lunes, 1 de noviembre de 2021

EL MOLINO DE LA PROVIDENCIA

 

Pedro L. Cascales López

 

            Durante casi mil años ha existido en la huerta de Murcia un lugar único, en donde se unieron a lo largo del tiempo una importante actividad molinera, el discurrir de las acequias, las arboledas, diversos usos industriales, viejas casonas, un hospitalillo, y hasta una escuela junto a la sede de una orden religiosa; e incluso, una llamativa ermita. Y todo ello encerrado en un entorno casi misterioso protegido por muros y por el agua de las acequias.

            Pero ese entorno tenía una desgracia: estaba dividido por una línea administrativa que separaba a dos municipios, Alcantarilla y Murcia. Y esta circunstancia fue la causante de que de ese entorno ya no quede nada. Prácticamente todo ha desaparecido, y solamente queda en pie, sostenido por un exoesqueleto metálico, un pobre edificio, un montón de basura y escombros, sin valor alguno pero que guarda en su interior los restos de lo que fue importante central eléctrica que surtía de alumbrado a las poblaciones de su alrededor, sobre todo a Alcantarilla.

            Para Murcia, a pesar de encontrarse en la pedanía de Puebla de Soto, este molino no existía, pocos lo conocían; y para Alcantarilla, era cosa de Murcia y de la Puebla. Y así, entre unos y otros, todas las antiguas instalaciones, edificios y arboledas fueron muriendo en un breve espacio de tiempo mientras que íbamos asistiendo, un día sí y otro también, al hecho de cómo ambos ayuntamientos ‒sobre todo el de Murcia‒ se ponían medallas en la prensa por llevar a cabo la supuesta protección de este o aquel edificio o paraje, cuyos valores nunca podían ser comparables a este entorno del molino de Puebla de Soto.

 

Nace la acequia y nace el molino

            Todo parece indicar que fue hacia el siglo XII cuando los árabes construyen la acequia de la Alquibla o de Barreras, a la vez que el espacio territorial que hoy ocupa la huerta era poco a poco transformado para su utilización agrícola secando almarjales, nivelando suelos y creando las oportunas parcelas, continuando así con la labor de regadío llevada a cabo por los romanos en el piedemonte de Carrascoy, Monteagudo-Cabezo de Torres, y la zona de la actual Alcantarilla.

            Lo cierto es que a mediados del siglo XIII ya sabemos que este molino existía, y si entonces ya existía, parece evidente que su construcción fue simultánea, o muy simultánea a la de la acequia, y por lo tanto pudiera tratarse del molino más antiguo de la huerta, que no de Murcia, ya que es de suponer que la ciudad debería contar con molinos que se sirvieran de la corriente de las aguas del río; pero de estos molinos fluviales nada queda, por lo que no es arriesgado el presumir que este molino ‒sus restos‒ de Puebla de Soto sea el único que queda de esa época, y por lo tanto, el más antiguo de la huerta.

            El día 8-10-1252 Alfonso X realiza la entrega de la “aldea de Alcantariella, que es en termino de Murcia, é los Molinos de la Acequia” al maestre de la Orden de Alcántara don Pedro Ibáñez, aunque en esa época Castilla solamente tenía sobre Murcia una especie de protectorado, reconociendo como rey a Muhammad-ibn-Hud, por lo que esta concesión no debió gustar mucho a los musulmanes (Salvador Frutos Hidalgo: Historia de Alcantarilla. 1999).

            Del contenido de esta donación parece desprenderse la existencia de un molino cuya importancia le hace acreedor a ser mencionado en un documento real. Hoy el molino se encuentra en jurisdicción de Murcia, pero hay que tener en cuenta que en aquella época el concepto físico de la posesión de un territorio no era tal y como ahora lo conocemos. En este espacio geográfico de la huerta solamente existían dos elementos básicos: la aldea y el molino. No había nada más. No existía Puebla de Soto ni ninguna otra edificación, por lo tanto, la separación jurisdiccional entre ambos ‒aldea y molino‒ no tenía mucho sentido.

            En 1264 llega la inevitable sublevación musulmana y tras la pacificación en 1266 la aldea y el molino vuelven a posesión musulmana; pero a partir de 1270, y tras diversas vicisitudes, en el año 1272 el rey Alfonso X entrega la aldea a su esposa doña Violante: “A la Reyna la alquería que dicen Alcántara”; y en el reparto de otra zona cercana se cita: “cerca del molino y del término de Alcantariella” (Juan Torres Fontes: El Repartimiento de Murcia. 1960), lo que certifica el concepto de un todo entre aldea y molino.

            Las diferencias entre Alfonso X y su hijo Sancho, junto al cual se alineó su madre, dio lugar a que el rey la desposeyera en el año 1283 de la aldea de Alcantarilla y se la entregase a Murcia: “damosle la alcaria que ha por nombre Alcantariella, que fue de la reyna, con todo su termino e con todos sus derechos e con todas sus pertenencias, quantas ha e deue aver este logar sobredicho, saluo ende los molinos que auie la reyna, que tenemos para nos” (Salvador Frutos Hidalgo: El Señorío de Alcantarilla. 1973).

            Este documento nunca tuvo valor efectivo debido a la muerte del rey Alfonso, pero sí nos aporta la prueba de que se consideraba el molino como parte integrante de la jurisdicción de Alcantarilla, ya que el rey entrega “todo lo de la aldea”, “salvo” los molinos. Si se hubiese considerado al molino fuera de Alcantarilla no hubiese sido necesario establecer esa salvedad.

            Doña Violante siguió siendo propietaria de Alcantarilla hasta su muerte, con la breve interrupción de la conquista aragonesa, pasando después la propiedad de la aldea a manos de doña María de Molina, madre del rey Fernando IV. Y fallecida doña María, según pacto real de permuta, Alcantarilla pasa a ser propiedad del obispo y cabildo de Cartagena el día 3 de diciembre de 1321 y con ello también cambia de manos el molino, que se llamará a partir de entonces “Molino del Obispo” o de “la Iglesia de Cartagena”.

            Siguieron años difíciles para Murcia y su huerta con el enfrentamiento civil entre Manueles y Fajardos. Las destrucciones, saqueos y asesinatos hicieron muy difícil no sólo el comercio sino la simple vida de los murcianos sobre todo en la huerta.

            Y a estos hechos se unieron las apetencias de Murcia sobre Alcantarilla al no reconocer la primera la jurisdicción y menos la delimitación física de la aldea. La situación general en que se encontraba la iglesia daba lugar a que el miedo a las excomuniones con las que amenazaba el obispo causaran ya muy poco efecto disuasorio al concejo murciano.

            A todo esto nos encontramos con una guerra civil en Castilla, a la vez que frecuentes correrías de los almogávares granadinos, que en busca de fáciles botines asolaban la huerta.

            El molino, como objetivo sensible al ser abastecedor de la necesaria harina, debió de sufrir sin duda las consecuencias de todos estos acontecimientos, y así, en el año 1390 tenía graves desperfectos e incluso los techos del casal y del propio molino estaban hundidos, por lo que el cabildo optó por proceder a su arrendamiento (Isabel García Díaz: La Huerta de Murcia en el siglo XIV. 1990).

 

Las primeras delimitaciones jurisdiccionales

            Las disputas entre Murcia y Alcantarilla por su jurisdicción llevaban ya casi un siglo cuando se produjo la sentencia del año 1437 en la que de forma definitiva se marcaban unos límites y se daban fin a los enfrentamientos.

            Ahora bien, en esta delimitación el molino queda en la jurisdicción de Murcia (“atrauesaron la dicha açequia, aquende del dicho molino, e fazieron fazer otro mojon allende de la dicha açequia”).

            ¿Qué ocurrió? El molino era demasiado visible y conocido para poder pensar en un error. Hay que tener en cuenta que incluso el obispo reclamaba las salinas de Sangonera como pertenecientes a Alcantarilla cuando se encuentran claramente en zona de Murcia, y sin embargo cede a Murcia, por unos metros, algo tan importante como era el molino.

            Parece que nunca lo sabremos, pero la línea marcada entonces sería la definitiva.

Esta es la transcripción del amojonamiento de este tramo:      

            “E en como dende subiendo la dicha açequia arriba, fazia meridiano, atrauesaron la dicha açequia i el camino que va de Murçia al Alcantarilla, e fizieron fazer otro mojon aquende de la açequia de la Alquibla, en el quixero della, entre el dicho termino e la dicha açequia del Alquibla, el qual fue llamado el mojon de Cascales.

            E en como dende siguiendo la dicha açequia del Alquibla, a yuso fazia el molino que dizen del Alcantarilla, atrauesaron la dicha açequia, aquende del dicho molino, e fazieron fazer otro mojon, allende de la dicha açequia, en el quixero de la çerca de la boquera que salle de la dicha açequia a rregar las heredades del pago que dizen de Benihalel, el cual fue llamado el mojon de Benihalel.

            E en como dende yendo) - (fazia la parte del mediodía, en linde de las tierras i heredad del doctor de Cascales et de las tierras de los dichos obispo, dean e cabillo, fizieron fazer otro mojon, a par de vn braçal que riega las dichas tierras del dicho doctor, enfruente de donde fenesçen e acaban las dichas tierras del dicho doctor, el cual fue llamado el mojon de La Mezquita” (Salvador Frutos Hidalgo: El pleito de 1437. 2008 y en este blog el 25-1-2020).

            La llegada de los Reyes Católicos y la toma de Granada dieron lugar a una época de prosperidad y tranquilidad. El obispo cuidaba de Alcantarilla y de sus moriscos que le aportaban pingües beneficios. Aumentó los regadíos con la construcción de la noria y pasaron al olvido los años de guerras y desgracias.

            Pero algo tan lejano como era el conflicto de Flandes repercutió en este pequeño pueblo de una forma contundente. El rey Felipe II, acosado por los gastos del conflicto, entrega Alcantarilla a un genovés afincado en Murcia en pago de sus préstamos a la corona. Lázaro de Usodemar se convierte así en el nuevo señor de la población y su término, y el día 7 de agosto del año 1581 se realiza el reconocimiento y amojonamiento de los límites:

            “(I) E luego, yncontinente, el dicho señor Alcalde Mayor, juntamente conmigo, el dicho escrivano, y con los dichos Pero Tomas y consortes, y Bernaldo Belmudez y Bernaldino Caballero, escrivano, y otra mucha gente, vezinos de Murçia y de la dicha villa, con el dicho señor Juan Geronimo Nano. Los quales lo llevaron, sacandolo de la dicha villa, la bia camino de Murçia, derecho al molino que dizen de Los Abades, donde llegado al dicho molino, a linde de las paredes de el quixero de la açequia que dicen de Alquibla, en unos bancales que dizen de Rodrigo de Abiles, de la otra parte de la açequia, abia un mojon viejo antiguo, derecho y enyesto, el cual dixeron ser mojon antiguo, los dichos Pero Tomas y consortes que dibide el termino de la ciudad de Murçia y de la dicha villa en el dicho camino y huerta. De lo qual doy fee. Testigos los dichos. El liçençiado Frias. Gonzalo Descobedo, escrivano” (Salvador Frutos Hidalgo: El Señorío de Alcantarilla. 1973).

            Esta descripción concuerda exactamente con la del año 1437 (“e fazieron fazer otro mojon, allende de la dicha açequia”) y además aclara algo más: la línea divisoria coincide con la pared del molino (“a linde de las paredes”). Tenemos pues definida la línea divisoria a partir de la Alquibla hacia el sur, y nos dice que el molino es ya conocido como “Molino de los Abades”.

Sobre fotografía actual, situación del primitivo molino, el mojón de la acequia y la línea de término (Google Maps)

            Durante los siglos XVI al XIX, el cabildo mantuvo los arrendamientos del molino cuyos detalles en cuanto a nombres, obras, reparaciones, compras de tierras y otros asuntos, son tratados al detalle por Juan José Franco Manzano en su libro Memoria histórica de Puebla de Soto. 2007, páginas 460 a 480, y a ello me remito.

            A principios del siglo XVIII se lleva a cabo la delimitación y amojonamiento del término municipal de Alcantarilla, con la gran novedad de que se realiza un plano por técnicos agrimensores, lo que significa el poder disponer de unos datos que no admiten dudas.

