Pedro L. Cascales López
El 16 de abril del pasado año 2019, hace ya unos seis años, publiqué en este mismo blog un somero resumen sobre la industria conservera de Alcantarilla. El pensar en esos momentos que este pueblo podía llegar a tener un Museo de la Conserva era verdadera ciencia ficción.
Puede verse: 2019 – Artículo nº 11. La industria conservera en Alcantarilla. 62 páginas. En: http://historiasdealcantarilla-murcia.blogspot.com/2019/04/la-industria-conservera-en-alcantarilla.html
Y publiqué todo eso sin más aspiraciones que dejar constancia de algunos datos (por desgracia muy pocos) sobre algo que yo particularmente consideraba ya perdido y olvidado excepto por todos aquellos que lo habíamos vivido. Casi nadie quedaba ya entonces de todos ellos, menos quedamos ahora, y ni uno solo quedaremos dentro de poco.
Pedro
Cascales Vivancos (1891-1929) y su hijo Miguel Cascales Sánchez (1910-1981)
A mí, de pequeño, el asunto de la conserva no podemos decir que me atrajera mucho, no me iba ese tema, no me gustaba, y además el sector ya comenzaba a dar signos de fallecimiento. Me fui a la Universidad de Valencia a estudiar y ya de paso, sin que lo supieran mis padres, hacía catastros de urbana por los pueblos (Cofrentes, Jalance, Serra, Fuente la Higuera, Tuéjar, Ayora, Puzol, Bétera…) y los fines de semana hacía carreras de coches por esos montes corriendo rallyes entre Tarragona y Almería, y a veces, las menos, hasta ganándolos (tengo un blog sobre eso en internet. Historia de la Federación Regional de Automovilismo de Levante FRAL).
Terminé en la Universidad Politécnica, me vine a Murcia, y entré al Ayuntamiento de la capital cuando todavía vivía Franco, tras una oposición que duró una semana con varios exámenes que los hacíamos en una sala de La Glorieta junto a la alcaldía (bajo la terrible mirada de aquel señor secretario que era Valenzuela Lillo), creo recordar que saqué el nº 1 o 2 de entre unos 20. Y en ese ayuntamiento estuve trabajando sin presión alguna de nadie y aplicando la legislación del suelo de la manera más objetiva y siempre tendiendo a ayudar al ciudadano (en planeamiento y gestión, que era lo mío, no en obras). E hicimos además el Plan General de Ordenación de Murcia bajo la dirección del arquitecto catalán Manuel Ribas Piera (Ribas i Piera, como le gustaba a él que se le llamara), y como arquitecto municipal de urbanismo teníamos a Vicente Garaulet Casse (originario de Hellín), mi superior directo y con despachos juntos. Se trabajaban seis días a la semana (sí, seis, sábados incluidos) y a veces te llevabas trabajo a tu casa para acabarlo el domingo. Daba igual, se disfrutaba.
Y desde Murcia, pero viviendo de siempre en Alcantarilla (parece ser que los Cascales llegamos a Murcia, a Alcantarilla, con las tropas de Jaime I el Conquistador procedentes del Pirineo Aragonés-Leridano, o sea, que ya podríamos llevar en el pueblo casi 800 años según los historiadores), estaba al tanto de los desastres urbanísticos en que estaba sumida la población, sin Plan de Ordenación, sin criterio alguno de planeamiento y sin Oficina Técnica operativa. Publiqué algunos artículos en los periódicos La Verdad y Línea sobre ello y sentí mucho que todo esto le sentara muy mal a mi pariente y alcalde Fulgencio Pérez Artero. Lo sentí de veras porque él no tenía toda la culpa. Intentó solucionarlo todo, pero falló. Él también estaba sufriendo una situación que desde años atrás nadie había solucionado (era un problema general de todas las poblaciones, el urbanismo era entonces algo desconocido, no hay que echarle culpas a nadie) y él tampoco acertaba a solucionarlo. Podemos decir que se sintió “engatusado” por unos recomendados y supuestos urbanistas madrileños (de apellido Aldama, ¿de qué me suena ese apellido?), pero desde luego nunca existieron cosas raras ni historia alguna en todo ello. Estoy seguro. Simplemente no sabían. No tenían “oficio”. Una cosa es el urbanismo y otra la arquitectura. Para hacer un Plan de Ordenación de poco te sirve la titulación, la legislación del suelo no se da en la universidad y aunque así fuera, va continuamente cambiando, lo que hace falta es conocer al dedillo esa legislación, eso está claro, pero sobre todo las características y necesidades de la población sobre la que se va a trabajar hasta en sus más pequeños detalles. Tienes que conocerlo todo. Tienes que conocer muchas, muchas cosas, a fin de hacer todo bien y no originar perjuicios innecesarios a nadie. No se trata de hacer rayitas y colorines sobre un plano en una mesa. Y estaba claro que eso no se lograba con un par de viajes desde Madrid y unas comidas en algún restaurante. No. No es así.
Sin embargo, algo muy bueno nos dejó en ese aspecto Fulgencio Pérez Artero: el plano fotogramétrico de todo el término municipal a escala 1/2.000. Una joya que se ha salvado de milagro después de evitar que desde la propia oficina Técnica Municipal lo destruyeran en parte hacia el año 1992. Sí, que lo destruyeran, por orden de la que era entonces arquitecta municipal Elvira Badenes Navarro, originaria de Benimamet, de Valencia. La encargada precisamente de su custodia. Otra joya, pero en este caso falsa, de bisutería, aunque era de diamantes para el que entonces “hacía” de alcalde. Más contento no podía estar. No recuerdo su nombre.
Al final se pudo intervenir a tiempo y salvar el plano, pudiendo restaurar el resto tras cientos de horas de trabajo y por amor al arte.
Plano del término de Alcantarilla de vuelo de noviembre de 1972.- Puede verse:
Volvemos atrás. Murió Franco y llegó la Transición Política sin el más mínimo incidente. Y la vida siguió con toda normalidad; el pueblo estaba atento a la política, ¡faltaría más!, pero no se veía problema alguno, existía total confianza en lo que se estaba haciendo en Madrid y en toda España. Lo importante era el trabajo y el sueldo: “Que lo que no puedo comprar hoy lo voy a poder comprar mañana”, ¡igual que ahora! Había un ambiente de progreso, de creciente bienestar. Solamente existía la lacra del terrorismo de esos valientes que te daban el tiro por detrás en la nuca o ponían una bomba matando críos. En el pueblo, los de cada partido habían sido de siempre amigos entre ellos, se veían en los bares, en la calle o donde fuera, exponían sin discusiones sus ideas sobre los temas locales, y curiosamente, siempre coincidían en casi todo…, en fin, no es una novela rosa, era la realidad, la pura verdad. Algo que ahora puede parecer increíble. Eso sí que era política normal de pueblo, se pensaba en los vecinos, en las personas, y no en llevártelo.
