Anterior a todo ello
existía una floreciente industria del esparto. Y nuestra población comenzó una
rápida transformación, y acogió como pudo a tantos cientos de foráneos que
vinieron a buscarse la vida.
Hemos llegado a conocer la existencia de cinco
asentamientos de casas-cueva, y un sexto de nombre dudoso. Por orden de
importancia, basado en número de cuevas, son los siguientes: Cuevas del
Calvario o de la Estación, Cuevas del Bolo, Cuevas de Vistabella o del Cura,
Cuevas de Caride o del Losar, Cuevas del Potrox, y Cuevas,
posiblemente llamadas del Campo, donde también existían chabolas. Es difícil
estimar las personas que vivían en los distintos asentamientos, por lo menos en
esos primeros tiempos. El único censo fiable, y del que después hablaremos, se
realizó en el año 1963
Alcalde Don Diego García
López, desde el año 1891 hasta
1919, con breves
interrupciones en su mandato. Llamado
“el Romano” por su
afinidad a la política liberal. Galería de retratos
de alcaldes del
Ayuntamiento
Este fenómeno de las cuevas comenzó a dar
quebraderos de cabeza al Ayuntamiento desde el inicio del siglo veinte. Hemos
encontrado la primera referencia en la sesión ordinaria del pleno que presidió
el alcalde don Diego García López, el 17 de enero de 1904.
El citado alcalde expuso, que muchos vecinos de
la villa le habían presentado quejas de que
“en las inmediaciones de la población y por la
parte de Poniente, se albergaban muchas familias de pobres transeúntes,
vagabundos y gentes de mal vivir, en unas cuevas que existían por haber
extraído piedra para el recebo de las carreteras, las cuales eran causa de que
se padecieran algunas enfermedades infecciosas, tales como viruela y calenturas
tifoideas; habiéndose dado recientemente el caso del fallecimiento de una de
dichas personas por afección virulenta.
Que además de este peligro existía el de que,
como gente de mal vivir, muchas de las personas allí albergadas debían de darse
forzosamente al hurto, no habiendo por tal motivo seguridad en la conservación
de los frutos de huerta y campo, ni aún en las casas y habitaciones
particulares. Y por último, que durante el transcurso del día, caían sobre las
calles de la población pidiendo limosna, acosando a los transeúntes y
molestando a todo el mundo, yendo sucios, harapientos y de aspecto repugnante,
con el objeto de excitar a la compasión.
Que en varias ocasiones se había conseguido
desalojar dichas cuevas y evitar el que transitaran por las calles las personas
ya indicadas; pero que todos sus trabajos habían sido al final estériles,
porque a altas horas de la noche volvían a meterse en dichas cuevas, sin que
pudieran evitarlo los dependientes del Municipio”.
La Corporación acordó que la Comisión de
Policía Urbana y Rural realizara una visita de inspección a los terrenos donde
existían las cuevas, y con lo que observara en ellas informara al Ayuntamiento
sobre lo más procedente a realizar, tanto para evitar contagios como para
garantizar la seguridad de la población.
En aquel momento se estaba creando lo
que hoy llamaríamos una “alarma social”.
Una semana más tarde, el día 24 de enero de
1904, se volvió a reunir el pleno para oír el informe de la Comisión, que decía
así:
“Respecto a lo que procede hacer en las cuevas
y socavones que existen en el campo de esta villa, contiguas a la población y
por la parte de Poniente, en las que se albergan muchas familias de pobres
transeúntes y vagabundos, que ya en más de una ocasión han proporcionado el
desarrollo de enfermedades infecciosas, además de la poca seguridad que ofrece
su permanencia en las citadas cuevas, propone la Comisión la inutilización o
destrucción de éstas, como medio más eficaz para evitar un contagio, y que se
ejerza además una exquisita vigilancia para que en lo sucesivo no se vuelvan a
formar bajo pretexto alguno, cuidando también de que en ninguna época del año
permanezcan en aquel sitio y sus alrededores familia alguna de pobres
transeúntes”.
La definición del lugar donde se encontraban
las cuevas “contiguas a la población y por la parte de Poniente”, nos hacen
pensar que podrían ser las del Calvario, Vistabella o Caride, que eran en ese
momento las más cercanas a la vía del ferrocarril.
El mes de julio de 1915 nos trajo un episodio
más grave, que se achacó a los pobres que moraban en las cuevas, según hemos
leído en el acta de la sesión ordinaria del día 24 de dicho mes. Presidía el
Teniente de Alcalde Don Antonio Pérez García, por ausencia del Alcalde Don
Francisco Vivo López.
“El Alcalde manifestó que se le habían
presentado los médicos municipales, denunciándole el hecho por demás sensible
de haberse dado algunos casos de viruela, especialmente en la clase de pobres,
cuyo contagio tenderá a aumentarse, habiendo tenido su origen en varios
tugurios y cuevas que hay al Poniente de la población y fuera de ella, donde se
albergan todos los pobres transeúntes y mendigos que atraviesan la población; y
proponían dichos facultativos que se adquiriera linfa vacuna en cantidad
suficiente para la vacunación y revacunación de la clase pobre del vecindario.
En vista de esta manifestación, la Corporación
acordó que con la mayor urgencia se reclamen del Instituto Nacional de Higiene
de Alfonso XIII veinte viales de linfa vacuna para atender a las necesidades de
la vacunación, pregonando como es costumbre para que acudan al Ayuntamiento
todos los que deseen gozar el beneficio de la vacuna y sufragando los gastos de
adquisición de ésta, con cargo al capítulo de imprevistos de presupuesto
corriente”.
Sabemos, por un acta posterior del mes de
agosto, que se recibió la vacuna y se procedió a vacunar a toda la población.
Habían pasado once años desde la supuesta destrucción de las cuevas, y ya vemos
como nuevamente estaban reparadas y habitadas.
En el año 1916 es alcalde de la villa Don Juan
Antonio López Martínez. En la sesión ordinaria del 8 de enero de ese año se
manifiesta:
“el señor Alcalde expone a la consideración
de los señores Concejales lo peligroso que resulta, tanto para la salud pública
como para la seguridad personal, el establecimiento de las cuevas que existen
en el sitio llamado “de las Losas”, de este Término Jurisdiccional, debiendo
ocuparse el Ayuntamiento de su desaparición, no permitiendo la apertura de otras nuevas. Todos convinieron en esta
necesidad, y de momento acordaron nombrar una Comisión compuesta de los señores
Don José Legaz Saavedra, Don Pedro López, Don Antonio Aledo y Don Luis Sánchez,
a la que pueden asociarse los señores Concejales que lo deseen, a fin de que
personándose en el sitio de las cuevas, examinen el estado en que se encuentran
y propongan los medios más conducentes a su desaparición, para que el
Ayuntamiento tome en su día la resolución que proceda”.