            El día 14 de noviembre de 1728, reunidos en Murcia, entre otros, el Alcalde Mayor de la ciudad, asistido de los Regidores y Juez Perpetuo Juan Bautista Ferro y Pedro Fuentes Carrillo y por parte de Alcantarilla, los Alcaldes Ordinarios Francisco Contreras y Pedro Mercader Rosa y los Regidores Matías Sandoval, Francisco Cascales Sánchez y Lorenzo Montoya como Síndico Procurador General de la villa. Se nombraron apeadores a Pedro Tomás y José Antolinos.

            Veamos la delimitación en la zona que nos ocupa:

            Mojón nº 7. Se dirigieron hacia levante o saliente y llegaron a la esquina de la casa del cabildo de Cartagena en la que habitan los molineros del Molino del Barrio que es propiedad del citado Cabildo. Allí, junto a esa esquina, y en el quijero de la acequia mayor, en el linde de un bancal propiedad de Juan de Molina, correspondía el mojón, que no se pudo hallar, lindando por saliente con el quijero y ejido de la acequia mayor, mediodía con la esquina de la casa del molino, poniente tierras de Juan de Molina y norte la acequia mayor de Barreras. La distancia al anterior mojón era de 125 varas (104,5 metros) (Pedro L. Cascales López: Topografía y evolución urbana de Alcantarilla. 1999).

            En este punto, resulta conveniente detenernos y realizar algunas consideraciones: De acuerdo con la descripción del texto y del plano, en el área del molino, que en 1581 se llamaba de Los Abades y ahora del Barrio o del Cabildo, existían dos edificaciones. Una que albergaba el propio molino, con toda su infraestructura dentro de la acequia y que ha llegado hasta nosotros, y otra, la llamada “habitación” donde habitaban los molineros. De acuerdo con la descripción, el límite discurre por poniente de dicha pared de la casa, no del molino, por lo tanto, ambas edificaciones quedaban en la jurisdicción de Murcia.

            Mojón nº 8. Desde el mojón anterior se dirigieron hacia el sur por el linde de la pared de la casa-habitación del Molino del Barrio y llegaron al quijero de la acequia de Benialé en donde, en su parte norte, debía estar el mojón que no se encontraba allí por haber caído a la acequia. Linda por saliente y poniente con el quijero de la citada acequia. Sur, esta acequia, y norte tierras de Juan de Molina. La distancia medida al mojón anterior es de 38 varas (31,7 metros) (Pedro L. Cascales López: Topografía y evolución urbana de Alcantarilla. 1999).

Zona del molino y el caserío de El Barrio. Plano de 1728 (orientado hacia el sur). Archivo Municipal de Murcia

 

Detalle de la zona del molino y casa del molinero. Plano de 1728. Archivo Municipal de Murcia

            Pedro Díaz Cassou en su libro La Huerta de Murcia. 1889, da los datos que presenta el arquitecto del ayuntamiento de Murcia Francisco Bolarín con respecto a las dimensiones del Molino de los Abades con fecha 11 de abril del año 1821.

Gallardo (compuerta) del Norte, desde la solera al dintel 16 palmos con 5´5 dedos.

Gallardo del Mediodía, 11 palmos con 9 dedos.

1ª Piedra, 13 palmos con 5 dedos.

2ª Piedra, 13 palmos con 1 dedo.

3ª Piedra, 13 palmos con 2 dedos.

4ª Piedra, 12 palmos con 6 dedos.

Es decir, que el molino contaba con dos compuertas o tablachos para la entrada del agua de la acequia y cuatro piedras para la molienda.

No hay más datos sobre el molino aparte de los ya citados y contemplados por Juan José Franco Manzano; y aquí se nos presenta una duda, que extrañamente no trata Franco Manzano, pero que sí relata Antonio Sánchez Martínez en su libro Estampas Pueblanas. 2021, y es que el Molino de los Abades fue objeto de la desamortización eclesiástica de Mendizábal en el año 1845 por lo que ese molino debió pasar a propiedad de la Real Hacienda.

            Suponemos que sería así, porque los hechos encajan, pero no tenemos datos concretos y resulta extraño, repetimos, que Franco Manzano no trate sobre ello.

            Si así lo suponemos, es posible que el molino fuese vendido por Hacienda a Antonio Miñano Bermejo, y con él se inició un cambio total del entorno adquiriendo el aspecto que ha permanecido hasta su desaparición total en el año 1980. El escenario que había existido durante muchos siglos compuesto por solo dos edificios: el molino y la casa del molinero, fue paulatinamente convirtiéndose en una extensa mezcla de edificios con varios usos que dieron lugar a un interesante entorno.

 

Antonio Miñano Bermejo

Antonio Miñano, persona ante todo muy religiosa, agrandó y modernizó las instalaciones bautizándolas con el nombre de “Molino de Nuestra Señora de La Providencia”. Advocación que en aquella época estaba muy generalizada en la cristiandad, especialmente en América, tanto en la zona hispana como en la anglosajona, en donde bastantes nuevas poblaciones llevaban ese nombre confiando así su incierto futuro a la divinidad: “No hay más amparo que el de Dios, que cuida de la creación y de sus criaturas; todo sucede por disposición de Su Divina Providencia”.

Lo cierto es que todo necesitado que llamaba a su puerta era atendido y socorrido, hasta el punto de que en el año 1883 en el Diario de Murcia se le denominaba como “El Patriarca de la Puebla de Soto”. 

La producción del molino sufrió un aumento exponencial, hasta el punto de que en el año 1880 “el Molino de los Abades era el gran motor para dar pan a Murcia y su vega” (Ricardo Montes Bernárdez: Sobre el pan y la harina en la ciudad de Murcia). De este molino salían 138.000 kg de harina anuales mientras que los siguientes molinos apenas llegaban a los 25.000 kg.

Y aquí nos encontramos con una de las muchas incógnitas que presentan las edificaciones del molino a lo largo del tiempo.

En el plano de 1728 se observa sin lugar a dudas que el molino ocupa todo el ancho de la acequia; y aunque este dibujo haya que acogerlo con todas las reservas, parece que debería ser así, ya que el ancho de la acequia solo permitía la existencia de dos compuertas o gallardos, y no más, tal y como describe Bolarín en el año 1821.

Ahora bien, en el plano mandado realizar por José Caballero García, hacia 1905, nos encontramos con una acequia ensanchada que da lugar necesariamente a la existencia de más compuertas y por lo tanto el poder contar con más piedras de molienda, coincidiendo este hecho en el tiempo con llamarle a este molino como “Molino Grande”.

Y si la acequia se ensanchó para poder contar con más compuertas esto solamente pudo suceder entre 1821 y 1849, año en que se publicaron las nuevas Ordenanzas de la Huerta que eran muy estrictas sobre los molinos. Por lo que de haber sido así, esta ampliación del molino y por consiguiente del cauce de la acequia, tuvo que llevarse a cabo antes de 1845 en que llegó la desamortización, y esa obra tuvo que ser realizada por el cabildo o el arrendador que en esos momentos mantuviera la explotación del molino. De hecho, en el artículo 93 de esas ordenanzas de 1849 se dice que el molino de los Abades cuenta con seis tablachos.

El Molino de los Abades a la llegada de Antonio Miñano. El camino que unía Alcantarilla con el molino debería discurrir por la calle en que posteriormente se construyó la ermita para luego continuar hacia Puebla de Soto, mientras que hacia el sur partía el camino hacia Cartagena por La Morda pasando por las “Torres de Abiles y de Merchan”

 



Arcadas de salida en la parte ampliada del molino en el siglo XIX (PLCascalesL, diciembre 1978)

            Miñano debió construir un nuevo edificio para molino separado y a poniente del existente, que si bien en un principio tendría unas piedras movidas por el agua, posteriormente lo eran a base de la energía suministrada por una caldera de vapor, con lo cual se evitaba la forzosa inactividad del molino en períodos de mondas o roturas. Todavía faltaban más de veinte años para que las conserveras de Alcantarilla también instalaran sus calderas y los equipos de constructores de chimeneas de la villa llegaran a ser de los más cotizados.

Acequia Mayor en período de monda con el agua cortada (PLCascalesL, mayo 1979)

Aumento de las instalaciones realizadas por Antonio Miñano hasta 1880

 


Arcadas del nuevo molino construido por Miñano a poniente del existente (PLCascalesL, diciembre 1978)



Chimenea construida en 1880 (PLCascalesL, diciembre 1978 y febrero 1988)

 

            Es difícil poder establecer cronológicamente con exactitud la evolución de las construcciones, y solamente las tipologías constructivas y los materiales empleados nos aportan algunos indicios.

            Miñano debió derribar la antigua “habitación” del molinero para instalar la caldera de vapor, trasladando esta vivienda a la parte alta de la ampliación del molino. Su vivienda y oficina se construyeron orientadas al mediodía y a orillas del antiguo camino.

            Esta vivienda y oficina se encontraban a lo largo de una calle en un edificio de dos plantas de altura en que también tenía vivienda el casero de la finca. Sin embargo, tenemos dudas sobre las dimensiones del edificio dedicado a oficinas, ya que sus características constructivas no coinciden con las de la vivienda principal, y si bien inicialmente contaba con dos plantas, todo indica que en época posterior se le añadió una tercera planta, o bien de reconstruyó en su totalidad, ya que existen diferencias sustanciales entre ambos edificios. También existen indicios que la que parece vivienda del casero fue el último edificio habitado. Frente a las edificaciones se encontraba un jardín delimitado por una serie de sillares de arenisca.


Vivienda principal (en ruinas), casa del casero y edificio de oficinas y otros usos. El gran plátano oculta buena parte del edificio. Hay un grupo de personas junto a la puerta del edificio (PLCascalesL, 11-8-1973)

 

Restos del antiguo jardín con el plátano ‒todavía existente‒ en la esquina (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

            Al fondo de esta calle Antonio Miñano mandó construir una ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de La Providencia, a la vez que trasladaba el camino hacia el sur. Desgraciadamente la escasa calidad de los materiales empleados en la construcción y el saqueo y abandono durante decenas de años la fue gradualmente arruinando.

Calle formada por las edificaciones con la ermita al fondo. Los balcones de este edificio los regaló el último comprador del molino, Pedro García Franco a un constructor amigo suyo de la infancia de San Ginés, que tras las oportunas reparaciones los instaló en un edificio de la calle San Sebastián esquina a la calle Solares (PLCascalesL, febrero 1978)

Fachada de la ermita (PLCascalesL, febrero 1978)

Vista lateral de la ermita (PLCascalesL, febrero 1978)

 

Vista de la calle en sentido opuesto. El plátano es el que todavía existe y que tuvo que ser plantado de manera simultánea a los de la carretera de Alcantarilla a Murcia. Es por lo tanto el último ejemplar que queda de aquella época junto con los existentes a la entrada de El Palmar (PLCascalesL, diciembre 1978)


Planos de la ermita

 

            Juan José Franco Manzano en su citado libro Memoria histórica de Puebla de Soto relata lo siguiente recordando las palabras de su padre:

“La Virgen de La Providencia era una talla en bulto redondo bellísima, sentada en un sillón-trono dorado, llevaba al niño Jesús sentado en su regazo e imitaba a Nuestra Señora de la Paz del retablo mayor de la Catedral de Murcia, a la que se parecía mucho tanto en el tocado de la cabeza como en las estofas doradas, predominando una policromía roja, azul y ocre. El niño con sus zapatitos dorados llevaba uno suelto, para que la escena pareciese más tierna. El retablo dorado también era neogótico con gabletes, agujas y florones y cada lado de la titular estaban las imágenes de San José ‒por el dueño don José Caballero‒ y la virgen de Los Dolores. La sacristía grande y muy decorada tenía al menos 3 cuadros de pintura al óleo con escenas de enfermos, de las que recuerdo uno con San Juan de Dios curando a los enfermos y un bello crucifijo mediano. Todo esto, triste y vergonzosamente desapareció en enero de 1937, dejando devastada la hermosa y acogedora ermita y todos los ornamentos y obras de arte que la adornaban”.


Virgen de Nuestra Señora de La Providencia (Porcelana de Lladró)

La historia del molino sufrió un gran cambio cuando el 14 de marzo de 1884, el obispo Tomás Bryan y Livermore autoriza la fundación de la Congregación de Religiosas Terciarias, que en el año 1887 son acogidas en la casa de don Antonio Miñano en Puebla de Soto a instancia de la Madre Piedad de la Cruz (Sor Tomasa Ortiz Real, 1842-1916) y dos religiosas más, procedentes de Bocairente fundando el Hospitalillo de Miñano como la primera Casa de la Orden Salesiana del Corazón de Jesús, cuya misión era la enseñanza de niños pobres y la acogida de ancianos necesitados.