El amigo Fulgencio Pérez Artero y su corporación, entre los que estaba su guardia pretoriana formada por el también amigo Juan Domingo Tormos y mi primo político Rafael Lorenzo Jover (abuelo de la luego concejal de cultura Luz Marina Lorenzo Gea) decidieron ─no tenían más remedio por ley─ sacar a concurso la confección de un Plan General de Alcantarilla y para ello ya tenían preparado un equipo de amigos de Murcia muy dignos, pero estaba todo “amañado”. Pensaban que eran únicos. Y surgió el miedo: ¿Podíamos caer en el mismo error anterior? ¿Conocían Alcantarilla a fondo? ¿Sabían de urbanismo? Pues bien, conociendo quiénes eran el peligro existía, era real.
Fue entonces cuando actuó Francisco Zapata, candidato a la alcaldía por el PSOE, y me dijo que si nosotros ─los del Ayuntamiento de Murcia, la OTGU, que de políticos no teníamos nada y menos de socialistas; éramos ante todo técnicos─ estábamos dispuestos a presentarnos al concurso ya que pensaba que conocíamos aceptablemente el pueblo. Se lo dije a Vicente Garaulet y lo vio bien (murió unos días antes que Francisco Zapata), formamos el equipo y presentamos la candidatura al concurso de méritos.
No existieron dudas en el Tribunal Multidisciplinar de Murcia y se nos adjudicó el trabajo. Y el primer paso corrió de mi cuenta para tranquilizar a todos de que nadie iba a llegar robando tierras o expropiando fincas o incautando empresas, ya que creían ver en esta adjudicación ─tal vez con cierta razón tras lo vivido muchos años atrás─ la vuelta del comunismo-socialismo-anarquismo.
Y si tocamos ese tema, que se lo hubieran dicho a mi padre, que tenía más motivos que ellos; tuvo que huir, avisado y ayudado por Joaquín Ataz, miembro del temido y sanguinario Tribunal Popular por parte del potente sindicato de ferrocarriles, que le envío por la noche un coche del PSOE que lo llevó hasta un barco inglés en Cartagena porque iban a darle “el paseo” al día siguiente (delito cometido: tenía una fábrica de conservas), y así poder escapar con lo puesto y con el futuro muy negro, lograr después entrar de nuevo en España y enrolarse en el ejército del general Yagüe, luchando en el Ebro, llegando al mar por Castellón y luego hasta la frontera francesa; y mi madre embarazada de 5 o 6 meses de mi hermano; y sin embargo mi padre estaba de lo más tranquilo ante el PSOE del 77; los tiempos, las personas, los partidos políticos, eran muy diferentes. La chusma criminal de antes no existía ahora.
Joaquín Ataz fue condenado a muerte tras la guerra, pero los testimonios de todos a los que ayudó, dio lugar a que el tribunal lo absolviese y quedase totalmente libre con el apoyo del abogado Martínez Moya al que Joaquín había salvado también del fusilamiento.
Puede verse: https://historiasdealcantarilla-murcia.blogspot.com/2021/06/la-guardia-civil-en-alcantarilla-y-el.html
Me he extendido un poco/bastante en el anterior párrafo sobre aspectos que a primera vista puede parecer que nada tienen que ver con la conserva, utilizando para ello un ejemplo personal, como podía haber utilizado otro ejemplo cualquiera, pero lo he considerado necesario porque precisamente en esos momentos la incipiente y luego próspera industria conservera murciana estuvo a punto de desaparecer por toda esta causa.
Al comienzo de la Guerra se consideraba a los que tenían una empresa como “fascistas y enemigos del pueblo”, las empresas fueron incautadas y entregadas a unos “comités obreros revolucionarios” formados por elementos del PC, PSOE, UGT, CNT, FAI, etc. (que se habían cuidado muy mucho de no ir al frente), y los dueños de esas empresas acabaron en el mejor de los casos en la cárcel y en el peor desaparecidos o muertos en el campo cosidos a disparos.
Y aquí viene lo mejor, porque ocurrió algo así como si se pone a conducir un autobús lleno de gente a unos “chóferes” inconscientes que no sabían lo que era conducir e iban a toda mecha por unos caminos estrechos de tierra y bordeados de barrancos. Las actas de esas reuniones no tienen desperdicio: Que si el compañero fulano dice esto, que el otro dice lo otro, que yo estoy de acuerdo, que yo no y me voy, que tú devuelve lo que has robado, que tú no trabajas, que el compañero fulano no viene, que no se vende bastante, que falta dinero, qué dónde está, que qué compañero lo ha cogido, que tú esto…, que fulano lo otro…, que el otro ha hecho esto… Todo esto tenía que acabar mal sin ninguna duda. A la conserva le quedaban meses de vida (al igual que a otras actividades industriales).
Así eran “gobernadas” las empresas incautadas. Su final estaba cantado. Los compradores ingleses, alemanes y franceses, sobre todo, decían adiós a este desbarajuste y además estaban muy preocupados por las noticias de asesinatos y saqueos indiscriminados que llegaban desde la zona mal llamada republicana, porque existían muchos republicanos honrados y competentes pero que fueron en el mejor de los casos aislados cuando no asesinados en nombre de los “defensores del obrero” (por eso Francia, una república, trató como trató a los que pasaron la frontera: campos de concentración, como criminales, aunque no lo fueran en su mayoría. No se fiaban. ¿Es que eran “fascistas” también los franceses? Por algo sería). Y el mercado nacional caía en picado en ventas y con tremendos problemas de transporte, abastecimiento y controles, cada uno de su madre y de su padre, y que no podían ni verse entre sí.
En fin, sigamos sobre el tema de la conserva en el pueblo que es lo que nos interesa.
Pronto los primeros avances y reuniones sobre el Plan de Ordenación tranquilizaron hasta al más preocupado y todo discurrió como una seda con un consenso general con los vecinos tras decenas de reuniones que hicimos sobre el Plan de Ordenación con las directrices de Paco Zapata. Solamente se recibieron unas 90 alegaciones de las que se aceptaron más o menos la mitad sobre cosas muy puntuales y la otra mitad se tuvieron que desechar porque eran por lo general verdaderos disparates. Recuerdo una que pedía 20 plantas de altura en la Calle Mayor (y cosas así).
El Plan se aprobó definitivamente a principios de 1982 creo recordar. No obstante, existieron dos o tres cosas de pequeña entidad respecto a planeamiento con las que yo no estaba de acuerdo, pero en fin. Eran temas técnicos que podían tener interpretaciones diferentes. Sigo sin estar de acuerdo, y más de cuarenta años después, estoy convencido de que yo llevaba técnicamente razón y existieron algunas personas perjudicadas en alguna cosa. Hice lo que pude. No pude hacer más. Mis razonamientos técnicos no se tuvieron en cuenta en el equipo aunque se valoraran. Pero yo llevaba razón. Eran cosas de poca entidad en general, pero de alguna para los afectados. Lo siento y no lo he olvidado. Al menos no fue culpa mía. Y repito: yo llevaba razón.