Alcalde Don Juan Antonio
López Martínez, desde 1-1-1916 hasta
4-5-1919. Galería de
retratos de alcaldes del Ayuntamiento
Las cuevas a las que se refiere como “de las Losas”,
son las “del Losar o de Caride”. No hay constancia en actas posteriores de las
decisiones que se tomaron con respecto a dichas cuevas.
Pasaron siete años sin mención alguna sobre las
cuevas. En el año 1923 es alcalde Don Pedro Cascales Vivancos. Durante su corto
mandato estableció la norma de solicitar permiso del Ayuntamiento para la
realización de cualquier obra, que hasta ese momento no se hacía. Tuvo el honor
de conocer al científico Ramón y Cajal en su visita a nuestro pueblo el 21 de
enero de 1923, poniendo su nombre a la hasta entonces llamada calle de Mula.
Otro hecho histórico le coincidió, y fue el paso de S.M. el Rey Alfonso XIII en
su visita a Cartagena. Con tal motivo ordenó la instalación de treinta y dos
lámparas eléctricas en la Estación de ferrocarril, con el fin de poder
garantizar con mayor acierto la seguridad del Monarca.
Otro hecho singular e histórico es el producido
durante su mandato, ya que los alguaciles sólo llevaban gorra de plato para ser
reconocidos como tales, pero a partir de septiembre del año 1923, los tres
guardias que formaban la dotación vistieron uniformes confeccionados por el
sastre Enrique Garrido.
Don Pedro Cascales Vivancos era conservero y
comerciante, teniendo dividida su actividad en varios almacenes de Alcantarilla
y de la carretera de Murcia, en la pedanía de Puebla de Soto. Allí instaló
molino de pimentón y las primeras cámaras frigoríficas.
Alcalde Don Pedro Cascales
Vivancos, desde el 1-4-1922
al 30-9-1923. Galería de
retratos de alcaldes del Ayuntamiento
Don Pedro Cascales Vivancos preside la sesión
ordinaria del día 22 de abril de 1923, en la que
consta:
“El señor Alcalde expuso que siendo un foco de
infección, así como el cobijo de gente maleante las cuevas existentes a la
salida de esta villa, había ordenado la destrucción de aquellas, habiéndose
llevado a efecto y quedado derribadas doce cuevas, cuatro covachas, y tapado un
hoyo grande, todo lo cual había ocasionado un gasto de ochenta y una pesetas
con diez céntimos, según la cuenta presentada por el encargado del trabajo Juan
Vivancos Martínez, la que ponía a la disposición de los señores Concejales para
su examen, aprobación y pago. Los señores Concejales, unánimemente aplaudieron
la decisión del señor Presidente, por ser desde luego dichas cuevas un peligro
para la población, tanto en lo que concierne a su estado sanitario como a la
seguridad personal, y habiendo sido examinada por los mismos la expresada
cuenta, y hallándola conforme, la aprobaron, acordando su abono del capítulo y
artículo correspondiente del presupuesto”.
No hay detalle en ninguna acta posterior del
asentamiento a que pertenecían las cuevas destruidas. El 30 de septiembre de
ese año, el Ayuntamiento fue tomado por el sargento de la Guardia Civil Juan
López Fuentes en nombre del Directorio Militar de Primo de Rivera.
15 de marzo de 1928. Es alcalde de la villa Don
Ángel Galindo Caballero, que al encontrarse ausente delega en Don José María
López Leal para que presida la Comisión Permanente.
“Por Gabino Sánchez se presentó la cuenta de la
compra de dos cajas de dinamita en Murcia para el derribo de las cuevas en que
se alojaban transeúntes, importando veinte y cuatro pesetas.
Por el mismo Gabino Sánchez se presentó la
cuenta de los jornales invertidos en el derribo de cuevas durante la semana del
cinco al once del actual, importando treinta pesetas”.
Tampoco en esta ocasión detallan las cuevas
destruidas y el paraje.
“El importante crecimiento
demográfico que experimenta gracias al desarrollo industrial, provoca la
necesidad de aumentar el abastecimiento de aguas potables que la empresa Santa
Catalina del Monte venía realizando desde finales del siglo XIX. Para dar solución
a este problema, el 19 de noviembre de 1925, el Alcalde-Presidente Don Ángel
Galindo Caballero, en nombre y representación de Alcantarilla, solicita al
Ayuntamiento de Murcia autorización para captar de la acequia mayor de
Barreras, en el sitio conocido por “los Arcos”, situados en las inmediaciones
de la rambla de las Zorreras, a 4 Kms. Aproximadamente del origen de la
acequia, la cantidad de 15 litros de agua por segundo, destinados al
abastecimiento de aguas potables de la población de Alcantarilla.
El Negociado de Aguas del
Ayuntamiento de Murcia concede la captación solicitada, según lo dispuesto en
la Ley de Aguas, en el artículo 55 de las Ordenanzas de la Huerta de Murcia.
En el año 1927 se autoriza a
Alcantarilla el proyecto mediante la Real Orden de 7 de noviembre. La
Corporación Municipal encarga la ejecución del proyecto al ingeniero D. Diego
Templado Martínez. Pero el proyecto inicial no se llevó a cabo ya que, en el
año 1928, las obras quedaron interrumpidas al aprobar el Ayuntamiento la
propuesta de la Confederación Hidrográfica del Segura de la variación de la
toma de aguas en el embalse de la Contraparada, en lugar de la acequia de
Barreras, y finalmente, en agosto de 1930, nuestro pueblo ingresa en la
Mancomunidad de los Canales del Taibilla.
El abastecimiento de aguas potables
fue tan importante para nuestra localidad que, años más tarde, la Corporación
Municipal de 1949, presidida por el alcalde Don Fulgencio Pérez Almagro, nombró
a Don Ángel Galindo Caballero hijo adoptivo y predilecto de Alcantarilla, y se
dio nombre oficial de “Abastecimiento Municipal de Aguas de Galindo”, un
alcalde que fue determinante en la consecución de grandes obras para el
beneficio de todos los alcantarilleros” (Extracto
del artículo publicado por María Rosa Gil Almela en La Gaceta nº 9, pág. 28 y
29, diciembre 2003).
Plano del año 1929 con la
ubicación de los núcleos de cuevas de la población.
Pedro L. Cascales López
Fotografía de Julio Ruiz
de Alda del año 1929 en la que se aprecian los
núcleos de cuevas del
Losar, Vistabella y la Estación.
