lunes, 8 de mayo de 2023

ANTIGUOS OFICIOS EN ALCANTARILLA - III-A

José Riquelme Marín

Anteriores capítulos publicados en este mismo blog

ANTIGUOS OFICIOS EN ALCANTARILLA I – 17-05-2019

ANTIGUOS OFICIOS EN ALCANTARILLA II- A – 05-02-2020

ANTIGUOS OFICIOS EN ALCANTARILLA II- B – 05-02-2020

 


Aceñero – albardero – albeitero

Aserrador – artesano del mueble – fab. Ataúdes

agrimensor - Bordadora – botero 

Calero – Campanero – carpintero 

Cerero – Cerrajero – datilero

Ebanista – Esenciero – especiero

farolero – Graneros – impresor

molinero – Pimentonero – sacristán

sereno – Sillero – tapicero

tartanero – Vidriero – zurcidora

  

Presentación

Recuerdo de la primera temporada de los Antiguos Oficios en Alcantarilla, donde se exploró un terreno desconocido para este autor, con una limitación de espacio para el desarrollo de la información, que no permitió un enriquecimiento del trabajo a través de los recuerdos e informaciones de los protagonistas o descendientes de ellos.

En la segunda temporada se decidió romper los límites del encasillamiento de una sola planilla por oficio, dando entrada en cada oficio a todas las opiniones que pude recoger y a una investigación exhaustiva sobre las empresas y oficios desaparecidos.

El resultado se vio enriquecido con una gran participación de vecinos que contaron sus experiencias y vivencias, a través de una larga vida, gracias a lo cual percibimos el cariño y la nostalgia que despertaba en ellos la rememoración de una dilatada experiencia plena de hechos que, en mayor o menor medida, habían forjado su carácter y su manera de entender la vida a través de su oficio.

Todo esto nos permitió un aumento del conocimiento de las personas de esta Villa, por medio de sus recuerdos y del amor que mostraban informando sobre su trabajo. Al mismo tiempo manifestaban su ilusión porque las cosas de este pueblo, su pueblo, no se perdieran y pudieran ser conocidas por las generaciones futuras.

Cuando terminamos de presentar la exposición de la Segunda temporada, el señor Alcalde, don Joaquín Buendía, nos emplazó a presentar el tercer palote, esto es, a desarrollar la tercera temporada. ¡¡¡Aquí está!!!

Previo a la llegada de este momento hemos tenido que pasar por una pandemia que nos ha hecho cambiar nuestro modo de vida, no sé si para siempre o podremos olvidarla con el discurrir de los años.

La suspensión de las actividades de toda índole, con el Covid, la reclusión domiciliaria, la prohibición de toda relación social… dejó en suspenso las actividades de investigación y entrevistas a los personajes de nuestra Historia, los verdaderos actores protagonistas de ella, gracias a los cuales esta exposición ha sido posible

Ha habido que guardar mucha prudencia con las personas de esta historia, bien por su edad, bien por circunstancias familiares, teniendo en cuenta la gran cantidad de contagios que se han producido.

El objetivo del testimonio directo de los personajes de estas historias se ha cumplido, gracias a Dios, con una gran mayoría. Hay otros casos en los que debido al tiempo que dejaron de ejercer el oficio, no ha sido posible establecer un contacto con los protagonistas o descendientes de ellos. El trabajo de investigación ha hecho posible dar testimonio de ellos.

Quiero agradecer, y que quede constancia pública, a mi amigo Pedro Luis Cascales los concienzudos estudios sobre distintos temas de nuestro pueblo que me han facilitado la información necesaria para algunos trabajos.

Es inevitable, y más en las circunstancias que hemos vivido, no encontrar a todos los personajes que deberían aparecer en esta recopilación de oficios, en el suyo correspondiente.

La selección de oficios para esta tercera temporada muestra una heterogeneidad en la selección de los mismos al no haber un criterio preestablecido para elegirlos entre los más de 180 que tenemos catalogados. Hay un grupo de unos 10 oficios que muestran una cierta homogeneidad al estar directa o indirectamente relacionados con la madera: Aserradores, Aceñero, Campanero, Sillero, Fabricante de ataúdes, Carpinteros, Ebanista, Creaciones del Mueble, Tapicero, Tartanero.

Aunque de manera un poco difusa, también se pueden relacionar algunos con el hogar: Especiero, Esenciero, Cerero, Molinero, Pimentonero, Graneros, Datilero, Botero.

Y existe un tercer grupo al que yo, al menos, no encuentro ningún nexo de unión: Albardero, Albéitar, Cerrajero, Farolero, Caleros, Impresores, Perito, Sacristán, Sereno, Vidriero, Zurcidoras de Medias.

Sólo me queda, para acabar esta presentación, agradecer, desde lo más profundo de mi ser las facilidades, las informaciones, el material fotográfico, (entrañable historia de muchas familias) que me han ofrecido y la amabilidad con que me han recibido en sus hogares y los consejos y la luz en la investigación que me han proporcionado.

Mi deseo, para todos mis amigos y vecinos de este pueblo, de que disfrutéis de esta muestra de nuestra Historia, como yo lo he hecho recopilándola siguiendo con la labor iniciada junto a Juan Cánovas.

                                                                                                                       José Riquelme Marín

 

 

Tras el enorme éxito de las dos primeras exposiciones sobre antiguos oficios, realizadas en 2017 y 2020 en el Centro Cultural Infanta Elena y en el Círculo Industrial por los investigadores Juan Cánovas y José Riquelme, se hace ahora una tercera muestra con la misma temática y con la misma ilusión de las anteriores: Dar a conocer a los más jóvenes, y evocar a los mayores esos oficios que ya no existen o que están a punto de desaparecer.

        En esta ocasión es José Riquelme quien se ha encargado de continuar con la apasionante tarea de recuperar esos antiguos oficios para que pervivan siempre en la memoria colectiva.  Y lo hace por varios conductos. Por un lado, entrevistándose con las personas, algunas ya ancianas, que hicieron de ese trabajo su modo de vida. Sus testimonios tienen un enorme valor, porque cuando falten, nadie podría saber determinados detalles que sólo ellas conocieron. Por otro, a través de documentos gráficos, algunos de los cuales ha obtenido gracias a la implicación de familias que generosamente han aportado fotografías que muestran momentos de ese oficio, ya irrepetibles. Y, finalmente, con una incansable tarea de investigación sobre cada una de esas profesiones, 30 en total, tan curiosas algunas como pintorescas.

            Así, nos encontramos con la figura del tartanero, encargado de construir las típicas tartanas que ahora solo aparecen en eventos típicos. O la del datilero, que tenía la arriesgada  misión de subirse a las palmeras a recoger sus riquísimos frutos. O la del sereno, que “cerraba” las calles, como se les decía a los niños para que se durmieran antes. También las de zurcidoras de medias, el campanero, encargado de velar por el buen funcionamiento de las campanas que avisaban las misas; el albéitar, nombre con el que antes se designaba al actual oficio de veterinaria, o el tapicero, oficio tan necesario que, lamentablemente, como tantos otros, está casi extinguido hoy en día.

Estos  treinta oficios de la actual muestra, con la que se completan los anteriores, nos enseñan cómo nuestros antepasados se ganaban la vida a veces en un pasado no muy lejano,  y constituyen el tema de esta nueva exposición que invitamos a que sea visitada.

            Aparte de la nostalgia de otras épocas, y del conocimiento de otro tipo de trabajos, creemos que nos hará reflexionar sobre la filosofía actual del “usar y tirar”, lo que nos lleva a desechar cualquier objeto doméstico o personal deteriorado. Las personas que nos precedieron, obligadas por las circunstancias económicas y sociales del pasado, eran más partidarias de restaurar, reciclar y conservar, (conceptos, por otra parte, de máxima actualidad)  lo que supuso la pervivencia de oficios como el de zurcidora de medias o sillero, que hoy , por esa actitud, ya no tendrían razón de ser. En otros casos, algunos de los oficios que aquí se muestran fueron erradicados por los avances científicos y técnicos. No siempre se hace cierto el dicho ese de “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Tras algunos de esos oficios desaparecidos hubo mucho sacrificio, sufrimiento, deterioro de la salud, e incluso pérdida de vidas. En ese sentido, bienvenidos sean esos avances.

            Solo me queda dar la enhorabuena a José Riquelme por esta nueva entrega,  y animarlo a que continúe con su impagable tarea de investigación, y que pronto pueda materializarse en otra nueva exposición para disfrute de todas las personas que la contemplen.

                                                                                    Luz Marina Lorenzo Gea

                                                                                   Concejala de Educación Cultura y Festejos

 

El autor con el alcalde de Alcantarilla Joaquín Buendía Gómez y la concejal de Cultura Luz Marina Lorenzo Gea en la presentación del trabajo (Foto periódico digital “Alcantarilla en la Red”)

 

 

ACEÑEROS

 Sistemas de regadío en Alcantarilla: Acequias, Noria y Aceñas

Sistema de acequias de Alcantarilla

 

Ubicación de las aceñas a principio del siglo XX

 

Plano de la aceña

(Los anteriores dibujos pertenecen a trabajos de Pedro L. Cascales López)

 

NORIA DE ALCANTARILLA

 


La noria de Alcantarilla muestra a la perfección el funcionamiento de estos artefactos: corriente de agua, paletas para mover el mecanismo y arcaduces que suben cargados de agua para depositarla en un cauce distribuidor elevado.

Norias de rosario o arte

Otro tipo de noria eran las de rosario o arte, en las que los cangilones no estaban incrustados o sujetos a la noria en sí, sino que permanecían enlazados entre ellos, de manera que podían descender a mayores profundidades.

Buscando el agua en las profundidades: la noria de rosario. En este tipo de noria, los cangilones están enlazados entre sí, a modo de rosario, con lo que se consigue llegar a mayor profundidad.

La palabra aceña procedería del vocablo árabe Saniya, que designaría los ingenios que permitían extraer agua de un pozo y elevarla al exterior mediante la fuerza de un animal.
Lo más extendido en la región sería aplicar el nombre de ceña o aceña a la también llamada noria de sangre, es decir, la movida por uno o más animales –burros, mulos, bueyes...–. La aceña consistiría, pues, en una rueda vertical aplicada a la corriente, encajada en otra horizontal mediante un engranaje, que es movida por el animal valiéndose de un madero.

La aceña en la literatura

En la novela El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, escrita por don Miguel de Cervantes Saavedra puede leerse a lo largo del capítulo XXIX de la Segunda Parte de la famosa novela (1615) una divertida descripción de las aceñas (que no eran las de levante o mediodía, sino edificios en los que existían unas ruedas con las que el agua generaba fuerza motriz), relato que podría sintetizarse en este fragmento de la conversación entre Sancho Panza y su señor Don Quijote.

“En esto, descubrieron unas grandes aceñas que junto al río estaban, y apenas las hubo visto don Quijote, cuando con voz alta dijo a Sancho:

—¿Vees? Allí, ¡oh amigo!, se descubre la ciudad, castillo o fortaleza donde debe de estar algún caballero oprimido, o alguna reina, infanta o princesa malparada, para cuyo socorro soy aquí traído.

—¿Qué diablos de ciudad, fortaleza o castillo dice vuesa merced, señor? —dijo Sancho—. ¿No echa de ver que aquellas son aceñas que están en el río?

—Calla, Sancho —dijo don Quijote—, que aunque parecen aceñas no lo son, y ya te he dicho que todas las cosas trastruecan y mudan de su ser natural los encantos. No quiero decir que las mudan de en uno en otro ser realmente, sino que lo parece, como lo mostró la experiencia en la transformación de Dulcinea, único refugio de mis esperanzas”. (Adaptación personal, un poco libre)

Aceñero

Con este nombre se designa a una persona encargada de trabajar o desempeñarse en el manejo de la aceña situada junto a una corriente de agua como la acequia de Barreras, el Turbedal, la Daba o la “cequeta”. Hasta que existieron era el nombre que se daba al constructor de las “ceñas”. La última aceña fue construida hace ahora casi cuarenta años por el último maestro aceñero: Cayetano González Vicente de Javalí Nuevo para el Museo de la Huerta.

La ceña es uno de los artilugios más interesantes dentro de las máquinas hidraúlicas. Su origen es muy antiguo y puede remontarse a casi 3000 años. En la huerta de Murcia se usaba la ceña de cajones de madera y era para aguas poco profundas. La aceña, ceña o zeña es una máquina hidráulica que consta en esencia de dos ruedas engranadas entre sí.

La noria o rueda del agua situada en sentido vertical y que es la que transporta y sube el agua, y la contrarrueda, colocada en sentido horizontal y que es la encargada de producir el giro a la noria para ejercer su función elevadora.

Contrarrueda de la aceña

La noria va colocada en un pozo de sección rectangular en donde se encuentra el agua que procede de la acequia. En dos huecos laterales de este pozo van colocados unos durmientes llamados “cabezales” en los cuales va alojado el “mástil” o eje de la rueda que lleva dos aros de hierro para protección que se llaman “ceños”. Los radios de la rueda son llamados ”cruces” y son de menor anchura que dicha rueda, por lo que se suplementan con una piezas llamadas “cocotes”. Uniendo los radios por la parte interior, se colocan unas piezas circulares llamadas “tercios” que llevan incorporados a los engranajes o “puntos”, estando esta unión reforzada por otras piezas circulares, coincidentes con las anteriores, llamadas “albitanas”. De forma normal a los “tercios”, y en número coincidente con los cajones, se colocan unas piezas rectangulares o separadores llamados “atajos”. Sobre el canto de los “atajos” y de los “cocotes” se colocan unas piezas que servirán de soportes y que se llaman “correderas” sobre las cuales se colocan las piezas de cierre con el orificio para la salida del agua, llamándose a estos elementos “boquillas”. Una vez colocado todo ésto, montándose siempre la noria con agua, se cierran los cajones por la parte inferior y por la superior mediante unas tablas que se llaman “tabicas” y que entran en una roza de los “atajos” por un lado y dejando una ranura en el otro.