Juan
Domingo Tormos y Rafael Lorenzo Jover
En Alcantarilla llegó arrasando a la alcaldía Francisco Zapata Conesa, del PSOE, en 1979; nos conocíamos porque éramos del pueblo y habíamos hablado mucho de urbanismo y de los problemas que existían (nunca de política, no me interesaba nada ese tema y la verdad creo que a él tampoco; Paco no era un sectario, nunca lo fue). Él me pidió ayuda para el PSOE y yo les ayudé técnicamente en lo que pude. Además, nuestros bisabuelos y abuelos habían sido vecinos pared con pared en la Calle de San Antonio.
Varias veces, sin éxito, y a pesar de conocerme, intentó que me afiliara al PSOE y a la UGT. ¡Y eso sí que no! La política partidista no era ni es para mí. No me gusta, nunca me ha gustado la política. Uno no tiene más remedio que tener muchos amigos y algunos enemigos, y si no los tienes es que no haces nada en la vida, y unos y otros resulta que pueden ser de los mismos partidos. ¿Entonces qué, quiénes son los “malos” y los “buenos”? Además, cuando tenía 12 o 13 años me había afiliado a la OJE para hacer marchas a cuevas y castillos, explorando y sacando planos; y más tarde Gabriel Cobarro, Lugarteniente Local, me dio un carnet de la Guardia de Franco sin ni siquiera decírmelo antes y falseando mi edad para cumplir las normas, aunque desde luego yo lo vi bien cuando me lo dio. Era sobre 1963 o 64. Le pondré un marco. España había cambiado mucho ya entonces. Y lo mejor de todo: no había política.
Luego, con unos 15 o 16 años, me dio por los aviones y eso me permitió hacer muchas fotos desde el aire de Alcantarilla y de sus fábricas de conservas que ahora nos son de tanta utilidad, lo malo es que tenía una maquinucha barata, una Werlisa, ¡y gracias!, pero eso no te daba una calidad suficiente. Más tarde también fui uno de los últimos paracaidistas en saltar de los Junkers Ju-52. Recuerdo un día que salté seis veces seguidas. Toda la mañana sube y baja.
Y tras todo lo que ha pasado, nos encontramos ahora, sin razón alguna, en una situación indeseable por culpa de una clase política partidista que tenemos en esta desgraciada España que me produce un tremendo rechazo y creo que es perjudicial para una nación cuando esos partidos se convierten en sectarios, que solamente buscan el dinero, y se ha dado lugar a que sean dominados por vulgares delincuentes corruptos que saben manipular perfectamente a una masa borreguil, ¡parece mentira que se sea tan ciego, ignorante e idiota!, para únicamente llenarse ellos los bolsillos. No hay ideología de gente honrada, hay cárteles o bandas de delincuentes en todos los partidos, inútiles y golfos que se han apropiado de esos partidos políticos y que gozan además de una total impunidad. Todos, no hay derechas ni izquierdas. Solamente hay millones en paraísos fiscales. Por cada uno que va a la cárcel hay mil que se escapan. Esto está fallando desde hace ya demasiado tiempo, unos treinta años. Pero lo que últimamente estamos sufriendo ha pasado todos los límites.
Por lo tanto, yo hace ya tiempo que solamente veía interesante el urbanismo, y ahora a la vejez (la madurez suena mejor para los cursis) la historia ligada a la cartografía y evoluciones urbanas. Los libros y documentos ya me salen por las orejas. Son miles y miles. Hay que ayudar en lo que se pueda a que se conozca la historia de Alcantarilla de la manera lo más veraz posible, porque todavía hay bastante desconocimiento, hay muchos vacíos documentales, algunos archivos antes “secretos” se están abriendo, y además hay que desenmascarar siempre, entre todos, a esos cara dura que se las dan de historiadores contando idioteces. Lo mejor sería que fueran al psiquiatra y a clases de primaria. Por el contrario, hay quienes apuntan maneras de competencia y honradez con seriedad y sin ánimos de protagonismo ni conferencias. Confiemos en ellos.
Francisco Zapata llevó a cabo su primera legislatura con bastante éxito popular, y aumentó el número de concejales en la segunda legislatura, en 1983. Y unos días antes de las elecciones me propuso el venirme a Alcantarilla a hacerme cargo de la Oficina Técnica y del urbanismo local aplicando el art. 26 del Reglamento Funcionarial. Un técnico que estaba en Alcantarilla (mi primo hermano) se iba encantado a Murcia, en donde vivía, y yo me venía a Alcantarilla, mi pueblo, más encantado aún. Hicimos una comida, políticos y técnicos, en el restaurante Karting del Camino de Enmedio de Murcia y trato hecho. Pagamos a “escote” (era barato y eran otros tiempos, ¿a que parece mentira que no se pasara la factura al ayuntamiento?).
Paco
Zapata y yo en su ferretería de puro cachondeo (2015-07-24). Santos Herrero me
pidió carteles de las elecciones pasadas hacía ya muchos años porque sabía que
yo lo guardaba todo y ellos, el PSOE, no los tenían, ¡habían desaparecido! Les
dejé estos y otros carteles y aún estoy esperando que me los devuelva. Tengo la
impresión de que eso no va a ocurrir, no sé por qué, Cuando lo pille se va a
enterar el dichoso Santos Herrero. ¡Y encima me llama “Perico”!
El trabajo en Alcantarilla era de 24 horas diarias, y tuve la suerte de contar con un concejal, Santos Herrero Cano, que era la sensatez y la honradez personificada. Jamás me hizo la más mínima insinuación sobre nada. Nunca (tampoco Paco Zapata, menos aún). El fin que se buscaba era el ayudar en todo al ciudadano. Las licencias de obras se daban en menos de una semana y porque tenían que pasar por Comisión, y si el constructor tenía los obreros parados se iba al terreno para ver la alineación, se le marcaba y se le decía: “empieza cuando quieras”. Y si había algo que no cumplía se le llamaba para que el arquitecto lo corrigiera rápido, pero eso no interrumpía el trabajo. El ayuntamiento estaba para ayudar al pueblo, no para crearle problemas, burocracia, y sangrarlo a impuestos. Se organizó un servicio de inspección de obras, más que nada para las aperturas de locales, porque las infracciones en obras prácticamente no existían, y se puso al frente de él a Juan López Belmonte. No se pudo tener mayor acierto. Serio, competente, honrado y trabajador. Además, le encargué al fotógrafo Pedro Carrillo “Rogelio” que hiciera una foto a cada casa del pueblo y que Juan abriera una ficha a cada una, porque se esperaba, se adivinaba, una gran explosión demográfica y por lo tanto constructiva, y necesitábamos tener antecedentes. Se hicieron así unas 4.000 fotografías que hoy podemos decir que son un documento excepcional. Lo que hoy se llama “Serie Oficina Técnica 1985-1986”. Y luego tuvimos lo de la ampliación de término. De eso hay para escribir un libro muy gordo. ¡Lo que luchó Zapata por Alcantarilla incluso contra los de su propio partido!, ¡y los de Sangonera la Seca! ¿qué podemos decir? Así, al final quedaron sin solucionar los problemas de esa “gran metrópoli capitalina murciana” de Sangonera la Seca, ¡enhorabuena!, y siguieron los desajustes de Javalí Nuevo y Puebla de Soto. No hubo manera. Fue imposible. Y se luchó mucho.
