domingo, 5 de mayo de 2019

EL HUERTO DE LOS FRAILES


Pedro L. Cascales López

            Durante trescientos años, la zona con mayor sabor histórico de Alcantarilla ha sido posiblemente el llamado “Huerto de los Frailes”; y aunque ya hoy en día, al desaparecer la causa, ese concepto ha desaparecido en las nuevas generaciones, no lo fue así hasta hace pocos años, y la visión de un convento casi en ruinas en lo alto de una pequeña loma en las afueras de la población, una ermita cerrada frente a una gran plaza, una tapia que rodeaba una gran extensión de terreno con decenas de pequeñas parcelas, historias que circulaban sobre frailes enterrados en las paredes, extraños ruidos nocturnos, sombras blanquecinas por las dependencias interiores, galerías misteriosas que traían el agua desde no se sabía qué sitio, y mil cosas más, producían un halo de misterio y fomentaban la creación de una fantasía tras otra.

            Pero poco o nada hay de misterioso. Todo lo que ocurrió a lo largo del tiempo en el Huerto de los Frailes no pudo ser más natural y normal, y así lo relata Pedro Montesinos Ortuño en su libro “Convento de San Francisco de Paula de la Villa de Alcantarilla (Convento del Mercado)” (2003), un trabajo muy importante y exhaustivo que resulta básico si se quiere conocer la historia de ese antiguo convento y de los frailes que lo habitaron.


Portada del libro de Pedro Montesinos Ortuño

            Montesinos acaba su trabajo cuando el convento y sus propiedades anexas son adjudicados en pública subasta tras la desamortización de Mendizábal en los años 1841 y 1844, pero desde esas fechas hasta hace pocos años, la imagen del convento y de su huerto cambió poco, o mucho, según se quiera, la diferencia solamente estaba en que ya faltaba la vida conventual. Que no es poco. Después llegó la gran transformación, el gran cambio, y con ello su desaparición.

            A principios del siglo XVIII llegaron a Alcantarilla dos frailes de la Orden de San Francisco de Paula o Padres Mínimos con el único objeto de ayudar a necesitados y enfermos. Sus nombres eran los de fray Miguel Fernández y Bohórquez y fray Alonso de Mena. Sin duda su llegada debió tener una buena acogida tanto entre los habitantes de la población como entre los administradores del municipio, que verían en ellos una importante ayuda ante los problemas de pobreza y de sanidad con los cuales sus convecinos les acuciaban.
            Así, se les entrega, en el año 1704, la que era iglesia de la antigua población de Alcantarilla, denominada en esos años “Convento de la Salud” y situada junto al actual Puente de las Pilas, entonces “Puente de la Salud”.
            Esta iglesia y sus anexos, descrita por Fulgencio Saura Mira (Boletín Municipal nº 8, año 1972), es considerada por Juan Torres Fontes, Salvador Frutos Hidalgo y otros, como la primera iglesia de Alcantarilla, reedificada o acondicionada sobre una posible mezquita existente en la primitiva población musulmana. Se encontraba en el paraje del Chantre Cabero y no en el del Agua Salada como por error alguna que otra vez se ha dicho.

Convento de la Salud en el plano de 1728 (el plano está orientado al sur), y la ubicación
sobre fotografía aérea actual (Google Maps)

            El lugar no parecía reunir las condiciones necesarias, tanto con respecto al estado y dimensiones de la construcción como en cuanto a su ubicación, algo alejada de la población, ya que ello no les permitía conseguir su objetivo de crear un Convento-Hospicio con Iglesia anexa y unas edificaciones suficientes para poder atender al alto número de enfermos y necesitados de Alcantarilla y su entorno. Por ese motivo, rápidamente iniciaron los trámites para construir un edificio en un lugar más cercano a la población, sobre un alto en el que se encontraba un Vía Crucis, y ya en el mes de junio de ese mismo año de 1704 delimitan un terreno con una extensión de 99.264 m2 en el entonces denominado pago de La Cañada, cedido por el obispado y ayuntamiento, que posteriormente sería cercado por un muro que resistiría en pie, como imagen característica, casi trescientos años.