En este lugar estuvieron las religiosas hasta que las instalaciones quedaron pequeñas y algo alejadas del núcleo urbano principal que era Alcantarilla, por lo que en el año 1889 se trasladan a esta población, fundando la Congregación de Hermanas Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús, construyendo un convento entre las calles Amargura y Marqueses de Aledo que posteriormente fue ampliado con los terrenos de la que fuera primera fábrica de conservas de Pedro Cascales Vivancos. La Madre Piedad de la Cruz fue beatificada en el año 2004.

Pero la buena estrella de Antonio Miñano estaba a punto de apagarse. Su honradez le hizo ser víctima de una tremenda estafa que le costó la ruina y la vida. Confió en el buen estado de la mercancía de trigo de dos barcos que llegaron a Cartagena y solamente se descubrió el engaño cuando ya era legalmente demasiado tarde. El molino le fue embargado y tanto él como su familia, con cinco hijos a su cargo, quedó en la más absoluta ruina. Las instalaciones salieron a subasta y fueron compradas por José Caballero García y su hermano Miguel. Antonio Miñano Bermejo murió en el año 1895 comenzando para el molino una nueva etapa.

 

 

José Caballero García

 

            La llegada de José Caballero García (a) “Moleja” al molino coincidió con la delimitación, en el año 1898, de las jurisdicciones entre Murcia y Alcantarilla por parte del entonces Instituto Geográfico y Estadístico. Y nos encontramos aquí con el hecho de que el límite secular entre Alcantarilla y Murcia en esta zona se ve alterado, pasando a Murcia un suelo perteneciente a Alcantarilla.

            El texto contenido en el acta y la delimitación efectuada parece no dejar lugar a dudas de que se pretendió no dividir entre dos ayuntamientos edificios ligados a una misma actividad industrial. Esta delimitación es la legal actualmente, ya que cuando se realizó la ampliación de término de Alcantarilla en el año 1988 solamente se trató sobre la zona ampliada.

            En todo caso, el sentido común ‒y posiblemente el desconocimiento‒ ha imperado, y la línea reconocida en la actualidad es la que desde 1437 había existido.

Delimitación del año 1898 (en negro) y su diferencia con la de 1437 y sucesivas (en rojo), correspondiéndose esta última con la que actualmente está aceptada de hecho

Diferencias de delimitaciones sobre fotografía aérea. En línea continua la delimitación de 1898 y en línea de trazos la “verdadera” y existente de hecho (PLCascalesL, 11-8-1973)

            Por otra parte, se detectan en los trabajos topográficos algunos errores; y no podemos decir, respecto a los croquis, que fuesen un ejemplo de rigor técnico. En su descargo hay que hacer constar la presión bajo la cual trabajaban los topógrafos que en aquellos últimos años del siglo XIX cartografiaron prácticamente toda España contrarreloj.

 

Una de las hojas del cuaderno topográfico correspondiente a esta zona (Instituto Geográfico Nacional)

 

Detalle del “croquis” realizado por el topógrafo

 

Desarrollo del itinerario con indicación de distancias y mojones

            En la zona que nos ocupa, esta es la descripción textual del acta:

4º mojón. Se reconoció como tal la intersección del eje de las aguas corrientes de la acequia de Santarén con el de las aguas corrientes de la acequia Mayor de Barreras. Se halla situado en el ejido de la Puebla de Soto y los terrenos más próximos al mojón son de huerto por el lado de Alcantarilla y son de la propiedad de D. Francisco Riquelme Jiménez; y por la parte de Murcia, el patio de la casa propiedad de Isabel López Nadal. Se ven desde este mojón al N. la casa escuela de Puebla de Soto y nada más se ve por impedirlo el mucho arbolado. Se ve el mojón anterior y la línea de término reconocida entre los mojones tercero y cuarto es el eje de las aguas corrientes de la acequia de Santarén.

5º mojón. Se reconoció como tal la intersección del eje de las aguas corrientes de la acequia mayor de Barreras, con la perpendicular trazada a dicho eje desde la esquina N.E. del almacén de la fábrica de harinas del molino de la Providencia. Se halla en el sitio llamado Los Abades, y los terrenos más próximos al mojón son los huertos de D. Antonio Miñano por la parte de Murcia; y el ejido de Puebla de Soto por la parte de Alcantarilla. Nada notable se ve por impedirlo el abundante arbolado; por la misma razón tampoco se ve el mojón anterior, y la línea de término reconocida entre los mojones cuarto y quinto es el eje de las aguas corrientes de la acequia mayor de Barreras que los une.

6º mojón. Se reconoció como tal la esquina N.E. del almacén de la fábrica de harinas de la Providencia. Se halla situado en terrenos de huerta cuyo propietario tanto por la parte de Murcia como por la parte de alcantarilla es D. Antonio Miñano. Nada notable se ve por causa del mucho arbolado, ni el mojón anterior no obstante su mucha proximidad, por la misma razón, y la línea de término reconocida entre los mojones quinto y sexto es la recta que los une.

7º mojón. Se reconoció como tal la intersección del eje de las aguas corrientes de la acequia de Benialé con la prolongación del plano exterior de la pared N. del almacén de la fábrica de harinas de la Providencia. Se halla en terrenos de huerta de la propiedad de D. Antonio Miñano tanto por la parte de Murcia como por Alcantarilla. No se ve más que el mojón anterior, y la línea de término reconocida entre los mojones sexto y séptimo es la línea que determina la intersección del plano exterior de la referida pared, con el terreno, y prolongada hasta el mojón que nos ocupa.

8º mojón. Se reconoció como tal la proyección en el terreno de la vertical formada por la intersección del plano de las fachadas E. de las casas contiguas números treinta y seis y treinta y seis accesorio con el plano que determina la medianería de las citadas casas, que son de la propiedad de D. Antonio Miñano y que están unidas a la fábrica de harinas de la Providencia. La mayor parte del corto trayecto que hay entre este mojón y el anterior está edificada, siendo la recta que los une la línea de término reconocida. Tanto por los edificios como por el arbolado no se ve el mojón anterior ni nada notable a que referir este punto.

9º mojón. Se reconoció como tal la intersección del eje del camino de la fábrica de harinas de la Providencia con la prolongación del plano de las fachadas E. de las casas número treinta y seis y treinta y seis accesorio, anotadas en la descripción del mojón anterior; tanto los terrenos en que se halla como los más próximos son de la propiedad de D. Antonio Miñano y están dedicados a huerta unos, y edificados otros. Nada notable se ve que sirva de referencia a este mojón por causa de los edificios y del mucho arbolado, solo sí se ve el mojón anterior, y la línea de término reconocida entre los mojones octavo y noveno es la recta que los une.

“José Caballero García tuvo acceso a las instalaciones en unos momentos de cierto auge industrial, y “el molino era en estos años un amplio complejo industrial con destilería, molino de cereales, molino de pimentón y central eléctrica, con un camino de acceso desde la entonces reciente carretera de Alcantarilla a Murcia, teniendo la fábrica de harinas una maquinaria construida por la casa 'Buller Hermanos' de Uzwil (Suiza), integrada por siete molinos dobles, de los cuales, cuatro eran de 60 cm por 220 cm de diámetro y los tres restantes, de 50 x 220 cm y una extensión de 2.137 m2. Contaba con una gran puerta de acceso de unos 4 x 4 metros a la que se accedía por el carril que arrancaba en la carretera, mientras que no tenía acceso por Puebla de Soto, formando todo ello un recinto cerrado rodeado por las acequias de Barreras y de Benialé.

Hacia 1905 Caballero encargó la realización de un plano de todas sus instalaciones a escala 1/500. En él se reflejaba tanto las zonas harineras como el molino de pimentón, almacenes, destilería, oficinas, viviendas, ermita, cuadras, caldera, chimenea, fragua, etc.

 

En Alcantarilla, desde hacía varios años, se venía usando para el alumbrado público los faroles de petróleo. Todos los años se efectuaba la subasta del servicio para su mantenimiento por unas 1.750 ptas., que normalmente recaía en la persona de Juan Martínez Lorente.

Existían 125 farolas de petróleo y su mantenimiento incluía el aceite, el petróleo, los tubos, las torcidas, los trapos y la reposición de farolas y cartelas. Pero en el año 1904, ya se conocían los trabajos que estaba realizando Caballero en el molino de La Providencia para la obtención de energía eléctrica aprovechando la corriente de agua de la acequia de Barreras.

La Central eléctrica de la Providencia estaba integrada por una turbina de 55 caballos, accionada por el salto de agua, marca 'J.M. Wolth', modelo 1904 'Beldenhim' un alternador marca 'Siemens Schulkert' de 3.000 voltios a 600 revoluciones, de la casa 'Ahlemeyer' de Nuremberg, por cesión a la casa 'Sociedad eléctrica de Bilbao-Madrid'; un cuadro distribuidor con tres llaves para 3.000 voltios; dos amperímetros, uno para excitación hasta 40 amperios y otro de 20 amperios; dos componentes o tablachos instalados en la acequia, uno para dar el paso de agua a la turbina y otro para la salida de las aguas sobrantes. Una correa de trasmisión de la turbina al generador de 16 metros de larga y 32 cm de ancha de piel de búfalo americano. Existía también una máquina de vapor “Sistema R. Woll” de 60 caballos de fuerza y un alternador “Siemens Schulkert”. El diámetro de la rueda de la turbina, con engranajes de madera de teca, era de 202 cm y la distancia entre el eje del generador y el de la turbina era de 7,44 metros.

Tablachos para la turbina (PLCascalesL, febrero 1979)

 

 

Cuadro eléctrico de control (PLCascalesL, febrero 1979)

 

Vista general de la turbina y el generador (PLCascalesL, 30-6-1979)

 

Turbina y generador (PLCascalesL, 30-6-1979)

 

Detalle del estátor o inducido del generador. Esta pieza fue rescatada cuando ya estaba desmontada para ser sustraída (PLCascalesL, 30-6-1979)

Detalles de la maquinaria (PLCascalesL, 30-6-1979)

Placa del fabricante (PLCascalesL, 30-6-1979)

 

Bajada a la compuerta de la turbina (PLCascalesL, agosto 1979)

Turbina para el generador con sus álabes (PLCascalesL, agosto 1979)

Gallardo o compuerta (PLCascalesL, mayo 1979)

Terminaba así una época y comenzaba otra, y el día 10-4-1904, el ayuntamiento anuncia concurso para establecer el alumbrado público eléctrico en la población, aun a sabiendas de que solamente podía concurrir a dicho concurso el Sr. Caballero, que en junio de 1904 presenta instancia para quedarse con el servicio e instala tres transformadores: Uno en el ayuntamiento, otro en la plaza de los Tres Amigos (ahora Juan XXIII) y otro en la Calle de Los Pasos.

El 26-6-1904 se adjudica el servicio, y tres días después, el día 29-6-1904, festividad de San Pedro, se inaugura el servicio a las 6 de la tarde ante la expectación de toda la población.

Se colocan 140 lámparas, 4 de ellas a poniente de las vías, y se especifica que el Sr. Caballero deberá renovar cada 4 meses las luces incandescentes y limpiarlas una vez al mes. Sin embargo, el corte de las aguas para la monda de acequias, unos 20 días al año, obliga a la permanencia de los faroles de petróleo.

El aumento del número de puntos de luz es ya, a partir de esos momentos, la principal causa de solicitudes al ayuntamiento. Todos quieren tener en su calle o mejor, frente a su casa, una luz 'incandescente', especialmente los vecinos más abandonados, del otro lado de las vías.

Los contratos se van renovando. En el año 1918, las cláusulas impuestas por el Ayuntamiento son las siguientes:

1º.- Lámparas más potentes

2º.- Que cada mes se limpien por fuera
3º.- Cada 4 meses lámparas nuevas
4º.- Reponer las fundidas
5º.- Que la corriente sea de la intensidad de las lámparas
6º.- Que estén encendidas desde la puesta del sol hasta media hora antes de su salida
7º.- En caso contrario, rescindir el contrato

En años posteriores, el alumbrado va extendiéndose a los nuevos barrios de Campoamor. En el año 1922 existían ya 200 lámparas e Hidroeléctrica comienza a instalar sus tendidos. El año siguiente, 1923, con motivo del paso del rey Alfonso XIII, que se detuvo en la estación y fue recibido por el alcalde Pedro Cascales, se instalan de forma provisional 32 lámparas en la estación.