Con Santos Herrero Cano el 11-07-2016 y con Juan López Belmonte el 5-4-2018
Y si alguien ha tenido la paciencia de leerse todo lo anterior se preguntará con toda lógica qué narices tiene todo eso que ver con el Museo de la Conserva. Pues bien, sí la tiene, porque esos fueron los cimientos de este gran proyecto que está llevando a cabo el ahora alcalde Joaquín Buendía Gómez; y sin haber hecho lo que se hizo en aquellos años hoy no habría sido posible acometer esta obra porque sencillamente la Casa de Esteva no existiría. El urbanismo que se proyectó entonces lo preparó todo. Y yo todavía no me lo creo. Hasta que vea el museo inaugurado ─si llego a tiempo─ no me lo creeré. Ya hacía tiempo que había olvidado el tema del museo y nunca pensé que podía llegar un alcalde como Joaquín. Solamente se le pueden dar las gracias por todo lo que está haciendo por Alcantarilla.
Foto del año 1929 realizada por Julio Ruiz de Alda, el del Plus Ultra (asesinado en Madrid en la Cárcel Modelo en agosto del 36 por los valientes defensores del pueblo), con la delimitación de la fábrica de Esteva entonces en plena producción y el Plan General de Ordenación de 1982 de esa zona. El número 6 indica dotaciones y el 7 verde público, ambas zonas de cesión por compensación de volúmenes. Puede observarse en la fotografía la sombra de la chimenea recientemente salvada de la ruina gracias a Joaquín Buendía Gómez
Todo empezó al remontarnos hacia 1979, cuando mi padre cerró la fábrica de conservas. Un día, de pura casualidad, pasé por la Calle de La Cuesta (ya rebautizada entonces como Calle del Maestro Eusebio Martínez por mi leal amigo el alcalde Diego Riquelme) y vi un camión cargando maquinaria de la fábrica de conservas para llevarla a la chatarrería. Estaba anocheciendo. Entonces no había móviles. Le pedí al chatarrero que me esperara un poco y ya desde mi casa en la Calle Mayor llamé a mi padre por teléfono a Murcia (murió al año siguiente) y le dije que eso había que pararlo, que había que guardar cosas, no sabía qué cosas en esos momentos, pero lo que no podía ser era que todo fuese al vertedero. Decenas y decenas de fábricas ya lo habían hecho. Eso no podía ser. La industria conservera había sido el pan de Murcia durante años y años. Algo me decía que ese expolio había que pararlo. Mi padre me dio carta libre.
Entierro de Miguel Cascales Sánchez, mi padre, 13-11-1981. Uno de los últimos entierros que se hicieron a lo largo de toda la Calle Mayor hasta el paso a nivel en que se despedía el duelo frente a la “Fonda El Cano”. Esto causaba atascos en esa Calle Mayor aunque todavía no existía mucho tráfico y Zapata, acertadamente, lo suprimió. Alcantarilla ya no era un pequeño pueblo. Foto Pepe Lechugo (yerno de Abellán)
Volví y hablé con el chatarrero (muy buena persona, siento no saber quién era, no era de Alcantarilla), le dije lo que podía llevarse y lo que no. Muchas cosas, por su tamaño, no veía posible guardarlas. Era una lástima, pero había que vivir en aquellos desgraciados momentos desde el punto de vista cultural. No podemos caer en algo que ahora está tan de moda por parte de algunos “progres” ágrafos como es el juzgar las cosas bajo la estupidez del llamado “presentismo”. Como el gran negocio del “cambio climático” en donde solamente existe mucha estupidez e ignorancia en los tontos, y mucho mucho dinero para los listos.
Cada máquina que se cargaba en el camión y con las que yo había convivido desde que nací, era un puñal que se me clavaba, pero no había alternativa, no había remedio, no se podían mover y no había dónde llevarlas. Hoy no habría pasado, pero estamos hablando de hace más de cuarenta años y estamos hablando de otra mentalidad totalmente distinta a la de ahora. Yo ya era entonces un bicho raro para todo el mundo por no llevar a la chatarrería tanto material. Era un gilipollas. Es posible, pero algo me decía que tenía que hacer lo que estaba haciendo. Y yo era solamente uno de los 20 nietos que tuvo mi abuelo, porque él, al morir a los 58 años en 1929 (estando ya viudo desde 1918), solamente pudo conocer a una prima mía que tendría entonces dos o tres años. Ninguno de los nietos quiso saber nunca nada de nada. Está claro quiénes eran los listos que iban a lo práctico y quién era el imbécil: yo. Más o menos por ese motivo, por desgracia, desaparecieron todas las máquinas, utillaje y documentación de las casi 300 fábricas de conservas que había en Murcia y que daban trabajo a miles y miles de personas, sobre todo mujeres.
Páginas del diario “El Tiempo” de 16 de enero de 1923 dedicadas a Alcantarilla y
Aquí estoy con el cuadro de mi abuelo en la galería de alcaldes existente en el ayuntamiento y que ya se va quedando pequeño el espacio disponible, por lo que habrá que irle buscando una solución al tema. Esta galería, como todo en la vida, habrá a quien le siente bien y habrá quien no podrá ni ver “en pintura” algunas caras. Es la vida, es inevitable
Pues bien, este gilipollas de entonces y que ahora escribe todo este rollo, hizo un pequeño almacén en terrenos de la familia y con un permiso verbal de ellos. Lo construyeron “Los Reguera” los hermanos Mateo y Salvador, la cubierta “Los Ortiz”, la cerrajería Agustín Murcia “El Brigada”, las tuberías “El Penai” y la electricidad León el maquinista del Cinema Iniesta. Y con la ayuda del Pablo “El Remolinos” con su furgoneta y su botella de vino, Juan García Sánchez “El Lirón” (mi “primo”), Rafael (ignoro ya desgraciadamente su paradero) y algún que otro amigo más, transportamos todo lo que quedó de la fábrica al almacén (unos treinta o cuarenta viajes por las tardes/noches), especialmente el utillaje; y la documentación y las etiquetas en toda su integridad.
Eran amigos, pero no podía evitar el que me siguieran llamando gilipollas. Me decían que para qué coño (con perdón) quería todo eso con el dinero que se podía sacar en la chatarrería y con ello “tirarnos una fiesta” (nos la tiramos igual en el Restaurante del amigo Pagán de Librilla). Y además, todavía no sé cómo podíamos mover entre tres o cuatro aquellas pesadas máquinas cuando ahora ha tenido que ir una fenwick para moverlas en manos del amigo Sornichero (buena saga), ¿sería por el vino de “El Remolinos”?
Con
Juan García Sánchez “El Lirón” el 30-06-2016
Puede verse: 2016 – Libro. Conservas Cascales 1914-1979. 127 páginas. En: http://www.plcascales.com/conservas-cascales-1914-1979/
Por esos días Francisco Zapata me dijo que le acompañara a Ceutí porque su amigo y alcalde Manolo Hurtado (también del PSOE, claro está) le había invitado a ver el pequeño Museo de la Conserva que había hecho a pesar de que le había sido imposible localizar más material porque todo se había destruido. De las importantes fábricas de conservas de esa población no quedaba prácticamente nada, solamente se habían salvado alguna que otra chimenea.