Instituto Geográfico
Nacional
Misma fotografía anterior
con la ubicación de una pequeña serie
de cuevas y chabolas junto
al Camino de la Silla y la hoy Calle de San Lucas
Estamos en 1935. Otros siete años han pasado, y
ahora el alcalde es Don Francisco Martínez Martínez. En la sesión plenaria que
preside el 12 de febrero, vemos una actitud distinta a la de sus antecesores.
Alcalde Don Francisco
Martínez Martínez, del 14-2-1934
al 20-5-1935. Galería de
retratos de alcaldes del Ayuntamiento
“Por el señor Alcalde se hizo observar que en
las cuevas existentes en esta población se cobija gente maleante, y
especialmente gitanos, y propone sean destruidas las expresadas cuevas,
respetando claro es, aquellas en que vivan gente nacida o vecina de la
población y de buena conducta, acordándose así”.
Es
el primer atisbo humanitario que encontramos hacia los pobladores de las casas
cueva, aunque no se nos cuente quienes fueron los considerados “no vecinos” o
gente “de mala conducta”, que fueron expulsados del lugar donde habitaban, y
las cuevas destruidas.
Al término de la guerra civil es nombrado
alcalde nuevamente el industrial Don Ángel Galindo Caballero. Ya hemos visto
como, en su primer mandato, había sido artífice de la traída a nuestra villa
del agua potable. Ahora, su mayor preocupación
estaba puesta en la consecución de viviendas para obreros. Como
industrial que daba trabajo a varios cientos de ellos, sabía de primera mano el
grave problema que existía en nuestro pueblo. El 27 de marzo de 1940, en un
Pleno de la Corporación, expone todo lo que hasta ese momento lleva proyectado:
“Que ya se hace preciso dar estado oficial al
proyecto que toda la Comisión Gestora conocía y había estudiado con todo
cariño, referente a la construcción de cien casas protegidas para obreros, que
amparándose en lo dispuesto y acogiéndose al Instituto Nacional de la Vivienda
se intenta construir en esta población. Como ya conoce la Comisión Gestora, el
Ayuntamiento viene en la obligación de aportar para dichas edificaciones el
diez por ciento del importe total del presupuesto, incluido en dicho porcentaje
el coste del terreno en que han de ser deificadas las casas.
Que en un plazo máximo de cuarenta años y
aplicándose el alquiler que han de pagar los obreros en las mencionadas casas a
amortización de las mismas, quedarán los inquilinos dueños de los edificios.
Que de los distintos terrenos que se han
visitado, el que reúne mejores condiciones para el referido grupo de casas, a
juicio del Sr. Arquitecto Provincial del Instituto Nacional de la Vivienda, Don
Luis Matarredona Terol, que los ha visitado en unión del también Arquitecto de
la Diputación Provincial Don Pedro Celdrán Fuentes, son los que posee Don
Manuel Legaz Pérez entre la carretera de Granada y el llamado Camino de los
Romanos.
Alcalde Don Ángel Galindo
Caballero, del 6-5-1925 al 25-2-1930,
y del 14-4-1939 al
16-11-1943. Galería de retratos de alcaldes del Ayuntamiento
Que habiéndose entrevistado con el Señor Legaz
y expuesto el deseo del municipio de adquirir quince mil doscientos metros
cuadrados aproximadamente de los referidos terrenos de su propiedad para
construir en ellos las cien casas protegidas para obreros, se había manifestado
el Señor Legaz completamente conforme a venderlos al precio que señalara el
propio Ayuntamiento.
Que en consecuencia era necesario, a su
entender, fijar el valor de los terrenos y formalizar con el propietario de
ellos Don Manuel Legaz Pérez compromiso de compra-venta y seguir después el
expediente con sujeción a los trámites legales que se hallan prevenidos.
La Comisión Gestora enterada paso a paso de
todas las incidencias de este asunto acordó:
Primero: Facultar tan ampliamente como se
precise y sea necesario al señor Alcalde para formalizar con Don Manuel Legaz
Pérez compromiso de compra-venta de los quince mil doscientos metros cuadrados
aproximadamente de los que es propietario, situados entre la Carretera de
Granada y el Camino de los Romanos.
Segundo: Fijar como precio de cada metro
cuadrado el de dos pesetas, teniendo en cuenta que en dichos sitios se están
pagando el metro cuadrado de tres cincuenta a cinco pesetas”.
Seis años han pasado desde el último percance
de las cuevas. Leemos el 30 de abril de 1941, en un pleno presidido por don
Ángel Galindo Caballero:
“Se dio cuenta del informe de la Policía Urbana
y Rural que dice así:
Que coadyuvando a la campaña iniciada por el
Excmo. Sr. Gobernador Civil de la provincia contra la suciedad y gente maleante
y vagabunda, y en evitación también de la propagación de enfermedades
contagiosas, propone el derrumbamiento de las cuevas de esta localidad
habitadas por familias que llegaron a este pueblo después del 18 de Julio de
1936, y que son las de Carmen López Vargas con una persona; Damián Valera
Belchí con ocho; Agustín Díaz Martínez con seis; Antonio Vargas Fernández con
cinco; Antonio Torres con cuatro; Antonio Fernández con siete; Pedro Díaz con
nueve; Isabel Bastida con cuatro, y Juan López con dos.
Que las restantes cuevas se les dé a los que
las ocupan una ficha numerada con expresión de los nombres y edad de los
familiares, con el fin de que no puedan ser transferidos de una a otra familia,
y todas aquellas que vayan quedando vacantes se hundan del mismo modo”.
A pesar de no contar con el presumible censo
que se realizó (a la vista de lo tratado en el pleno mencionado), y sabiendo
que el alcalde Don Ángel Galindo Caballero llevaba un año haciendo gestiones
para la construcción de un grupo de viviendas, es muy probable que ese motivo
le llevase a la realización del mismo, con la posible idea de alojar en ellas a
familias que se ganaran la vida trabajando.
No se sabe si las personas a las que se
investigó habitaban en un mismo poblado, o si la cuenta de todas ellas resume
todos los asentamientos, es de imaginar que sí. Si así fuera, las cuevas que
supuestamente se derribaron fueron mueve, que cobijaban a cuarenta y seis
personas.
Las cien viviendas, a las que se dio como nombre
“Grupo de Viviendas Protegidas José Antonio”, ubicado en la Avenida Calvo
Sotelo (hoy Calle Mayor), quedaron terminadas en el año 1944, y el Ayuntamiento
aún tuvo que pagar la construcción de las aceras, que ascendió a un total de
135.000 pesetas. Era alcalde Don Juan Antonio López Hurtado.