Cada año surgen matices en los contratos entre el Sr. Caballero y el ayuntamiento. Uno de ellos es que Caballero no se haría cargo de las lámparas rotas aunque sí de las fundidas, que son dos diarias y al año suponen un coste de 1.100 pesetas. El ayuntamiento pide que en la calle Mayor se instalen 10 focos más potentes, de 16 bujías, y que el resto de las lámparas sean como mínimo de 10 bujías. El consumo de los focos de la Calle Mayor importa, en tres meses de primavera, la cantidad de 330 pesetas.

En esos años, las instalaciones son mantenidas por el 'Sindicato eléctrico de Alcantarilla' formado por don José Caballero y por la compañía 'Hidráulica del Segura', sirviendo el material el almacén-ferretería de don Jesús Sáez Vivo.

La aparición de las grandes compañías eléctricas supuso la desaparición lógica de la Central Eléctrica de la Providencia, pero durante casi 40 años, Alcantarilla tuvo luz en sus calles gracias a la turbina de Caballero” (Pedro L. Cascales López: Topografía y evolución urbana de Alcantarilla. 1999). 

Sin embargo, la puesta en funcionamiento de esta central eléctrica tuvo también su aspecto negativo, que fue la desaparición de la obra primitiva del molino, ya que ante el peso del generador y las vibraciones e instalación de los álabes, Caballero derribó esa edificación manteniendo solamente aquella parte de la cimentación cuya solidez era capaz de soportar peso y vibraciones, y sobre estos restos edificó una construcción de simple cubierta, de nulo valor, que es la que ahora mismo subsiste en un estado lamentable como después veremos.

             Caballero realiza nuevas edificaciones y aumenta con ello las piedras del molino de harina. Todo ello iba creando lo que sería el paisaje definitivo del Molino de La Providencia que ya era conocido como Molino de Caballero

Fotografía de Julio Ruiz de Alda del año 1929 en la que se aprecian todas las construcciones del molino en su época de máxima expansión (Instituto Geográfico Nacional)

 

Vista general de la propiedad desde levante (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Vista de las instalaciones desde Alcantarilla con la ciudad de Murcia al fondo. Ermita, edificios y chimenea destacan en el paisaje de la huerta (PLCascalesL, febrero 1979)

 

Nuevo edificio construido por Caballero para molienda de cereales por medio de la caldera de vapor (PLCascalesL, mayo 1979)

 


Ruedas del nuevo molino y transmisión interior de la fuerza motriz (PLCascalesL, marzo 1979)

Antiguas piedras de molino colocadas en el murete de contención del secadero de pimientos junto a la entrada principal (PLCascalesL, diciembre 1978)

Dintel de la puerta principal de entrada a las instalaciones (PLCascalesL, diciembre 1978)

Interior de la destilería ya en estado de ruina (PLCascalesL, diciembre 1978)

Edificio de ampliación del molino viejo realizado a mediados del siglo XIX y reformado por José Caballero (PLCascalesL, diciembre 1978)

Interior de uno de los almacenes construidos por José Caballero en la zona de Alcantarilla (PLCascalesL, diciembre 1978)

Molino viejo derribado y reconstruido por José Caballero para albergar la central eléctrica (PLCascalesL, diciembre 1978)

Acequia Mayor de Barreras a su llegada al molino, con la antigua calle José Antonio Primo de Rivera, hoy calle José López Almagro al fondo (PLCascalesL, diciembre 1978)

“El 9-1-1975 se daban de baja legal todas las instalaciones del molino que ya estaban, en esos momentos, en pleno proceso de ruina después de haber prestado servicio no sólo a Alcantarilla, sino también a Javalí Viejo, La Raya, Puebla de Soto y La Ñora.

Don José Caballero murió en el año 1942 y el cese de la actividad fue produciéndose lentamente acompañado del deterioro de las instalaciones, agravado todo ello por un incendio que destruyó varias dependencias. En el año 1970 todo el recinto era un campo de saqueo y destrucción. Desapareció maquinaria, utensilios, un coche “Hispano”, mobiliario, libros, documentos, las actas de la ermita, etc. El tejado de la ermita se derrumbó por la parte del altar cayendo sobre una bóveda, que por ser falsa, carecía de la suficiente fuerza para aguantar ese peso. En el interior de los edificios se refugian personas que siguen destrozando y apropiándose de todo lo que encuentran favorecidas por el entorno de una zona apartada, sin vecindario y sin comunicación con la colindante población de Puebla de Soto.

En 1968 muere don Miguel Caballero, que había heredado todo de su padre y deja el molino en herencia a sus 7 hijos; uno de ellos, don Miguel Caballero Sánchez, era en aquellos momentos alcalde de Murcia, pero murió prematuramente el día 16-4-1978, dejando su parte a sus hijos Mª Rosario, Mª Teresa y Miguel Caballero Carrillo” (Pedro L. Cascales López: Topografía y evolución urbana de Alcantarilla. 1999).

 

Foto aérea de noviembre de 1972 utilizada para la realización de un plano fotogramétrico a escala 1/1.000 para el Ayuntamiento de Murcia. En amarillo la propiedad de Caballero. En la foto se aprecia la existencia de una furgoneta y de otro vehículo junto a la ermita. No es creíble que estuviesen en misa. Archivo de la antigua Oficina Técnica de Gestión Urbanística de dicho ayuntamiento

 

Plano de Puebla de Soto a escala 1/1.000 realizado a partir del vuelo fotogramétrico de noviembre de 1972. Se delimita la propiedad de Caballero. Se aprecia en función del parcelario, las zonas urbanas más antiguas de la población: el llamado Barrio y la manzana junto a la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes entre las calles de la citada iglesia y la de la Amargura

 

Foto aérea del molino (PLCasacalesL, 11-8-1973)

 

 

Pedro García Franco

 

“El día 26-10-1978, toda la familia vende el molino al industrial de San Ginés afincado en Barcelona, Pedro García Franco, que recibe las instalaciones ya en un franco estado de deterioro. El Plan General de Ordenación Urbana de Alcantarilla en redacción preveía la cesión al municipio del área de la ermita y zona arbolada entre acequias, con la idea de proceder a la restauración de la ermita con cargo al ayuntamiento, ignorándose en aquellos momentos (redacción del Plan General), el estado ruinoso en que la misma se encontraba, con la cubierta hundida, falsas bóvedas de cañizo quemadas y muros superiores con desplomes que habían muy costosa la restauración; a la vez que el edificio seguía siendo refugio de personas ajenas al peligro que su estancia allí significaba para ellas y haciendo oídos sordos a cualquier advertencia.

Esta situación de responsabilidad municipal, contemplada en la legislación, y de acuerdo con lo establecido en la Ley del Suelo sobre edificios en ruina inminente, dio lugar a que se procediera a su demolición muy a pesar de todos, pensando en aquellos momentos que, una vez iniciada la urbanización de la zona, era menos costoso el rehacer la ermita en su estado original sobre su mismo solar que ya era propiedad municipal.

Sin embargo, esta demolición causó una enorme polvareda de protestas en las mismas personas de siempre, mal informadas y con un excesivo afán de protagonismo que llegaron a insinuar imposibles motivos especulativos por ser los terrenos de propiedad municipal.

Por el contrario, esas mismas personas no movieron ni un dedo para salvar la turbina y el generador eléctrico que el propietario don Pedro García Franco regalaba al Museo de la Huerta, ni para intentar evitar el saqueo de objetos y documentos. Y es que una cosa es predicar y otra dar trigo. El solar de la ermita sigue allí esperando que asociaciones, particulares y ayuntamiento decidan volver a construir la ermita. Esperemos que sea así” (Pedro L. Cascales López: Topografía y evolución urbana de Alcantarilla. 1999).

 

Las continuas noticias del saqueo del molino y de su posterior venta a un señor llamado Pedro García Franco dio lugar a que desde Alcantarilla se conectase con él para conocer sus intenciones dado el interés histórico del tan desconocido lugar.

Este contacto se realizó por parte del entonces candidato a la alcaldía Francisco Zapata Conesa y el que esto suscribe. García Franco indicó que su intención era el construir una fábrica artesanal de embutidos en la zona de Murcia y edificar viviendas en la zona de Alcantarilla, todo ello era absolutamente legal y posible. Se trataba de un hombre sencillo, muy correcto y muy colaborador, que en todo momento mostró su disposición en atender todas las indicaciones y sugerencias que se le hicieran llegar.

Abordado el tema de la ermita manifestó su absoluta disposición a cederla al ayuntamiento así como la zona entre acequias para ser destinada a una zona verde de la que hasta entonces adolecía Puebla de Soto, y que quedaría comunicada con la población en cuanto se construyese un puente sobre la acequia.

Sobre el molino manifestó que no le interesaba en absoluto porque no tenía ninguna utilidad para él, pero al encontrarse en zona de Murcia, cedía toda la maquinaria del generador eléctrico al Museo de la Huerta de Alcantarilla y que desde ese momento podían retirarla cuando quisieran.

El entorno se encontraba ya en esos momentos en un estado deplorable, y había sido objeto de continuos saqueos de materiales e incluso habían sido desmontadas cubiertas enteras de teja alicantina.

 

Vista de la ermita desde la parte sur. Se observa el desplome de la cubierta sobre la bóveda, el derrumbe de la parte trasera y la inclinación de las pilastras laterales que afectan a las ventanas (PLCascalesL, febrero 1978)

            Comenzado el derribo de las instalaciones hacia noviembre de 1978, se pudo apreciar las diferentes fases constructivas de las edificaciones así como la escasa calidad de los materiales empleados en las obras realizadas en la época de Antonio Miñano.

 

Entrada al molino. La pala de la fotografía podría ser la utilizada en el derribo o era un modelo muy similar. En ningún momento se detectó en la obra una pala retroexcavadora de brazo que pudiese alcanzar la espadaña de la ermita (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Entrada al molino con el edificio del nuevo molino construido por Caballero a la izquierda (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Almacenes de piensos con la cubierta ya desmontada anteriormente a la compra de Pedro García Franco (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Muelle de carga en la parte norte del molino nuevo de Caballero (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Cerchas y listonaje de la cubierta de la destilería ya desprovista de la teja (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Lugares que anteriormente habían estado ocupados por almacenes eran ya dominados por árboles y maleza (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Piedras de molino que en su día formaban parte de una importante actividad (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Dependencias de la destilería (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Casa principal. Ejemplo de la construcción empleada (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Casa principal. Puerta de entrada a la vivienda. Vista desde el interior. Puede apreciarse el tipo de construcción y la calidad de los materiales empleados (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

La trama de vegetación va poco a poco invadiéndolo todo (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Entre las acequias de Barreras y Benialé los árboles, arbustos y maleza impiden prácticamente el paso (PLCascalesL, diciembre 1978)

            En uno de los almacenes se encontraban todavía milagrosamente una tartana y una galera ya muy deterioradas, que debían haber pertenecido a don José Caballero, por lo que se le preguntó a Pedro García que pensaba hacer con ellas, respondiendo que iban en el derribo y que si las quería me las llevara.

            Hablé con la Policía Municipal para traerlas a Alcantarilla y con la ayuda de una pala hicimos el traslado, pero al volver al día siguiente a por la tartana ‒de traslado más sencillo‒ ésta ya no estaba. Se la habían llevado los mismos que llevaban ya meses “visitando” las ruinas. Se les buscó y tras darles un dinero y quedar tan amigos con sus churumbeles, cedieron el carro que fue depositado a resguardo, siendo años después dado al Museo de la Huerta, aunque al parecer allí no está actualmente.

 

Frente al ayuntamiento de Alcantarilla. Traslado de la galera, con los policías municipales Cristóbal Palacios Sánchez, Francisco Jiménez Gil, Jesús Alcón Ponce, José Alarcón Sánchez y Enrique Fernández Aulló (PLCascalesL. Diciembre 1978)

 

Galera y tartana de Caballero ‒junto a una tartana de otra procedencia‒ depositadas en una nave de la fábrica de Cascales junto a las motocicletas para subasta de la Policía Municipal (PLCascalesL, marzo 1980)

            A los pocos días, unos antes de la Inmaculada, cayó una gran tormenta y al día siguiente, cuando los obreros comenzaron a derribar los edificios colindantes a la ermita, la espadaña cayó sobre la cubierta. Esta es la versión que dieron los trabajadores y no hay motivo para dudar de ello ya que ningún interés existía en derribar la ermita (cedida al ayuntamiento), además, la pala de que disponían no alcanzaba esa altura, y los restos de escombros existentes y su situación corroboraban esa versión.