Y sabiendo Hurtado que yo tenía cosas de la conserva porque se lo había dicho Zapata, me dijo que me mandaba un camión y que me ponía un cheque en blanco, que le pusiera yo la cifra, y sin problemas. Me puso en un compromiso porque lo que estaba haciendo Hurtado merecía toda la colaboración, pero sintiéndolo mucho le dije que todo lo que yo había guardado era de mi abuelo y de mi padre, que eran de Alcantarilla y que yo no podía, no debía, sacarlo del pueblo, de su pueblo, que posiblemente un día podía hacerse un Museo de la Conserva en Alcantarilla, algo que ni yo ni nadie se lo creía, y más conociendo a Zapata, que pasaba de museos y su única obsesión (muy respetable y acertada en esos momentos) era solamente el que existiera suelo industrial y puestos de trabajo, y por lo tanto el asunto de un museo de lo que fuera no entraba en sus cálculos. Luego según fueron pasando los años fue cambiando de opinión, pero tímidamente, no se lanzó nunca. Era así. Y nunca intenté convencerle, porque sus argumentos también eran muy sólidos. Eran otros tiempos. No había dinero ni había ayudas, y el tema histórico y cultural no era prioritario. Lo que había hecho Diego Riquelme con el Museo de la Huerta fue algo excepcional y solamente gracias a sus importantes contactos y amistades a nivel estatal.
Y por aquellas fechas, cuando estábamos haciendo el Plan de Ordenación de Alcantarilla tuve varias conversaciones con Juan Esteva Salom para la ordenación de su propiedad y le hice la propuesta de que mantuviéramos su casa dándole el volumen en otros solares (igual que se hizo con Cayitas y otros) por si algún día se hacía en Alcantarilla un Museo de la Conserva. Seguíamos siendo ilusos.
Juan era un amigo. Su padre había sido muy amigo de mi abuelo y él lo había sido de mi padre y también mío. De vez en cuando pasaba por el ayuntamiento a verme simplemente para hablar de cualquier cosa, sobre todo de caballos, que en eso igualaba al amigo Miguel Pagán Ocaña y que era algo sobre lo que yo no tenía ni pajolera idea ni me interesaba en absoluto, pero pasábamos el rato. Y con referencia a lo de su casa no lo dudó ni un momento cuando se lo dije: “haz lo que tú veas bien”. El ayuntamiento pasó así a ser dueño de la casa de Esteva sin pagar nada y con el apoyo entusiasta de su dueño (que legalmente podía haberse negado), solamente faltaba entonces un alcalde que se decidiera a hacer un Museo de la Conserva en ese lugar, algo por lo que ni el más optimista habría apostado nunca ni una peseta. Solamente siento que si el museo se hace, Juan no lo va a ver, al menos con los ojos materiales que tenemos los que todavía vivimos.
Juan Esteva Canet, mallorquín y primer conservero de Alcantarilla, y su hijo Juan Esteva Salom (Cangilón)
Y a partir de aquí, el asunto del museo pasó al olvido por mi parte, Francisco Zapata no quería repetir como alcalde (cuando arrasaba) porque al contrario de ahora, a él le costaba dinero la cosa de ser alcalde, tenía un negocio de ferretería, tenía familia, y tenía que sacarlo todo para adelante, y como ya he contado en alguna ocasión, Santos Herrero que era el lógico sucesor natural no quería ser alcalde (un día me reconoció que se equivocó, y en ese caso la historia de Alcantarilla habría sido otra), y al final pasó lo que nunca tenía que haber pasado para desgracia del PSOE y sobre todo para el pueblo de Alcantarilla.
Tras esta primera serie de gente sensata y honrada del PSOE llegó lo que llegó, y apareció lo que todavía permanece por todos lados: bandas de elementos sin oficio ni beneficio que no sabían hacer una O con un canuto y creían que la vergüenza era el nombre de alguna amiga, querida, o sustancia milagrosa, mientras esperaban agazapados viendo en la política la Cueva de Alí-Babá. ¡Paga el pueblo, viva la pasta!
La historia había cambiado, ese ya no era el ayuntamiento que habíamos conocido, y todo lo que se piense es poco, es mejor olvidar, de manera que pedí la excedencia y me largué. Yo no podía participar ni ser cómplice servil de esas cosas. Ningún politiquillo de tres al cuarto me iba a decir a mí lo que tenía que poner en un informe vulnerando la legalidad. La gente no sabe nada o casi nada de todo lo que hubo en aquellos años. Y yo ya ni siquiera podía verlos por la calle. Que los aguantara su…
Y así pasaron casi treinta años desde que me fui de Alcantarilla a Alhama, a la finca en donde nací por casualidad un primero de agosto, al pie de la Sierra de Carrascoy, a vivir estupendamente, publiqué varias cosas sobre Alhama incluidos tres libros y unas 2.500 páginas, gozaba de muchos amigos del pueblo, y tenía un pequeño aeródromo al que venía a volar gente de Alemania aparte de los propios “indígenas”. Varias veces vino un veterano de la Luftwaffe alemana, piloto de Ju-87 Stuka durante la II Guerra Mundial en el norte de África, volamos juntos en varias ocasiones, y una vez me vino con todas sus medallas e insignias de la guerra, aparte de un casco de la Wehrmacht y un salacot del Afrika Korps de Rommel para regalármelo todo. En la guerra, tras ser derribado por un P-51 Mustang sobre Montecassino, saltó en paracaídas (el ametrallador trasero murió), y siendo prisionero de los aliados lo pusieron a desactivar bombas sin explotar. Normal en una guerra. Otros alemanes también me regalaron medallas e insignias incluso de la I Guerra Mundial con documentación. Ellos no querían nada de todo eso. Yo sí.
Todo esto me vino muy bien ya que mi amigo médico M. S. (muy conocido pero mantengo lógicamente su identidad) me advirtió que el ver a gente del ayuntamiento de Alcantarilla, que él también conocía de sobra, podía tener serios efectos para mi salud física y sobre todo mental, porque también le pasaba a él. Pero sin que el médico lo supiera, yo venía al almacén a ordenar cosas o a ver a cualquier amigo como a Paco Zapata, que como tenía el negocio de ferretería fuera del pueblo, en la Carretera de Mula, no era fácil que coincidiera con ninguno de la banda de los “colocados”. No era por nada, era porque no tenía ninguna gana de visitar como cliente el “Hotel Las Rejas”.