Antigua aceña situada sobre la acequia de Barreras

(La modelo Mari Paqui, mi mujer)

En los inicios del siglo XX existían en Alcantarilla unas 43 aceñas, distribuidas por acequias de la siguiente manera: acequia de Barreras, 12; acequia del Turbedal, 10; acequia de la Daba, 10 y cequeta de la noria o acequia de Alcantarilla, 11. De estas 43 aceñas, 9 eran “contraceñas”, es decir, aceñas que recibían el agua elevada desde otra aceña, para a su vez enviarla a otra o bien, utilizarla ya directamente para el riego.

Todas tenían sus nombres: Cura, Ladrillar, Frailes, Romero, Rincón, Noros, Aullones, Placeta, Pacunes, Félix el Gorrillo, Maximiano Soto, Fábrica, Florentino, Llorens, Martín, Huerto, Pelliceres, Perico del Cabezo, Jardín, Maquinista, Romano, Pujantes, Abaranero, Cascales, Malecón, Vázquez, Nanos, Herrero, Riquelme, Román, Pata, etc.

A todo esto tenemos que añadir, ya bien entrado el siglo, la aparición de “el arte” o pequeñas aceñas metálicas, que estaban ubicadas en muchos lugares, entre ellos en el Cabezo del Agua Salada, junto al Molino de La Providencia, y junto al Camino de la Voz Negra.

Aceña de rosario o arte. En la foto José Morenilla

Sin que pueda darse con exactitud su número y situación –debieron de ser como máximo cuatro–, con la excepción del arte instalado en el citado Cabezo del Agua Salada que sí se conoce su emplazamiento exacto y además existe documentación gráfica de ello”.

(Extractado de: ”Topografía y Evolución Urbana de Alcantarilla” y “Cartografía histórica y evolución urbana de Alcantarilla”. Autor: Pedro L. Cascales López)

El Consejo de Hombres Buenos

La historia de Murcia y su Huerta, igual que ocurre en el resto del Levante español y otras tierras que bordean el Mediterráneo, se encuentran absolutamente unidas al agua y la resolución de los conflictos derivados de su escasez se remontan a la etapa medieval con el Tribunal de Justicia de la Huerta de Murcia. Según la medievalista María Martínez (2005) El Consejo de Hombres Buenos es heredero de las formas de administrar el agua y solucionar los conflictos entre los regantes musulmanes. Igual que ocurre con el Tribunal de las Aguas de Valencia. Este organismo, basado en el derecho consuetudinario, se originaría como consecuencia de la fundación islámica de Murcia ciudad en el 831 y de la ampliación del desarrollado sistema de riego cuyos gastos, derivados de la conducción y vigilancia del agua, debían sufragar sus beneficiarios.

Ya en el siglo XIV se reúnen en un códice las Ordenanzas de la Huerta y constituyen la primera manifestación escrita del derecho consuetudinario. Este códice recoge, especialmente, la defensa del derecho de propiedad y buen orden del sistema de riegos. Entre otras frases dice que se castigará al hombre que tome agua que no fuese suya.

Hoy, tras la entrada en vigor de la Ley Orgánica 13/1999, hay sentencias que avalan sus fallos como la de 30 de mayo de 2003, de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Murcia que de modo expreso advierte que los actos que emanan del Consejo de Hombres Buenos y que sean dictados en ejercicio de las competencias que le atribuyen las Ordenanzas y Costumbres de la Huerta de Murcia, no pueden ser revisados en vía jurisdiccional porque son auténticos fallos dictados por un Tribunal que tiene jurisdicción propia, que ha sido reconocido por una Ley Orgánica.

 

Nuestra rueda actual

Y añade que el Consejo es el que resuelve toda la escasez de agua, Origen del patrimonio de la huerta de Murcia las cuestiones de hecho y demandas que se presentan entre los regantes, condenando o no a la parte demandada a pagar las indemnizaciones que daba satisfacer a los perjudicados o a cumplir las obligaciones que puedan derivarse de la infracción, todo ello en sesión pública y a través de un procedimiento verbal, que aunque breve, garantiza los principios de audiencia, contradicción y prueba y que permite a las partes obtener en la misma sesión o en la siguiente una decisión sobre la cosa juzgada, por lo que el Consejo de Hombres Buenos satisface cabalmente el derecho fundamental.

 

Aceña que existió frente al actual Museo de la Huerta

 

                       

 

 

Albarderos

El albardero es el que fabrica las albardas o aparejos de las caballerías de carga que se componen de dos almohadas rellenas de paja.

 

 "Se fabricaban albardas para las caballerías que antes llevaban cargas de distintas mercancías, pero de gran peso". Pero con el paso del tiempo, "ahora son los tractores los que soportan las cargas". El albardero se define como persona que tiene el oficio, profesión, ocupación o el encargado de realizar o manufacturar las albardas o la silla que se emplea para domar a las caballerías sobre todo en caballo yegua o el potro.

 

Es el de albardero un oficio muy antiguo. Ahora está prácticamente desaparecido. Según el Catastro del Marqués de la Ensenada, en Alcantarilla había uno que cobraba 5 reales de vellón diarios. En esa época había censados 117 arrieros que cobraban al día 2 reales de vellón. Antes de la modernización del transporte en Alcantarilla realizaban las albardas los talabarteros y guarnicioneros.

 


Oficio de albardero, mete paja y saca dinero

Hago una aproximación a un oficio tradicional que durante siglos se ha desarrollado en el mundo rural y ya se perdió irremediablemente con el paso del tiempo y la llegada de las máquinas.

 

El origen de los albarderos que surgió de los mozárabes medievales o de los arrieros castellanos. Siempre como la persona que realiza el trabajo de hacer, componer o vender albardas. La producción de los albarderos consiste en cabezados o cabezales, estribos, alforjas… para la protección del animal y la sujeción del yugo. Los albarderos no emplean solamente el cuero para sus obras sino también la arpillera.

 

La pieza principal que le da nombre al albardero es la tradicional albarda, o apero almohadillado de pie redondo que consiste en un cojín lleno de paja o borra y que llevan los animales de carga, colocada en sus costillas y apretada al vientre por unas correas conocidas como cinchas. La albarda se fabrica con tela de saco o arpillera, aunque antaño también se utilizaba la estopa tejida. Se llena de paja y se le pone unos palos por la mitad, llamados fueros, para darle consistencia. Luego se cubre totalmente, o en parte, con cuero que se puede adornar a ojos del albardero o del dueño que la encarga.

 

Angarillas para el transporte de piedras

“Las ferias servían de punto de contacto de acuerdos y de trabajo. Solo se recogían los contratos por los pueblos y se volvía al taller”. Para trabajar se ponían un delantal que se fabricaban ellos mismo, abierto por el medio para poder meter las piernas, y una especie de dedal cubriendo la palma de la mano. Sencillo y claro, se necesitaba lona que podría ser también lienzo o tela; estopa, paja, cuero, hierro, agujas, hilo gordo, un carrete de cera y la tabla. Se diseñaba según un molde. Se cortaban las fundas de cuero. Se cosía. Se llenaba de paja de centeno bien extendida. Se recosía por abajo. Se ponía el arco que era un armazón de hierro o de madera flexible y se le recosía a la paja. Se metía paja de nuevo, pero en poca cantidad.

 

El autor en una mula con albarda para soportar las angarillas con los cántaros

 Se volvía a coser, y al hacer este recosido se ponía el cuero que podía ser piel de cerdo, que era muy buena, piel de caballo o piel de becerro. Por fin se hacía el estambrado, que era el coser a la albarda unas almohadillas por delante y por detrás; las almohadillas se llamaban estambrillas. Una albarda podía tardar en hacerse uno o dos días. Un material primordial era el cuero, que se obtenía de diversos animales. Otro material era la paja. La mejor era la de centeno. Y un cuarto material era la lona, la tela de relleno para las albardas. Esta tela se obtenía de los restos de ropas viejas.

 

Foto de la película “El albardero”

 

 

 

 

Albeiteros

 

Nombre que se daba antiguamente al veterinario; se usa todavía hoy en algunas zonas de España, especialmente en el ámbito rural. Persona que se dedica a curar y prevenir las enfermedades de los animales. Similar mariscal.

 


Del albéitar al veterinario

Durante la Edad Media, la palabra empleada para los que curaban a los animales, especialmente las caballerías era albéitar, "medico de caballos"; y albeitería (vulgarmente “albuitero”) para referirse a los conocimientos que tratan del manejo y enfermedades del caballo y de los ganados. Con la aparición de la herradura de clavos, su forjado y colocación era atribución de los albéitares-ferradores.

 

Antiguo potro de herrar

Durante los siglos XVI y XVII el "arte de herrar" se fue enriqueciendo de conocimientos más académicos, que favorecieron la aparición de unos profesionales que, sin olvidar las prácticas del herrado, crearon ámbitos científicos para la medicina veterinaria.

 

Unas buenas herraduras

Con objeto de dignificar la profesión y evitar intrusismo, los Reyes Católicos reglamentaron e instauraron el Protoalbeiterato (1500) que funcionó durante tres siglos, tribunal conformado por maestros de la herrería quienes adiestraban a los aspirantes hasta lograr impartirles los conocimientos que le permitieran optar al título de Albéitar. La albeitería se entendió como un arte y, por lo tanto, no tuvo acceso a las universidades que solo se ocupaban de profesiones como el derecho, la medicina y las humanidades. Con la supresión del título de albéitar en el año 1847, la profesión veterinaria dio un paso gigante en su desenvolvimiento científico y social. En el censo de 1898 aparece desempeñando el oficio de albéitar una persona.

Albéitar y herrador

Albéitar y herrador, antiguos oficios. Con este nombre tan extraño nos estamos refiriendo a un antiguo oficio similar en algunos aspectos al que actualmente desempeñan los veterinarios. Dicho todo ello con reservas, ya que los veterinarios actuales son titulados universitarios con una preparación científica que no tiene nada que ver con la de aquellos hombres.

Los pueblos árabes fueron quienes introdujeron el concepto, de hecho la palabra albéitar proviene del árabe al-béitar, que podemos traducir, precisamente, como veterinario.

 

El albéitar era un sabio herrador de caballos, que, dada su especialización y contacto con los equinos, conocía perfectamente su anatomía, carácter, necesidades y también debilidades. Pero claro, no todo herrador llegaba a adquirir tales conocimientos. Solamente los más preparados tenían la condición de albéitar, en concreto los maestros herradores que eran elegidos en una especie de concurso-oposición por otros albéitares o maestros herradores de reconocido prestigio. Fueron los Reyes Católicos, en el año 1500, quienes crearon esta especie de oposición. Y no es de extrañar, ya que el caballo no solamente era elemento indispensable en el trabajo agrícola, lo era también en la guerra.

 

Los albéitares, además de herrar convenientemente a los caballos, se ocupaban de sanar sus enfermedades, desparasitarlos, castrarlos e incluso practicarles pequeñas intervenciones quirúrgicas. No eran veterinarios al modo de los actuales, pero si constituían el selecto grupo profesional capaz de intervenir en la salud de los preciados equinos.

En el escalafón inferior al de albéitar se encontraban el herrador. Sin competencias veterinarias de prestigio reconocidas, su función era la de herrar a los animales de carga y tiro fabricando las herraduras en la fragua. A fuerza de roce con el ganado equino, el herrador también poseía algunos conocimientos sobre enfermedades y dolencias, lo que motivaba que los vecinos, por un módico precio, también le consultaran o le confiaran sus animales enfermos.

Funciones y formación de los veterinarios actualmente

Los veterinarios conmemoran el 29 de abril, el Día Mundial del Veterinario, una fecha en la que aprovechan para resaltar y destacar su importante papel, y transmitir a la sociedad que los veterinarios desempeñan un papel esencial en la protección de la salud a nivel mundial, ya que en todos los ámbitos de la profesión tienen la oportunidad y responsabilidad de mejorar la salud y el bienestar de los animales y, por tanto, de mejorar la salud humana.

Guardianes de la Salud Pública

El titular del Colegio Oficial de Veterinarios señala también que «los veterinarios son guardianes de la salud pública. Es significativo destacar que un 60% de las enfermedades infecciosas humanas conocidas son de origen animal (animales domésticos o salvajes), al igual que un 75% de enfermedades humanas emergentes (cada año aparecen cinco nuevas enfermedades humanas emergentes, tres de las cuales son zoonóticas) y un 80% de agentes patógenos que pueden ser utilizados por el bioterrorismo».

«En lo que concierne a la salud pública, contribuimos detectando y previniendo que las enfermedades de animales no contagien al hombre», señala contundentemente Fernández Buendía.

El máximo responsable de los veterinarios murcianos señala de forma clara que «la veterinaria murciana es garantía de salud. Estés donde estés, hay un veterinario en nuestra vida diaria. Y su figura en esencial desde la granja hasta la mesa».