 

Fachada de la ermita tras el desplome producido al derribar con la pala la construcción de la derecha (PLCascalesL, diciembre 1978)

Detalle de la cubierta de la ermita con una bóveda a base de listonaje (PLCascalesL, febrero 1979)

 

Vista de la ermita desde el sur. Ya habían sido derribadas las construcciones adosadas (PLCascalesL, diciembre 1978)

 






 


 

Imágenes del interior de la ermita. Todo había desaparecido hacía ya mucho tiempo: imágenes, retablo, mobiliario, cuadros… Existen restos de un fuego y se aprecia los falsos arcos a base de cañizo y yeso a la vez que la cubierta, también de cañizo y yeso, presenta signos de colapso (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

Vista del entorno desde el camino de Alcantarilla (PLCascalesL, diciembre 1978)

 

            El derrumbe de la espadaña fue noticia inmediata en los medios de comunicación:

 

Línea 1978-12-09

PUEBLA DE SOTO: SE DERRUMBA LA ERMITA DE MIÑANO

            “La antigua ermita de Miñano, hoy propiedad de la familia Caballero, se ha derrumbado en parte, desapareciendo su torre y parte de la techumbre, estando en grave peligro lo que resta del edificio, muy difícil de salvar. Ya hace tiempo que dimos la señal de alarma a las autoridades pertinentes, pero no se ha hecho nada al respecto y ya el daño es irreparable.

            La ermita se encuentra en la pedanía de Puebla de Soto y rodeada de un paraje huertano bastante interesante, con sabor a palmeras y agua, la acequia mayor de Barreras la rodea; aparte de su valor histórico-artístico, que posiblemente lo tenía, ofrece un valor sentimental para los alcantarilleros, ya que don Antonio Miñano en los últimos años del pasado siglo albergó en dicho lugar, entonces de su propiedad, a Sor Piedad de la Cruz, siendo la primera y sencilla casa de las monjas salesianas del Sagrado Corazón, actualmente con residencia en Alcantarilla. Los actuales propietarios montaron un molino de harinas que ha funcionado hasta nuestros días. El grabado muestra la ermita como estaba antes del derrumbamiento”.

F. S. RIQUELME

La Verdad 1978-12-12

NO SE CAE. LA ESTÁN TIRANDO… “STOP” MUNICIPAL A LA DEMOLICIÓN DE LA ERMITA DE MIÑANO

UNA PALA HA INICIADO EL DERRUMBAMIENTO, SIN LICENCIA

            “El ayuntamiento de Alcantarilla ha decretado la paralización de la obra de demolición de la antigua ermita de Miñano, en la pedanía de Puebla de Soto, de la que no queda más que la mitad: una pala ha derrumbado el campanario, la techumbre, la artística puerta de acceso, el rosetón, y parte de los interiores, donde ha venido funcionando un molino del que hablaba, y ello da prueba de su importancia, el repartimiento de Alfonso X.

            De la noche a la mañana, se ha iniciado el derrumbamiento de la ermita, sin conocimiento ni licencia municipales. La comisión del patrimonio histórico-artístico acaba de ser informada de la noticia, cuando menos desagradable. Los árboles antiquísimos que rodean el inmueble también han sido talados, amenazando así con la desaparición de un bello entorno, que el Plan General de Ordenación Urbana calificó en su día dentro de la serie '8a', o zona paisajística a conservar, pero que ‒a lo que se ve‒ no se conserva. La fulminante decisión del alcalde de Alcantarilla ataja e impide a tiempo la demolición completa de la ermita. Lo que a estas alturas parece inevitable es la recuperación de lo que la pala se ha cargado en los últimos días. Un capítulo más de la película de destrucción de edificios murcianos con el sabor de lo antiguo.

            La ermita de Antonio Miñano pudiera datar de los primeros años del siglo diecinueve, y fue sede de la congregación de las religiosas carmelitas terciarias ‒salesianas‒ ahora instaladas en Alcantarilla”.

            GARCÍA CRUZ

            Desde luego, parece ser que el ya fallecido amigo Joaquín García Cruz no pasaba ese día por su mejor momento informativamente hablando, ya que no acierta en casi nada; y los múltiples errores ‒algunos de bulto‒ en los que incurre, nos induce a pensar que o bien se fio demasiado de un informador poco informado o bien ese informador utilizó a Joaquín para que firmara lo que él no se atrevía a firmar. Por aquellos años, Joaquín García Cruz, recién llegado a Murcia, no debería ni siquiera saber ubicar en el mapa el emplazamiento de Puebla de Soto. Y además, curiosamente, resulta que ese competente “informador” ‒no recuerdo quién‒ me tuvo que pedir la foto que aparece en la nota de prensa porque él ni siquiera debía conocer ni haber visitado el lugar.

Plan General Municipal de Ordenación de Murcia. Resulta evidentemente que la ermita se encuentra en suelo de Alcantarilla, y en esos momentos no existía Plan General alguno que calificase esta zona. En la zona de Murcia, la zona 8a era de interés paisajístico y la zona 4a de industrial compacta. Para nada afectaban a la ermita

 

La Verdad 1978-12-16

PUEBLA DE SOTO, INDIGNADA

            “Señor director de LA VERDAD: Haciéndome eco del malestar existente en Puebla de Soto por el injustificado derribo de nuestra ermita del Molino Grande del Obispo o de Miñano me he decidido a escribirles.

            Ya va siendo hora que nos respeten nuestro patrimonio artístico y cultural. Hace poco asistíamos perplejos a la semi-destrucción de la Iglesia de San Antonio y hoy, y tristes, vemos como ha sido Puebla de Soto, en uno de sus rincones más entrañables y queridos, la que ha sido dañada.

            Se halla la ermita de Miñano ‒donde hace tiempo se veneró la Virgen de la Providencia‒ en uno de los rincones más bellos de la huerta murciana.

            Está rodeada por las acequias Mayor de Barreras y la de Benialé; junto a ella gigantescos álamos, chopos, nogales y una gran sinfonía de naranjos interrumpida de vez en cuando por la palmera y separada de la Puebla por la acequia Mayor y su remanso.

            La ermita es de una elegancia y belleza serena, parece ser que es uno de los pocos monumentos neogóticos de la región, construida en los albores del siglo XIX con sillares de piedra; son sus características:

            -El arco ojival y la puerta de entrada.

            -Amplio rosetón en la fachada.
            -Elegante campanario o espadaña.
            -Sus 7 ventanas geminadas.
            -Su puerta de cancel de nogal labrada con motivos florales.

            Y una serie de elementos que por unas circunstancias u otras han desaparecido.

            Pero si el destrozo ha sido grave, todavía tiene solución ya que sólo ha sido derribado el campanario y medio ‒o algo menos‒ rosetón, más alguna zona estropeada o desaparecida.

            Por favor, dejen que la Puebla conserve sus monumentos y sus amplias zonas verdes y ajardinadas, para el disfrute de sus niños y de todos sus vecinos en general, y luego no digan ‒como se oye decir‒ que no hay zonas verdes.

            Puebla de Soto exige la reparación y paralización inmediata de las obras de derribo de nuestra ermita y se une a las protestas unánimes de su pueblo hermano de Alcantarilla ‒al que pertenece jurídicamente, a pesar de pertenecer a la parroquia de Ntra. Sra. de las Mercedes de Puebla de Soto‒, su ayuntamiento, entidades culturales y especialmente a 'Línea' y al diario que usted tan dignamente dirige y que tanto velan por Murcia y por la conservación de lo que le es íntimo.

            Puebla de Soto les da las más efusivas gracias”.

            JUAN JOSÉ FRANCO MANZANO Y MÁS DE 60 FIRMAS

 

Línea 1978-12-17

EN DEFENSA DE LA ERMITA DE MIÑANO

            “Señor director:

            Haciéndome eco del malestar existente en Puebla de Soto por el injustificado derribo de nuestra ermita del 'Molino del Obispo' o de 'Miñarro' (sic), nos hemos decididos a escribirles.

            Ya va siendo hora que respeten nuestro patrimonio artístico y cultural; hace poco asistíamos perplejos a la semidestrucción de la iglesia de San Antonio y hoy, tristes, vemos como ha sido Puebla de Soto, en uno de sus rincones más entrañables y queridos, la que ha sido dañada.

            Se halla la ermita de 'Miñarro' (sic) ‒donde hace tiempo se veneró a la Virgen de la Providencia‒ en uno de los rincones más bellos de la huerta murciana. Está rodeada por las acequias de Bernialé (sic) y Mayor de Barreras; junto a ella gigantescos álamos, chopos, nogales y una gran sinfonía de naranjos interrumpida, de vez en cuando, por la palmera y separada de la Puebla por la acequia Mayor y su “remanso”.

            La ermita es de una elegancia y belleza serena, parece ser que es uno de los pocos monumentos NEOGÓTICOS de la región, construido en los albores del siglo XIX, con sillares de piedra. Son sus características:

            -Arcos y puerta de entrada ojival; amplio rosetón en la fachada; elegante campanario o espadaña; siete ventanas germinadas (sic); su puerta de cancel de nogal labrada con motivos florales, etc., y una serie de elementos que por unas circunstancias u otras han desaparecido.

            Pero si el destrozo ha sido grave, tiene todavía solución, ya que sólo ha sido derribado el campanario y casi medio rosetón, más alguna zona estropeada o desaparecida.

            Por favor, dejen que la Puebla conserve sus monumentos y sus amplias zonas verdes y ajardinadas, para el disfrute de sus niños y de todos sus vecinos, y luego no digan ‒como se oye decir‒ que no hay zonas verdes.

            Puebla de Soto exige la reparación y paralización inmediata de las obras de derribo de nuestra ermita y se une a las protestas unánimes de su pueblo hermano de Alcantarilla ‒al que pertenece jurídicamente, a pesar de estar en tierras de la parroquia de Ntra. Sra. de las Mercedes de Puebla de Soto‒, su Ayuntamiento, entidades culturales y, especialmente, a “La Verdad” y al diario LÍNEA que usted tan dignamente dirige y que tanto velan por Murcia y por la conservación de lo que le es íntimo.

            Puebla de Soto les da las más efusivas gracias”.

            JUAN JOSÉ FRANCO MANZANO Y 63 FIRMAS MÁS

            El amigo Juan José se deja llevar un poco por los sentimientos en cuanto a los elogios arquitectónicos y las referencias a la calidad de la construcción, con sus “sillares”, “rosetones” y demás, así como a la fecha de su construcción. Hace también alusión Juan José a la destrucción (que no fue “semi”) de la iglesia y convento de San Antonio en Murcia, que había resistido las quemas y expolios del siglo XIX y de la guerra civil del XX, aunque se trataba de un caso muy distinto al de la Puebla. Y en este caso sí tuve que intervenir oficialmente como funcionario de la Oficina Técnica de Gestión Urbanística del Ayuntamiento de Murcia.

Imágenes del derribo del convento de San Antonio de Murcia (PLCascalesLópez, febrero 1978)

            En estos años de un acelerado y casi incontrolado crecimiento urbanístico se destruyeron muchos edificios que en algunos casos habría sido importante conservar. Pero hay que tener en cuenta que legalmente nada impedía esos derribos, y los edificios protegidos eran mínimos y la legislación parca y confusa. La realidad iba por delante de la normativa.

            Nada, absolutamente nada, impedía legalmente el derribar todas las instalaciones del molino de La Providencia, ermita incluida. Pero este hecho no era único en Murcia ni en Alcantarilla; resultaba muy difícil en cualquier lugar el poder conciliar los intereses de los propietarios con la incipiente intención municipal de preservar algunos edificios y entornos ‒con las indemnizaciones correspondientes‒, porque la simple antigüedad de algo no era legalmente una justificación para catalogar su conservación. De haber sido así, se habrían tenido que conservar todas las edificaciones de la población, que son las que de verdad representan un paisaje urbano; pero evidentemente, eso hubiese sido un disparate.