Ubicaciones del Convento de la Salud y del nuevo Convento
de los Padres Mínimos. En la fecha de este plano de 1728 todavía
no estaba terminado el convento, y el autor del plano dibujó una
fachada de la iglesia con dos torres laterales que todavía no existían,
tal y como los frailes debieron de informarle que tenían
proyectado realizar

El terreno elegido estaba formado por un alto en donde se proyectó
el edificio, una amplia vaguada o cañada que cruzaba de oeste a este
flanqueada por unas suaves pendientes. El desnivel inicial total era de unos
diez metros. El terreno limitaba por el norte con una senda que unía el Camino
Real de Madrid con el de Javalí Nuevo; por el sur con una explanada,
cima de la loma, situada en el límite del caso urbano de la población;
por el este con el camino de Javalí Nuevo; y por el oeste
con el Camino Real a Madrid y a la vez vereda de ganados a Mula

La escasez de medios económicos y sobre todo los problemas internos que tuvieron que sufrir desde el propio entorno eclesiástico no fueron obstáculo para impedir que las obras comenzasen y así, en el año 1729 pueden ya ocupar aunque fuese precariamente el nuevo convento en construcción, con una ermita provisional mientras tanto no se construía la Iglesia; pero las obras prosiguen muy lentas, los frailes dan prioridad en el gasto de sus ingresos a ayudar a pobres y enfermos, y lógicamente no quedaba mucho dinero para continuar las obras, ya que además, al contrario que ocurría en otros casos, no puede decirse que gozaran del necesario y lógico apoyo de la iglesia. Todo lo contrario. 

Relación entre el convento y su huerto con la población de Alcantarilla
en el año 1756. Puede observarse el citado convento, dibujado según
proyecto, la ermita de San Roque, la iglesia de San Pedro y el convento
de la Salud junto al Camino Real a Murcia

            En los siguientes cien años a partir de la ocupación del convento por los Padres Mínimos no fue posible el terminar las obras, pero sí fue posible el realizar una intensa actividad de beneficencia para con los vecinos de Alcantarilla. Y todo ello por sus propios medios y la pobre ayuda de algunos feligreses. En su publicación, Montesinos describe esa actividad que tanto agradecimiento generó por parte de la población hacia los franciscanos.
            No obstante, los tiempos andaban revueltos y la reina Isabel II firmó las leyes de Desamortización en los años 1835 y 1836 subastándose los bienes de los Padres Mínimos de Alcantarilla en el año 1841 (las casas) y 1844 (el convento).
Montesinos describe la existencia de 6 casas, con los números 1, 2, 5 y 6 que se las adjudica en el año 1841 un tal Diego Moreno; y las números 3 y 4 que se las adjudica Ginés Guzmán. No hay más datos descriptivos, por lo que no es posible identificar su ubicación con un parcelario actual, aunque su número coincide con las ahora existentes. El convento con todo su huerto se lo adjudica tres años después el citado Diego Moreno.
Fachada del convento a la Plaza de San Francisco según debería encontrarse
en el momento de la desamortización y su paso a manos privadas

NOTA: El anterior dibujo, en lo concerniente a alturas de edificación, cubiertas y fachada de la inconclusa fachada de la iglesia, estaba basado en la actual existencia de dos tipos de cubiertas realizados en distinta época y con distintas pendientes que hacían suponer que la derribada tercera planta no cubría toda la longitud de la fachada. Igualmente era de suponer que la fachada de la iglesia no había sufrido alteraciones tras el derribo de esa tercera planta. Sin embargo, la aparición de un dibujo realizado al parecer a principios del siglo XX altera esas suposiciones ya que en él aparece una tercera planta que sí se extendía a lo largo de toda la fachada del convento; y también la fachada de la iglesia resultaba ser de una mayor altura (1.5 m aprox.) habiendo desaparecido toda la cornisa superior y una imagen que existía sobre la puerta de entrada. Se rectifica por lo tanto este dibujo y se aporta a continuación el correspondiente a los nuevos datos existentes. 30-5-2019



La historia conventual termina y comienza una etapa de casi cien años en la que el convento sufre un total abandono con la excepción de la ermita de San Francisco y del solar de la proyectada iglesia, que es utilizado como mercado de la población. Las tierras del huerto son arrendadas a diversos agricultores y la vida discurre con total normalidad, si puede decirse así, mientras que la propiedad va cambiando de manos pero sin que ello altere el interior ni exterior del recinto.