Funciones de los veterinarios actuales

Los veterinarios diagnostican y tratan los animales enfermos y heridos. También previenen la enfermedad y la mala salud, por ejemplo, mediante vacunaciones y prestando asesoramiento a los propietarios. Algunos veterinarios se especializan, por ejemplo, en animales domésticos, ganado, caballos y animales de zoológico.

Cualidades necesarias para ser un buen veterinario:

-Interés por el bienestar animal.

-Fuerza emocional, no hay que ser impresionable. Se va a trabajar con animales muy enfermos, y a veces hay que sacrificarlos.

-Dotes para la resolución de problemas y toma de decisiones.

-Interés por la ciencia y la medicina.

-Capacidad de observación y atención por los detalles para el diagnóstico de enfermedades.

-Las habilidades prácticas para llevar a cabo el tratamiento.

-Dotes de comunicación, por ejemplo, para trabajar con dueños de mascotas, granjeros y enfermeros veterinarios. Hay que ser capaz de explicar las cosas con claridad y dar consejos comprensibles.

-Simpatía, comprensión y tacto.

-Capacidad de calmar y tranquilizar a personas que están angustiadas.

-Voluntad de mantenerse al día respecto a los avances de la ciencia y tecnología veterinarias, y respecto a la legislación pertinente.

El veterinario moderno tiene un amplio campo para el desarrollo de los conocimientos adquiridos en la carrera. Así que puede dedicarse a:

Actividades laborales en clínica veterinaria. Los veterinarios diagnostican y tratan los animales usando el conocimiento científico y médico, habilidades prácticas y diversas herramientas y equipos. Lo que más les importa es el bienestar de los animales y la protección de la salud pública, especialmente donde puedan transmitirse enfermedades de animales a personas.


Para diagnosticar la enfermedad, los veterinarios pueden usar varias técnicas, entre ellas los exámenes físicos, los resultados de pruebas (por ejemplo, las muestras de sangre y orina), imágenes de rayos X y ecografías.


Tras haber hecho un diagnóstico, el veterinario deberá optar por un tratamiento. Éste podría ser, por ejemplo, limpiar y vendar las heridas, operar, o una prescripción de medicamentos.

Para operar animales, los veterinarios usan sus habilidades manuales, herramientas quirúrgicas y su conocimiento de los anestésicos.


Los veterinarios a veces tienen que sacrificar animales que están demasiado enfermos o heridos para ser tratados. A veces tienen que realizar exámenes post mortem de los animales muertos para investigar las causas de su muerte.


En el ejercicio habitual de la profesión en un pueblo o ciudad en general, pasarán la mayor parte del tiempo tratando animales domésticos (sobre todo perros y gatos).

Diferencia entre un Consultorio Veterinario, una Clínica Veterinaria y un Hospital Veterinario

A simple vista, tanto el consultorio, clínica y hospital veterinario parecen similares y es complicado saber a dónde dirigirse cuando se necesita alguna atención, aquí te damos algunas ideas, que te ayuden a entender un poco más la función de cada uno.

Si tu mascota solo necesita alguna vacuna, o revisión rutinaria, acude a un consultorio cerca de tu domicilio ya que posiblemente será más económico que una clínica u hospital y disponen de todo lo que pueda necesitar tu mascota.

 

Consultorio veterinario

Si lo que quieres es realizar alguna pequeña cirugía como podría ser una esterilización, tanto en perros como gatos, debes dirigirte a una clínica, como mínimo, para que puedan atenderte.

 

Clínica veterinaria

En el caso que tu peludo sufra algún accidente importante, padezca de alguna enfermedad infecciosa o esté embarazada, será mejor llevarlo a un hospital veterinario, donde disponen de una atención de 24h y de todo un dispositivo médico preparado para solventar prácticamente cualquier cosa. Lógicamente en este último caso será más costoso, pues la intervención lo requerirá.

 

Hospital veterinario

Los veterinarios rurales tienen que tratar ganado destinado al consumo humano y caballos
 

Para los veterinarios que se ocupan de los animales de granja, las funciones más importantes son supervisar el bienestar de los animales, aconsejar sobre el mantenimiento de la salud del rebaño y garantizar la seguridad de los alimentos producidos a partir de los animales. Los veterinarios deben certificar que los animales destinados al matadero o la exportación están libres de enfermedades. Deben supervisar el bienestar de estos animales.


Algunos veterinarios trabajan en investigación, en universidades, institutos de investigación, en la industria o en laboratorios comerciales, ayudando a investigar las causas de las enfermedades y el desarrollo de nuevos tratamientos y medicamentos.

Otros, trabajan para los gobiernos u organismos gubernamentales, a nivel tanto nacional como internacional, ayudando a investigar y tratar brotes epidémicos y desarrollando políticas y sistemas para garantizar la salud de la población.

Qué es una ADS (Agrupación de Defensa Sanitaria)

ADS es una asociación constituida por ganaderos para la elevación del nivel sanitario-zootécnico de sus explotaciones, que crían animales de una misma especie, o especies afines, asociados voluntariamente mediante el establecimiento y ejecución de programas colectivos y comunes de profilaxis, lucha contra las enfermedades de los animales y mejora de sus condiciones higiénicas, que permitan mejorar el nivel productivo y sanitario de sus productos. Cada ADS se considera una unidad tanto a los efectos sanitarios y de desarrollo del Programa Sanitario como de las ayudas que le correspondan.

Al frente de cada ADS se encuentra un Director Técnico, que debe ser un Veterinario colegiado, y que se encarga del control fitosanitario de la explotación, así como, del control técnico de las instalaciones y del control sanitario de los animales de la explotación. Rellena el correspondiente libro de la explotación ganadera, expide las guías para el traslado de los animales a otra explotación o al matadero. Es el único que puede recetar una medicina para el ganado, expedida en receta oficial, debidamente rellena, además de sellada y firmada.

Las administraciones conceden subvenciones destinadas a las Agrupaciones de Defensa Sanitaria Ganadera. 

La finalidad de estas ayudas es la compensación de los costes derivados de las actuaciones para la realización de programas sanitarios de prevención, control, lucha y erradicación de determinadas enfermedades animales incluidas en sus propios programas sanitarios.

Podrán ser beneficiarias las Agrupaciones de Defensa Sanitaria Ganaderas (ADSG) oficialmente reconocidas en el ámbito de la Región de Murcia.

La cuantía a percibir por cada ADSG será como máximo el 100% del importe del presupuesto presentado por la ADSG solicitante para la presente convocatoria.

Después de la labor que desempeñan los veterinarios en las ADS, pasamos al objetivo final de la cría de ganado, el sacrificio y su control sanitario antes de incorporar la carne al circuito de la alimentación humana.

Control sanitario en los mataderos

La función principal de los servicios de inspección veterinaria es controlar todo el proceso desde que llegan los animales al matadero hasta que se obtiene la carne, con el objetivo de garantizar que sólo serán declaradas aptas para el consumo humano aquellas que no presentan ningún riesgo para la salud pública.

Por matadero se entiende todo establecimiento destinado al sacrificio y faenado para obtener carne destinada al consumo humano.

Los mataderos se dividen en diferentes tipos, en función de la especie sacrificada:

Para animales ungulados: estos mataderos sacrifican cerdos, bueyes, ovejas, cabras y equinos.

Para aves: en este caso el número de especies sacrificadas es más elevado: pollos, gallinas, capones, pulardas, pavos, pintadas, patos, faisanes, perdices, codornices y avestruces.

Para conejos.

Objetivo.

El objetivo general es garantizar la salubridad e higiene de las carnes con destino a consumo humano, en el que los servicios veterinarios juegan un papel clave.

Actuaciones.

La actividad de los servicios de inspección veterinarios incluye las siguientes actuaciones básicas:

Efectuar un control minucioso de los animales antes del sacrificio (inspección ante mortem) para identificar y aislar los animales enfermos.

Controlar la higiene durante el faenado para observar que este trabajo se realiza de forma higiénica.

Efectuar un control minucioso de la carne obtenida (canales y vísceras) después del faenado (inspección post mortem), para determinar su aptitud para el consumo humano.

Estas actividades contribuyen a la protección de la salud pública y de los trabajadores, para alcanzar el objetivo final de garantizar la salubridad e higiene de las carnes con destino a consumo humano.

ADS de los apicultores


La Apicultura es una actividad ganadera con gran tradición en nuestra región; desde antiguo se conoce la tenencia de colmenas para autoconsumo en los caseríos y cortijos de nuestros pueblos. El principal producto apícola que se produce en Murcia es la miel, destacando azahar, romero, albaida, espliego y tomillo. La apicultura, como actividad agropecuaria, tiene unas características propias que la diferencian del resto de los sectores ganaderos y agrícolas aunque mantiene una serie de realidades que la hacen parte fundamental de estos sectores. Los polinizadores, las abejas, son habitantes estratégicos de los ecosistemas, y podemos considerar que se sitúan en la base de la pirámide ecológica, por su capacidad de perpetuar la cubierta vegetal. Las  abejas han ejercido y ejercen  siempre una labor callada pero eficiente, polinizando tanto la flora natural como cultivos plantados por el hombre para su consumo y explotación comercial

Relaciono aquí algunos de los muchos profesionales veterinarios que han desempeñado la plaza de Inspector Veterinario Municipal:

Santiago Cortés López

Felipe Andreu Vázquez

Juan García Cobacho

Manuel Losada Orengo

José Inclán Capelo

Juan Hurtado Descalzo

Enrique Sánchez Vizcaíno Fernández

José María López

 

Veterinarios en Alcantarilla:

Consultorio Veterinario Albéitar

Hospital clínico veterinario La Rueda

Clinican

Bruja de la Villa

Centro Veterinario Alcor

 

 

 

 

Aserradores

La madera es un material, encontrado como principal contenido del tronco de un árbol. Los árboles se caracterizan por tener troncos que crecen año tras año, formando anillos concéntricos correspondientes al diferente crecimiento de la biomasa según las estaciones, y que están compuestos por fibras de celulosa unidas con lignina.

 

Maderas de diferentes tipos

Una vez cortada y seca, la madera se utiliza para distintas finalidades y distintas áreas:

Fabricación de pulpa o pasta, materia prima para hacer papel.

Alimentar el fuego, en este caso se denomina leña y es una de las formas más simples de uso de la biomasa.

Menaje: vajillas, cuberterías.

Ingeniería, construcción y carpintería.

Medicina.

Medios de transporte: barcos, carruajes…

Pavimentos: La madera se ha usado como material en pavimentos de madera desde tiempos antiguos, debido a su ductilidad y aislamiento.

Dureza de la madera

Según su dureza, la madera se clasifica en: Maderas duras: son aquellas que proceden de árboles de un crecimiento lento, por lo que son más densas y soportan mejor las inclemencias del tiempo que las blandas. Estas maderas proceden, por lo general, de árboles de hoja caduca, pero también pueden ser de hoja perenne, que tardan décadas, e incluso siglos, en alcanzar el grado de madurez suficiente para ser cortadas y poder ser empleadas en la elaboración de muebles o vigas de los caseríos o viviendas unifamiliares. Árboles que se catalogan dentro de este tipo: haya, roble, arce, nogal, carpe, teca, lapacho, etc.

Maderas blandas: engloba a la madera de los árboles pertenecientes a la orden de las coníferas y otros de crecimiento rápido. La gran ventaja que tienen respecto a las maderas duras, es su ligereza y su precio mucho menor. Algunas maderas blandas de amplio uso son: pino, abeto, abedul, chopo, ciprés, balsopo, etc.

El castaño tiene una dureza media y es muy flexible, por lo que puede ser incluido en ambos grupos.

Producción y transformación de la madera

Apeo, corte o tala: leñadores con hachas o sierras eléctricas o de gasolina cortan el árbol, le quitan las ramas, raíces y corteza para que empiece a secarse. Se suele recomendar que los árboles se corten en invierno u otoño. Es obligatorio replantar más árboles que los que se cortaron.

Transporte: es la segunda fase y es en la que la madera es transportada desde su lugar de corte en el aserradero y en esta fase influyen muchas cosas como la orografía y la infraestructura que haya. Normalmente se hace tirando con animales o maquinaria pero hay casos en que hay un río cerca y se aprovecha para que los lleve, si hay buena corriente de agua se sueltan los troncos con cuidado de que no se atasquen pero si hay poca corriente se atan haciendo balsas que se guían hasta donde haga falta.

Aserrado: en esta fase la madera es llevada a unos aserraderos. El aserradero divide en trozos el tronco, según el uso que se le vaya a dar después. Suelen usar diferentes tipos de sierra como por ejemplo, la sierra alternativa, de cinta, circular o con rodillos. Algunos aserraderos combinan varias de estas técnicas para mejorar la producción.

Secado: este es el proceso más importante para que la madera esté en buen estado.

Manufacturas de la madera

Tableros aglomerados o conglomerados

Se obtiene a partir de pequeñas virutas o serrín, encoladas a presión en una proporción de 85 % virutas y 15 % cola principalmente. Los aglomerados son materiales estables y de consistencia uniforme, tienen superficies totalmente lisas y resultan aptos como bases para enchapados. Este material es recomendable para construir todo tipo de muebles (funcionales o artísticos). Estos tableros se ven afectados por el exceso de humedad, presentando dilatación en su grosor, dilatación que no se recupera con el secado.