Calle Mayor hacia el año 1931. Este era el paisaje urbano de Alcantarilla que ha desaparecido totalmente. A la derecha la calle Princesa y un anuncio circular del “Teatro Mercantil” (Archivo Histórico Municipal)

 

            Puede decirse que en Alcantarilla se llegó a tiempo de evitar el derribo de algunas edificaciones que reunían características suficientes para poder obtener un soporte legal, aunque no llegó a ser necesaria la utilización de cualquier figura de protección ya que todo se solucionó mediante acuerdos con los propietarios y utilizando las Unidades de Actuación del Plan General que se estaba redactando en esos momentos, lo que permitió obtener suelo y edificios sin ningún coste. Las edificaciones que podían reunir legalmente interés histórico o artístico se salvaron. Otras, en que legalmente era inviable exigir su conservación, cayeron bajo la piqueta aunque a muchos nos doliera. Y para evitar citar casos ajenos, cito mi caso personal sobre el derribo de la fábrica construida en 1918 en la Calle de la Cuesta por Juan Antonio López Martínez, hermano de mi abuelo y comprada por mi padre en 1935, que fue el primer edificio de Alcantarilla construido con forjado metálico y único ejemplo de arquitectura industrial de Alcantarilla. No he vuelto a pasar, ni pasaré, por esa calle.

Fábrica de conservas de Miguel Cascales entre 1935 y 1979. Edificio comprado para la ampliación de la fábrica que ya existía desde 1914 entre las calles Cuesta y Marqueses de Aledo, hoy parte del convento de las Hermanas Salesianas (PLCascalesL)

 

La Verdad 1978-12-19

PODRÁ CONSERVARSE LA ERMITA DE MIÑANO

            “La antigua ermita de Miñano, en Puebla de Soto, podrá salvarse parcialmente. Los ayuntamientos de Alcantarilla y Murcia han decretado la paralización de la demolición que su propietario inició (véase LA VERDAD, 12-12-78), sin licencia de obra y con serias amenazas para la conservación de un pequeño edificio que data sólo del siglo pasado, pero en cuyos interiores venía funcionando un molino antiquísimo. También quedarán con vida los árboles que rodean la ermita y que aún no fueron talados. El conjunto (no calificado de histórico-artístico, pero de indudable sabor) aparece como 'zona paisajística a conservar' (8a) en el Plan General de Ordenación Urbana.

            Su propietario Pedro García Franco, inició el derrumbamiento para levantar una fábrica de embutidos. Fuentes oficiosas aseguran que ha llegado a un acuerdo con la corporación municipal de Alcantarilla, para no seguir con la demolición, y obtener en contrapartida terreno hábil edificable sobre el que construir su industria. Al parecer, el compromiso incluye la restauración en la medida de lo posible de la parte de la ermita de la que la pala dio cuenta la semana pasada. Algo es algo”.

            (SIN FIRMA)

 

Línea 1979-02-23

LA ERMITA DE MIÑANO, A UN PASO DE CAER BAJO LA PIQUETA.

EN EL PLAN DE ORDENACIÓN URBANA DE ALCANTARILLA EL LUGAR FUE CONSIDERADO “ZONA PAISAJÍSTICA A CONSERVAR”

            ALCANTARILLA. (Servicio especial de F. SÁNCHEZ RIQUELME).- “Hace unas fechas aparecía en los diarios locales el derribo de la que fuera propiedad de don Antonio Miñano, incluyendo la ermita que lleva su nombre. La rápida intervención de las autoridades de Alcantarilla, a cuyo término municipal pertenece, evitó la total destrucción del paraje, aunque los daños ya son irreparables y posiblemente para evitar males mayores se derribe lo que todavía queda en pie.

            El Molino de Miñano o Molino del Obispo se encuentra ubicado en la pedanía de Puebla de Soto (en el límite entre los municipios de Murcia y Alcantarilla). En 1880, D. Antonio Miñano tenía en él su residencia, estando dedicado a la molienda de cereales; en 1887, este hombre cristiano y bondadoso da albergue en su propiedad a Sor Piedad de la Cruz, fundando lo que se llamaría Hospitalillo de Miñano y que sería la primera Casa de la Orden Salesiana del Corazón de Jesús, hoy establecidas en Alcantarilla, y que tenían por misión la enseñanza de los niños pobres y la asistencia a ancianos desamparados. Hacia el año 1895 fallece don Antonio y avatares de la fortuna hacen que su numerosa prole ceda la propiedad a don José Caballero García, cuyos herederos han sido sus propietarios hasta fechas muy recientes. La finca llegó a conocer épocas de esplendor, celebrándose culto en la ermita dedicada a Nuestra Señora de la Providencia, dándose cita en actos sociales, familiares y amigos de los propietarios.

            Todo el lugar, de muy bellas características entre palmeras, naranjos y gigantescos árboles, rodeado de las acequias mayor de Barreras y de la pequeña Benialé, giraba en torno a la ermita, construcción neogótica de mitad del siglo XIX, con una interesante fachada con puerta de acceso de estilo ojival, rosetón y coronada por bello campanario. Su interior, que aunque en ruinas conserva su única nave con ventanas de ojiva, que servían para dar luz al interior y presbiterio, debió también poseer buen pavimento en mármol. Además tenían sacristía y pequeño coro. A ambas estancias se tenía acceso por la vivienda de los dueños.

            A la vista de todo lo relatado, el vigente Plan General de Ordenación Urbana de Alcantarilla calificó el lugar como 'zona paisajística a conservar'. Desgraciadamente ya muy poco se podrá conservar. Desconocemos si el estado actual de la ermita será susceptible de restauración o si su calidad artística lo recomendara; pero lo que sí manifestamos es el gran daño que hemos sufrido los vecinos de Puebla de Soto y Alcantarilla al destruirnos un paraje muy querido y sobre todo de hondo valor sentimental, por lo que aconsejaríamos a las autoridades pertinentes que en la utilidad que se le dé a la propiedad de una forma u otra, la ermita de Miñano reconstruida o de nueva planta vuelva al lugar de origen por ser parte integrante de la historia de nuestra villa”.

            El amigo Fulgencio incurre en un error ya que el Plan General de Alcantarilla no habla de “zona paisajística”. Es el de Murcia. El de Alcantarilla establece una Unidad de Actuación, zonificando como zona 6, de dotaciones, la ermita; zona 7 el verde público; y zona 2b la zona edificable. La licencia de edificación llevaba implícita la cesión de las zonas 6 y 7 al ayuntamiento.

Plan General de Alcantarilla

 

Antigua entrada al molino ya desaparecida. La ampliación del antiguo molino del XIX ya ha sido derribada. A la izquierda permanece el edificio del nuevo molino de Caballero junto al desmochado plátano que se pudo salvar y que todavía permanece (PLCascalesL, mayo 1979)

 

Restos de lo que fue ampliación del antiguo molino a mediados del siglo XIX (PLCascalesL, mayo 1979)

 

Restos del edificio de oficinas. Su tipología constructiva era muy diferente de la detectada en la casa de Antonio Miñano (PLCascalesL, mayo 1979)

 

Fotografías aéreas de la zona (PLCascalesL, mayo 1979)

 

Detalle de una de las fotos anteriores. Se señala en verde el edificio construido por Caballero para la instalación de la turbina eléctrica, derribando para ello el antiguo molino y alterando el paso de las aguas para adaptarlo a la nueva turbina. Este edificio es el actualmente existente, mantenido en pie a un alto coste, que carece absolutamente de valor alguno. En amarillo, la ampliación llevada a cabo a mediados del siglo XIX y cuyo sistema hidráulico se supone que debe mantenerse todavía intacto.

 

Chimenea ya rodeada de vegetación y escombros (PLCascalesL, mayo 1979)

 

La ermita ya derribada (PLCascalesL, junio 1979)

 

Línea 1979-06-14

DONADA POR SU PROPIETARIO PARA EL MUSEO DE LA HUERTA

UNA TURBINA HIDRÁULICA DE COMIENZOS DE SIGLO
UBICADA EN LA ACEQUIA DE BARRERAS, TODAVÍA PUEDE FACILITAR ELECTRICIDAD BARATA, SI SE PONE EN FUNCIONAMIENTO

            “Problemas en torno a la Ermita de Miñano, a caballo entre los términos municipales de Murcia y Alcantarilla. El viejo templo que conoció mejores días se derrumba irremisiblemente. Se ha denunciado la ruina para evitar desgracias a quienes acuden al paraje a jugar o solazarse con la Naturaleza. Junto a la ermita, restos de lo que fue un molino harinero sobre la acequia mayor de Barreras, la misma que discurre por el Museo de la Huerta. Y allí, ante nuestra visita, el encuentro con varios amigos y la noticia: el propietario del molino, don Pedro García Franco, residente mucho tiempo en Barcelona está dispuesto a ceder gratuitamente al Museo de la Huerta, una auténtica turbina hidráulica (fechada en 1904) de enormes dimensiones, que suministró fluido eléctrico con sus potentes 80 CV a toda la parte baja de la zona entre Alcantarilla y Puebla de Soto. El enorme ingenio, que tiene unos 300 kilos de cobre en las bobinas de su alternador, cuenta con un volante de dos metros y medio de diámetro. Hasta hace unos meses estuvo en funcionamiento, pero al replantear el lugar para construir, estorba a los proyectos en marcha. La donación está hecha, pero, ¿quién se encarga de transportar las piezas?

            Me señalan que haría falta una grúa que elevara unas veinte toneladas. El propietario desarmaría la instalación para ser transportada. También haría falta un camión de varios ejes para conducir la turbina a su lugar de emplazamiento, que no serían las instalaciones interiores del Museo, sino que se sugiere volverla a montar a la salida de la acequia de Barreras, para ponerla en funcionamiento y contar así con electricidad barata que permitiría que las instalaciones museográficas e incluso la iluminación nocturna de la noria o rueda de elevación de elevación de aguas, se beneficiarían por sí mismas, sin gasto sensible alguno. La idea es excelente y merece atenderse. Nada más conocer la noticia, realizamos dos gestiones: la primera acerca de la teniente de alcalde de Obras, señorita Lorente, quién se mostró dispuesta a dialogar con los interesados y facilitar la grúa que necesitan para levantar la turbina. Por otro lado, nos confirman que en la propia Alcantarilla podría conseguirse el camión de tres ejes, con lo que el transporte estaría asegurado. Esperamos que todo se culmine felizmente”.

            SERAFÍN ALONSO

            El ya fallecido amigo Serafín Alonso Navarro, prolífico periodista e historiador, que tanto colaboró en la creación del Museo de la Huerta, publicó esta sensata nota de prensa a la que solamente podemos ponerle un “pero”: la turbina debía permanecer en el lugar en que se instaló, es el lugar que le corresponde.   

 

A la izquierda tenemos el plátano que pudo salvarse; en el centro se adivina la silueta de la Sierra de Carrascoy y los bloques de Florentino Gómez; y a la derecha sigue en pie el transformador eléctrico que se encontraba situado junto a la ermita (PLCascalesL, agosto 1979)

 

El carril de Caballero, que discurre hacia la carretera de Murcia a Alcantarilla, con el ya tan citado plátano que se va recuperando. Par de fotografías comparativas (PLCascalesL, agosto 1979 y 13-9-2021)

 

A la derecha los restos de los muros de carga de la ampliación del molino en el siglo XIX, y en el centro la calle José López Almagro. Todavía no existe puente de unión con la población de Puebla de Soto (PLCascalesL, agosto 1979)

 

Línea 1979-09-02

TAL ES SU ESTADO DE RUINA, ¿PROVOCADO O FORTUITO?

CONSIDERAN INCONSERVABLE LA ERMITA DE MIÑANO
EL DUEÑO NO TIENE INTENCIONES DE ESPECULAR, PUES CEDERÍA LOS TERRENOS AL AYUNTAMIENTO PARA ZONA VERDE
LA TURBINA Y EL GENERADOR DEL MOLINO, DONADOS AL MUSEO DE LA HUERTA, AÚN NO HAN SIDO RETIRADOS

            “El mal estado de conservación de la ermita de Miñano, entre los términos municipales de Alcantarilla y Murcia, sigue siendo tema controvertido. No ha sido poca la tinta gastada en denunciar la ruina de una obra que algunos han creído de interés artístico y a la que otros dan poca importancia como tal. Con todo parece que dicha ermita tiene un valor sentimental e histórico para algunas personas que han defendido la necesidad de que los organismos competentes ‒el Ministerio de Cultura en concreto‒ interviniese para llevar a cabo la debida restauración.