Zapata,
para dar ejemplo, y pensar que me engañaba, cogía las herramientas cuando me
veía y las dejaba cuando me iba (Septiembre de 1997)
También pasé algunas veces por la Casa Cayitas cuando se instaló allí, años después, el Archivo Municipal y estaba en él María Rosa Gil Almela, hija de mi íntimo amigo Antonio Gil, funcionario municipal ejemplar, y nieta de Salvador Almela “El Moreno” que había estado toda su vida con mi abuelo y con mi padre al frente de algo tan importante y fundamental para la industria como eran las grandes calderas. Nadie hablaba de un museo, pero sí de recopilar cosas de la conserva, al parecer por el interés de una concejal de Cultura llamada María Luisa Martínez León; y yo entregué a María Rosa etiquetas de los Cobarro y de los Hernández Pagán aparte de alguna que otra cosa que ya no recuerdo. Yo hacía mucho tiempo que no sabía ni quién era el alcalde ni quienes eran los concejales, todo eso me importaba un bledo y no tenía ni idea ni quería tenerla. Pero un día me dijo María Rosa que la concejal de Cultura quería hacer una exposición sobre la conserva en la Casa de Cayitas. Lo vi de entrada muy complicado. La cantidad de materiales, su clasificación, su transporte…, era todo muy complejo, y sobre todo que la Casa de Cayitas no podía ser el lugar adecuado por elementales problemas técnicos. Y yo ya estaba fuera de todo eso y, además, no quería saber nada del ayuntamiento.
Caí entonces en la cuenta, por los datos que me dio María Rosa, que la concejal tenía que ser descendiente del escultor que hizo el Cristo de Monteagudo tras haber sido el primer Cristo “fusilado” (para fusilar a un Cristo de piedra, hay que ser “machote” y fantoche) y después volarlo con dinamita tras dos intentos fallidos. Hasta en eso fallaban, y por eso y por un tremendo canguelo, los valientes “defensores del obrero y la libertad” se habían quedado en sus casas y robando lo que podían en lugar de ir a luchar al frente de batalla. Para dar el “paseo” al amanecer a personas inocentes tras robarles todo, sí valían, para eso sí. Y también para pasarles la “hinchada” factura de la demolición del Cristo a los que habían donado dinero para erigir ese monumento.
Este artista era también el mismo que hizo el stand de la Feria de la Conserva de mi padre, así como los caballos en la entrada de la feria, aparte de cientos de importantes obras más. Y efectivamente, María Luisa Martínez León era nieta del gran escultor Nicolás Martínez Ramón al que yo había visto de pequeño varias veces cuando acompañaba a mi padre a su taller muy a menudo ya que él estaba preparando la gran tortuga para el stand de la feria. Era sobre el año 1957 creo recordar
Establecí contacto con ella y se confirmaron mis sospechas de que era nieta de quien era, y a partir de ese momento las cosas cambiaron, Si no hubiera sido por ella, yo del ayuntamiento hubiera siguiendo pasando. Que les dieran.
Me habló del nuevo alcalde Joaquín Buendía Gómez que yo no tenía ni zorra idea de quien era porque eso me importaba menos que nada. Sin embargo, me explicó que era muy competente y sobre todo un hombre honrado, de palabra y de hechos. Yo no me creía, tras las experiencias sufridas, que eso pudiera ser posible, pero como me lo dijo quién me lo dijo, la creí. Y hoy puedo decir, unos diez años después, que lo que me dijo María Luisa era absolutamente cierto. Y basta preguntar en el pueblo.
Estábamos reunidos un día en la casa de José Antonio Caride de Liñán y le hablé de la imposibilidad técnica de hacer una exposición de la conserva. Era imposible técnicamente. Entonces creo recordar que hablamos de hacer un verdadero museo, e imagino que yo le contaría todo el asunto de Esteva y que ella se lo diría al alcalde. No lo sé. Eso supongo que lo saben ellos.
Arriba: el Cristo de Monteagudo (29-12-1964, P.Cascales). A continuación los restos del antiguo Cristo dinamitado en la Guerra (6-1-1965, P.Cascales) y una foto de María Luisa Martínez León, que ha seguido los pasos de su padre y abuelo con un total éxito. Más abajo los imponentes caballos en la entrada de la feria realizados por Martínez Ramón. Y en la parte baja, dibujo de Miguel Cascales de cómo iba quedando el stand (yo debo ser el crío que aparece de la mano; y el coche, el de mi padre, un Fiat 1400 marrón con un pajarraco en el morro), la maqueta hecha por Martínez Ramón (que la donaré al museo) y una foto del stand ya terminado. Quedó todo muy bien y fue un éxito
Página del diario La Verdad de 13 de abril de 1958. Al fondo se distinguen las casas de Vistabella en plena construcción
En los siguientes meses mantuvimos algunos contactos para hablar del tema de la conserva. Y yo, tras lo que me había dicho del posible interés del alcalde me puse a trabajar en el almacén para organizar todo el material que estaba disperso y, en algunos casos, hasta oculto y olvidado. A la maquinaria y el utillaje había que añadir los miles y miles de documentos provenientes de más de cien años de antigüedad. Todo ello sin saber nada sobre lo que podía ocurrir, pero bueno, era un trabajo que no se perdía y al menos quedaba hecho para quién pudiera darle el oportuno uso en un futuro que por entonces se nos escapaba. Lo importante es que no había ido todo a la basura.
Con fecha 27-10-2016 le entregué a María Luisa un sencillo escrito sobre la creación de un Museo de la Conserva en la casa de Esteva (puede verse un resumen en el artículo nº 11 anteriormente citado). Nosotros teníamos un material que nadie, absolutamente nadie, tenía.
María Luisa vino varias veces al almacén, a veces acompañada de la también concejal Paqui Terol (hija de un amigo mío ya fallecido). Veíamos cosas. Se daba cuenta de lo que había y en qué situación estaba todo. Se le notaba que tenía interés. A partir de entonces pasé unos meses trabajando en el tema y ordenando cosas y más cosas. Era demasiado.
Un buen día me dijeron que el alcalde quería conocerme y visitar el almacén. Increíble, pensé yo, pero bueno, encantado. Y Joaquín Buendía Gómez vino al almacén y creo que estuvo sobre una hora viéndolo todo. Solamente veía, no hablaba casi, pero se advertía que tomaba nota mental de todo. Me gustó. No era un fantasma. Me cayó bien, cosa rara en mí sobre un político, pero gracias a todo lo que yo llevaba corrido en la vida me permitía “olfatear” a quién tenía delante. Hiciera lo que hiciera, al menos se le notaba un interés, eso era incuestionable y era también de agradecer.
No me dijo nada, no habló de proyecto alguno, sí recuerdo que me dijo si yo estaba dispuesto a dejarles un material para una exposición o algo así, no precisó nada, y yo le respondí que estaba de acuerdo, pero con una condición: “que no me devolviera nada, que el ayuntamiento se quedara con todo”. Creo que eso no se lo esperaba, todo el mundo pide cosas, pide algo a cambio, pide hasta dinero…; y quién sabe, porque solamente lo sabe él, si a partir de aquí nació la idea del Museo de la Conserva, aparte de lo que podía haberle dicho María Luisa. Que lo cuente Joaquín si quiere, porque eso es cosa suya y solamente lo sabe y le concierne a él.