Tableros de chapas

Un tablero o lámina de madera maciza es relativamente inestable y experimentará movimientos de contracción y dilatación, de mayor manera en el sentido de las fibras de la madera, por esta razón es probable que sufra distorsiones. Para contrarrestar este efecto los contrachapados se construyen pegando las capas con las fibras transversalmente una sobre la otra, alternadamente.

Tableros de fibras

Los tableros de fibras se construyen a partir de maderas que han sido reducidas a sus elementos fibrosos básicos y posteriormente reconstituidas para formar un material estable y homogéneo.

 

Conjunto de estructuras ferroviarias. Gráfico realizado por Pedro Luis Cascales López

 

Los primeros patrones de las fábricas de madera

D. José Precioso fue el primer industrial que construyó una gran fábrica o serrería mecánica, allá por los años finales del siglo XIX-1890. Pertenecía a esa clase de empresarios emprendedores que hicieron posible la importancia industrial de Alcantarilla. Una manifestación de su poderío es la imagen de su gran chalé frente a la estación de Renfe. La factoría estaba en la carretera de Mula.

 

Traía la madera de la Sierra de Segura, tanto en ferrocarril, como en almadías por el río Segura hasta la Contraparada. Hago una ligera reseña de las hazañas de estos heroicos gancheros o pineros

Maderada

«Es río grande y caudaloso porque por él se lleva y pasa madera a la ciudad de Murcia y Origüela, ques del Reyno de Valencia».

Así aludían, en el siglo XVI, las Relaciones Topográficas de Felipe II a la bajada de troncos de pinos o maderada por el río Segura desde Yeste (Albacete) y sus alrededores hasta la Vega Baja. Este oficio, hoy desaparecido, era llevado a cabo por los gancheros o pineros. Tenían que recorrer 340 kilómetros cauce abajo por el río y ayudados siempre por la fuerza del agua.

 


La sierra que lleva el nombre del río Segura estaba considerada como una de las grandes regiones madereras de España junto con la serranía de Cuenca y los Pirineos. En otros ríos valencianos también se daba el transporte fluvial de madera por navegación o flotación, como en el Júcar y Turia. Este trabajo data al menos desde la dominación musulmana, hace diez siglos, y desapareció definitivamente entre los años 40 y 50 del pasado siglo.

Aunque extinguida, la última muestra de la maderada tuvo lugar hace unos días en la aldea de La Graya, perteneciente al municipio de Yeste, donde participaron unas 25 personas entre gancheros, mujeres vestidas de época que los esperaban con la comida preparada a base de migas y pisto con carne, y un ajorrador que extrajo con su mula los palos del río una vez acabado el trayecto de poco más de un kilómetro.

Entre los gancheros participantes en la maderada se encontraba Virgilio Marín, de 74 años y natural de Yeste, quien desde los siete años trabajaba junto a su padre y otros familiares en este oficio, primero para guardar el campamento, ´el ato´, y después, a los 13 años, como pinero.

 

Extremo metálico de un bichero

Armado con su “bichero” una herramienta formada por un palo de madera de unos dos metros terminado en dos puntas de hierro, una recta y otra doblada, actuó como mayoral (jefe) de la bajada fluvial de la madera.

 

Sacando los troncos del río

La construcción de los embalses de la Fuensanta y el Cenajo cortaron la comunicación fluvial que acabó definitivamente con este oficio tradicional a lo que se añadió la mejora de carreteras y la llegada de maquinaria como camiones grúa.

Colaboraba con él (con don José Precioso), en la Puebla de don Fadrique Francisco López Mercedes con sus siete hijos. Don José Precioso vendió su fábrica a principios del siglo XX a don Antonio Galindo Pérez, (1905). Éste provenía de Cieza y era oriundo de Aragón, montó un gran complejo industrial, la maderera y la trefilería, que tuvo un gran auge con motivo de la I Guerra Mundial (1914).

El trefilado consiste en el estirado del alambre en frío, por pasos sucesivos a través de hileras, dados, mandriles o trefilas cuyo diámetro es paulatinamente menor. Esta disminución de sección da al material una cierta acritud en beneficio de sus características mecánicas.

 

Alambre trefilado, usado para cercar e impedir el paso de personas o animales

 

Plano de la fábrica de Galindo (P.L.Cascales)

 

Antonio Galindo tuvo seis hijos: Ángel, José, Antonio, Jesús, Fernando y Carmen Galindo Caballero.

Quedó al frente de la instalación de Alcantarilla, Ángel, que luego sería alcalde de Alcantarilla, Antonio en la de Barbastro y Jesús como vendedor.

El ferrocarril penetraba en la fábrica para facilitar la carga y descarga de mercancías, teniendo la entrada por la hoy C/ Ángel Galindo, entonces Camino Viejo de Lorca, distribuyéndose luego a través de varios ramales por todas las instalaciones y secciones.

 

Varias sierras de cinta en la fábrica de Galindo (Foto Archivo Municipal)

Jesús se separó de la empresa y monto su propia industria maderera en 1947 y luego una cerámica en la actual calle del Carmen, frente a la fábrica de Caride.

Hacia 1890 llega a Alcantarilla D. José Caride Sisto, procedente de Galicia, que implantó una gran familia en la Villa.

 

Plano de la primitiva fábrica de maderas de Caride

En 1905 instaló una fábrica de aserrío que llamó “La Dolores”, en el llamado “Campo de la Población”, con el tiempo Avda. Martínez Campos. Le ayudó en esta actividad su hijo José, hasta que en el año 1928, su otro hijo, Jesús, se decidió a instalar una fábrica de conservas en su lugar.

 

Foto propiedad de José Antonio Caride

Francisco López Mercedes. En el año 1903, Francisco López Mercedes y su hijo Juan Antonio, edifican su propia fábrica de aserrío junto a la estación, que años después pasaría a manos de su hijo Juan Antonio y después definitivamente a la de su hijo José López  Martínez y de éste a su hijo Francisco López Fuentes.

 

Campamento de leñadores de Francisco López Mercedes en algún lugar de la Sierra de Segura a finales del siglo XIX. Al fondo se aprecian las pilas de troncos listos para el transporte a las serrerías (Pedro L. Cascales López, su bisnieto)

Puerta de entrada del ferrocarril al patio de la serrería de José López Martínez.  (Pedro L. Cascales)

Patio interior de la serrería, donde se ve el chalet de Pepe López (fotos de su nieto Pedro L. Cascales)

La serrería de Pepe López Martínez elaboraba todos los productos derivados de la madera. Los troncos de la madera procedían de Andalucía. En la fabrica eran cortado a las medidas adecuadas y transformados en tablas que luego se dedicaban a la construcción de todo tipo de envases, cajas de embalaje para las frutas y los productos frescos, bandejas para la uva, tablones para carpintería y albañilería. Todos los envases de la época se hacían de madera, ya que no habia plásticos. Yo recuerdo por los años cincuenta que los críos íbamos a la fábrica a comprar un manojo de “rajas” que nuestra madre utilizaba para cocinar. Nos las pesaba el portero, Juan Antonio.

 

Plano de la fábrica de José López Martínez

José Pérez Almagro, “Melgar”. Fue también un poderoso empresario maderero (consuegro del anterior), con las instalaciones dando fachada a la Calle Mayor y la trasera a la estación de Alcantarilla Campoamor, desde donde entraba un ramal del ferrocarril a las instalaciones de la serrería. Aparece, allá por 1928, anunciado en la guía telefónica como aserradero de maderas en la carretera de Lorca.

 

Fachada del jardín y chalet de José Pérez Almagro a la C/ Mayor (P.L.Cascales 1983)

Tenía corresponsales-encargados que se dedicaban a la compra de madera, bien de forma directa a los propietarios o acudiendo a las subastas de los montes públicos: Sierra Espuña, Zarzadilla de Totana, Archivel. En la zona de Sierra Espuña había unos vecinos encargados de la compra y tala de madera en esa zona y en otras como Cuenca, Guadalajara. Era el jefe del equipo Antonio Campos Montalbán, con Juan Hernández Navarro, “El Pinero”, y Juan Martínez Cava, “El Zagal”.

Martínez y Salcedo, “La Perdiz”. En el año 1920, llegó a Alcantarilla Jesús Molina, empresario de la madera que montó unas instalaciones para serrería mecánica entre la Avda. Martínez Campos, C/ Poniente y el ferrocarril.

 

Plano de la fábrica de “la Perdiz”

Al cabo de unos años la empresa paso a manos de la familia Bernal. Los “Sucesores de Damián Bernal” mantuvieron la serrería y Francisco Martínez y su hijo Damián Martínez Bernal estuvieron al frente del negocio hasta su cierre en la década de los 70, habiendo entrando otros socios en la empresa, como S.L. “Martínez y Salcedo”.

 

Patio de “La Perdiz”

La serrería de Martínez y Salcedo, no tenía entrada del ferrocarril a la fábrica, pero había una vía junto a la trasera de la fábrica, junto a un terraplén, que permitía descargar la madera y cargar los productos de ésta ya transformados.

Esteban Romero López, fábrica de madera y cerámica.

Plano de la Cerámica de Esteban Romero

 

Serrerías. Fábricas de madera.

Anuncios en las guías telefónicas de los años 50 y en los programas de las fiestas de Alcantarilla

Carrillo Lorente, J. Envases de madera, Simancas 19

Galindo Costa, J. Almacén de maderas. Ctra. de Cotillas,2

García Jiménez, J. Envases de madera, C/ Cruz, 8

González Marín, F. Fábrica de maderas, C/ Colón, s/n

López Fuentes, F. Fábrica de aserrar, Ramón y Cajal 104. Maderas del Báltico para carpintería. Haya. Tabla gallega. Tableros. Chapas

Juan Antonio López Hurtado. Almacén de madera. Envases y Serrería.

Sánchez Gómez, J. Fábrica de maderas, serrería, envases. Calvo Sotelo, 126

Torres Martínez, A. Fábrica de envases. Ctra. Murcia s/n

Allá por 1928 se recoge en la guía telefónica la fábrica de aserrar madera de don Clemente Zornoza Hernández, carretera de Granada.

Empresas de serrería actuales en Alcantarilla

Aserrados Murcia S.L.

Palet Carrillo S.L. 

Solamur Reciclados S.L. 

En general las fábricas trabajaban en diversos ramos: la madera, el esparto, la cerámica y las púas. Se  trabajaba la madera traída desde (Granada), León, Gerona, y Talavera de la Reina (madera de chopo), y de Yeste y Cuenca, Sierra Espuña (madera de pino).

 

Con esta madera se realizaban bandejas para la uva, cajas para “agrios”, frutas y hortalizas, que después abastecían a las fábricas de conserva de la zona y otras de Valencia y Almería. También preparaban maderas para la edificación, “revoltones”, el tejado (colañas)  y troncos para la confección de los andamios de aquella época.

 



 

 

 

Artesanos del mueble

Cuando cesó la empresa de Ginés Gómez Orenes, toda la plantilla quedó necesariamente en paro, desde encargados y oficiales hasta peones y aprendices.

Tras muchas reuniones y discusiones llegaron al acuerdo de formar una cooperativa, iniciándola con el capital de las indemnizaciones y el paro que les correspondió.

 

 

Bonito aparador

Aprovechando la experiencia y las técnicas dominadas decidieron centrarse en la fabricación de muebles de diseño lujoso y de calidad y por complementos para el hogar de artesanía tradicional. Se instalaron en una nave de don Pedro Hernández Caballero.

 

Lujoso comedor

Fueron socios cooperativistas: Antonio Hidalgo Corbalán; Ramón Castillo, oficinista; Juan Costa; José Sánchez, “el Mohíno”; Joaquín Almagro, chófer; Francisco Cascales, “el Pasicas”; Francisco Cánovas Carrión; Francisco Huertas Hernández, gran ebanista; Pedro Jiménez, “el Mangas”; Diego “el Morado”; Juanito; Pedro Vizcaíno; Miguel, del Rincón de Seca era tornero; Francisco Zapata Sandoval era el tapicero. También contrató la cooperativa a trabajadores como Luis Cascales, Gregorio Moya, Antonio Carrillo y Jesús Bernal.

 

Dos artísticos almireceros

 

Magnífica platera

Eran los encargados Antonio Hidalgo Pellicer y Pedro Jiménez, “el Mangas”. Estos cargos, según los estatutos de la cooperativa, eran desempeñados durante cuatro años, al final de los cuales se elegían a otros. El administrador o gerente era Ramón Castillo.

 

Lujoso dormitorio

 

Cómoda con espejo de artesanía

Los productos fabricados eran de gran calidad y los vendían por toda España. En las distintas comunidades tenían representantes que distribuían los productos a las empresas y comercios que los vendían.

Estas son algunas muestras de las piezas ofertadas en su extenso catálogo, lleno de brillantes ideas y de una gran calidad en el diseño y la construcción.

 

 


 

 

Ataúdes, su Fabricación

Desde tiempos atávicos la humanidad ha procurado conservas de la mejor manera los cuerpos de aquellas personas fallecidas a las que tenían en aprecio en su vida.

 

Urnas de enterramiento prehistóricas

A lo largo de la Historia y la Prehistoria, el hombre, cada uno con sus creencias, intentó conservar y proteger el cuerpo de las alimañas y de los elementos atmosféricos. Ideó un envase para el cuerpo en forma de urna (olla grande) con su tapa, en el que se colocaban los restos en posición fetal, o los huesos del cadáver si lo habían incinerado.