            Tal obra sería ‒dado el estado total de deterioro de la ermita‒ de gran importancia, acaso desfasada en relación con su valor artístico. Pero la cuestión sigue latente. El arquitecto técnico don Pedro Cascales López ha elaborado el informe que publicamos a continuación y en el que afirma que los derrumbamientos producidos en la ermita no han sido en ningún momento provocados por el dueño de la finca donde aquella se encuentra; tal es así, que no sólo ha ofrecido la ermita, gratuitamente, para que sea reconstruida, sino también el 40 por ciento de su entorno para zona verde. El informe que sigue resume la historia de la ermita y las intervenciones más destacadas de la polémica en torno a su conservación.

            La ermita de Miñano se encuentra situada en el conjunto o entorno del antiguo molino de los Abades, a caballo entre los términos municipales de Murcia y Alcantarilla y perteneciente a este último.

            La fundación de este molino parece remontarse a los árabes o, como mínimo, a la baja Edad Media; lo que no ofrece dudas es que ya en el acta de amojonamiento de la villa, en 1581, se hace alusión al molino de los Abades, apareciendo posteriormente en el plano de la villa en 1728, y ya en el año 1896, a consecuencias de los trabajos del Instituto Geográfico y Estadístico, dicho molino aparece con el nombre de “La Providencia”, nombre que al parecer le fue impuesto por su entonces propietario, don Antonio Miñano.

            Este señor, famoso por su religiosidad, acogió en el año 1884 a Tomasa Ortiz Real y dos jóvenes más, las cuales, según autorización del obispo Tomás Bryan y Livermore, fundaron, el 14 de marzo de ese mismo año, la congregación de las Religiosas Carmelitas Terciarias, que más tarde, en 1888, pasaron a ser la congregación de Hermanas Salesianas.

            Estuvieron en Puebla de Soto dos años más dedicadas al cuidado de niños y ancianos, hasta que se trasladaron a Alcantarilla, en donde aún permanece dicha congregación y casa-madre.

            La ermita que nos ocupa debió ser construida por estas fechas. El tipo de construcción y los materiales empleados, de escasa calidad, nos permiten asegurar que la construcción de dicha ermita acaso vino impuesta por la llegada de las religiosas, permaneciendo el culto durante años con posterioridad al traslado de la Orden.

            En años posteriores, el molino y su entorno pasaron a propiedad de don José Caballero García, que instaló, en 1905, una turbina para la producción de electricidad que abastecía a toda la parte superior de la huerta.

            Hacia el año 1970-72 fue abandonada la actividad en todo el recinto por parte de la familia Caballero, y esto dio lugar al arruinamiento y saqueo de las instalaciones por parte de muchas personas que prácticamente no dejaron nada de lo existente en el momento de cerrar las instalaciones.

            En los años 1976 y 1978 se realizaron los Planes de Ordenación Urbana de Alcantarilla y Murcia, respectivamente, siendo calificada parcialmente la zona, que, como hemos dicho anteriormente, pertenece a ambos municipios, como 'parques y jardines privados' con sujeción a la conservación del arbolado (zona octava) y como 'zona industrial compacta' (cuarta); todo ello en la parte de Murcia, ya que en la parte de Alcantarilla no aparecía ninguna calificación de suelo debido a un error del Plan de Ordenación en cuanto a la exacta delimitación municipal.

            En el año 1978, los señores Caballero vendieron la propiedad a don Pedro García Franco, el cual solicitó, en noviembre del mismo año, licencia de demolición de las ya arruinadas instalaciones, conservando, sin embargo, la ermita, chimenea y fábrica de harinas; esta última por su conveniencia.

            DERRUMBAMIENTO DEL CAMPANARIO

            Sin embargo, el 9-12-1978, en el diario LÍNEA aparece la noticia del derrumbamiento del campanario de la ermita, noticia que fue secundada por notas y cartas al director aparecidas posteriormente.

            Lo que de verdad había ocurrido es que la parte superior de la fachada o campanario ‒sin campana‒, debido a su peligrosísimo estado, al igual que el resto de las edificaciones, había comenzado a desplomarse, por lo que fue necesario derribar la parte de cornisa que presentaba un peligro inminente; estando desde un primer momento el Ayuntamiento al corriente de los hechos, máxime cuando por parte de la propiedad existía una total colaboración.

            Consecuencia de los trabajos de demolición fue el escandalosos expolio de todos los objetos existentes dentro de las edificaciones; personas de diversa índole, en procesión constate, hicieron desaparecer mobiliarios, máquinas de escribir primitivas, pavimentos, libros, rejas (arrancadas algunas con un vehículo), un coche 'Hispano' que se encontraba en la ermita, documentos, actas de la ermita, etc.

            La situación llegó a ser tan insostenible debido sobre todo al peligro existente por los derrumbamientos constantes que se producían, poniendo el peligro la integridad física de trabajadores y 'visitantes'. El propietario señala este extremo al Ayuntamiento de Alcantarilla, declinando toda responsabilidad por las desgracias personales que pudieran producirse. Mientras tanto, la vibración de las máquinas acelera el proceso de ruina de la ermita, ya calificada de 'ruina inminente' por parte del Ayuntamiento de Alcantarilla, a la vez que las personas siguen penetrando en las ruinas.

            Simultáneamente, don Mariano Ballester, don Diego Riquelme y don Pedro Cascales se hacen cargo de algunos objetos que el propietario cede para el Museo de la Huerta, como bancos, ruedas antiquísimas de molino, herrajes, utensilios y unas antiguas e intactas galera y tartana, salvadas milagrosamente en los últimos momentos, mientras que el 23-2-79 aparece en el diario LÍNEA un comentario de Fulgencio Sánchez en que señala la posibilidad de conservarse las ruinas, se haga lo posible por conservar el ambiente primitivo con las futuras construcciones.

            Pero lo más interesante, y sobre lo que insistiremos más adelante, es la cesión por parte de la propiedad y para ser entregada al Museo, de la turbina y el generador de la antigua fábrica de electricidad, valorado al peso en unas 500.000 pesetas, de lo que se hizo eco el diario LÍNEA el 14-6-79.

            Llegamos al día de la Inmaculada, en que una gran tormenta descarga sobre la zona. Al día siguiente, al estar trabajando algunos obreros en las cercanías de la ermita se derrumba parte de la cubierta sin que, por suerte, hubiera que lamentar desgracias personales. Ante esta situación, ya insostenible, el propietario decide derribar la ermita. Han pasado seis meses desde que la misma fue ofrecida a propiedad pública gratuitamente, pero ningún organismo acomete la restauración ‒por otra parte inviable‒ de las ruinas.

            El pasado mes de julio añade el informe apareció una información en nuestro colega regional, firmada por su corresponsal en Alcantarilla, en la que se da cuenta de la demolición de la ermita de Miñano y en la que se afirma: 'Se quiere dar a entender que la ermita la ha tirado la lluvia'. La referida información es calificada en el informe que publicamos como 'plagada de inexactitudes y errores, alguno de ellos muy temerario'. El referido corresponsal se refería el día 29-7-79 al escrito del Ministerio de Cultura dirigido al Ayuntamiento, 'interesándose de la conservación de lo inconservable', dice el informe.

            Por otra parte, en conversación mantenida con el propietario a raíz de la revisión del Plan General de Ordenación Urbana está dispuesto a ceder el solar de la ermita y hasta un 40% de la propiedad para ser destinados a zona verde. Hay que desechar por completo la idea de especulación, ya que evidentemente, ésta no existe. Lo ocurrido es un ejemplo más de la inoperancia y la falta de resolución de los organismos que deben velar por el patrimonio histórico. Tal vez sea necesario recordar los innumerables edificios y entornos que ahora mismo pueden salvarse y que nadie mueve un dedo por ellos. En Alcantarilla se derriban edificios de interés artístico, desaparecen escudos nobiliarios, se ocultan restos arqueológicos, etc. ¿Y en Murcia? La relación sería interminable.

            Por otra parte, en el texto de la información del plan de ordenación recientemente entregado al Ayuntamiento por el equipo redactor, en su capítulo IX 'Consulta popular', algunas personas competentes en este tema, al ser consultadas al respecto, se manifestaron de la siguiente manera:

            'La ermita, casi destruida, carece de valor arquitectónico. Su construcción es muy mediocre, a base de falsos arcos y demás elementos constructivos. Presenta peligro de hundimiento. Se considera puede ser derribada (…); se considera debe conservarse el ambiente (…); la propiedad debe ceder para jardín público la zona arbolada situada entre las acequias de Barreras y Benialé; así como sería conveniente que el otorgamiento de licencia de construcción fuese condicionado a la construcción de una nueva ermita en el mismo lugar que la anterior'.

            Y volviendo al tema de la turbina y el generador, de muchísimo más valor que la ermita, éstos van a perderse irremediablemente a causa de la falta de ayudas para su desmontaje y transporte. Solamente una persona, y actuando particularmente y corriendo con los gastos, está guardando en lugar seguro lo que puede, pero casi todo el cobre ha desaparecido ya. El Ayuntamiento de Alcantarilla ofrece grúa y transporte, pero, ¿y los organismos culturales de despacho, dónde están?”

            SIN FIRMA. Posiblemente fuese el corresponsal FERNANDO NAVARRO

 

La Verdad 1979-12-14

DONDE ESTABA LA ERMITA DE MIÑANO PIDEN QUE LOS TERRENOS SE CONSIDEREN DE USO RESIDENCIAL

ALCANTARILLA.- (De nuestro corresponsal, GINÉS J. BUENDÍA)

“Tal y como se ha venido informando desde nuestra corresponsalía, la ermita de Miñano al igual que el Molino, fábrica de harinas, etc., situados en el Carril de Caballero en Puebla de Soto, han sido demolidos incluso sin licencia con el fin de dejar los terrenos libres para la construcción de una supuesta industria. Los habitantes de Puebla de Soto a pesar de que estas edificaciones estaban declaradas de conservación por el Patrimonio Histórico-Artístico, fueron más bien tolerantes ante estas demoliciones debido a la finalidad de construcción industrial. Murcia, incluso, se interesó por la problemática del tema pidiéndole al ayuntamiento de Alcantarilla por parte de Ciriaco de Vicente, un informe total al respecto. Pues bien, ahora la sorpresa es que se ha pedido al ayuntamiento por medio de un escrito, que se consideren dichos terrenos como urbanos de uso residencial. El propietario actual es Pedro García Franco y por parte del ayuntamiento se sabe perfectamente quién es el que prepara y quiere conseguir el propósito. La propiedad cuenta con una extensión total de 15.010 metros cuadrados estando de ellos 6.602 m2 en término de Murcia y 8.408 m2 en término de Alcantarilla, mientras que el volumen de obra que había construido era de 22.000 m3. La propiedad y su aparejador técnico “considera que la zona es apta para edificación residencial con el índice volumétrico y la ordenación que el plan señale”.

 

En todas estas notas de prensa se reflejaba el sentimiento compartido por todos ante la desaparición de un paisaje, unas edificaciones y un entorno ‒otro más‒, sin que la administración, falta de normativas y de recursos, estuviese en condiciones de poder hacer mucho. Y menos en este caso concreto en el que ya no solamente económicamente, sino técnicamente y legalmente, poco se podía hacer. La destrucción de todo ese entorno había comenzado muchos años antes y ya había llegado a una situación irreversible. Y causa perplejidad la cantidad de inexactitudes y rotundas falsedades ‒se supone que sin mala fe aunque no lo parezca‒ que se vertieron en la prensa, concretamente en el diario irónicamente llamado La Verdad. 

García Franco, tras su larga estancia en Barcelona como emigrante, solamente pretendía volver a su tierra y construir una pequeña fábrica de embutidos y unas viviendas, respetando siempre lo que los ayuntamientos de Murcia y Alcantarilla determinaran; siempre estuvo colaborador en ceder lo que se le pidiera cuando legalmente no tenía el porqué, pero el injusto linchamiento del que fue objeto en la prensa le afectó mucho personalmente. No puedo precisar fechas, pero Pedro García Franco enfermó y falleció al poco. A partir de entonces parece ser que la propiedad pasó por varias manos. Ya no tengo datos.   

 






Fotos aéreas de la zona. Solamente quedan en pie el transformador, la chimenea y el edificio de la turbina (PLCascalesL, 16-12-1981)

 

            Al tener noticias del inicio de obras de cimentación, en una rápida visita se pudo comprobar la existencia de una gruesa capa de cenizas de casi 10 centímetros consecuencia de un importante incendio. Se detectaron bajo el edificio del nuevo molino que construyó Caballero y concuerdan con las noticias existentes al respecto.