Las tierras del huerto, para las cuales los frailes consiguieron ya en sus inicios una cierta dotación de agua, ven aumentar esa dotación a finales del siglo XIX y principios del XX, lo que supone el aumentar también los movimientos de tierras mediante la traílla (eso que ahora un arqueólogo dice que son “aluviones”) a fin de que las tierras estuviesen niveladas y fuese posible el riego.
La captación de aguas de la cequeta se realizaba mediante una aceña que funcionaba 12 horas seguidas desde las 12 del mediodía hasta las 12 de la noche los días 2 y 17 de cada mes, auxiliada por otra que se encontraba al otro lado del Camino de Los Arcos o de Javalí Nuevo, la contraceña.
Según avanza el siglo aumenta también el número de esas aceñas en el huerto, y al final, estas tierras cuentan con cuatro de esas norias que permiten el que toda la extensión de la finca pudiese ser de regadío. Los cultivos son de moreras, olivos, frutales diversos, hortalizas, viñas y una ladera en la parte sur, junto a las edificaciones, con paleras o nopales.

Es en esta época cuando la propiedad –convento, casas y huerto–, es adquirida por un ingeniero de minas de Cartagena, Guillermo López-Bienert y María, casado con Luisa Soler Abellán que tuvieron cinco hijos: Gabriel, Bartolomé, Luisa, Querubina y Guillermo López-Bienert Soler.

Plano catastral del año 1923 en el que el Huerto de los Frailes
aparece como un propiedad única, con varios tipos de cultivos,
una pequeña casa para labradores en la parte NO de la finca,
cuatro aceñas y una era para el trillado de la mies. Todavía no se había
construido la carretera de “la pólvora” ceñida a su muro norte, pero sí se
contemplan el antiguo Camino Real a Madrid por el lindero de poniente
y el Camino Viejo de Javalí por el lindero este

            En el año 1928 fallecía Luisa Soler Abellán que ya se encontraba en estado civil de viuda tras el anterior fallecimiento de su marido Guillermo López-Bienert, y la propiedad fue heredada entonces por sus cinco hijos que mantuvieron la explotación agrícola de las tierras con diversos arrendamientos rústicos, e incluso alguno de ellos fijó su residencia en el huerto, bien en antiguas dependencias conventuales, bien edificando una construcción de nueva planta.

Fotografía aérea realizada por Julio Ruiz de Alda en el año 1929.
En ella se aprecian perfectamente los diferentes usos del suelo con
cultivos diversos. La carretera de “la pólvora” sigue sin hacerse,
por lo que los convoyes siguen pasando por la Calle Mula
de Alcantarilla con el peligro que ello representaba. Todo el entorno sigue
manteniendo su antiguo paisaje

            La Guerra Civil trajo consigo en el año 1936 el asesinato por fusilamiento de uno de los hermanos: Guillermo López-Bienert Soler, soltero, que dejó heredera a su sobrina Margarita Cervantes López Bienert, hija de su hermana Querubina y su cuñado Juan Cervantes Martínez. Y en el año 1945 falleció Gabriel López-Bienert Soler, soltero, que dejó herederos a sus hermanos Bartomé, Luisa y Querubina.
Tras estos acontecimientos, los tres hermanos restantes deciden resolver el proindiviso de la propiedad y encargan al perito agrícola de Alcantarilla José Hernández Jara la resolución física de la misma con la excepción de dos parcelas urbanas que eran propiedad de María Antonia Moreno, heredera del adjudicatario de la subasta de 1844 Diego Moreno, la correspondiente a la esquina entre las actuales calles de Padre Damián y Pepe el de Santos, entonces Calle del Cementerio, adquirida por Alfonso Martínez Mercader, y una casa en la Plaza de San Francisco que a su vez fue adquirida por Francisco Costa García.