Día 21-6-2018, el alcalde Joaquín Buendía en el almacén con Pedro Cascales López. Ese día lo conocí yo a él y él a mí. Era el segundo alcalde que entraba al almacén, el otro había sido Francisco Zapata que vino con un andamio a repararme una chapa de la cubierta que se me había roto sin querer cobrarme nada. Y yo ya de paso le regalé algunas cosas para su pequeño “museo” sobre las ferreterías
Con María Luisa Martínez León en el almacén – 28-6-2018
A través de María Rosa Gil o de María Luisa Martínez, no lo recuerdo, ya se me dijo un día que el alcalde quería hacer el Museo de la Conserva Vegetal en la antigua Fábrica de Esteva. A mí personalmente él nada me dijo. Tampoco era necesario, Pero esa fue la señal de salida para ponernos a trabajar lo más rápido posible. En ese intervalo hubo nuevas elecciones y María Luisa dejó el cargo para dedicarse a su trabajo artístico, su verdadera vocación, y a dar clases en la universidad, entrando en su lugar como concejal de Cultura la nieta de Rafael Lorenzo, e hija de mi primo segundo Francisco Lorenzo Gómez, Luz Marina Lorenzo Gea, casada con un hijo de Daniel Serrano Várez.
Con el mismo fondo de siempre en el almacén, el 11-7-2019, Juan Antonio Martínez López, María Rosa Gil Almela, Luz Marina Lorenzo Gea y el que esto suscribe
Más o menos un par de meses antes, el 31-5-2019, tuvo lugar un acto de reconocimiento a Daniel Serrano Várez, y sin darnos cuenta ni pensarlo, el amigo Juan Cánovas Orcajada hizo una fotografía que yo particularmente considero de un gran valor a pesar del poco tiempo transcurrido. No recuerdo bien los detalles, pero yo había quedado para asistir al acto con Salvador Frutos Hidalgo, historiador de Alcantarilla desde la publicación de su libro en el año 1973 y segunda edición en 1999, y dijimos de hacernos una foto a pesar de que Salvador es muy reacio a este tipo de cosas y solamente accedió a posar porque yo “le obligué”. En ese momento pasó Paco Zapata y le dije: ¡ponte!. Y de pronto vi a Joaquín unos metros más allá y le llamé también, ¡ven Joaquín! Y Juan Cánovas disparó. Resultó una fotografía totalmente improvisada, pero en la que están juntos dos extraordinarios alcaldes y el historiador de la villa. Sobraba yo, y ojalá que mi lugar lo hubiera ocupado Diego Riquelme Rodríguez. Hubiera sido “la hostia”. Pero Diego ya nos había dejado. Y muy pocos años después ¡quién lo iba a imaginar! También se fue Paco Zapata.
Día
del homenaje a Daniel Serrano, 21-5-2019, el alcalde Joaquín Buendía, el
historiador Salvador Frutos, el exalcalde Paco Zapata y yo
Seguí con el trabajo de preparar el material y un día antes de decirnos que teníamos un “virus” (como si el político no fuera ya bastante) llevamos a cabo el primer traslado de material, creo que fueron tres o cuatro camiones y era el día 12 de marzo del 2020 y le llamamos Anexo I
Pasó el virus médico, que no el político, e hicimos el traslado del Anexo II el día 13 de abril de 2023. Y recientemente hemos hecho el traslado del Anexo III el día 13 de enero de 2025. En este Anexo III se aporta además en formato digital unas 2.000 imágenes de todo tipo para que, a criterio de los organizadores del museo, utilicen las que crean convenientes.
Van aquí algunas imágenes mezcladas de esos traslados.
Hay que aclarar que esto es solamente una pequeña muestra del material entregado, y que queda mucho más: un 30% de maquinaria, un 60% de utillaje y un 90% de documentación. Y aunque los problemas van aumentando y las fuerzas van disminuyendo, vamos a hacerlo todo lo antes posible.
En un cierto intervalo que tuvimos, el día 7-6-2024 se firmó el Acta de Donación, por lo que parece que la cosa de creación del Museo va en serio. Pero sigo sin creérmelo. No puedo evitarlo.
Y en todo este trasiego de camiones, personal, contabilidad, inventarios, escritos, acuerdos, etc., tenemos que hacer un merecido reconocimiento a la labor del Jefe de Servicio de Cultura del ayuntamiento Juan Antonio Martínez López que ha sido la persona que lo ha coordinado todo en papeleo y Servicio de Obras. Sin su ayuda todo habría resultado muy complicado, si no imposible, porque no voy yo a estar llamando al alcalde para cada cosa ni tampoco a la actual concejal Petra Carrillo Guzmán (nada menos que nuera de mi gran amigo Pedro “El Tontino”, que también se nos ha ido) para resolver cuestiones técnicas que escapan a sus competencias y le quitan tiempo de sus quehaceres, que son muchos, a pesar de estar totalmente volcada sobre este tema.
Así lo hablé y pacté con él al principio y así se está cumpliendo, por lo tanto, es mérito suyo el que todo vaya saliendo según lo previsto sin un solo fallo. Muchas gracias por lo tanto a Juan Antonio Martínez López. Si el museo se hace al final, en una gran parte será gracias a él porque yo solo no habría podido hacer mucho.
Ya la prensa se va haciendo eco, tímidamente, como debe ser, sin alardes fantasiosos y peligrosos, de la creación del Museo de la Conserva Vegetal en Alcantarilla. Reproducimos algunas de las notas aparecidas.
Alcantarilla rinde homenaje a su pasado: abrirá un Museo de la Conserva en la mítica Fábrica Esteva
18/08/2022
MURCIA. La histórica Fábrica Esteva de Alcantarilla, también conocida como la Fábrica de Hielo, se convertirá en la sede del futuro Museo de la Conserva, con el que se quiere poner en valor el importante legado industrial del municipio. Así, tras cuarenta años en desuso, este inmueble iniciará una nueva vida tras su rehabilitación, que ya está en marcha y que consiste en el refuerzo estructural del inmueble y la recuperación de la cubierta, fachada y laterales para asegurar su conservación (con una inversión de 360.000 euros).
"Recuperamos y ponemos en valor el patrimonio industrial de Alcantarilla y de las empresas conserveras que nacieron entre los siglos XIX y XX para aprovechar el excedente de frutas y verduras de la huerta", ha manifestado el alcalde de Alcantarilla, Joaquín Buendía, quien ha informado de que este museo será uno de los nuevos atractivos turísticos con que va a contar el municipio, enmarcado en un Plan de Sostenibilidad Turística con un total de doce medidas para desarrollar un modelo de turismo inteligente.
Estas actuaciones estarán cofinanciadas con 1,5 millones de euros a través de los Fondos Next Generation, más la aportación de 500.000 euros por parte de la Comunidad Autónoma, el Ministerio y el propio Ayuntamiento.
Entre estas medidas está la creación de un sistema de realidad virtual y aumentada para que los visitantes puedan ver a través de su móvil cómo eran el entorno del Acueducto y la Calle Mayor en el pasado. "El objetivo es dar a conocer la ciudad como destino turístico, atraer visitantes, activar la economía del municipio y crear nuevos puestos de trabajo que den impulso al sector", ha explicado el alcalde.
A esto se suma la creación de una página web que recoge toda la oferta turística, gastronómica, cultural y comercial de la ciudad, herramientas de marketing turístico y un software que propone rutas turísticas personalizadas según las preferencias del visitante.