Alcalde Don Juan Antonio
López Hurtado del 17-11-1943 al
5-2-1949. Galería de
retratos de alcaldes del Ayuntamiento
Lógicamente, nuestro Ayuntamiento nunca dispuso
de tanto dinero (en aquellos años esa cantidad era una fortuna), por lo que
para hacer frente al pago se vio obligado a solicitar un nuevo empréstito del
Banco de Crédito Local. Este empréstito (préstamo), sería reintegrado en
veinticinco años al Banco, contando con el cobro a los moradores de las viviendas
de la cuota mensual. Los inquilinos estarían pagando durante cuarenta años, y
pasado ese tiempo, las viviendas pasarían a ser de su propiedad.
“En sesión ordinaria del día 4 de julio de
1944, presidida por el señor Alcalde Don Juan Antonio López Hurtado, el mismo
manifiesta que habiéndose terminado el Grupo de Viviendas protegidas de esta
población, es muy conveniente proceder, antes de que fueran entregadas a los
beneficiarios, a la construcción de aceras en las mismas, lo que además del
aspecto urbanístico, proporcionaría a las referidas casas una sólida garantía
para sus muros y cimientos, ya que impediría las filtraciones de aguas de
lluvia y riegos a dichos cimientos y muros que les perjudicaría notablemente.
Al propio tiempo se acometería también la urbanización de las calles para
ponerlas en condiciones de tránsito y seguridad. Los señores Gestores,
perfectamente identificados con las manifestaciones del señor Alcalde
Presidente, acordaron por unanimidad que:
1º.- Que se construyan las aceras en todas las
calles del grupo de viviendas protegidas José Antonio.
2º.- Que dichas aceras sean de baldosín de
cemento del tipo de pastillas con bordillo de piedra.
3º.- Que dada la urgencia en construir dichas
aceras, ya que las viviendas serán entregadas oficialmente a los beneficiarios
el próximo día dieciocho de julio en que se conmemora la fiesta de Exaltación
del Trabajo, con asistencia de las autoridades de la provincia, se prescinda de
los trámites imposibles de subasta o concurso, verificándose las obras por
administración municipal.
4º.- Que el importe de ellas, tanto en lo que
se refiere a aceras como en la urbanización de calles, se abone con el saldo
que resulte a nuestro favor del empréstito de 135.000 pesetas concertado para
estos fines con el Banco de Crédito Local de España, con el sobrante del
anticipo del Instituto Nacional de la Vivienda, y de los fondos del presupuesto
ordinario municipal si fuera necesario.
5º.- Que se solicite del Banco de Crédito Local
de España la remisión del saldo del empréstito de las 135.000 pesetas que
resulta a favor de esta Corporación.
Así mismo acordó la Comisión Gestora autorizar
y facultar ampliamente al señor Alcalde Presidente para que organizara los
actos oficiales que estimara oportunos con motivo de la citada solemnidad del
dieciocho de julio, y para los que se refieran a la inauguración de las
Viviendas Protegidas José Antonio”.
Plano de catastro de
urbana realizado por D. Agustín Pineda Enríquez, vecino de
Alcantarilla y funcionario
del Ministerio de Hacienda, en el año 1972, en donde
aparecen las tres manzanas
con las viviendas del Grupo José Antonio
A la derecha, las tres
manzanas del Grupo de Viviendas José Antonio.
Foto Paisajes Españoles,
año 1965.
El problema de las cuevas seguía latente, pero
nuestro pueblo contaría con dos personajes públicos que abanderarían la cruzada
para su abolición, y que llegaron cuando doblaba el siglo por la mitad. Don
Pedro Pérez García, sacerdote, fue destinado a Alcantarilla en Octubre de 1951,
con la misión de construir un templo en la barriada de Campoamor, que hasta ese
momento era un cerro inhóspito con cebollinos silvestres, lindando al sur con
la carretera de Lorca, al este con las grandes fábricas de Galindo y Melgar, y
al norte con la calle de Bernal y la carretera de Barqueros. Desde su llegada
trabajó incansablemente por conseguir viviendas dignas para los más
necesitados.
Don Pedro Pérez García,
Cura Párroco de Campoamor
Y Don Juan Martínez Beltrán, nombrado alcalde
de la villa en abril de 1954, ya en el mes de julio exponía al Pleno, y con
apremio, que debían construirse con urgencia viviendas para erradicar las
cuevas, tal y como podemos leer en este extracto de acta capitular:
Alcalde Don Juan Martínez
Beltrán, del 12-4-1954
al 14-9-1960. Galería de
retratos de alcaldes del Ayuntamiento
“Manifestó que planteándose actualmente y con
apremio, la oportunidad de que por la Obra Sindical del Hogar puedan
construirse en la localidad unas ciento cuarenta Viviendas Protegidas de renta
mínima, siempre que el Ayuntamiento facilite solar adecuado para la
construcción, y sin más gastos ni aportaciones por el municipio, con lo cual
quedaría resuelto, a corto plazo, el problema de la vivienda en la población, y
se llegaría también a conseguirse el derrumbamiento de las cuevas, en las que
habitan un buen número de familias en condiciones verdaderamente indecorosas,
llevándolas a ocupar parte de las nuevas viviendas, entendía que se debía
aprovechar esta oportunidad en beneficio de la población y singularmente de las
clases modestas, haciendo cesión gratuita a la Obra Sindical del Hogar del
solar propiedad del Ayuntamiento, sito en la Avenida de Calvo Sotelo, a
continuación del pequeño Grupo de Viviendas Protegidas “José Antonio” que
construyó el Ayuntamiento, y cuyo solar se adquirió y se halla destinado al
citado objeto de Viviendas Protegidas.
Que como quiera que el próximo día veintiséis
del actual había de estar otorgada la escritura de cesión del indicado solar
para poderse construir inmediatamente estas Viviendas Protegidas, lo expone a
la consideración de los Señores Concejales para que resolvieran lo que a su
juicio creyeran más conveniente. Los Señores Concejales quedaron perfectamente
enterados de la propuesta del Señor Alcalde Presidente, y por unanimidad
adoptaron el siguiente acuerdo:
Que se instruya el oportuno expediente, con la
mayor urgencia, para donar o ceder gratuitamente a la Obra Sindical del Hogar,
el solar propiedad de este Ayuntamiento cuyo detalle es el siguiente: Un solar
o trozo de tierra calva secano, en término y campo de esta villa de
Alcantarilla, partido del margen alto, su cabida ocho mil metros cuadrados, que
linda al norte con Carretera o Camino Nacional de Cádiz-Gibraltar-Barcelona
número 340. Sur, Este y Oeste calles en Proyecto, que se halla inscrito en el
Registro de la Propiedad a favor del Ayuntamiento de Alcantarilla, al tomo 64
de Alcantarilla, libro 1420, folio 32, finca 3756, inscripción 2ª, valorado en
veinte mil pesetas”.