En el año 1946 se realiza la oportuna partición por el perito quedando la propiedad dividida en cuatro lotes, ya que a los lotes de los tres hermanos vivos había que añadir el correspondiente a Margarita Cervantes, hija de Querubina, como heredera de la parte de su tío Guillermo.
En aquellos momentos, lógicamente, no se tuvo en cuenta que el terreno pudiese albergar algún día expectativas urbanísticas, valorando el suelo únicamente en función de su rentabilidad agrícola y de los arrendamientos existentes. De todas maneras, aun en el caso de haber considerado esta opción, la partición habría sido muy complicada e incierta. Quince años después todo había cambiado.
Así, el LOTE nº 1 correspondió a Querubina López-Bienert Soler (en color amarillo); el LOTE nº 2 a Luisa López-Bienert Soler (en color azul); el LOTE nº 3 a Bartolomé López-Bienert Soler (en color verde) y el LOTE nº 4 a Margarita Cervantes López-Bienert (en color rojo).

Plano del perito agrícola José Hernández Jara con la disolución
del proindiviso de la zona rústica

Plano realizado a partir del llevado a cabo por el perito agrícola
José Hernández Jara con la disolución del proindiviso de la zona
urbana. La parcela A corresponde a la propiedad de
Francisco Costa García, y la parcela B a la de
Alfonso Martínez Mercader

Fotografía aérea correspondiente al llamado Vuelo Americano realizada
el día 1-8-1946. Puede observarse que ya ha sido construida
la carretera “de la pólvora” que discurre colindante al muro norte
de la propiedad tras haber pasado bajo el acueducto de la noria para
luego continuar por la Calle Madrid hasta la estación del
 ferrocarril. El huerto se encuentra en plena producción agrícola

            Desde la desaparición de los frailes, y su paso a manos privadas, estos terrenos agrícolas habían sido objeto de arrendamientos rústicos por parte de los diferentes propietarios, y en el momento de la partición, los arrendatarios existentes en los diferentes lotes eran los siguientes:

            Lote nº 1 – de Querubina López-Bienert Soler
            Gabriel Férez Ros
            Jesús Escolar Martínez
            Juan Roque López Menárguez
            Antonio Montesinos Romero
            Carmen y Tomasa Mercader Mengual
            Luisa Sandoval Martínez
            Isabel Menárguez Cazorla
            José Carrillo Mercader
            Tomás Chumillas Vivancos
            Tomás Férez Ros
            Josefa Férez Ponce
            Diego Bernal Pérez
            Antonio Menchón Hurtado
            Fulgencio López Cascales
            Carmen Cascales Pacheco

            Lote nº 2 – de Luisa López-Bienert Soler
            Gabriel Férez Ros
            Tomás Férez Ros
            Emilio Mercader Mengual
            José Mercader Mengual
            Luis Férez Ros
            María Salud Montesinos Férez
            Luisa Sandoval Martínez
            Francisco Férez Ponce
            Antonio Montesinos Menárguez
            Juan Roque López Menárguez

            Lote nº 3 – de Bartolomé López-Bienert Soler
            Josefa Carrillo Martínez
            Josefa Férez Ponce
            Pedro Cascales Cascales
            Carmen Cascales Pacheco
            Antonio Montesinos Menárguez
            Juan Aroca Bermejo
            Simón Zapata Cascales
            Fulgencio López Cascales
           
            Lote nº 4 – de Margarita Cervantes López-Bienert
            Francisco Zapata García
            Juan Antonio Zapata García
            Carmen Cascales Pacheco
            Josefa Bernal Jara
            Francisco Cascales Cascales
            Ángel Férez Ponce
            Pedro Cascales Cascales
            Josefa Férez Ponce
            Pedro Férez Ponce
              
            Tras la partición de 1947, Bartolomé vende la zona rústica a Miguel Mengual Grau (Lote nº 3) y posteriormente la zona de urbana del convento a Francisco Pacheco. Querubina y su hija Margarita venden en 1956 las zonas rústicas a Antonio Marín Ponce (Lotes nº 1 y 4) y las zonas urbanas a Francisco Pacheco, a quien también le vende la zona urbana Luisa.