 

Capa de cenizas detectada en la cimentación de las obras de los primeros edificios, nº 1 de la figura siguiente (PLCascalesL, febrero 1988)

 

Sobre el fondo del plano mandado realizar por José Caballero hacia 1910, suelo ocupado por edificaciones de carácter residencial, en las fases 1, 2 y 3. Existen además el edificio de la turbina y un apartamento piloto que construyó la promotora, así como la chimenea

 

            La urbanización de los terrenos del molino ha significado cambios drásticos en el paisaje.

 

Calle José López Almagro antes y después de hacerse el puente sobre la acequia (PLCascalesL, diciembre 1978 y 13-9-2021)

 

Calle de la ermita (PLCascalesL, febrero 1978 y 13-9-2021)

 

Calle de la acequia Mayor de Barreras (PLCascalesL, diciembre 1978 y 13-9-2021)

 

            La desgraciada historia del molino de la Reina, del Obispo, del Cabildo, del Barrio, de los Abades, Grande, de Miñano o de Caballero o “Moleja”, no puede explicarse sin pensar que sobre él pesara una maldición echada por doña Violante, el Obispo, o uno que pasaba por allí.

            Todos sus propietarios fueron objeto de alguna desgracia; y mientras quede una piedra en pie, esta maldición parece que seguirá.

            He vuelto al molino después de cuarenta años y se corrobora lo dicho: la maldición está ahí. Porque no puede entenderse de otra manera las actuaciones que el Ayuntamiento de Murcia ha realizado para intentar conservar algo sin valor que había que haber derribado el primer día ahorrándose así cientos de miles de euros que pagan los contribuyentes para hacer algo que no sirve absolutamente para nada.

            Cuesta trabajo entender lo que está pasando en esta zona. Lo que ahora tanto se protege es un edificio construido por Caballero a principios del siglo XX, de nula calidad, y para el único fin de albergar la central eléctrica. Una central eléctrica de la que no se sabe su estado porque está encerrada en unos cajones metálicos, pero mucho nos tememos que puede estar desguazada.  

 

Enorme y costosísimo exoesqueleto, con alquiler mensual aparte, colocado para evitar que se caiga algo, que como ya se ha dicho, no tiene valor alguno ni tampoco tiene solución arquitectónica (PLCascalesL, 13-9-2021)

 

Quedan los restos de los muros de carga de la ampliación del molino realizada a mediados del siglo XIX, y bajo ellos debe encontrarse toda la infraestructura hidráulica, pero no se sabe. Este molino se adosó al ya antiguo existente sobre la acequia, que fue el que derribó Caballero para construir la cubierta sobre la turbina eléctrica que es lo que ahora tanto se protege (PLCascalesL, 13-9 y 2-10-2021)

 

Detalle de los restos del muro de carga frontal de la ampliación del molino al que Caballero, tras derribar el molino viejo, adosó la nueva construcción para la turbina (a la izquierda) (PLCascalesL, 13-9-2021)

 

            El alcalde de Puebla de Soto, Francisco Galera Zamora, lleva ya mucho tiempo intentando solucionar la situación del molino, y hace poco consiguió del anterior alcalde José Ballesta ‒que como tantos no sabía de la existencia de este molino‒ que se “expropiara” el edificio del molino y se procediese a su reparación. ¡Cuánta tinta se ha usado en la prensa hablando, por ejemplo, del molino de Oliver, así como otros muchos temas de este tipo!, que no está mal ni muchos menos, pero que no tienen comparación histórica con el molino de Puebla de Soto. De la ermita sí que se habló.

            Y aquí viene otra gran sorpresa. Resulta que el molino es “privado”. O sea, que el ayuntamiento de Murcia otorgó una recalificación de suelo y una licencia para viviendas sin delimitar la oportuna Unidad de Actuación que habría aportado todo el suelo, incluido el molino, totalmente gratis para el ayuntamiento, tal y como se realizó en la parte de Alcantarilla hace cuarenta años.

 

¿Por qué no se delimitó una Unidad de Actuación que hubiera reportado al ayuntamiento la cesión del molino y zonas verdes, en el momento de recalificar el suelo y otorgar las licencias de obras?

 

            Pero hay más, parece que se va a expropiar solamente el edificio de la central eléctrica pero no la zona de la ampliación del siglo XIX bajo la cual está la anteriormente citada infraestructura hidráulica. Y resulta que no se sabe quién es el propietario; y se mandan cartas que nadie contesta, y el ayuntamiento está asumiendo unos costes que corresponden a la propiedad, y encima ¡le van a pagar una expropiación!; y el resto del suelo entre acequias, incluida la chimenea, siguen siendo “privados”, o sea, ¿que habrá que volver a expropiar? En todo este asunto parece que algo falla en la actuación de algunos cargos públicos y en la de algunos funcionarios; pero esto no extraña a nadie en estos tiempos que vivimos. Lo contrario sí sería noticia.

            Mientras, todo el entorno es desde hace demasiado tiempo una zona en donde la vegetación, la basura, los escombros y las ruinas son el paisaje que tienen delante de sus casas los vecinos. Con el dinero malgastado hasta ahora por el ayuntamiento se podían haber reconstruido varias centrales eléctricas, y no hablemos de haber construido una ermita ‒que también‒ porque eso es término de Alcantarilla.

            Dura lucha tiene ante sí el pedáneo de Puebla de Soto, el amigo Francisco Galera, porque las cosas han llegado a extremos muy complicados de solucionar. Se han dejado pasar demasiados trenes. Si consigue algo aceptable y definitivo será un milagro.

            La vista interior de lo que en su día fue la central eléctrica que abastecía de energía a Alcantarilla y otras poblaciones no puede ser más deprimente. Es algo que ya no tiene solución. Una solución que debió tomarse hace mucho tiempo.    

 

Reproducimos de nuevo el interior de la sala con la turbina en 1979 para que pueda compararse con las fotografías que vienen a continuación y que reflejan su estado actual

 

Para ubicarnos, pueden verse los dos pilares circulares, y si existe todavía algo de la turbina no lo sabemos porque está oculta por unos paneles metálicos. La correa de trasmisión de “búfalo americano” no está; no se sabe si está guardada (PLCascalesL, 28-10-2021)

 

Al fondo a la derecha está la maquinaria de los tablachos. A la izquierda se ve una pared que han construido ¡para sostener ese forjado!, a la derecha vemos lo que queda de los cuadros de control, ¡nada! (PLCascalesL, 28-10-2021)

 

Las fotografías hablan por sí solas. Y esto lo está haciendo un ayuntamiento con dinero público. Luego te exigen que pagues impuestos (PLCascalesL, 28-10-2021)

 

            Para esta zona solamente existen dos soluciones: derribar todo dejando al descubierto solamente las infraestructuras hidráulicas y creando una amplia zona verde entre acequias en donde se ubica la chimenea, o bien, derribar lo existente y reconstruir de nueva planta ambos molinos, el primitivo y la ampliación, ciñéndose lo más posible a su diseño original, con parte de suelo traslúcido, y en donde podría ubicarse la turbina ‒si es que queda algo‒, pudiendo tener el edificio muy diversos usos, desde culturales hasta comerciales. Lógicamente esta segunda opción sería la más deseable.

            Hace cuarenta años se salvó el inducido del generador cuando ya estaba desmontado para llevárselo, ahora se le entregan esos 130 kilos de cobre y acero al alcalde de la Puebla confiando en que quede algo más de la turbina eléctrica.

            Confiemos en que la maldición nos lo permita.

 

El alcalde de Puebla de Soto Francisco Galera Zamora con el que esto suscribe entregándole el estátor o inducido del generador (López Mercader, 26-10-2021) 

 

 

ADENDA

 

 

            Con fecha 25 de febrero de 2023, un día antes del aniversario del fallecimiento de la Madre Piedad de la Cruz (12/11/1842 – 26/2/1916), el Ayuntamiento de Alcantarilla, siendo alcalde Joaquín Buendía Gómez, ha llevado a cabo la inauguración de un monolito con un busto de la Madre, realizado por María Luisa Martínez León, descendiente de históricos escultores de Murcia (Los dos Cristos de Monteagudo incluidos). El lugar elegido ha sido en el entorno ubicado entre la Acequia Mayor y la Acequia de Benialé (hoy totalmente entubada), y prácticamente en el límite oeste de los almacenes construidos por José Caballero y hoy desaparecidos. En este acto se encontraba, como no podía ser menos, el alcalde de la población colindante y más que hermana, Puebla de Soto, Francisco Galera Zamora, así como la Madre María del Carmen Sánchez Rodríguez, acompañada de otras Hermanas en representación de la Madre Superiora actualmente en Sudamérica, así como el Vicario General de la Congregación don Manuel Guillén Moreno, de la parroquia de La Asunción, en representación del Obispo de la Diócesis.

 

 

 

            El acto de inauguración, celebrado el sábado a las 12 de la mañana reunió a una numerosa cantidad de personas, en consonancia con el gran aprecio, colaboración, unión y devoción que desde la fundación de la congregación ha existido en las poblaciones de Alcantarilla y Puebla de Soto hacia las Hermanas Salesianas, agradeciéndoles su tremenda labor de enseñanza y ayuda al necesitado que han venido llevando a cabo desde hace más de cien años.

 

 

 


            Anteriormente ya hemos visto la llegada de las Hermanas al Molino, a la casa de D. Antonio Miñano, lugar al que está ligada la fundación de la congregación; y esta inauguración del busto de la Madre Fundadora no solamente es un homenaje a su memoria y a lo que ella hizo, sino que además pudiera ser el inicio de un reconocimiento, de la puesta en escena de un entorno en el que ella se movió en aquellos primeros años; aquella religiosa que humildemente llegó a Puebla de Soto y Alcantarilla y que tanto consiguió a base de esfuerzo y dedicación a los demás, teniendo sus habitantes una gran deuda de gratitud hacia ellas


 

            Esperamos que esta inauguración sea sólo la primera piedra, que debe llevar emparejada (aunque algunos no lleguemos a verlo) la reconstrucción exacta de la primitiva ermita así como el histórico molino.

            Resulta lamentable el que estas dos cosas (aparte de la chimenea, milagrosamente todavía en pie) que podían haber mantenido el recuerdo del entorno histórico de aquel legendario y milenario Molino de Los Abades, no existan ya, y el Ayuntamiento de Murcia haya malgastado, y esté malgastando el dinero en conservar lo accesorio, lo que carece de valor alguno, ¿de quién fue la idea?, ¿qué “entendido” intervino? ¡Lástima de dinero tirado! Reconstruir el molino milenario a su estado original, que hubiera sido lo correcto, habría costado muchísimo menos. E incluso habría sobrado dinero para reconstruir la ermita, aunque esté en término de Alcantarilla. Es un decir.

            En cuanto a esa ermita, no cabe duda de que en cualquier momento saltará la iniciativa, la chispa, y se procederá a su construcción siguiendo su estado original,  aunque haya que desplazarla un poco hacia el sur; tenemos los planos y las fotos. Y podrá descubrirse la cripta, que debe seguir en su lugar bajo el altar y en donde debe encontrarse todavía la sepultura de una de las primeras Hermanas. No es una obra costosa, y posiblemente la unión de la iniciativa popular, con suscripciones privadas, y la municipal, con alguna subvención, podría dar lugar a llevar a cabo la realización de esta obra, porque aparte del tema religioso, que hoy en día cualquier elemento sectario e ignorante podría argumentar, ya se sabe, nos encontramos ante todo con algo de un importante valor histórico para Puebla de Soto, Alcantarilla y Murcia.

Tenemos el caso de algo que llevaba cuarenta años esperando y toda la esperanza ya se había perdido, y que sin embargo ahora se está realizando: el Museo de la Conserva de Murcia en Alcantarilla. Aquella promesa hecha en su día a Juan Esteva Salom se va a cumplir. Es un alentador ejemplo.

            Por lo pronto, afortunadamente, la inauguración de este monumento en recuerdo de la Madre Piedad de la Cruz ha dado lugar a que este antiguo rincón cargado de historia no caiga en el olvido. Confiemos en que esta primera iniciativa siga más allá. Poco a poco.

            Fotografías: Ayuntamiento y Pedro Cascales