 

Nicho formado por losas plana de piedra

También formaban un nicho en el suelo con losas de piedra; hacían también, una fosa excavada en la roca, que luego cubrían con grandes losas de piedra. Otros pueblos tenían la costumbre de enterrar las urnas en el suelo de sus cabañas. También tenían algunos pueblos antiguos la costumbre de hacer con madera una caja de forma antropomórfica, como es el caso de los egipcios. En otras culturas los envolvían con fardos funerarios o esteras vegetales… Todo esto con el fin de resguardar el cadáver.

 

Ataúd del canciller Najti (1950-1900 a. C.). Hallado en Asiut. Dinastía XII. Imperio Medio

Actualmente el ataúd o féretro es una caja hecha de diferentes materiales, normalmente de madera sin trabajar o de buena calidad, en la que se deposita el cadáver para protegerlo, transporte y entierro.

 

Fabricación de ataúdes

Los ataúdes llevan imágenes, relieves o tallas, un crucifijo para hacer referencia a las creencias que tenía en vida el fallecido.

 

Existen ataúdes ecológicos, ataúdes para crematorio, de metal, de madera, de caña de bambú, de papel, de cristal o de cartón con diferentes estilos

Existe toda una industria en torno a la fabricación de ataúdes; se construyen de madera elaborada y barnizada, con un acolchado en su interior, que puede llevar un cristal en la tapa superior, que sólo se usa durante el velatorio; también pueden ser semiabiertos.  Algunos  llevan accesorios, como cajas, en que se depositan objetos que fueron valiosos para el muerto; llevan manillas de metal, abrazaderas, cerraduras y algunos muy caros se adornan con un interior de lujo.

Pedro Hernández Caballero.

 

José Hernández Sáez fue el patriarca de la saga, proveniente de una familia acomodada dedicó su juventud a viajar por todas partes adquiriendo sabiduría y conocimientos. A los 36 años decidió sentar la cabeza y montó una carpintería en la calle Mayor, 93. Luego consiguió una plaza como policía, pero continuó con la carpintería. Su tío Ignacio era tallista.

En aquellos tiempos los trabajos de carpintería se realizaban con herramientas de uso manual, sierras, cepillos formones, etc., el trabajo era lento y poco productivo, los precios caros, por el tiempo empleado en jornales de mano de obra, así como la preparación de la madera para el mueble a fabricar que habían de cortarlas en los almacenes con el consiguiente aumento de precio y la pérdida, que cobraban los almacenistas, de lo que no comprabas.

 

Antiguo taller de su padre, su tío Ignacio el primero a la izquierda

Adelantado a su tiempo, su padre compró maquinaria y dejaron de fabricar a mano. Transformó su negocio en una carpintería mecánica. A partir del momento en que disponía de máquinas pudo programar su trabajo, organizándolo con método: hacían el trazado del diseño,  el aserrado, el cepillado, el ensamblado y el pulimento.. Una vez concebido el modelo, se efectuaba el trazado de las maderas que habían de ser cortadas con ayuda de los útiles auxiliares.

 

Primero trabajadores de la fábrica: Diego, Eugenio…

 

Casa donde nació Pedro; éste abajo a la derecha

En el aserrado, conseguía un gran ahorro de material, dinero y tiempo, realizando en su empresa el preparado de la madera con la obtención de los gruesos, anchos y largos indicados por los trazados; la división de las secciones, y la obtención de los contornos si las piezas tienen superficies curvas o rectas de sección diferente.

Con el cepillado mecánico de las lijadoras escuadraban las piezas, las afinaban y les daban su forma final. El ensamblaje era ya la operación destinada a unir las piezas. El pulimento era la fase final, que había de dejar al objeto listo para uso.

Todas estas operaciones se realizaban con ayuda de los instrumentos usados en carpintería tradicional con la ayuda de herramientas de mano y herramientas mecánicas, algunas de estas herramientas son grandes, como sierras de mesa, sierras de cinta, tupi, taladros grandes y lijadoras.

 

Primera máquina que compró en Caniles

Se dedicaba, en aquellos tiempos a la fabricación de puertas, ventanas, marcos, etc. para la construcción. Con la mecanización logró ofrecer unos precios que las otras carpinterías no podían dar, consiguiendo los encargos para las grandes obras que se estaban realizando en el pueblo. Además, las otras carpinterías le encargaban la realización de trabajos, con la consiguiente ganancia. Fue el pionero de la moderna carpintería en Alcantarilla. José falleció en 1930 a los 43 años. La carpintería se cerró.

La madre quería que los hijos varones: Pepe, Pedro y Paco, al menos, estudiaran; las hijas, Encarna y Carmen era más complicado en aquella época. Su idea era que consiguieran un empleo que les diera seguridad para el presente y en el futuro; le gustaba el ferrocarril MZA (Madrid, Zaragoza, Alicante) o la Fábrica de la Pólvora. Iban a la estación y estudiaban los libros de los factores de circulación.

 

Pepe 1º a la derecha; a la izquierda, 1º Pedro, 2º Paco

 

Encarnación Caballero Caballero

Entre los productos que su padre fabricaba estaban los ataúdes, que en aquella época una simple caja rectangular de madera de pino, sin adorno. Según la capacidad de los adquirientes la forraban de papel, cartón o seda. La madre, con el nombre de “Viuda de Pedro Hernández, Funeraria”, continúo con la carpintería y seguía fabricando ataúdes.

 


Además, de los enseres que fabricaban vendían carbón, cera, de todo y complementaban los ingresos. Pepe ingreso en la ferretería del "Canino" el viejo, que era también alpargatería, como aprendiz y mozo de recados. Pronto aprendió la localización de los tornillos y demás artículos, era muy inteligente, y fue fichado para la ferretería de Jesús Sáez. Después Antonio Sánchez Gómez se lo llevó a la contabilidad de su empresa. De allí salió a montar negocio propio y se juntó con su hermano Pedro. Seguían trabajando y ayudando a su familia. Pedro trabajó con Paco el Silla y luego con Gabriel el “Matachín” como ebanista. Después de salir del trabajo, Pedro realizaba trabajos de carpintería en su casa; mesas de camilla, escurrideras. Arreglaba muebles, como la cama de la comadrona que lo trajo al mundo, quien le pago en aquellos entonces 20 duros.

 

Exposición, en la Calle Mayor, de los productos de la empresa

La madre aconsejo a Pedro, que era el que llevaba el negocio, que cambiara el nombre de la empresa, ya que eran cinco hermanos y le puso: Hernández: N.C.R.                 

Cuando empezó, decidió hacer cajas de muerto, tenía la producción asumida por El Ocaso. Traía la madera de la Puebla de don Fadrique, comprada directamente. Le hacia el transporte Antonio Salazar y traía camiones de pino y chopo. De esta manera ahorró no teniendo que pagar los retales que dejaba en los almacenes de madera. Don Sócrates Argüelles le seguía comprando toda la producción.

 

Pedro Hernández Caballero

Fue tomando aprendices y oficiales y con el aumento de la producción llegó a tener 100 personas a sus órdenes. Arregló el taller de su padre, pero le faltaba espacio, cada día más. Había una bodega en la calle las Eras, que cerró, más grande. En esta nave terminaban las cajas que hacían en su casa.

También se le quedó pequeña esta nave. “El Porras” lo llevó al Cabezo Verde donde había una nave de 250 metros y 8.000 metros de solar detrás. Don José Pérez Almagro le prestó el dinero, ajustó pagar a finales de año las 180.000 pesetas, en plazos, sin intereses. Le dieron la llave, sin condiciones. Empezó a construir y dispuso de 3.000 metros cuadrados de naves. Compró los solares aledaños y tuvo al final 4.000 metros de naves.

Los propietarios de Finisterre le ofertaron para comprarle el negocio. Pedro contraofertó el formar una sociedad para fabricar ataúdes con destino a toda España, así nació Induma. Finisterre puso 50 millones de pesetas y la empresa se ubicó frente a la Base Militar, junto a la concesión de automóviles de Antonio Hernández, de la Renault.

 

Bautizo de su hija Carmen

Tenían la fábrica mayor y de más calidad de toda España. Pedro recorría toda España, vendiendo. Veía y tomaba nota de cualquier detalle, por pequeño que fuera que pudiera aumentar la calidad de sus cajas, mejoraba las tallas de las cajas de lujo, al tiempo que ofrecía sus cajas a todas las funerarias de España. Por aquellos tiempos las cajas eran todas negras y blancas las de los niños. Pedro empezó a fabricar además cajas color caoba, que fue colocando por toda España. Combinaba los colores y lograba el efecto de veteado con pintura, imitando chapas.

Pepe y Paco, sus hermanos trabajaban con él, como socios; Paco, no de acuerdo con algunos aspectos dejó la sociedad.

Pedro montó una fábrica de virutas para proteger la fruta destinada a la exportación de la conservera de Cobarro.

Nave de "Induma" terminada

Juan Jesús Albarracín le propuso comprarle el negocio y se lo vendió, con la condición de emplear a 50 trabajadores y seguir él como director. Se evaluó el valor de la empresa Induma en 40 millones; tenía poder para comprar terreno donde quisiera más 7 millones, para él y su hermano. La empresa se trasladó a una gran nave en la carretera de Barqueros. Cuando se jubilaron Pedro y su hermano Pepe, la empresa nombró varios directores que no lograron mantener el nivel competitivo de ésta, que empezó a bajar, hasta que se hundió la empresa, y cerró.

Ataúdes DICA

Antonio y Pedro Carrillo Martínez y Diego García, encargado y maestro de la fábrica

Empresa fundada por Pedro Carrillo Martínez, junto a su hermano Antonio. Iniciaron el negocio en 1964, en la calle de la Cruz, donde había una bodega. Antes tenía una granja de pollos. Cuando Pedro Hernández Caballero cerró su fábrica: Induma, en la carretera de Lorca, sus empleados lo buscaron y le ofrecieron su trabajo y experiencia en la realización de cajas de muerto a través del cuñado de Pedro, Federico.

Pedro los aceptó e hizo frente a las ampliaciones, empezando por la compra de un terreno en el Cabezo Verde donde construyeron tres naves. Trasladaron toda la maquinaria y materiales a este lugar. Se formó una gran empresa con más de 32 trabajadores que realizaban todos los procesos de fabricación, con una gran variedad de maquinaria: sierras de cinta, lijadoras, regruesadoras, etc. La fabricación de ataúdes les llevó a tener una serie de viajantes y representantes por toda España, donde vendían sus productos.

Para la fabricación de las cajas utilizaban dos tipos de madera, de chopo, que se utilizaba, pegando varias capas y con unas prensas le daban la forma redondeada de la cabecera y los pies de la caja, aunque hacían algunas rectangulares y madera de pino gallego apara los laterales.

Después de lijadas pasaban a pintura y forrado del interior, tarea que realizaban las mujeres.

El encargado o maestro responsable de todo el sistema de producción era Diego García.

 

Antonio Carrillo Martínez

Antonio había fundado en 1965 la Funeraría la Merced, que actualmente tiene dos sedes, la de Alcantarilla, y la del Tanatorio de Librilla.

Cuando Pedro murió, se cerró la fábrica del Cabezo Verde y se fueron los obreros a la carretera de Barqueros.

 

 

 

 

                agrimensores                           

Perito agrimensor

Centuriación cerca de Cesena Italia, en mapa del ejército italiano de finales del siglo XIX donde se observa la cuadrícula romana

Desde que el hombre se hizo sedentario, abandonando la vida nómada de depredador, sintió la necesidad de poseer porciones de tierra que le permitieran sembrar sus cosechas y lugares donde pudieran pastar sus ganados. Esto se dio en todos los pueblos a lo largo de la historia. Había que regular la propiedad y sus límites, adoptándose una serie de normas que regulasen su uso. Existían personajes que podían cuantificar las medidas de las superficies que correspondían a cada individuo, grupo tribu… En la Hispania, Provincia Imperial, ocupada por las legiones romanas, comenzó el proceso de romanización concediendo tierras a los legionarios que llegaban al final de su servicio.

La centuriación también conocida como cuadrícula romana, era un método de división de la tierra en partes iguales, equivalente a una cuadrícula sobre un plano. La centuriación combinó y desarrolló características de la topografía territorial ya presente en el Antiguo Egipto, Etruria, y en las ciudades y el campo griego.

 

Un agrimensor romano en plena tarea con sus ayudantes

La centuriación se caracteriza por el diseño regular de un plan trazado con instrumentos de agrimensura. Puede aparecer en forma de calzadas, canales o parcelas agrícolas. En algunos casos, estas parcelas, cuando se formaron, se asignaron a veteranos del ejército romano o a ciudadanos de Italia sin tierra en una nueva colonia, como ocurrió en Hispania con la fundación de Emérita Augusta (Mérida) con una gran extensión de terreno, que se repartió entre legionarios, ciudadanos romanos y nativos.

El estudio de la centuriación se ha revelado muy importante para reconstruir la historia del paisaje en antiguas áreas del Imperio Romano. Así en la explotación y ocupación del suelo, es típico identificar las villas romanas por la división geométrica de los campos. Aquí en Alcantarilla, según los estudios de Pedro Luis Cascales López, es posible determinar, por la estructura del terreno y fotos aéreas, las antiguas centuriaciones de la Villa y la Puebla de Soto.