            En ese año de 1956 comienza la desaparición del Huerto de los Frailes. Por vez primera desde su fundación, su característico muro de cerramiento es derribado en dos lugares: uno al norte, en todo su lindero, debido a las obras del desvío de la población que cruzan el huerto; y el otro en su parte de poniente, debido a la construcción de una vivienda aislada por parte de Margarita Cervantes López-Bienert. También, ya nos encontramos que en la Calle Madrid, entonces General Sanjurjo, se han edificado unas viviendas unifamiliares, las primeras, en suelo sobrante de vía pública, que se adosan por su parte de levante al muro del huerto. 

Fotografía del Vuelo Americano del día 3-5-1956 en la que se aprecian las
obras del desvío de la población que invaden una franja de
terreno del huerto de parte a parte, dejando de limitar ya la propiedad
por su parte norte con la carretera de “la pólvora”.
También por la parte SO, en la actual Calle de Pepe el de Santos,
se encuentra la vivienda construida por Margarita, y en la Calle Madrid
se han edificado las primeras viviendas unifamiliares, unas cuatro,
colindantes y adosadas al muro de cerramiento del huerto

Camino Viejo de Javalí Nuevo hoy Calle Ntra. Sra. de la Salud. La
fotografía está tomada desde lo alto de la llamada Cuesta de
Mareo, junto al muro del Instituto. El camino es de un ancho de
10 palmos (2 metros) y por su parte izquierda está flanqueado
por el muro del huerto, que ya presenta signos de abandono
(Hacia 1955. Miguel Pagán Ocaña)

El mismo camino un poco más adelante, aproximadamente en el hoy
cruce de la calle de Ntra. Sra. de la Salud con la Calle Gran Capitán.
A la derecha se aprecia el camino de entrada a la casa del guarda de la rueda
(Hacia 1955. Miguel Pagán Ocaña)

            Los cambios afectan también a la fachada del convento, y en un momento dado que habrá que documentar, el edificio pierde su alta espadaña y la planta superior, a la vez que se comienzan a construir naves industriales por parte de Pacheco entre las calles Subida de San Francisco y Manuel Durán según se aprecia en la fotografía a través del hueco de la puerta de parador de entrada al huerto.

Fachada del convento, entrada al huerto y casas anexas hacia 1959
(Archivo Histórico Municipal. Composición P. Cascales. Cedida por Matías Ramón Sánchez Manzanera. Autor desconocido)

            La  salida de la carrera constructiva en el Huerto de los Frailes la da Antonio Marín Ponce edificando un bloque de viviendas colectivas en la entonces calle Víctor Pradera, hoy Pepe el de Santos, esquina a la calle Juan de la Cierva. Es el primer edificio de ese tipo que se construye dentro del huerto, seguido por otro en la calle General Sanjurjo, hoy calle Madrid, esquina a la calle General Moscardó, hoy calle Huerto de los Frailes, pero en este caso, solamente la mitad del edificio se encuentra dentro del huerto, ya que la otra mitad se encontraba sobre suelo sobrante de vía pública. De forma simultánea se construye un grupo escolar, también a caballo entre suelos del huerto y de vía pública, y también se construyen algunas viviendas unifamiliares dentro del recinto del huerto.

Perspectiva del Huerto de los Frailes. A la derecha, la nueva Sección Delegada
del Instituto Alfonso X de Murcia en suelo de Luisa López-Bienert Soler. A la izquierda
los bloques de viviendas edificados por Antonio Marín Ponce.
Todavía se mantiene la actividad agrícola. 6-12-1965. P. Cascales

Los dos primeros bloques construidos. El primero íntegramente dentro
 del huerto, y el segundo a mitad entre el huerto y vía pública según se aprecia
observando la continuidad de la línea del muro. 6-12-1965. P. Cascales López

Los dos bloques, las viviendas unifamiliares y las escuelas con vista desde poniente.
6-12-1965. P. Cascales López

El muro del huerto corta por mitad al bloque 2, que se construye sobre el huerto y
sobre el sobrante de vía pública, paso de ganados hacia Mula. Se señalan las escuelas,
el bloque 1 y la casa de Margarita Cervantes. 6-12-1965. P. Cascales López

Sección Delegada del Instituto Alfonso X el Sabio de Murcia, grupo escolar
y naves de Pacheco. Puede observarse la construcción de esas naves
en la anterior fotografía de la fachada del convento de hacia 1959.
15-5-1966. P. Cascales López