Otras de las medidas que se pondrán en marcha son la creación de una red wifi pública, la construcción de un aparcamiento exclusivo para bicicletas y patines, y la instalación de un sistema de gestión del tráfico rodado y otro de videovigilancia, para mejorar la seguridad.
Cerrada desde 1982
Construida en 1905, la Fábrica Esteva fue la primera industria conservera en Alcantarilla y una de las pioneras en la Región de Murcia. Actualmente el edificio es un bien catalogado por su relevancia cultural que se encuentra en desuso desde que en 1982 cerró sus puertas definitivamente, tras haber funcionado como fábrica de hielo.
El edificio consta de tres plantas en una superficie construida de casi 11.000 metros cuadrados. Las obras tienen un plazo de ejecución de seis meses. La rehabilitación consiste en la reparación de grietas de muros, la limpieza de los paños de ladrillo macizo y los muros de mampostería en los laterales de la fachada, además de la reposición de piezas, reparación de filtraciones en la cubierta, instalación de una canalización y un tratamiento de acabado en la fachada. También se volverán a abrir los huecos de las ventanas que habían sido cegadas, se instalará un ascensor para mejorar la accesibilidad y se construirá una marquesina cubierta en la primera planta con perfiles de acero inoxidable y paños de vidrio templado translucidos en uno de los laterales.
Alcantarilla pertenece a la Red de Destinos Turísticos y forma parte de los municipios adheridos al Sistema Integral de Calidad Turística en la Región de Murcia (SICTED), que reconoce la calidad de los destinos turísticos. Además, ha desarrollado un Plan Director de Destino Turístico Inteligente, que marca la hoja de ruta para aplicar la tecnología y la innovación al modelo turístico de la ciudad.
Diario La Verdad de 11-1-2023
Publicación Alcantarilla Digital de 27-9-2024
Y así nos encontramos al día de hoy. El alcalde dice de inaugurar en el año 2025, Yo lo veo complicado, queda todavía mucho por recopilar. La maquinaria y el utillaje hay que limpiarlo y restaurarlo. Podrían hacerse fases. No sé. Escapa a mis cometidos.
Lo importante es que parece que la cosa va en serio, pero no me dejan de preocupar algunas cosas: Estamos en unos tiempos en los que tenemos que soportar una plaga: “los progres”. Y si tenemos la desgracia de que el Museo de la Conserva lo diseñen algunos de ellos, apaga y vámonos. Ya tenemos experiencia con el desastre que se ha hecho con algunos museos.
Otra cuestión: esos “diseñadores” ¿Qué saben de la conserva? ¿Cómo van a ordenar las cosas? ¿Saben lo que es un bote?
Confío en el alcalde y que no se deje llevar por esa tribu, aunque todas las alarmas se han encendido cuando hemos visto lo que han hecho con la fachada. Y todavía no han empezado, ¿qué va a pasar? Da miedo. Si han hecho eso con la fachada ¿qué no pueden hacer con el interior?
Un edificio que está considerado como histórico debe mantener su aspecto original. Así se hace siempre, y además es lo legal. Sin embargo, he tenido la desagradable sorpresa de ver como la fachada de la casa de Esteva se pintaba de un color rojizo que va en contra de la historia del edificio, evita que destaque, anula el apreciar los aparejos de ladrillo originales y es una verdadera chapuza histórica y estética.
En
Murcia, en España, tenemos muchos edificios históricos restaurados y en ninguno
de ellos se han atrevido a hacer lo que se ha hecho con la fachada de la
fábrica de Esteva. Mala cosa. Sr. Alcalde: espero que actúes de forma clara y
contundente. Esa forma de actuar no va contigo ni con tu trayectoria.
Fotografía de edificio en el mes de febrero de 1978 (P. Cascales)
Fotografía del edificio de marzo de 1983 (P. Cascales)
Foto del 16-11-2023 (P. Cascales) y como se considera que debería haberse hecho. Que el señor alcalde y los ciudadanos juzguen
Otra cuestión, la entrada a Alcantarilla, si se hace el museo y teniendo la empresa Hero enfrente, entiendo que debe contar con una rotonda que represente a todo ello: A la historia de la conserva de Alcantarilla. Está muy bien lo de la discoteca en la rotonda anterior, pero eso no representa a Alcantarilla. No recuerdo si fue con Maria Rosa, María Luisa o Luz Marina con las que hablé de este tema e hice unos rápidos apuntes sobre la marcha y estaban de acuerdo. Yo solamente apunto la idea, en mi mano no está, pero que quede constancia de ello.
Sencillos apuntes sobre la marcha con referencia a la creación de una rotonda frente al museo y a la fábrica de Hero
Fotografías actuales de la rotonda (Google Maps y P. Cascales)
Solamente me queda el sugerir que en el museo se coloque una placa de reconocimiento a los miles y miles de trabajadores que trabajando en la conserva hicieron posible el gran progreso de Alcantarilla en el siglo XX.
Sugerencia sobre esa placa de reconocimiento
Y ya por ahora termino, queda mucho trabajo por delante, esperemos que podamos llevarlo a cabo y que el museo cuente con los máximos elementos posibles.
Y finalmente hay que hacer un llamamiento a todos aquellos herederos o poseedores de cualquier artículo, elemento o documento sobre la conserva vegetal para que sea donado al ayuntamiento.
Solamente queda indicar una serie de enlaces sobre publicaciones de la industria conservera.
https://e-archivo.uc3m.es/rest/api/core/bitstreams/398d7c29-8e66-41e6-90e7-113afd3e65c9/content
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N12/N12-11.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N13/N13-06.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N14/N14-16.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N14/N14-05.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N14/N14-07.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N14/N14-09.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N14/N14-04.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N14/N14-13.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N14/N14-11.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N14/N14-12.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N14/N14-10.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N14/N14-14.pdf
No localizado enlace. Unión Sindical para la preparación de la conserva. N. Appert
http://www.plcascales.com/chimeneas-industriales-alcantarilla/#more-107
http://www.ingeba.org/lurralde/lurranet/lur28/28espejo/28espejo.htm
https://portalinvestigacion.um.es/documentos/648b521fb367423619d9c340?lang=en
https://seha.info/2_2005_sesiones.asp
https://www.carm.es/web/pagina?IDCONTENIDO=4582&IDTIPO=100&RASTRO=c80$m22721,22746
No localizado enlace. La litografía en la Región de Murcia. Concepción Lidón Martínez
Nº 20
https://revistas.um.es/imafronte/article/view/42111/40481
nº 21
No
localizado enlace. Arqueología Industrial
Nº 22
file:///C:/Users/Home/Downloads/editum,+115611-458811-1-CE.pdf
nº 23
https://economistasmurcia.org/publicaciones_revista_economia.asp?idPublicacion=238
nº 24
https://archivogeneral.carm.es/redarchivos/24583804646_457
nº 25
http://www.plcascales.com/conservas-cascales-1914-1979/
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N36/N36-002.pdf
http://cangilon.regmurcia.com/revista/N36/N36-013.pdf
nº 30
https://www.youtube.com/watch?v=gzTTXxvzYxA
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