Acto de bendición del Grupo
de Viviendas José Solís. 18-10-1955.
Foto: Ángel Cano Molina
Grupo de Viviendas José
Solís. 18-3-1955. Archivo General de la Región
De Murcia
Cuevas de Caride, año 1955
(Fotos Abellán)
03-05-1956. Foto vertical
en la que se observa el Cabezo del Calvario a la derecha.
Y los restos de las cuevas
de Caride, de Vistabella y del Potrox.
Foto del ejército
norteamericano. Instituto Geográfico
03-05-1956. Misma
fotografía anterior con la ubicación del
grupo de cuevas y chabolas
conocidas como “del campo”, junto a la hoy
Calle Camino de La Silla y
Calle San Lucas
Don Juan Martínez Beltrán había nombrado como
Concejales a personas que representaban todas las ramas de la sociedad, desde
la industria, el comercio, la medicina, la cultura, los sindicatos y la
familia. Durante los seis largos años de su mandato, le acompañaron Don Jesús
Sáez Marín, Don Gerónimo Orenes Nicolás, Don José Hernández Caballero, Don
Eduardo Pagán Ocaña, Don José Capel Ortiz, Don Antonio Ibáñez Díaz, Don Domingo
Hernández García, Don Pedro Carrillo Mercader, Don Francisco Martínez Guzmán,
Don Manuel Pacetti García, Don José Martínez-Abarca Martínez-Abarca, y Don
Diego Riquelme Rodríguez.
A pesar de la buena fe y el esfuerzo de los
políticos y la Iglesia para solucionar el problema de las cuevas, el nuevo
“Grupo de Viviendas José Solís” tampoco lo suavizó. Nuestra población había
crecido un 168 % sobre el índice de 1900, y en 1950 el padrón arrojaba un total
de 13.229 habitantes.
Había que seguir intentándolo, y el Sr.
Martínez Beltrán fue constante en su decisión de resolver el grave problema de
las cuevas. El 24 de febrero de 1956, en sesión plenaria,
“manifestó que, con motivo de la visita
efectuada a esta villa por el señor Director del Instituto Nacional de la Vivienda,
con ocasión de examinar el Grupo de Viviendas de renta mínima “José Solís”
construido en esta población por la Obra Sindical del Hogar, y al exponerle la
necesidad de construir otro grupo de viviendas de tipo social, para que las
familias que actualmente habitan en las cuevas, en condiciones infrahumanas
pudieran albergarse decorosamente y resolver así este grave problema,
ofreció su más decidido apoyo para llevar a cabo tan excelente obra social.
Para ello se hacía preciso adquirir los
terrenos en que habría de edificarse dicho grupo de viviendas, que estima
habrían de ser en número de doscientas.
Por otra parte, y para obviar las dificultades
que pudieran presentarse, y la dilación de la tramitación, por indicación
personal del señor Gobernador Civil, convendría que en vez de ser el
Ayuntamiento el constructor del Grupo, se ofreciera la construcción del mismo a
la Constructora Benéfica del Sureste de España, filial y protegida de la Caja
de Ahorros del Sureste de España.
Que había realizado gestiones para la búsqueda
de los terrenos necesarios, pudiendo anticipar que podrán adquirirse en sitio
excelente en el llamado Camino de la Silla, a razón de seis pesetas setenta y
cinco céntimos el metro cuadrado, siendo necesarios en total doce mil metros cuadrados,
que ascienden a la cantidad de ochenta y una mil pesetas”.
En octubre de ese año, y en sesión plenaria,
“se manifestó que con fecha quince del actual
mes, y ante el Notario de esta villa Don Juan José Gil García, se otorgó con
Don José Otálora Baños escritura de compra de los terrenos de que dicho señor
era propietario, o sea, una tierra secano en término de esta villa de
Alcantarilla, Barrio de Campoamor, pago del Potrox, erial y lomas, que mide
ciento veinte metros de longitud a lo largo del Camino de la Silla, por cien de
latitud o doce mil metros cuadrados, o una hectárea y veinte áreas, que linda
norte otra finca de don José Otálora Baños; Sur Camino de la Silla, donde
tendrá su frente; Este finca de donde se segrega, que el señor Otálora vendió a
Don Pascual López Ortuño, y Oeste, resto de la finca de que se segrega, o sea,
calle de tres metros de anchura que de este a oeste deja el señor Otálora del
propio terreno de la finca agrupada de que ésta se segrega. Cuya finca ha sido
adquirida en el precio de ochenta y una mil pesetas, con destino de cederla a
la Caja Benéfica del Sureste de España, para construir sobre ella las
doscientas viviendas de tipo social, para albergar en las mismas a las familias
que actualmente habitan en las cuevas, conforme al acuerdo adoptado por este
Pleno en sesión celebrada el día veinticuatro de febrero del corriente año, y ratificado
también en la sesión Plenaria celebrada el día veintiocho de septiembre
último”.
Plano de alzado de
edificios para la construcción de 200 viviendas protegidas.
Revista “Semana Santa” de
1958
En 1959 queda terminado el grupo de 200
viviendas dándole el nombre de “Grupo de
Viviendas Ramos Carratalá”. Los inquilinos pagaron una entrada, y
posteriormente una pequeña cantidad mensual a modo de alquiler, hasta su
amortización total en cincuenta años.
Diciembre de 1958 – Grupo
de viviendas Ramos Carratalá en construcción.
Revista Semana Santa 1959
Grupo de viviendas Ramos
Carratalá. Fotografía aérea de 06-12-1965.
Pedro L. Cascales López
Con la venida del año 1960, la parroquia de
Campoamor inicia la publicación mensual de una hoja parroquial propia, que
sirva de vehículo de comunicación entre los feligreses y el párroco. Por esas
hojas sabemos que la situación de los más débiles continuaba siendo crítica. En
febrero se comunica al lector que un teniente de Aviación ha donado un colchón,
y se ha regalado a un anciano de las cuevas del Calvario, que dormía sobre unas
hojas de caña.
Hojas parroquiales de la
Iglesia de La Asunción del Barrio de Campoamor.
Año 1960
En el mes de marzo se informa que un matrimonio
de la parroquia de San Pedro regaló una cuna, para un niño que dormía en un
cajón.