En primer término el Camino Viejo del Javalí, la Sección Delegada y una nave
construida dando fachada al desvío en terrenos de Luisa López-Bienert. Al fondo
se distinguen las nuevas edificaciones y todavía no se ha abierto la comunicación
entre la calle Madrid y el camino del Javalí con la que sería calle del General
Moscardó, ahora calle Huerto de los Frailes. 15-5-1966. P. Cascales López

Fotografía vertical en la que se identifican las primeras viviendas unifamiliares construidas en la
Calle Madrid, realizadas fuera del huerto pero lindando con el muro de ese huerto, los dos primeros bloques, el grupo escolar, el instituto, las viviendas unifamiliares dentro del huerto, el desvío, la carretera de la pólvora y el Camino Viejo del Javalí; y se observa el inicio de la primera calle, la del General Moscardó, luego Huerto de los Frailes. Foto Paisajes Españoles. 18-8-1968

La calle Huerto de los Frailes ya está abierta para tráfico rodado. También se inicia
la calle Santo Ángel, y el ayuntamiento construye una nave para servicio de obras
en la calle Madrid esquina a la calle Gran Capitán. Los cultivos ya van desapareciendo,
pero todavía subsisten en la parte norte y sur del huerto. Hacia 1970. Foto Geofasa

Alcantarilla vivió unos años complicados urbanísticamente hablando entre 1960 y 1980, primero a causa de su inclusión en el llamado Plan de la Huerta de Murcia, y posteriormente a causa del fallido primer Plan General de Ordenación promovido por el ayuntamiento que solamente sirvió para complicar más la situación. Los propietarios del huerto ya sabían que la agricultura no tenía futuro y que solamente quedaba la solución urbanística, por lo que de acuerdo con el ayuntamiento se realizó un estudio de alineaciones de toda la zona mientras que se cedían los terrenos para la necesaria ampliación del Instituto. No obstante, los vaivenes urbanísticos paralizaron toda actividad en aquellas zonas que todavía no habían sido urbanizadas y se entró en un compás de espera que sin duda duró más de lo aconsejable, pero que sin embargo sirvió al final para que la urbanización del Huerto de los Frailes resultase de una mayor calidad urbanística que la inicialmente prevista.

Plano del catastro de urbana de 1972. El catastro recoge las alineaciones marcadas
por el ayuntamiento pudiéndose observar que mientras que en la zona de
poniente existe una cierta actividad de parcelación, la zona central, de levante
y norte permanecen intactas a la espera de soluciones urbanísticas

            La necesidad de acometer la labor de redactar un Plan de Ordenación trajo consigo que el ayuntamiento obtuviera un excelente plano fotogramétrico a escala 1/2.000 con altimetría de 1 metro que significó el poder contar, por primera vez, de una cartografía muy adecuada de todo el término municipal. Podemos así observar toda la nivelación del huerto así como edificaciones, senderos, brazales y aperturas de nuevos viales. Este plano sirvió de base para la redacción del Plan de 1975 y posteriormente para el Plan General de 1982 todavía vigente.

Plano fotogramétrico a escala 1/2.000 del Huerto de los Frailes. La fecha de los planos
es de noviembre de 1973, pero el vuelo debió realizarse a finales del año 1972
o principios de 1973


Los cultivos han desaparecido en el área que cubre la fotografía con la excepción
de la parcela de Margarita Cervantes López-Bienert. Ya se ha construido
la ampliación del Instituto pero la actividad urbanística se encuentra paralizada.
11-8-1973. P. Cascales López


En esta fotografía también se detecta la existencia de un huerto de agrios
en la parte norte, junto a la casa de labradores, que junto con la parcela
de la fotografía anterior forman los únicos restos de uso agrícola
que permanecen. 11-8-1973. P. Cascales López

Fotografía centrada en la parcela de Margarita Cervantes, todavía con uso
agrícola, ubicada entre las calles de Santo Ángel y Manuel Abizanda Vera.
11-8-1973. P. Cascales López

Vista desde el mediodía, teniendo en primer término la Plaza de San Francisco
y el convento. 11-8-1973. P. Cascales López

Fotografía realizada desde la esquina de las calles Santo Domingo y Ntra. Sra.
de la Salud. A la izquierda se aprecia el muro de contención de la parte
antigua del Instituto. Febrero de 1978. P. Cascales López