Historia

Este sistema de división del territorio fue típico del proceso de culturización que la civilización romana aplicó en las regiones bajo su dominio. Se comenzó a utilizar para la fundación de muchos nuevos asentamientos. La centuriación se utilizó más tarde para la recuperación de tierras y la fundación de nuevas colonias, así como para la asignación de tierras a los veteranos, como he señalado anteriormente La centuriación fue ampliamente utilizada en toda Italia y también en algunas provincias.

Elemento clave en esta tarea fue la figura del Agrimensor, personaje indispensable a partir de entonces en todos los procesos y conflictos relacionados con las medidas y los límites de las tierras.

 

Un agrimensor trabajando con un instrumento de nivelación

La agrimensura era la rama de la topografía destinada a la delimitación de superficies, pero con una tarea más compleja, ya que lo "que se mide" no son sólo "superficies" sino que se delimitan derechos. En la actualidad es una disciplina que estudia los objetos territoriales a toda escala, y que se centra en la fijación de toda clase de límites. Así produce documentos cartográficos e infraestructura virtual para establecer planos, cartas y mapas, y da publicidad a los límites de la propiedad o gubernamentales. En su definición se podría decir que, es el ''arte'' de saber medir las tierras.

Para la agrimensura, sus aplicaciones actuales más conocidas son en el transporte, edificación, construcción, comunicaciones, cartografía, y la definición de los límites legales de la propiedad de terrenos.       

 


Figura de bronce representando un agrimensor romano

 


Dos modelos de escuadra de agrimensor, de espejo y de pínulas

 

A lo largo de la evolución de esta disciplina los agrimensores se han servido de diversos instrumentos específicos de su actividad. Entre ellos se destacó durante siglos la escuadra de agrimensor que permitía establecer las dimensiones de diferentes ángulos en varias direcciones.

En el siglo XIX y principios del XX la ausencia de un catastro hizo que estos peritos levantaran planos parcelarios municipales y de propietarios privados, deslindaron fincas y términos municipales y tasaron fincas y terrenos. Esta profesión tuvo mucho que ver con la experiencia y con las relaciones establecidas en la esfera local.

Para medir los terrenos usaban, entre otros, el taquímetro, instrumento de medición mecánico-óptico universal, que sirve para medir ángulos verticales y, sobre todo, horizontales, ámbito en el que tiene una precisión elevada. Con otras herramientas auxiliares puede medir distancias y desniveles. Es portátil y manual, hecho para trabajos topográficos.

Se puede definir perito tasador, como un profesional experto en un campo, en el que puede realizar la valoración de un bien, mobiliario o inmobiliario.

El objetivo de la valoración es establecer de forma justificada el valor de un bien, siguiendo unos criterios previamente establecidos y desarrollando una metodología adecuada al fin propuesto.                             

Las valoraciones están sujetas a una normativa legal que, establece los criterios y metodología para realizarla, y también establece qué profesionales están cualificados para hacerla.

La primera morada de las personas es la tierra y también supone su mayor bien económico. En distintos tipos de fincas destaca el terreno rústico.

El terreno rústico tiene un valor, un precio de mercado, y puede ser objeto de compra, venta, transacción, alquiler, expropiación. Para conocer ese coste, es necesaria una tasación.

 


                   

Peritos agrícolas de Alcantarilla

“Juan López García era posiblemente el técnico más importante en aquellos tiempos en Alcantarilla, ya que su actividad era muy destacada también fuera de esta población. Se relacionaba con todos los grandes propietarios, incluida la Curia y la Compañía de Jesús, que tenían una gran propiedad en Alcantarilla. Actuaba de testaferro y corredor en muchas operaciones de compra venta de fincas de gente importante de Murcia y ganó mucho dinero, uno de los primeros coches de la población fue el suyo, un Ford modelo T que posteriormente alquiló a sus vecinos del Servicio de Correos.

 

Juan López García, Juan “el Périto”. Única fotografía que existe de él hecha a “traición” porque nunca quería fotos

Era soltero y todo el dinero que ganaba se le iba con el juego de cartas; y en el Casino de Alcantarilla, cuando ya era mayor, solían engañarlo entre varios “amigos” cuando se quedaba durmiendo en el sillón en plena partida.

Vivía en una amplia casa de tres plantas al inicio de la Calle San Sebastián frente a la taberna de Perico El Guindilla. Residía solo con su hermana. Cuando entrabas a su casa parecía desde la misma puerta una gran oficina de cualquier ministerio. Todas las paredes y mesas estaban llenas de libros y de planos. Arriba, en la última planta, en donde existía más luz, tenía una larga mesa de unos cuatro metros en la cual dibujaba sus planos, algunos de gran tamaño. En toda su casa, mesas y paredes, no quedaba un solo espacio libre.

Sus últimos años fueron muy malos y siento mucho el haber estado yo en Valencia cuando él estaba mal. Medimos bastantes fincas juntos: Cabezo Verde, Compañía de Jesús, Cabezo de las Aguas, fábrica de Pepe López (mi abuelo), etc. Era muy apreciado por los Cobarro, mi padre, y casi todos los industriales y propietarios de tierras del pueblo.

 

Pantómetras de la Casa Laguna de Zaragoza usadas por Juan López

 

Personalísimo plano para la urbanización de Cabezo Verde en la carretera de Javalí Nuevo

 

Otro plano de los pocos salvados de sus trabajos

Últimamente, usaba una mira parlante que era un simple tablón en la que llevaba pegados números de almanaque porque ya estaba muy mal de dinero. Contrataba a algún gitanillo como portamiras y era típico verle bajar a la caída de la tarde por la Calle Mayor dando sus cansinos pasos seguido por el "operario", como él le llamaba, con la mira al hombro.

Eran características sus grandes hitas o mojones, que consistían en enormes piedras que pintaba de blanco sobre un gran montón de tierra en las grandes fincas de secano.

Tenía una forma de hablar característica y te echaba sentencias sin admitir réplica. No admitía que nadie le replicase. Posiblemente el único que podía hacerle la contra era yo, y cuando se lo decía, me miraba, se callaba, se reía, se bajaba el sombrero, se daba media vuelta y aceptaba casi siempre lo que yo le decía. Él me enseñó a usar un aparato topográfico por primera vez. Yo le apreciaba mucho y él también me apreciaba a mí. Muchas veces le hice de chófer para ir a ver una finca u otra por toda la provincia.
Cuando lo desahuciaron, los Cobarro le dejaron una pequeña casa en la Calle de Los Pasos y allí se amontonaron de mala manera todas sus pertenencias, y yo sin saber nada. Cuando derribaron su casa me contaron que todos los planos y libros acabaron en medio de la calle y fueron a la basura. Esto me enfadó mucho y así se lo hice saber a Juan Domingo Tormos, el que se quedó la casa por subasta. Se perdieron infinidad de documentos y planos muy importantes para la historia de Alcantarilla. Fue enterrado en Javalí Nuevo enterándome de ello demasiado tiempo después porque nadie me quiso decir nada.

Un día le dije al alcalde Francisco Zapata que había que ponerle una calle a Diego Riquelme, otra a Saura Mira y otra a Juan López. Me dijo que de acuerdo con los dos primeros, pero que al tercero no.

Yo elegí para Juan la única calle entonces de Cabezo Verde, en unos terrenos que tantas veces habíamos medido. En sus planos él denominaba a esta calle (antiguo camino de Mula) como Avenida de la Compañía de Jesús. No podía imaginar que esa calle se llamaría un día Calle del Perito Juan López García. Seguro que todavía se está riendo” (Del libro Topografía y Evolución Urbana de Alcantarilla de Pedro L. Cascales López)

 

Taquímetro del siglo XIX con su trípode

También tenemos a finales del siglo XIX en Alcantarilla a los peritos Salvador Cayuela y Andrés Ortuño Córdoba, y ya más tarde a José Hernández Jara que junto con Ángel Riquelme Valera y el citado Juan López eran los que hacían todos los trabajos.

José Hernández Jara llevó a cabo la medición y partición de una zona tan emblemática como el Huerto de los Frailes: “Riegos tardíos. Son pequeñas áreas de reciente utilización como regadío (máximo 200 años) en zonas puntuales de la población y basadas en la puesta en funcionamiento de ceñas y contraceñas. Tenemos así los terrenos de La Tejera, Rambla de Las Zorreras y Huerto de los Frailes, éste con un parcelario característico que se adapta al curso de la rambla que lo cruzaba y que luego pasaba bajo el acueducto de la cequeta dando lugar a una mayor altura de algunos de sus soportes”.

 

Plano de la partición y arrendamientos del Huerto de los Frailes


Ángel Riquelme Valera (1882).

Tuvo una parte muy activa en la vida de la villa. De honda raigambre en la localidad, su ascendencia se remonta a los primeros registros escritos de la parroquia en el año 1596. Por su conocimiento del pueblo y de la gente tomó parte activa en la política municipal, siendo en 1916 Alcalde del Barrio de San Pedro con el Alcalde don Juan Antonio López. Después de la guerra civil fue también concejal con don Ángel Galindo. Era además un industrial dedicado al comercio de plantas aromáticas, su madre era oriunda de Fortuna. Realizó la carrera de Perito Agrícola.

En los inicios de la guerra civil salvó la vida porque un vecino le avisó que de madrugada le iban a detener para matarlo. Discutió mucho con él, en el sentido de que no había hecho nada. Al final el vecino lo convenció y escapó, salvando la vida. El 30 de septiembre de 1937, fue declarado en Rebeldía, junto con otros vecinos del pueblo, para que el estado se incautara de sus bienes, cosa que hicieron. Todas sus fincas y negocios se las confiscaron y se las quedaron sus trabajadores, los cuales en vez de cultivarlas y ponerlas en producción, se dedicaron a cortar las oliveras y otros árboles para venderlos como leña. Cuando terminó la guerra no tomó represalias contra nadie y volvió a contratar a sus obreros otra vez.

Ángel Riquelme (padre del que luego sería alcalde Diego Riquelme) fue el primero que parceló una zona de Campoamor, las llamadas “Casas de Bernal” en la hoy Calle de La Fuente.

Alcantarilla carecía de técnicos titulados superiores y había que recurrir a la cercana Murcia. Así, a mediados del siglo XX, es el arquitecto don José Antonio Rodríguez el que realizó las obras del Ayuntamiento, y fue en los años 20 cuando a iniciativa del concejal Enrique López Pérez de Tudela, siendo alcalde Pedro Cascales Vivancos, se estableció la necesidad de contar con proyecto y licencia de obras para poder realizar una construcción.     

Aparatos de un perito

Antigua lámina con los aparatos usados

 

Nivel de agua. Muy útil para conducciones de agua y nivelación de tierras

 

Brújula

 

Cinta métrica actual. Antiguamente se usaban cadenas de largos eslabones

 

Agrimensores con taquímetro y nivel de anteojo

 

Antiguas brújulas de mano

 

Antiguo y moderno taquímetro

        

 

 

 

 

bordadoras

Bordar es como “Adornar una tela o piel con bordados”. Hay diferencia entre el bordado y el encaje. Ya que el bordado es un arte que consiste en la ornamentación por medio de hebras textiles de una superficie flexible, generalmente una tela.

Los romanos llamaban a esta ornamentación plumarium opus, en virtud de la semejanza que tienen algunas de estas labores con la pluma del ave. Y como se consideraba en el bordado un procedimiento similar a la pintura llamaban a las vestiduras bordadas túnica picta o toga picta, o bien túnica palmata, aludiendo a los bordados en forma de palmetas con que las adornaban.

 

Los hilos que se emplean en el bordado pueden ser los mismos que sirven para el tejido, aunque no necesariamente, pues depende del tipo de bordado, pero sobre todo se utilizan los de algodón, seda, lana y lino.

Todos con variados colores y los de plata y oro con las formas diferentes que se adoptan en tejeduría. Con ellos, se ensartan a veces gemas, perlas, abalorios y lentejuelas metálicas, a lo que se conoce como bordado con pedrería.

Hay tres formas de bordar:

A.- El bordado manual, al modo antiguo, a mano, sin ningún tipo de máquina. Se tarda más, aunque es más fácil.

 

Bastidor, necesario para el bordado a mano

B.- El bordado artesanal a máquina, que requiere: gusto y conocimiento de la técnica, ya que si uno se equivoca al dar una puntada hay que desmontar y quitar el punto antes de continuar, lo cual resulta muy gravoso, por ello se requiera dominar esta técnica, además de buen pulso y experiencia.

 

Bordado a máquina

C.- Bordado mecanizado, con máquina moderna de programa.

 

Se diferencian perfectamente los tres tipos de trabajo una vez terminados. Los “bordados manuales” son más planos, se trata de cubrir solamente, son menos voluminosos. Los “artesanales de máquina” posibilitan dar mayor volumen a los dibujos, pues se hacen puntadas sobre puntadas. Los modernos con máquinas programadas son igualmente lineales, no son tan bonitos.

Un oficio casi olvidado: bordadora

Tenemos un oficio casi perdido en el que la bordadora no necesita para realizar su labor un lugar específico de trabajo, porque se trata de un oficio desarrollado dentro del propio hogar, y por lo poco aparatosos que son los materiales y útiles con los que se trabaja.

 

Bordadora con su bastidor, tijeras e hilos de diferentes colores

 

Taller de bordado: bordadoras y aprendizas

Herramientas

 

Para bordar, tan solo se necesita una serie de útiles que caben todos en una cesta, y éstos son: una almohadilla, un bastidor, que es lo que sirve de base para la realización de la tarea, unas tijeras, un dedal, un punzón, alfileres y agujas.