Y resaltaba en grandes letras una noticia
gorda; que tres familias habían donado 7.200 pesetas para dar la entrada de
cuatro viviendas en el grupo de las 200 (San José Obrero), para cuatro familias
de las cuevas.
No creo que les resultara fácil a los moradores
de las cuevas reunir 1.800 pesetas para la entrada de una de las nuevas casas.
En septiembre de 1960 se produce el relevo en
la alcaldía, siendo elegido nuevo regidor de la villa Don Diego Riquelme
Rodríguez, concejal que fuera de la anterior corporación, Jefe Local de
Sindicatos. Será continuador de la política de su antecesor en lo concerniente
a auxiliar al débil, y promover también la construcción de viviendas sociales
Alcalde Don Diego Riquelme
Rodríguez, del 15-9-1960 al 1-7-1970. Durante su mandato
se creó y erigió el Museo
de la Huerta de Murcia , en Alcantarilla. Galería de retratos de
alcaldes del Ayuntamiento
Con un mes en el cargo, ya tuvo el primer
contacto con la realidad. El párroco de San Pedro Apóstol, Don Diego Hellín, le
presenta un escrito:
“En el pleno del Ayuntamiento del día 28 de
octubre de 1960, visto el escrito que presenta el Reverendo Cura Párroco de San
Pedro de esta villa y Presidente de la Entidad Constructora Benéfica Andrés
Hibernón, Don Diego Hellín Zaragoza, de fecha veinte del actual, solicitando
sea donado un solar colindante con el nuevo Matadero Municipal a la
Constructora Benéfica de San Vicente de Paul, de Murcia, entidad de la que es
filial la que preside, el Ayuntamiento, por unanimidad, acuerda practicar las
diligencias oportunas para donar dicho solar u otro propiedad del Ayuntamiento,
condicionado a que sobre el mismo se construyan viviendas para la Constructora
Benéfica Beato Andrés de Alcantarilla”.
Durante su mandato, Don Juan Martínez había
mandado instalar altavoces a lo largo de la Avenida Generalísimo (hoy Calle
Mayor), para poder dar a los ciudadanos los bandos a viva voz. Aquella
iniciativa dio ideas para montar una pequeña emisora de onda media (Radio
Alcantarilla, Radio Viva), que sobrevivió poco tiempo, ya que no tenía permiso
gubernativo y debían clausurarla.
Don Pedro Pérez, el cura de Campoamor, en 1961
montó la emisora junto a la casa parroquial. Aquel mes de diciembre, Don Diego
Riquelme y Don Pedro Pérez realizaron la primera Campaña de Navidad a través de
las ondas, con el propósito de recaudar fondos. Aquel primer año los
radio-oyentes respondieron con 110.000 pesetas, que se destinaron a la
Guardería Infantil y a las obras del derribado templo de San Pedro.
En la Campaña de Navidad de 1962, la recaudación
fue de 300.000 pesetas, que se destinaron casi en su totalidad para el templo
de San Pedro, y una pequeña cantidad para terminar la guardería.
La Campaña de 1963 se destinó íntegramente para
viviendas sociales, con un total de recaudación de 250.000 pesetas.
La Campaña de Navidad de siguió realizando
algún año más, pero no tenemos más datos. Sí se sabe que todo lo recaudado en
los últimos años fue íntegramente para las viviendas sociales; así nos lo hace
saber Don Diego Riquelme en el artículo sobre las últimas realizaciones del
Ayuntamiento, que se publica en la revista Alcantarilla 68.
Don Pedro Pérez García, cura párroco de
Campoamor, cede gratuitamente los terrenos necesarios para construir escuelas y
viviendas junto al nuevo Grupo de Viviendas Ramos Carratalá, entre éste y la
Carretera de Barqueros.
“En sesión plenaria del Ayuntamiento del 24 de
febrero de 1961, presidida por el Alcalde Don Diego Riquelme Rodríguez, se da
cuenta de que el señor Cura de la Iglesia de la Asunción de Campoamor, Don
Pedro Pérez García, le había manifestado que
cedía gratuitamente al Ayuntamiento los terrenos necesarios, sitos entre el
Grupo de Viviendas “Ramos Carratalá” y la Carretera de Barqueros, para la
construcción de cuatro escuelas y cuatro viviendas que se pretenden construir
en dicho lugar.
Así mismo, por el señor Alcalde se expone que
las referidas escuelas y viviendas han sido incluidas en el Plan previo para el
año actual, confeccionado por la Junta Provincial de construcciones Escolares,
y aprobado por el Ministerio, habiendo sido elegido el Proyecto tipo del
Ministerio de Educación Nacional R-35, cuyos planos y copias mecanográficas
obran en poder del Ayuntamiento por haber sido remitido de la Junta Central de
construcciones Escolares, del Ministerio de Educación Nacional, y propugna la
incoación del oportuno expediente encaminado a la construcción de dichas
Escuelas y viviendas, conforme a las instrucciones de la Junta Provincial de
Construcciones Escolares, mediante dirigir instancia a la misma acompañada de
una certificación del acuerdo, y otra sobre disponibilidad del solar, que a
estos efectos será ofrecido por el Ayuntamiento.
La Corporación, considerando del máximo interés
la construcción de las cuatro escuelas y cuatro viviendas en la zona exterior
del desvío de la carretera de Murcia a Granada, por unanimidad acuerda
autorizar al señor Alcalde, Don Diego Riquelme Rodríguez, para que acepte la
cesión del señor Cura de la Asunción de Campoamor, relativa a los terrenos para
la construcción de dichas escuelas y viviendas; autorizar al señor Alcalde para
que, en representación de este Ayuntamiento, suscriba los documentos referentes
a dicha cesión gratuita”.
En
sesión plenaria del día seis de abril de 1961, el señor alcalde Don Diego
Riquelme Rodríguez informa
Que para la construcción de las cuatro escuelas
y viviendas, según proyecto de los arquitectos Don Mariano García Benito y Don
Luis Vázquez de Castro, no es suficiente con los cuatrocientos treinta y cuatro
metros cuadrados donados por el señor cura de Campoamor, faltando 294 metros
más.
Que
puestos al habla con Doña Josefa Luján López, dueña de los terrenos colindantes
a la parcela cedida para la construcción, dicha señora ofrece ceder
gratuitamente esos metros al Ayuntamiento, condicionado a que sobre la
superficie se construyan las escuelas y viviendas para maestros.
La
Corporación autoriza al señor Alcalde para que, en nombre del Ayuntamiento
suscriba los documentos referentes a dicha cesión gratuita.