Calle Felipe II en formación. A mitad de esta calle se encuentra en la actualidad
la Plaza de las Flores; y al final, la calle atraviesa el colegio público
de Nuestra Señora de la Salud. Al fondo, los dos bloques de viviendas
situados entre la calle Madrid y el ferrocarril, fuera del Huerto de los Frailes.
Febrero de 1978. P. Cascales López


Fachada del convento. Febrero de 1978. P. Cascales López

Torre de la parte norte o posterior del convento. Febrero de 1978. P. Cascales López

Enero de 1979. Detalles de la fachada de la inconclusa iglesia de los
Padres Mínimos. Desde luego, los desperfectos que se detectan
no parecen deberse a causas naturales. Enero de 1979. P. Cascales López

Callejero municipal del año 1979

Se encuentran trazadas, de izquierda a derecha, las calles de Museo de
la Huerta, Gran Capitán y Felipe II a la espera de una solución
urbanística. En esos momentos ya se estaban iniciando los
trabajos para el nuevo Plan General Municipal de Ordenación. Cualquier
rastro de actividad agrícola ya ha desaparecido en esta zona.
Junio de 1979. P. Cascales López

En esta otra fotografía se observa la última zona con actividad
agrícola en la parcela que era de Margarita Cervantes López-Bienert.
Junio de 1979. P. Cascales López

Solar del futuro colegio de Ntra. Sra. de la Salud. A la derecha, la
antigua carretera de “la pólvora” con la que antes limitaba el Huerto de los Frailes.
Junio de 1979. P. Cascales López

Aprobado el Plan General en el año 1982, las ocupaciones de suelo “de facto”
determinaron que solamente se pudiese actuar sobre menos de la mitad
del suelo (en amarillo), en concreto, en la ordenación de volúmenes de la parte NE
y en las cesiones para el colegio en la parte NO. La zona
2b implica edificaciones de 4 plantas, la zona 3 aprovechamiento de
1´2 m2/m2, la zona 6 equipamientos colectivos y la zona 7 verde público.
Con ello, el Huerto de los Frailes acababa su ciclo agrícola existente
desde 1704 y pasaba a ser un nuevo barrio de la población,
debiendo posiblemente ignorar la mayoría de sus habitantes la pequeña
historia del suelo sobre el cual se asientan sus viviendas

Enero de 1983. Última vista aérea antes de que comenzase la actividad
urbanística. P. Cascales López

Callejero municipal del año 1986

Callejero municipal del año 1999

10-11-2002. Vistas aéreas finales de un Huerto de los Frailes ya colmatado
con edificaciones, equipamientos y zonas verdes. P. Cascales López

Superposición de foto aérea actual (Google Maps) con los antiguos
lotes que resultaron de la partición de la finca

Evolución urbanística del Huerto de los Frailes a través de los años


31-5-2001. El autor con su amigo Miguel Pagán Ocaña en el vestíbulo abovedado de
su casa en el convento del Huerto de los Frailes. Miguel estaba casado con
Guillermina Durán López-Bienert, hija de Luisa López Bienert y Manuel Durán Piñero
y nieta del propietario del Huerto Guillermo López-Bienert y María y de Luisa Soler Abellán.
Miguel era hijo de Eduardo Pagán Madrid que a principios del siglo XX instaló una
fábrica de jabones en la calle de La Cuesta, que luego vendió a Juan Antonio López Martínez
–abuelo de Fausto y Juan Antonio Vicent López y constructor de la casa modernista del
Jardín de la Constitución– que construyó también un edificio para refinería de aceites que
luego vendió al marido de su sobrina Miguel Cascales para fábrica de conservas,
así como la llamada Fábrica de La Esencia, mientras que Eduardo Pagán
construyó una fábrica en la carretera de Murcia cuya chimenea todavía
se conserva junto a la gasolinera. Miguel Pagán fue el promotor de la sala de fiestas Casablanca,
que tuvo un notable éxito (y “escándalo”), siendo luego el local cine de verano y de invierno.
En la actualidad es un aparcamiento público entre las calles de San Fernando y Ferrocarril






     



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