Para el marcado se necesita: papel de dibujo, calco y lápiz o punzón para perforar.

 

Carmen Sánchez y Tere Ibáñez en la clase de bordados

Materias primas


Para la realización de su trabajo, las bordadoras necesitan los siguientes materiales: tela de lino, semihilo, algodón, batista y otra serie de tejidos, dependiendo de la pieza que se vaya a confeccionar; si se trata de una mantelería, se usan telas de lino puro o mezcla de lino y algodón y el semihilo; para los juegos de cama se necesita algodón puro, tergal o mezcla de lino y algodón, y para los bordados en realce y punto de cruz se usa el lino o una tela similar.

Los hilos de bordar, en seda, o en algodón, abarcan toda la gama de colores.

Proceso


La ejecución de las obras bordadas, a pesar de su aparente sencillez, implica tanto la destreza manual, como profundos conocimientos sobre la realización de una gran variedad de puntos. Hay una importante gama para trabajar, entre los que destacan el Richelieu, el realce, el punto de cruz, los bodoques, las presillas, los ojetes, el punto perdido y el filtiré, muy semejante al calado.

 

Un precioso calado

El proceso a seguir en la realización de un bordado seguiría este esquema: Dibujo sobre el papel del motivo elegido, cortando la tela según el tamaño de la pieza que se va a bordar. Elección del bastidor adecuado para la pieza que se va a realizar, ya que la función del bastidor es tensar la tela sobre la que se va a bordar, para facilitar los pasos exigidos para la realización de los puntos. Montaje de la tela. Bordado en sí, durante este proceso se desarrollarán algunos de los numerosos puntos conocidos, siempre según las necesidades de la obra. También hay que tener en cuenta detalles como la preparación de los hilos, ya que es indispensable no usar hebras muy largas, y tampoco tensar mucho el hilo cuando se está bordando, para así evitar los antiestéticos agujeros que se quedan en la tela en esos casos.

Producto


Los productos de esta laboriosa tarea son múltiples y muy valorados. El resultado de este trabajo se puede ver en mantelerías, juegos de cama, toallas, tapetes, cuadros, pañuelos, cortinas y cualquier otra pieza que sea susceptible de ser bordada.

 

Primoroso bordado a mano

 

Centros de artesanía

Centro Regional para la Artesanía (Lorca): venta y exposición de productos típicos murcianos, entre los que destacan el barro, esparto, madera, vidrio, metal, textil, cerámica, belenes, cuero o bordados.

Detalle del manto del triunfo del cristianismo

Otros centros destacados a nivel regional son: el Museo de Bordados del Paso Blanco, que pertenece al Cabildo de Nuestra Señora la Virgen de la Amargura (Lorca), y el Museo de Bordados del Paso Azul (para la Virgen de los Dolores, Lorca). Además, destaca también el Museo Regional de Bolillo en Cartagena, que realiza encuentros a nivel nacional y exposiciones de obras.

 

Mantos del grupo de la reina Esther

Estrechamente vinculados con el folklore y las fiestas tradicionales, como los Caballos del Vino o la Semana Santa, se encuentran los talleres artesanales de bordados de mayor tradición y productividad, situados en Caravaca de la Cruz, Lorca, Cartagena, Mula y Murcia.

 

Museo de los Caballos del Vino

 

El aprendizaje de las niñas en las Escuelas Nacionales

 

En el sistema educativo del franquismo se consideraba una supuesta inferioridad intelectual femenina que justificaba su desplazada posición en la jerarquía social y familiar, que lejos de incomodarla, parecía brindarle la codiciada oportunidad de demostrar su natural disposición al sacrificio y la abnegación.

Para elaborar una educación acorde al papel que se esperaba de la mujer, se elaboró un currículum con asignaturas específicas para niñas, tales como Hogar, que comenzaba en la enseñanza primaria y se mantenía a lo largo de todo el ciclo educativo, con el objetivo de completar su formación para ser una perfecta ama de casa. La elaboración de un diseño curricular diferenciado según el sexo, animaba a las mujeres a pensar en dedicarse al hogar, y a los varones a seguir estudiando, esto es lo que se decía.

 

                            En los cuestionarios de la Enseñanza Primaria  aparece un apartado especial para las niñas               

Decía: “En quinto lugar se trata el Programa de Iniciación para el Hogar en Escuelas Primarias redactado por la Sección Femenina y enfocada a las niñas. Este apartado ocupa 20 páginas y está dividido en 5 materias, cada una dividida a su vez en grados. Estas materias son: Cuestionarios de Labores en el que destacan los temas de Indicaciones, Bordados, Prendas y Corte y Confección, otras materias son Formación Familiar y Social, Higiene, Economía Doméstica que incluye clases teóricas y prácticas, el Programa de Música que incluye el repertorio de canciones a aprender como por ejemplo ”Que llueva que llueva" o "El patio de mi casa”, Formación Política, Teoría de la Falange y el Programa de Educación Física, en el que se practica la gimnasia educativa, las excursiones, el ritmo, los bailes y los juegos dirigidos y deportes, pero a partir de los 10 años las clases pasan a ser únicamente teóricas. Por último, se imparte también la materia de Conocimientos Sociales”.

 

Esta educación se fundamentaba en que:

– Las mujeres han de responder a cuanto pida una familia cristiana y española. Además, no debía excederse en su feminidad, rehuyendo de las pasiones incontroladas. Esta educación buscó imponer en las mujeres un cierto hieratismo sentimental, el gusto por la atonía, la pasión por la rutina.

– Se educaba respecto a la división sexual del trabajo: el hombre creador de valores económicos y la mujer el centro del hogar.

– Los contenidos educativos esbozaban una mujer abnegada, sufrida y ensalzada en su maternidad. Se dio especial atención al estudio de pautas de comportamiento, estrictas normas de educación, destinadas a ejercitar el dominio de las jóvenes sobre sí mismas.

Además, se impartirían las asignaturas domésticas, tanto en las escuelas primarias como en las secundarias, bajo el título general de Hogar, que incluía nociones de Economía Doméstica, Labores, Corte, Zurcido, Trabajos Manuales, Cocina y Música.

 

La enseñanza se desarrollaba con las clases separadas por sexo: escuelas unitarias de niños y unitarias de niñas.

Las chicas tenían las tardes completamente dedicadas a lo que llamaban “costura y labores” que no era otra cosa que bordados, cosidos o punto de cruz.

 





La enseñanza del bordado en las Escuelas Nacionales de Alcantarilla

Escuela de doña María Vicente

Casi todas las niñas de Alcantarilla aprendían a bordar en la escuela. Aquí tenemos un grupo de escolares con una exposición de los bordados realizados durante el curso. Son las siguientes:

1 – Raquel, 2 – Pacuchi, 3 – Isabel Rojo, 4 – Tere Mercader, 5 - ¿?, 6 – Angelita Menárguez, 7 – Diego, hijo de la maestra, 8 – Tere Ibáñez, 9 – Pilar, 10 – Antonia Montesinos, 11 – Carmen Sánchez, 12 – Felicitas Zaragoza, A – Doña María Vicente, la maestra, B – Mari Paz, la tía de Felicitas.

 

 


La habilidad de las bordadoras de Alcantarilla se manifiesta, junto con su devoción, en la gran cantidad de mantos que han bordado y donado a la Virgen de la Salud.

Maestras de Bordado

Doña Alfreda Ortiz, Maestra Nacional tenía una academia por donde pasaron multitud de niñas de este pueblo que aprendieron todos los rudimentos y secretos del arte del bordado, así como las clases de hilos, colores, agujas, tipo de bastidor más idóneo para cada prenda a bordar, etc.

Pepita Pujante. Vivía en el Carril de la Pollera. Daba clases de bordado y a máquina. En 1961 contrajo matrimonio con Mateo Ayala Chazarra y se estableció en una casa nueva que había construido Mateo en la calle Moncada, junto al bar de los Cohetes Blancos. Aquí seguía dando clases, aunque nunca realizaba trabajos a particulares.

Aurora la del “Pata”, tía de Ángel hermano de Martín, vecina de mi prima Mª Carmen.

María, tía de Juan López, Calle Cartagena.

Eusebia, de la Calle San Antonio, maestra con máquina de bordar, tenía tienda.                  

Las protagonistas que se reseñan a continuación no han tenido la afición al bordado como una profesión, sino que la han utilizado por el placer que proporcionaban las obras realizadas y el beneficio para la economía familiar a través de los bordados realizados para las necesidades familiares.

Josefa Soto Mendoza, Josefica. Aprendió como otras niñas labores y bordados en la escuela. Su afición al bordado se reflejaba en las obras que confeccionaba para el hogar: mantelerías, servilletas, encimeras para las mesas y coquetas, juegos de cama, etc. Capítulo aparte merecen los bordados de refajos de seda con lentejuelas y en algodón.

 

Carmen García López era bordadora a máquina y a mano. Montó una academia en un salón en bajo donde enseñaba a las jóvenes los secretos del bordado a máquina y a mano. Las jóvenes, del pueblo y de los lugares cercanos como la Puebla de Soto, la Raya, Nonduermas…, traían sus máquinas de coser al taller de Carmen y venían todos los días a recibir su lección. Carmen era una maestra excelente y enseñó a una gran cantidad de alumnas, su bondad y simpatía le granjeaban el cariño y aprecio de sus alumnas.

 

Pepa, Mari Paqui y Carmen, Nochevieja de 1970

 

Sus bordados a máquina y a mano tenían una calidad excelente

Hay una anécdota entrañable, su padre, el tío Clemente, le compró una máquina para bordar en Murcia. En el precio iba incluido un curso para aprender el manejo y a bordar. El tío Clemente la llevaba todos los días a Murcia y la esperaba para recogerla cuando terminaba, no fiándose de que le pudiera ocurrir algo siendo tan joven…

 



María Sáez Mendoza, María Lorente.

 

Bordaba cualquier encargo que tuviera sin importarle la dificultad. Todo era bordado a mano. Bordaba toda clase de elementos que eran necesarios para el ajuar de una muchacha. Bordó una gran cantidad de refajos, tanto de lujo en seda como en algodón, era un encanto ver sus bordados de lujo con la gran cantidad de pedrería sujeta con hilo de oro. Poseía una gran cantidad de dibujos de todos los motivos imaginables para el bordado de los refajos propios o de las amistades a quienes amablemente facilitaba las copias de los modelos que desearan.

María “La Palmeras”. María Martínez Enrique, “La Palmeras”, vivía en la calle de los Carros, 7; hija de Pepe “el Palmeras”, maestro carpintero de la fábrica Hero y de Rosario Enrique, mujer muy trabajadora y polifacética.

 

María “La Palmeras” (F. José Riquelme)

María aprendió por sí sola a bordar, con mucho interés y pocos medios. Sólo tuvo unas clases que le dio Pepita, que tenía un taller en la Pollera, carretera de Murcia, luego casada con Mateo Ayala, el pintor de Alcantarilla.

A máquina bordaba mantones, cobertores, juegos de cama, cubiertas, mantelerías, servilletas, etc. A mano ha bordado una cantidad ingente de refajos de lujo y de algodón, así como todos sus complementos…

 

Con gran escasez de medios iba aprendiendo. Hay una anécdota entrañable en su vida. Como no le podían comprar lo indispensable para practicar lo que iba aprendiendo, vendió su colección de “tebeos de hadas” en el quiosco de David en la calle Moreno y pudo comprarse, en la tienda de Mariano Abizanda, un bastidor, unas tijeras de bordadora y algunas banas de hilo de color… 

Mari Paqui Menárguez Sandoval, alumna de Aurora la del “Pata”.

 

Hacia bonitos bordados en mantelerías y servilletas. Así como juegos de cama. Eran muy bonitas las servilletas. Bordó bonitos refajos en seda y algodón, destacando el que bordó para su hija Mari Paqui, en seda rosa con lentejuelas e hilo de oro, en un dibujo diseñado por María Lorente. Actualmente prefiere las labores de lana, haciendo bonitas botas de invierno para su nieto Marcos.

 

Una trabajosa y complicada combinación

 

Mari Paqui y José Manuel

 

Una mantelería

 

                                                   Un tapete realizado a ganchillo de una sola pieza                                                                  

Mari Carmen. Carmen Ortuño Pérez, más conocida como Mari Carmen, hija de Santiago y Nieves; es la mayor de tres hermanas, que se hizo cargo de la droguería por enfermedad de su padre. Abandonó para ello estudios y trabajo de administrativa. La excelente muestra que viene a continuación es una pequeña parte, pero representativa, de su gran labor como bordadora.

 

Mari Carmen

 

Impresionante refajo con un bordado de pavos reales fascinante

 

Otra muestra del buen hacer de Mari Carmen

Pero su verdadera vocación y afición eran los trabajos manuales: pintura y, sobre todo, el bordado, lana, seda, hilo, lentejuelas…, enfocado principalmente a refajos, enaguas, corpiños, delantales, etc. de los que posee una gran colección.

 

Bonitas enaguas

Rosa Almagro Fernández. Aprendió a bordar desde muy pequeña, aleccionada por su madre que tenía mucho interés en que dominara todas las disciplinas relacionadas con el gobierno de su casa. Desde parvulita asistió a la escuela de doña Alfreda, donde María Antonia su hermana, le fue perfeccionando las técnicas de los distintos bordados.