El
13 de diciembre de 1961
En el pleno del Ayuntamiento, se procede al
debate y aprobación del proyecto del presupuesto extraordinario para la
construcción de cuatro escuelas y viviendas para maestros en el Grupo de
Viviendas Ramos Carratalá, por un importe de 676.000 pesetas, siendo ratificado
en el Pleno del día 10 de enero de 1.962.
Escuelas y viviendas para
maestros en el Grupo Escolar Ramos Carratalá.
Revista Semana Santa 1963
Año de 1963 – La empresa conservera Basilio Antonio
Cobarro promueve la construcción de un grupo de viviendas en la vecina pedanía
de Sangonera la Seca, en la calle que linda con nuestro municipio, llegando
incluso a utilizar durante los primeros años el suministro de agua de nuestra
villa. Al principio se construyeron dos manzanas de 52 viviendas cada una, con
un total de 104, y pocos años más tarde se le añadiría otra manzana más,
quedando un total de 156 viviendas en un grupo al que siempre se le ha llamado
“Casas de Cobarro”. Estas viviendas se ofrecieron en alquiler.
Grupo de viviendas
llamadas Casas de Cobarro en Sangonera la Seca.
Año 1965. Foto: Paisajes Españoles
El 14 de mayo de 1963, el Delegado Provincial
Sindical traslada a nuestro Alcalde su inquietud por la existencia aún en
nuestra localidad de cuevas y chabolas, y le solicita un censo completo de las
mismas, que le es remitido el 31 del mismo mes.
Oficio de fecha 14-05-1963
dirigido al Alcalde solicitando censo de viviendas
y chabolas existentes en
la población
Del detallado censo se deduce lo siguiente:
Cuevas
del Calvario, 32 casas-cueva, con 146 habitantes
Cuevas
del Bolo, 39 casas-cueva, con 148 habitantes
Cuevas de
Caride, 18 casas-cueva, con 88 habitantes
Cuevas
del Potrox, 9 casas-cueva, con 37 habitantes
Chabolas
Campoamor, 4, con 20 habitantes.
Total
cuevas y chabolas: 102, con 439 habitantes.
16-12-1981 Cuevas en la
vaguada del Potrox, y a la derecha el Camino Viejo de Pliego.
Foto: Cascales López
06-12-1965 Cuevas del
Calvario. Foto: Cascales López
11-08-1973 – Cuevas del
Bolo. A la izquierda la línea divisoria con
Sangonera la Seca (Murcia).
Al fondo el barrio de San José Obrero.
Foto: Cascales López
Después de estudiado el censo referido, se
puede afirmar que no eran todos los habitantes de las cuevas gente de paso. La
mayoría de los establecidos en esas colonias eran familias estructuradas
completas, matrimonios con hijos, familia numerosa de segundo grado la mayoría
(entonces familia numerosa de primer grado eran cuatro hijos). Es una pena que
no se realizara ningún padrón serio como éste de 1963, y cuando se realizó
algún otro informe no llegó a ser tan exhaustivo como del que hablamos.
Un ejemplo lo da la un extractado de la primera
página del mismo:
SR. ALCALDE: El Jefe de Policía Municipal que
suscribe, pone en conocimiento de V.S. la relación de Cuevas que existen en
nuestro Término Municipal con el número de existentes en las mismas,
emplazamiento y situación económica de sus ocupantes, empezando esta relación
con el Grupo de Cuevas del Calvario, éstas dan vista a la Renfe, Ca.
de Cotillas y Mercado de Ganado, que a continuación se detallan, componiéndose
en total el total de 32 cuevas.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Nº 1. Cabeza de familia Basilio Montoya Campos
de 30 años, casado, esposa Remedios Arenas Martínez de 30 años, este matrimonio
se compone de ocho hijos llamados Basilio de 13, Juana de 15, Rocio de
11, Soledad de 9, María del Valle de 7, Ramón de 5, Elisa de 3 y Antonio de 1.
El cabeza de familia no efectúa trabajo por cuenta alguna, los hijos y la
señora se dedican a la mendicidad, su situación económica es completamente
insuficiente para poder pagar alquiler alguno, ya que no se le conocen ingresos
de ningún concepto.
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-
Nº 2. Matías Fernández Amador de 83 años,
casado, esposa Antonia Moreno Fernández de 70 años, hija viuda Carlota
Fernández Moreno de 40 años, con cuatro hijos llamados María de 16,
Ramona de 14, Antonia de 12 y Antonio de 8. El cabeza de familia y los demás
ocupantes de la mencionada familia no se le conocen ingresos de ninguna clase,
sólo se dedican a la mendicidad, siendo su situación económica completamente
insuficiente para poder pagar alquiler alguno.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
-
Nº 3. Antonio Torres Fernández de 59 años,
casado, esposa María Fernández Aguilera de 31 años, con cinco hijos
llamados Jacinta de 17, José de 15, Ana de 12, Antonio de 8 y José de 4. El
cabeza de familia es vendedor ambulante de tejidos en pequeña escala y la
esposa y los hijos mayores trabajan eventualmente, estos familiares podrían
pagar un pequeño alquiler modesto de unas 100 o 125 pesetas aproximadamente.
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-
Nº 4. Manuel Amador Maya de 26 años, casado,
esposa Juana Flora Díaz de 22 años, con tres hijos llamados José de 5,
Joaquina de 3 y Manuela de 1. El cabeza de familia trabaja por su cuenta
arreglando sillones como así mismo su esposa. Este matrimonio podría abonar un
alquiler de 100 a 125 pesetas aproximadamente.
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- -
Nº 5. José Flores Cortés de 50 años, casado,
esposa Joaquina Díaz Gavarra de 50 años, con seis hijos llamados Rosa de
17, Ramón de 16, Antonio de 14, Fernando de 11, Basilio de 10 y Juan de 6. El
cabeza de familia es trabajador por su cuenta, dedicándose al arreglo de
sillones de mimbre, y los hijos mayores trabajan eventualmente pudiendo pagar
un alquiler de 100 a 125 pesetas aproximadamente.
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- -
En sesión plenaria del día 26 de febrero de
1964, presidida por el alcalde Don Diego Riquelme Rodríguez, en el punto
segundo,
“Se
da lectura a una moción del señor Alcalde exponiendo que de acuerdo con los
postulados del Movimiento, y siguiendo las directrices de la Secretaría General
del Movimiento, y para encerrar de una vez el problema de la existencia de
cuevas en este término municipal en donde viven personas de una forma
infrahumana, el Consejo Local del
Movimiento que me honro presidir sometió a la Jefatura local del Movimiento la conveniencia
de la creación de un patronato con la denominación de Francisco Franco, que
pudiera dedicarse a la construcción de viviendas de tipo social para resolver
este problema, pero este Patronato sólo pueden crearlo las Jefaturas Locales
del Movimiento a través del propio Ayuntamiento como entidad mixta de carácter
para municipal, por lo que someto al Pleno de este Ayuntamiento adopte el
acuerdo de aprobar los Estatutos del Patronato Francisco Franco, cuyo Patronato
ha de tener carácter de entidad benéfica o constructora, de conformidad con lo
que determina el artículo 109 del texto refundido de la Ley de Bases de Régimen
Local.
El Ayuntamiento Pleno por unanimidad acordó
aprobar los estatutos del Patronato Francisco Franco para la construcción de
viviendas de renta limitada, como entidad benéfica para-municipal, y su
correspondiente exposición al público de conformidad con lo que determina el
artículo 109 citado”.
Creado el Patronato, y en los solares lindantes
con el Matadero Municipal, que ya fueron solicitados en octubre de 1960 por el
sacerdote Don Diego Hellín Zaragoza con el mismo objeto, se construyen por fin
dos bloques de viviendas sociales de renta limitada
Grupo de viviendas del
Patronato Francisco Franco, en la calle General Sanjurjo
(hoy calle Madrid). Foto
Pedro Carrillo – Archivo Histórico Municipal de Alcantarilla,
Serie Oficina Técnica
1984-1985
En el Pleno del 28 de septiembre de 1966, se
dio lectura a un escrito del Patronato Francisco Franco:
“En
el punto Quinto del orden del día se dio lectura a un escrito del Patronato
Francisco Franco, en petición de una parcela de 1.232 metros cuadrados en la
finca del Cabezo Verde, destinada a la edificación de viviendas de tipo social
para los pobres por el mentado Patronato. La Corporación, percatada
perfectamente de la finalidad eminentemente social de estas viviendas, y
teniendo en cuenta lo preceptuado en el apartado 102.1) de la Ley de Régimen
Local, que señala como una de las obligaciones mínimas del municipio el fomento
de la vivienda higiénica, y conforme al apartado 2 del artículo 189 del propio
texto legal, acordó por unanimidad segregar una parcela de 1.232 metros
cuadrados de la finca de su propiedad en Cabezo Verde, y tramitar el
correspondiente expediente de cesión gratuita al mencionado Patronato,
facultando al señor alcalde accidental Sr. Cascales Giner para extender y
formalizar la escritura de segregación correspondiente”.
Con motivo de la inauguración oficial del Museo
de la Huerta de Murcia, creado en Alcantarilla a instancias del alcalde Don
Diego Riquelme Rodríguez, se editó una revista en la que, entre otras noticias
de nuestra villa se anunciaba la construcción de ese grupo de viviendas
Publicado en la revista
“Alcantarilla 68”
Grupo de Viviendas Barrio Virgen de la Salud. Fotos Pedro
Carrillo – Archivo Histórico
Municipal de Alcantarilla.
Serie Oficina Técnica. Años 1984-1985
Detalle del ya citado
plano catastral de urbana del año 1972 del Ministerio
de Hacienda con la
ubicación del Barrio Virgen de la Salud
Una vez construidas las viviendas del Barrio de
la Salud, y reubicadas en las mismas algunas familias que aún habitaban en las
cuevas, se pudieron demoler por fin las del Calvario. Las cuevas de Caride ya
habían desaparecido en la década anterior. Ya solo quedaban una docena de
familias en las Cuevas del Bolo.
En el año 1985, siendo alcalde de Alcantarilla
Don Francisco Zapata Conesa, la Dirección Regional de Urbanismo, dependiente de
la Consejería de Política Territorial y Obras Públicas, ofreció a nuestra villa
la construcción de dos bloques de viviendas de promoción pública. Nuestro
Ayuntamiento debía aportar el suelo necesario para ello, beneficiándose del
alojamiento digno para los últimos habitantes que aún moraban en las cuevas del
Cabezo del Bolo. A cambio vendrían a ese grupo de viviendas hasta completar su
número, familias de otras poblaciones murcianas que se encontraban en la misma
o parecida situación
Alcalde Don Francisco
Zapata Conesa, desde el 19-4-1979 al 30-06-1987, durante
cuyo mandato se realizaron
los dos últimos bloque de viviendas que acabaron de
manera definitiva con las
cuevas de Alcantarilla.Galería de retratos
de alcaldes del
Ayuntamiento
La Corporación Municipal, después de estudiado
el tema, ofreció para la futura construcción el solar existente entre las vías
del ferrocarril y la calle Carmen, junto a la Lonja del Pescado, exactamente lo
que anteriormente había sido el cabezo del Calvario.
La Dirección Regional de Urbanismo de Murcia
encargó los planos y dirección de obra a los arquitectos A. Alvarez Sandoval,
E. Carbonell, Vicente Martínez Gadea y Miguel Moreno Pascual de Riquelme, que
construyeron dos bloques de cinco pisos, planta baja y garaje, con un total de
85 viviendas.
Grupo de viviendas
promovidas por la Dirección General de Urbanismo – 1986.
Archivo Histórico Municipal de Alcantarilla
La última casa-cueva habitada se derribó en el
año 1986. Estaba ubicada en la Calle Carmen, en el desaparecido Cabezo del
Calvario, aunque sin formar parte del mismo. Con su destrucción, Alcantarilla
dio por cerrado otro capítulo de su larga historia.
Año 1986. Restos de la
última cueva situada en el Cabezo del Calvario,
junto al Colegio de La
Asunción. Foto: Pedro L. Cascales López
Lo contado aquí es parte real de nuestra
historia, que los mayores guardamos en el armario de la memoria, pero que los
más jóvenes desconocen. Dos motivos me impulsan a sacar a la luz estas
recónditas cuevas: El primero, para que nuestro pasado no quede enterrado en el
olvido, igual que desapareció hasta la última de las casas-cueva que en un
tiempo aciago dieron techo a tantas familias sin recursos; y el segundo, como
homenaje a aquellos alcaldes que, con escasos medios, echaron mano de todo su
ingenio para lograr sus fines, que no eran otros que lograr que nuestro pueblo
avanzara. Y por vida de, que lo consiguieron.
Este artículo, que formará parte como capítulo
de un libro de próxima aparición, no habría sido posible sin la colaboración de
Pedro L. Cascales López con imágenes, mapas, y todo lo demás que siempre da con
generosidad. También he encontrado una ayuda importante en nuestra archivera
María Rosa Gil Almela, que me ha abierto las cajas donde se guardan los libros
de las palabras olvidadas y de las imágenes del ayer. Gracias a ambos
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