 

Rosa de joven vestida con un espléndido traje de huertana, la foto situada encima de un bonito refajo

 

Preciosa mantelería

De alumna en las monjas siguió aprendiendo todas las maneras de bordar, hasta que hecho el ingreso en el bachillerato abandonó el colegio. Con Aurora la del “Pata”, de profesora, aprendió el bordado a máquina.

 

Selecto y difícil  bordado

En las muestras de su tarea que me ha preparado dominan todas las técnicas, así podemos apreciar punto de cruz, medio punto de cruz, filtere, punto yugoslavo, bordado a la lagarterana, cuberterías con puntillas de la marquesona, bordados a estilo japonés y chino con una gran variedad de colores en los floreados ramos.

 

                                                  Bonito cuadro realizado a partir de medio punto de cruz   

Pero no se quedó su aprendizaje en el bordado, sino que tras arduo aprendizaje, trabajo de oficiala de sastresa, donde hacia trajes completos, pantalones, americanas, chalecos. Fue su profesión de toda la vida.

 

Bonito juego de mesa

También aprendió las técnicas propias de modista, sirviéndole para hacer trajes de mujer  para ella y su familia. Ella hacía los patrones y el corte de la tela, además de confeccionarlos.

 

 

Maruja Almagro Ortuño, la “de Casas”. Es una bordadora autodidacta. Aprendió sola en base a mucha práctica y con trabajos sencillos, durante un corto periodo de tiempo perfeccionó su técnica con las enseñanzas recibidas en las clases de las monjas.

 

Excelente bordado pleno de colorido

Su producción es muy variada, abarcando todos los campos y todas las técnicas usadas en el bordado, así, en el extenso muestrario que ha preparado podemos ver: cuberterías, servilletas, juegos de cama, almohadas, así como refajos, corpiños, delantales, pañoletas, etc. Se presenta una pequeña muestra de su obra.

 

Magnífico refajo con sus complementos

 

Bonitas enaguas de refajo

 

Diversos tapetes con diferentes motivos de bordado

 

Rosa Martínez Cayuela. Allá por los años 60 asistía a la escuela donde disfrutaba de esas tardes soleadas del invierno con las clases de manualidades. El dibujo, la pintura, las labores: coser, hacer vainica, aprendizaje de técnicas de bordado en trozos de lienzo del tamaño de un pañuelo moquero, ejercicios donde hacían distintos tipos de cenefas, letras, punto de cruz, el bastidor, ¡¡¡Qué ilusión!!!, las banas de hilos de colores… Allí se fue despertando su afición por los bordados.

 


Durante el verano, en las vacaciones, su madre acostumbraba llevarla al taller de alguna modista, donde aprendía los rudimentos de la costura y las técnicas de pespuntes, dobladillos etc. Además seguía practicando el bordado en las clases de Pepita. No se acuerda de su apellido, pero guarda una grata memoria de ella y de su amabilidad.

 



Salud Cánovas Orcajada, aprendió a bordar con Aurora la de “el Pata”. Desde siempre le gustó más el bastidor que la máquina de bordar, aunque perfeccionó su dominio del bordado con Remedios en la calle Marqueses de Aledo, donde aprendió también a bordar a máquina.

 




Ha bordado mantelerías, servilletas, juegos de cama…, así como bordaba los vestidos que confeccionaba para sus hijas en su otra faceta de modista.

 

 



Ángeles Crespo, bordadora y costurera. Ángeles Crespo Martínez nació en el barrio del Carmen de Murcia el 8 de agosto de 1931. Desde poco después de nacer vivió en Alcantarilla, acogida por la familia de su madre, Visitación Martínez López, por circunstancias familiares, pues su madre falleció siendo ella muy joven y su padre pasó un largo periodo en prisión por su participación en la política durante la II República. Era sobrina de Carmen Martínez, trabajadora del Ayuntamiento de Alcantarilla.

Durante el periodo en que vivió en Alcantarilla lo hizo en el domicilio familiar del número 5 de la calle San Sebastián, en una casa todavía existente, aunque  reconstruida, al lado de la antigua oficina de Correos ocupada ahora por su sobrino Mario Crespo. Esta casa era de Mercedes López, hija de Francisco López Mercedes y hermana de Juan Antonio López Martínez, que fue alcalde, hizo la casa del jardín, y era hijo del empresario de la madera Francisco López Mercedes, del que anteriormente hemos comentado su trayectoria.

Desde niña Ángeles Crespo mostró una clara inclinación por las labores de bordado, para las que mostraba una gran habilidad. De hecho, ya siendo joven, en su casa de la calle San Sebastián tenía una especie de escuela donde enseñaba a bordar y coser a muchas vecinas de su edad. Ángeles dominaba tanto el corte y confección como el bordado, el bolillo y el ganchillo. Durante años elaboró piezas complejas con estas técnicas, desde toallas hasta, sobre todo, juegos de sábanas y cubiertas mediante bordado y ganchillo, algunos de los cuales aún se conservan.

Durante un periodo intermedio estuvo internada en un convento de monjas en Madrid, donde como alumna perfeccionó aún más su habilidad para el bordado, que a su vez constituía para ella su gran pasión. Llegó a bordar con hilo de oro para una orden religiosa de Cartagena diversas piezas para imágenes.

Tras su paso por el convento volvió a Alcantarilla, aunque en realidad vivió a caballo entre Alcantarilla y el barrio del Carmen de Murcia, donde vivía su padre.

Con 26 años finalmente se marchó a trabajar a Alemania, donde conoció a Tomás, con quien volvería a Murcia a casarse para volver ambos, ya casados, a seguir trabajando en Alemania algunos años más. Pero ya no volvería a Alcantarilla, pues cuando regresó de Alemania se estableció con su marido en un piso de la pedanía murciana de Puente Tocinos. Allí, durante muchos años, siguió haciendo costura en su casa hasta edad avanzada, hasta donde la vista le permitió. Falleció en su casa de Puente Tocinos el 12 de agosto de 2020, pocos días después de cumplir los 89 años (Datos biográficos cortesía de Mario Crespo).

 

Convento de Madrid en el que estuvo internada Angelita. Es de los años 40 (M. Crespo)

 

Juanita Riquelme Pacheco

Juana Riquelme Pacheco. La afición al bordado le viene de la familia; su madre Carmen Pacheco, maestra nacional, era una bordadora excepcional que despertó el amor por el bordado en su hija. Asistió a la escuela de doña Alfreda, donde, como otros muchos, aprendió a leer a los cuatro años y recibió lecciones de doña Alfreda y su hermana María Antonia sobre distintas técnicas de bordado.

 

 

En su extensa producción de bordado podemos contar mantelerías con sus juegos de servilletas, juegos de cama, tapetes, refajos…

 

La Virgen de las Uvas

Pero donde asombra su trabajo es en la creación de los cuadros, realizados sobre paisajes rústicos y urbanos, escenas bucólicas, bodegones, floreros, detalles de rincones urbanos, retratos, etc., de los cuales tiene 51 obras repartidas entre toda la familia y en su casa.

 


Son labores realizadas en punto de cruz, y en medio punto que asombran por la perfección de la depurada técnica que posee Juana.

Comentando la dificultad de crear y lograr esa perspectiva y la sensación tan real de profundidad, me explica que empieza el trabajo por el centro del cuadro y va extendiéndose hacia fuera contando todos y cada uno de los puntos, al mismo tiempo que logra ese efecto de profundidad y mejora la calidad de la obra que copia.

Me comenta su hermana Rosa que es muy buena en dibujo artístico.

 

 



 



BOTEROS

 

La botería en un oficio en extinción que ha tenido que resistir muchas adversidades provocadas por los cambios de la sociedad.

 


Pero la bota de vino sigue siendo la forma más segura de transportar esta bebida. El cometido de los boteros era fabricar pellejos que servirían para transportar el aceite y el vino.

 

Vamos a empezar hablando de las “botas”. El botero tiene los patrones de las diferentes medidas de bota y lo primero que hace es tratar el pelo de la piel de cabra “para que pueda atrapar bien la resina”.

Herramientas y fabricación

Preparados los trozos, llevan dos cosidos, uno que es el hilvanado y otro el de cierre. Hace falta mojar la piel para darle la vuelta, ya que el pelo va por el interior de la bota, donde se coloca la pez. Esta resina hay que calentarla para poder extenderla de forma uniforme por el pelo. Esto se llama impermeabilizar la bota. Las botas llevan un brocal y un collarín para el cierre. Los brocales se hacían antiguamente de asta de toro, después se impuso la baquelita.

 

 Además se añade un cordón para no perder el tapón al abrirlo y sujetar el collarín. Se curan las botas poniendo en ellas vino y coñac, para comprobar que no tienen fallos y curarlas. Se recomienda que lo mejor es guardar en ella vino y si no se va a usar durante un tiempo, lo mejor es vaciarla y guardarla aplastada. Para nuevo uso se calienta para evitar que la pez arranque el pelo y después soplar para hincharla de nuevo.

Los pellejos

No se sabe, exactamente, el origen de la utilización de los pellejos como recipientes para contener líquidos. Su origen puede estar en el momento que el hombre se hizo ganadero. Son los pastores los primeros que utilizaron la piel del animal para estos fines, y el “odre” o barquino durante muchos siglos, ha sido un recipiente habitual de agua para ellos.

 

Los líquidos para los que se han destinado los pellejos son tres: el agua, el aceite y el vino. Los pellejos para agua están sometidos a un proceso de “encasque”; los destinados a aceite no requieren tratamiento, están sin curtir o “en verde”. El proceso de preparación de un pellejo para contener vino-corambre es el siguiente:

 

Pellejos recién fabricados

Se procede a la elección de la res, un macho cabrío, que tiene mayor consistencia y tamaño de piel o “casco” que la de la cabra, con un peso de 30-35 kilos, que suponen una capacidad de unos 80 litros. Se preferían las pieles de zonas frías, con mayor dureza de piel.

 

“Odres” o barquinos para agua

La res se desuella y se procede a sacar entera la piel del animal, sin más cortes que los del cuello, patas a la altura del codo y “turmas” (criadillas), en el caso de que sea macho.

Se da la vuelta a la piel y se procede a salarla. Pasado un tiempo se limpia la sal y se labra la piel, que es quitar todos los restos de carne que quedan con ayuda de la guadaña, y de yeso en polvo que hace el papel de jabón de afeitar.

 

Pellejos preparados

Labrada la piel, se ataban las “garrillas”, que son las patas delanteras, cortadas a la altura del codo, con hilo de cáñamo.

 

Un pellejo preparado para servir buen vino

Las demás aberturas, como el ombligo, turmas, etc. se cierran con “botanas”, piezas de madera de roble, planas y de forma tronco-cónica con una acanaladura en el borde para facilitar el atado a la piel con hilo de cáñamo.

 

Arreglo de un pellejo

Luego se procede al “cosido” por fuera de una de sus partes, que hace de asiento del corambre.

Después de estas operaciones, se mete en agua corriente más de doce horas, para que se ablande y poder mejor “hormar” el pellejo, que es hinchado lo más que se pueda, para darle forma.

El siguiente paso es el “curtido”, que se realiza con agua y “roña”.

 

Adaptación de los boteros a los tiempos que corren

Vacío el pellejo se hincha y con una cucharilla se limpia bien para que expulse el agua absorbida (abalear), se cose, y se engrasa con aceite de oliva.

A principio de verano se procede al “empegao”. Se mezcla pez en caliente con aceite de oliva y se echa dentro por la parte del pelo que va esquilado en escalera. Se vacía y se pone la “canilla”, pieza de madera de forma cilíndrica y agujereada que sirve para graduar la salida de líquido a modo de grifo.

Los pellejos de vino en la literatura

En la segunda parte del Quijote, capítulo XX, pág. 440, dice: ”Contó Sancho más de 60 zoques (pellejos) de dos arrobas cada uno”.

 

Batalla de D. Quijote con los pellejos de vino

 

Un pellejo bien parcheado

En Alcantarilla todos los taberneros traían el vino de la zona de Jumilla, transportado en sus propios carros, en barriles de madera; para aprovechar el viaje al máximo llevaban sus pellejos que volvían llenos de buen caldo en las intersecciones de las barricas.

 

Botas de la casa de Perico “El Guindilla”. (Foto J. Riquelme)

Todas las tabernas tenían entre los huecos de los barriles colocados los “pellejos”. Me cuenta Asunción, “Asun”, hija de Pepe “El Guindilla”, que había una peña de parroquianos asociada a un pellejo, del que no se separaban, y del que nadie podía beber de él. Ellos solos daban cuenta de todo el vino del pellejo.

 

Un grupo de parroquianos dando cuenta de un buen pellejo de vino. (Foto propiedad de Juan “El Regular”)

Los pellejos se estropeaban mucho con el transporte y cuando se rompían, con los trozos de piel útil fabricaban botas. Las tabernas han cerrado todas; con la falta de uso los pellejos, además de muchos barriles, se estropearon y bien por obras en la taberna o por hacer espacio se deshicieron de ellos. En la taberna de Perico “El Guindilla” se conservan unos ejemplares de “Bota” de lo más antiguo que he conocido.

El manejo y transporte del pellejo era muy peligroso, por lo inestable del contenido, que se movía sin control, produciendo lesiones a los empleados que los transportaban.

 

CONTINUA EN LA PARTE III-B

 

 

           

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario